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Capítulo VI: Advertencia (Parte I)

Capítulo VI: Advertencia (Parte I)

- "Buenos días, Raccoon City, este Jonathan Miller desde la "Radio RFM" dándoles el primer boletín de noticias este nuevo día: 2 de Septiembre de 1998".- Se oía la voz del presentador de noticias, mientras que el Sol iba saliendo desde las Montañas Arklay, alejando la Oscuridad y comenzando a dar "vida" con sus rayos que acariciaban las cercanías con la urbe. La ruta principal que la unía estaba activa, mientras que los negocios y actividades empezaban con sus actividades matutinas.

En su departamento, Kevin se había despertado y darse una ducha, el policía se vistió con su uniforme para ir rumbo a su trabajo tras haber desayunado. Cerró la puerta con llave, guardándosela en sus bolsillos y de ahí bajó las escaleras. Arma reglamentaria en mano, impecable y con un nuevo día que comenzaba para él, salió al exterior, en donde se encontró, frente al edificio, un accidente de auto, en donde el conductor estaba sentado y rodeado por dos Oficiales que le interrogaban, aparte de que tenía una botella de cerveza en su poder, dando a entender de que manejaba bajo los efectos del alcohol y que había colisionado contra una pared del callejón cercano. Una patrulla se hallaba cerca y con ello se veía a los curiosos que pasaban por allí, atentos a cualquier chisme que contar en el trabajo y más si se trataba de algún conocido suyo.

- "Falta un día para el Viernes y ya empiezan con su "Sed Asesina". Ni que el Mundo se fuera a acabar mañana".- Pensó y se río de su propio chiste, mientras que caminaba con rumbo al "R.P.D". Cerca de él, a unos metros, un muchacho se encontraba con un "Pastor Alemán", el cual se mantenía quieto.- Owww, qué bello ejemplar.- Dijo Kevin y le pasó la mano por la cabeza, llevando a que éste se sintiera tranquilo.

- Últimamente ha estado algo nervioso, no sé por qué.- Dijo el dueño.

- Debe de estar teniendo algún problema de salud.- Teorizó Kevin.

- Puede ser. Igualmente lo llevaré a la Veterinaria para que me digan qué tiene.- Señaló el chico, mientras que ambos se despedían y Kevin continuaba con su camino.

Se encontraba desayunando en su casa, leyendo el periódico cuando notó una novedad en uno de sus titulares. Dejó de comer y de ahí se enfocó en la foto que aparecía en la primera plana.

"¿Fantasmas en Raccoon City?

Últimamente han llegado reportes de ciudadanos a nuestro periódico señalando haber oído gritos procedentes de las alcantarillas.

Puede que esto sea considerado una leyenda urbana pero las últimas desapariciones de mujeres, todas ellas que iban de entre los 18 a 26 años, rubias y de tez caucásica, han encendido las alarmas y muchos padres pasan a buscar a sus hijas cuando salen a las calles por la noche.

Hasta el momento, el "R.P.D" no ha podido dar con el o los responsables de estos hechos".

Aquella noticia le provocó una risa para sí mismo. Dejó el periódico sobre la mesa y de ahí se puso de pie para ir a su trabajo. El Doctor George Hamilton dejó su casa hacia las calles cuando, de golpe, notó que en una de las residencias cercanas a la suya, una ambulancia se encontraba llevándose a una mujer en camilla. Lo observó un rato hasta que la introdujeron en el interior del vehículo y de ahí cerraron las puertas aunque no le dio mucha importancia. Tal vez se trataba de algún accidente, que se hubiera caído por las escaleras y tendría algún hueso roto.

Iba a ser un día como cualquier otro, sin nada nuevo que reportar.

Sin embargo, con el paso de la semana, el número de personas que era ingresada en los hospitales iba en aumento y eso llevó a que se encendieran las alarmas frente a la mayor preocupación de que se tratara de algún tipo de enfermedad que estuviera rondando por allí. El propio Hamilton se encontraba en su trabajo cuando veía llegar a más ambulancias y los informes eran lo mismo, algo que no le dejaba ninguna duda.

