Capítulo I: Flashbacks del Terror
La Raíz del Mal:
[Hola, ¿cómo andan estado?. Espero que estén bien, a pesar de estos momentos tan difíciles que azotan al Mundo, por diversos motivos, pero eso no me detiene a la hora de escribir.
Bueno, he vuelto y con ello retomo el Universo que cree, en homenaje para Plagahood, de esta serie de spin-off a sus fics "Guerra Roja" y "La Era de Wesker", situando la historia en 1998, el año donde todo comenzó: Raccoon City y con ello, tomará lugar en la supervivencia del grupo de civiles del "Resident Evil: Outbreak Files 1 y 2", los cuales han sido muy infravalorados.
Como siempre digo: No soy dueño de esta franquicia de juegos, todos pertenecen a "Capcom" y a sus respectivos dueños, así como también a sus países.
Envío mis saludos para Plagahood, El Redentor 777 y Hakendo Mitsuronairi.].
Capítulo I: Flashbacks del terror
Se la veía a ella correr por unos extensos pasillos, cubiertos por una densa capa de vegetación. El bosque había tomado lo que era suyo, "conquistado" ese "baluarte" que se había impuesto en sus dominios. Las paredes agrietadas, las raíces y enredaderas que habían conseguido penetrar en las ventanas, dejando sus restos por todas partes, cristales que causaban heridas cortantes por su filo. El suelo estaba cubierto por el polvo, papeles que iban desde un avanzado estado de descomposición por el agua y los otros factores climáticos, así como también un "olor" a olvido, a un Pasado que esa persona, una bella mujer rubia y vestida de rojo, intentaba averiguar. Corría y seguía los pasos de alguien. ¿Quién era?. Solo ella lo conocía y cuando lo alcanzaba, de alguna forma, era "teletransportada" hacia una inmensa habitación, en la cual se podía ver a un chico de cabello negro, también con un traje elegante, alzar su mano, mientras que una extraña criatura se encontraba de rodillas, haciéndole algo pero ella no podía ver bien qué era su "accionar". Lo último que se veía era que él transmitía unas últimas palabras antes de sucumbir a las heridas, mientras que el suelo se iba "pintando" de un intenso rojo por su sangre que, espesa y viscosa, se expandía, lentamente, sobre el mismo.
- "Alyssa.."- Decía aquel muchacho y con ello todo se volvía blanco.
Despertó, de golpe, abriendo sus ojos y luego miraba a la nada. Hacía calor, el ventilador de su habitación se movía y daba un ambiente fresco e ideal para pasar esa noche de Verano pero no para ella. Aquella mujer atractiva, bella pero fría, de cabello rubio como las espigas de trigo, el Sol y la arena, se puso de pie y caminó, con paso tembloroso, hasta el baño, abriendo la puerta y de ahí se puso de rodillas, levantando la tapa del inodoro y vomitando en su interior. Las arcadas eran espantosas, la movían a más no poder, sentía que su alma iba a salir de su cuerpo pero, tras agarrarse, ella misma, del vientre, logró contener esa sensación horrenda y finalizarla.
Luego se levantó y fue hasta el espejo, en donde se miró a la cara. Otra vez esas malditas ojeras. Otra vez el no poder conciliar el sueño, por lo que abrió la pequeña puerta y ante ella se encontró con un pequeño armario donde guardaba vendas, alcohol en botellas para las heridas, así como también su maquillaje y en un frasco de color naranja, le quitó la tapa y extrajo unas pastillas, las cuales mantuvo en la palma de su mano y al dejar el baño, fue hasta la cocina, sirviéndose un vaso de agua fresca y de ahí procedió a tomarse las mismas, bajándolas con aquel líquido revitalizador, dándole una sensación de comodidad.
En el frasco sobre la mesa podía verse un símbolo de color rojo, en la etiqueta, representando a la empresa a la que pertenecía.
Aún así, la rubia no pudo volver a conciliar el sueño. Aún persistían las ganas de vomitar, quería hacer algo para salvar esos momentos de paz interior pero era en vano, así que salió al balcón y contempló la ciudad que se expandía ante sus ojos.
Su reloj despertador marcaba las 4:00 AM del 9 de Julio de 1998.
A lo lejos, un cartel daba la bienvenida, con el mismo símbolo, para entrar en la urbe.
"Bienvenidos a Raccoon City: Cuna de la "Corporación Umbrella"
La muchacha respiró hondo aquel aire fresco y casi matutino. Una brisa que venía desde las Montañas Arklay y con ello, en sus calles, la vida urbana comenzaba a cobrar forma. Algunos negocios cercanos a su departamento iban abriendo sus puertas, levantaban las rejas y encendían sus luces. Los propietarios limpiaban el interior y las veredas. Algún chico que se despertaba temprano para repartir el periódico, ya que muchos conseguían este empleo durante el Verano y así conseguían un buen dinerillo que gastarían luego o lo ahorrarían para el Futuro.
Una vez que terminó de relajarse, volvió al interior de su apartamento y fue hasta su notebook, la cual estaba apagada. La encendió y comenzó a trabajar en ella, sabiendo que faltaban unas horas para ir a su trabajo pero, debido a la falta de sueño, la rubia optó por matar el tiempo en su trabajo. La pantalla se encendió y accedió al menú principal. Comenzó a teclear, poniendo la contraseña para entrar y así meterse en sus archivos periodísticos. Abrió una carpeta digital y ésta mostró una serie de recortes de periódicos fechados en el año 1993.