- Todos los pacientes tienen fiebre, picazón en la epidermis y en algunos casos muestran un feroz apetito.- Decía George ante sus colegas, quienes se encontraban reunidos para llegar a alguna solución.- ¿Se han hecho los estudios, los análisis necesarios?.- Inquirió.

- Todos los exámenes han dado resultado cero: No es ningún tipo de Gripe, ni siquiera tiene que ver las enfermedades respiratorias. Esto es raro, no lo puedo negar.- Advirtió uno de sus colegas.

- ¿Creen que esto sea obra de algún ataque terrorista?.- Inquirió una de las doctoras pero George lo negó rotundamente.

- No, es imposible. Además, ¿quién osaría atacar a una ciudad como esta?. No, aquí hay algo más pero no sé qué es.- Advirtió con seriedad.-

- El Alcalde ha pedido a la "Corporación Umbrella" que se lleve a cabo una investigación. Esperemos que den con los resultados que buscamos, de lo contrario, muchos hospitales colapsarán.- Finalizó otro de los allí reunidos, a la espera de dar luz sobre las tinieblas que envolvían, esos días, a la urbe.

Aquello era el principio, apenas veían la "Punta del Iceberg", ni siquiera habían llegado a lo más importante y eso tomaría su tiempo. Cuando Atenas, durante la "Guerra del Peloponeso" se encerró tras sus muros para proteger a la población civil de los Ejércitos de Esparta, debido a las condiciones de hacinamiento y las pésimas condiciones de higiene, sumado a la llegada de una enfermedad, la cual fue conocida como la "Peste de Atenas"; una que, según muchos expertos, han dicho de que pudo haber sido tifoidea, terminó por arrasar a una buena parte de la población, entre ellos a su líder, Pericles y su hijo.

La "Guerra Bacteriológica" tuvo sus orígenes en la Baja Edad Media, al producirse el "Asedio a la Ciudad de Kaffa", actual Crimea, donde las huestes del Comandante Jani Beg de "La Horda de Oro", arrojaron los cadáveres con la "Peste Negra" contra el interior de la urbe bajo control de Venecia, llevando a que sus ocupantes fueran infectados por las pulgas, provocando un verdadera cataclismo en la densidad poblacional, economía y política.

Para muchos, podía tratarse de algún envenenamiento con la comida o alguna bacteria que rondara por el agua. Aquellos ciudadanos pensaban de que todo se resolvería en pocas días, de que no haría falta una investigación tan ardua, a la espera de poder volver a la normalidad.

Estaban muy equivocados con respecto a lo último.

Los días fueron pasando y cuando llegó el día del partido más importante en el "Estadio Warren"; con las gradas ocupadas por los hinchas de ambos equipos, quienes enarbolaban las banderas de los mismos y esperaban ver quién sería el ganador, muchos bares estaban llenándose de gente para ir a ver el espectáculo. Entre los reunidos esa noche se encontraba Kevin, el cual había terminado con su turno y ahora se encontraba tomando una cerveza en la barra mientras que, a unos metros más hacia la derecha, Mark y su amigo Bob habían ido a cenar esa noche.

El local tenía gente a por montones, entre ellos se encontraba Alyssa, quien estaba trabajando en su notebook para un artículo que iría al periódico el día siguiente. Por su parte, Cindy Lennox iba de un lado a otro sirviendo las bebidas y comida para aquellos que estaban viendo el partido, cuando, de golpe, una rata apareció corriendo debajo suyo y eso provocó de que la pobre rubia se detuviera, ahogando un grito y cayéndose un vaso que llevaba una bandeja, regando sus cristales por todas partes y siendo observada por Mark.

- Te apuesto de que ganarán los "Sharks", esos idiotas son unos muertos vivientes.- Apostó Kevin con el barman, quien estaba entregándole una escoba a Cindy.

- No lo creo, el equipo rival se consiguió a nuevos jugadores. Dicen que "Umbrella" patrocinó a los recién llegados.- Le contradijo el joven de camisa y corbata negra.

- ¿De verdad?.- Preguntó el policía y tomó su jarra de cerveza, dándole un trago a la citada.- Ufff, lo necesitaba y...- Dijo y de ahí se cambió a una imagen donde un hombre de traje, proveniente del "Canal 6 de Noticias" aparecía para dar un mensaje importante.

- "Último momento: Se ha suspendido el partido que estaba llevándose a cabo entre los "Sharks" y los "Old Corts" debido a disturbios en el "Estadio Warren". Al parecer, un aficionado perdió el control y atacó a varias en las tribunas. Hasta el momento no sabemos el número ni el estado de los heridos, pero tenemos la confirmación de que más de 50 agentes de la Policía han sido desplegados alrededor del Estadio para controlar la situación. Seguiremos informando en cuanto nos lleguen nuevos informes".- Habló aquel sujeto y de ahí los espectadores comenzaron a abuchear, insultar a los que armaban problemas en los partidos.

- No sé cómo es posible que no los dejen usar las "Pistolas Taser" contra esos malditos. Esperé semanas por este partido y lo suspenden por un imbécil que se emborrachó.- Protestó uno de los aficionados y se retiró con sus amigos de allí.

- Siempre lo mismo.- Añadió una mujer y también se fue del bar, quedando solo los allí reunidos.

Mark meneó la cabeza, silencioso y de ahí notó a su amigo, el cual yacía dormido contra la barra.

- ¿No comes nada?.- Preguntó, al ver su plato aún lleno y lo movió.- Eh, Bob, ¿qué pasa? ¿Estás en el "País de las Maravillas"?.- Bromeó y el peli gris alzó la mirada.

- ¿Qué?.- Lanzó esa interrogante y parecía sonar mareado.

- Ven, te pagaré un taxi para que te vayas casa.- Alegó su amigo moreno y tras ponerse de pie, los dos abandonaron el establecimiento.

Por su parte, David King había terminado con su jornada laboral, aunque ese día lo maldecía con todo su espíritu. Había tenido que ir a reparar una fuga en la casa de un hijo de un rico empresario de la ciudad y éste no paraba de alardear sobre sus logros "conseguidos". Si la palabra estaba subrayada de esa manera era porque el plomero conocía muy bien a esa gente, la casta política a la que pertenecía pero no podía decir nada, tenía que comerse sus palabras para evitar con volver a la cárcel tras su Pasado como gamberro hasta que cambió.

Al recibir su pago de aquel joven, éste se fue y cuando concluyó su turno, volvió a su hogar. Allí se duchó y tomó unas cervezas y se preparó unas hamburguesas para disfrutar esa noche de partido. Comenzó a darle una serie de sorbos a su bebida helada cuando apareció el aviso de que el evento había sido suspendido por una serie de "disturbios" en el "Estadio Warren" por lo que su noche se había arruinado.

Yoko Suzuki iba caminando por las calles de uno de los vecindarios de Raccoon City tras haber concluido su semana de estudios en la Universidad homónima. La nipona se desplazaba con tranquilidad hasta que, de golpe, notó algo al final de la calle. Una figura erguida y con una serie de extraños movimientos que llamaban su atención. Parecía como si hubiera sufrido algún tipo de ataque, uno de sus brazos estaba dislocado o eso parecía, así que se fue acercando, poco a poco, para ver qué era lo que le ocurría.

- Disculpe, Señor, ¿está bien? ¿Qué le pasó?.- Preguntó pero esa figura no decía nada. Solo se quedaba mirando a un punto en la distancia.- ¿Me escucha? ¿Ocurrió algo?.

Nada, solo silencio mientras que sus palabras eran llevadas por el viento hasta que éste se dio la vuelta y pudo estar ante el horror más retorcido, uno que jamás había visto en su vida. Lo que antes había sido un hombre joven, de unos 19 años, ahora era una especie de criatura salida de alguna pesadilla bizarra, tal vez de algún demente o psicópata. El cuerpo de esa persona presentaba una serie de de heridas, en especial en la zona del cuello, donde la sangre que había caído a borbotones, ahora se había coagulado en una asquerosa pústula y sus venas parecían haber sido seccionadas por algún tipo de arma afilada. Su ropa también presentaba manchas de aquel líquido carmesí y parecían estar desgastadas.

Sus pasos eran torpes, parecía como si estuviera cayéndose o fuera un niño que estaba comenzando a caminar. Sumado a ello, la criatura lanzaba unos gemidos lastimeros, como si estuviera "llorando". Yoko retrocedió, asustada, tratando de calmarlo.

- Atrás, se lo advierto, ¡atrás!.- Advirtió y buscó algo en su mochila para defenderse. Solo tenía sus libros y unos cuadernos con la cartuchera, nada útil.- ¡Por favor, aléjese de mí!.- Pedía pero todo era en vano. En un momento dado, la pobre tropezó y cayó contra el piso, estando cercada por su atacante.- ¡NO! ¡AYUDA, POR FAVOR!.- Gritó con todas sus fuerzas y cuando la criatura estuvo por ponerle las manos encima, un golpe seco, un "crac" que se hizo presente y con ello, su cuerpo se desplomó, sin vida, contra el suelo, regándolo con su sangre y materia gris en un asqueroso amasijo sanguinolento y que causaba nauseas al verlo.

Alzó la mirada y pudo ver a un muchacho de cabello negro y atado con una cola de caballo, llevando un uniforme caqui de plomero junto a sus zapatos marrones y en su mano derecha blandía una tubería de repuesto, la cual estaba empapada por aquel líquido. El cuerpo del atacante se retorcía con sus últimos estertores y al tener su cerebro dañado, dejó de moverse y murió.

- ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?.- Preguntó el hombre con un tono frío y le tendía su mano para que se levantara. Ella no dijo nada, los últimos segundos parecían haber sido eternos.- Oye, ¿te hizo algo?.- Le lanzó otra pregunta y chasqueó los dedos, sacándola de sus pensamientos.

- ¿Eh?. Sí, sí, estoy bien. Muchas gracias pero...- Agradeció y luego el cuerpo de la criatura. Estaba boca abajo y con un enorme charco de su propia sangre que manaba desde su cráneo partido a la mitad. Ella lo volteó y pudo ver de que se trataba de una persona.- No lo entiendo, era como si no me escuchara. ¿Acaso estaba drogado?.

- Seguro.- Alegó el plomero, cruzado de brazos.- Tuviste suerte de que te escuchara gritar. No sé qué está pasando de que nadie sale a la calle. Parece un día Domingo.- Observó éste a sus vecinos, los cuales no daban señales de vida y de ahí notó, hacia el Norte, unas luces rojas.- Oh genial, lo que me faltaba: Entre el partido que fue suspendido y esto.- Bufó y tuvo que prepararse para responder preguntas, como testigo, para la Policía que estaba llegando al lugar de los hechos.

- Descuide, yo testificaré a su favor. Me salvó la vida.- Le prometió la estudiante, para devolverle el favor.

Mark había dejado a Bob en su casa, mientras que se dirigía a la suya. Iba caminando por las calles de Raccoon City en una noche tranquila, a pesar de la suspensión del partido pero la vida continuaba para aquel Veterano de la Guerra de Vietnam. La gente seguía con sus actividades hasta que se topó con varias patrullas y ambulancias detenidas en un bloque de edificios, del cual salían unos hombres con trajes anti-contaminación. Se fue acercando, atraído por la curiosidad y llegó hasta las barricadas impuestas por los Oficiales del "R.P.D". Uno de ellos vigilaba el lugar y al ver al Guardia de Seguridad moreno le detuvo el paso.

- Para atrás, Señor. Nadie puede pasar.- Pidió el agente.

- ¿Qué ocurrió?.- Preguntó Mark pero el policía, el cual debía de ser un recién llegado, se encogió de hombros y se volteó para ver cómo iban extrayendo unos cuerpos en bolsas negras.

- No lo sabemos. Parece ser que hubo alguna fuga de gas en el edificio y hay varios muertos. Pero eso lo sabremos más adelante. También llevamos a un grupo de personas al hospital.- Alegó éste y de ahí fue llamado por los suyos.

Mientras que dos personas con esos trajes especiales retiraban un cuerpo cubierto por una sábana blanca, el moreno notó algo extraño y que sobresalía debajo del objeto usado. Un brazo salió y quedó colgando en el aire y, por un momento, él juro ver de que éste se iba moviendo, con torpeza pero podía tratarse del "Rigor Mortis", los últimos estertores de un fallecido. Meneó la cabeza, ¿acaso estaba soñando?.

- Usted no debe de estar aquí.- Le advirtió uno de los miembros de esa "Unidad". Mark no pensaba en quedarse más tiempo, tal vez era producto de su imaginación lo que acababa de presenciar.

- "Maldita sea...Maldita sea...¡Maldita sea!. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo seguir el consejo de Jim?. Pero...estos últimos días...¿acaso las luces están perdiendo intensidad? ¿Algún gracioso me quiere jugar una broma de mal gusto?. No, no es eso...Solo que mi miedo a la Oscuridad sigue latente y no puedo ni darme un respiro. Es como estar atrapado en un maldito bucle".- Pensaba Rick, quien iba avanzando en la supervisión de los túneles y alumbrando con una linterna su camino, el hombre sentía que su corazón latía a más no poder y con ello notaba la luminosidad de las luces de emergencia instaladas en los caminos asignados.- Tranquilo, Ricky, tranquilo, solo sigue con tu labor y ya te irás a casa. Nada más tienes que terminar este deber que te asignaron y...- De golpe, un sonido extraño, de pisadas rápidas llamó su atención, por lo que alumbró hacia ese sector pero estaba vacío.- ¿Quién anda ahí? ¿Quién es?. Muéstrese.- Ordenó y preguntó pero nada. Solo silencio hasta que volvió.- ¡¿Quién es?! ¡Para o te moleré a golpes! ¡Te lo advierto!.- Bramaba y blandía la linterna como si de un arma se tratara.

Lo que él no sabía era que ese sonido provenía desde el techo y cuando pensó que lo había asustado, una misteriosa criatura saltó y le picó en la nuca, provocándole un grito que desgarró el aire mismo.

- ¡AHHHH! ¡MALDITO BICHO! ¡TE VOY A MATAR!.- Gritó Rick y atacó a la criatura con su linterna y puños. La misma se movía a una velocidad increíble y desapareció.

- ¡Rick! ¡Rick! ¡¿Qué te pasó, amigo?! ¡Te oí gritar!.- Apareció Jim y le alumbró la cara.

- Menos mal que viniste, una alimaña me picó. Se fue por allí.- Le contó de lo sucedido y señaló el camino por el que se había fugado.

- ¿Ratas?.- Preguntó el moreno.

- No, ni llegó a ser una rata, creo que era...no sé, como un insecto.- Dio la descripción de su atacante y le mostró su nuca, en donde le había crecido una especie de grano.-

- Mierda, amigo, es grande esa cosa. Será mejor que te lleve a la Enfermería.- Sostuvo Jim y lo sacó de los túneles cuanto antes para que lo atendieran.

[Y el caos comienza, poco a poco, a emerger desde las profundidades. ¿Qué pasará?. Eso lo veremos en el capítulo que viene y sé que dije que serían 15 capítulos pero no serán suficientes para cubrir esto, así que tendrá un total de 20.

Envío saludos y agradecimientos para todos ustedes, amigos.

Cuídense y buen Viernes de mi parte.].

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