1993. Una punzada de dolor recorrió su cabeza, igual que un hierro ardiente, incrustándose y llevando a "rebobinar" aquellos recuerdos.
Flashbacks:
- "Alyssa...".- Recordó la última palabra que aquel colega suyo dijo antes de morir. Luego vino su fuga de ese sitio.
Fin del Flashbacks:
"Periodista desaparecido en los Bosques de las Montañas Arklay"
Fecha: 25 de Mayo de 1993.
Ese era el titular del periódico de la ciudad, mientras que ella hacía click y veía la fotografía de aquel joven apuesto, cabello negro, vistiendo camisa blanca, pantalones y saco gris niebla con unos zapatos negros.
En otra ventana había un video en donde aparecían un grupo de agentes del "Departamento de Policía de Raccoon City" en la entrada, rodeándola con sus patrullas. Uno era rubio y se encontraba al mando de la operación, mientras que los otros iban registrando el interior. Uno de los miembros volvía, con el paso agitado y con el rostro pálido, como si hubiera visto algo tan retorcido sobre la faz de la Tierra.
- ¿Han hallado algo?.- Preguntó el Oficial de cabello rubio.
- No, Suboficial Douglas. Nada. Todo está vacío.- Informó uno de los policías a su Jefe.
Todo eso estaba siendo registrado por la prensa, la cual se hallaba allí, acompañando a la Policía en el operativo.
La rubia dejó escapar un suspiro y con ello comenzó a trabajar en un nuevo artículo para el periódico en el que trabajaba, tratando de quitarse de encima los recuerdos que tanto la azotaban, igual que un látigo al lacerar la carne de un esclavo.
"Han pasado cinco años desde la desaparición de mi amigo, Kurt. Él estaba llevando a cabo una investigación sobre un misterioso hospital construido en los bosques que llevan a las Montañas Arklay. Al parecer, allí se estaban..."
De golpe, justo cuando estaba concentrada en su trabajo, algo la sacó de su labor. La sirena de un coche patrulla se hizo sentir y se dirigió, a toda velocidad, desde su calle hasta doblar con rumbo hacia el Norte. La periodista salió y comenzó a ver que otras más se estaban dirigiendo al mismo destino que la citada.
- ¿Y esto?.- Se preguntó y sin perder ni un segundo más, tomó su notebook, el cargador y su maletín, en donde las guardó. Salió a toda velocidad, cerrando la puerta de su departamento con rumbo hacia el exterior para ir tras la noticia.
Una moneda voló y trazó un giró de 360*grados en el aire, cayendo, en perfecta sincronía, en la mano de un hombre de cabello rubio, tez morena y vestido con el uniforme de empleado del "Subterráneo de Raccoon City". Este consistía en unos pantalones celeste blanquecinos, zapatos, camisa y chaqueta azul junto con una gorra de conductor con víscera, en la cual se podía apreciar el símbolo de la empresa. Aquel joven iba con suma calma, silbando, a pesar de que eran las 4:15 AM pero se lo notaba muy optimista, tranquilo, sereno. Por donde él avanzaba, se notaba que la ciudad se iba "despertando", poco a poco hasta que llegó a su destino.
- "Hoy la suerte te ha dado el beso de los buenos días, querido Jimmy".- Pensó éste para sí mismo y bajó las escaleras que daban acceso al Subterráneo.
Una vez que accedió a la plataforma donde se encontraban las boleterías, ya habían un par de personas que compraban el boleto para ir a sus destinos. El personal de limpieza estaba a cargo de mantener la higiene en el lugar, así como también se podían apreciar a los empleados que se encontraban atendiendo sus distintas funciones. El moreno caminó y fue hacia el Este de la plataforma, en la cual notó a una persona de unos 39 a 40 años, cabello albino y vestía el mismo uniforme que él, salvó por la gorra con víscera.
- ¡Hey, Ricky! ¿Qué tal has amanecido...?.- Le saludó el moreno, llevando a que el otro pegara un salto y tomara una posición defensiva. Por unos momentos, el citado pudo ver el terror en sus ojos, por lo que reaccionó y lo tomó de las manos.- ¡Hey, hey, Ricky!. Soy yo, amigo, soy yo, Jim. Jim Chapman, ¿qué te pasa?.- Preguntó, llevando a que dejara su ataque y de ahí volviera en sí.
- Ah, Jim. Ufff, amigo. Me asustaste...Lo siento...- Habló y de ahí quedó "en blanco", casi "atragantándose" con sus propias palabras. Se alejó unos metros y tomó asiento en una banca.
- Hoy no has amanecido muy bien que digamos.- Señaló su amigo y notó que éste se llevaba sus manos a la cabeza.
- Ya no puedo más, Jimmy. Ya no aguanto más de trabajar de noche. Lo odio. No puedo hacer frente a este miedo que le tengo a la oscuridad. Voy...Voy a pedir que me pasen al turno de la mañana. Prefiero soportar las horas pico antes que seguir viniendo aquí en las horas que más terror le tengo.- Apuntó el albino, el cual parecía que iba a llorar.
Su amigo tomó asiento y le puso la mano en los hombros.
- Ay, amigo, no tienes por qué temerle a la oscuridad. Si total, nosotros trabajamos bajo tierra y eso no nos debe importar si está a oscuras o no.- Le animó.- Además, deberías hablarlo con alguien más. ¿No has buscado a un psicólogo?.- Le propuso y dio su apoyo.
- No y ni en broma pienso hablar con un charlatán que solo me va a diagnosticar mierdas farmacéuticas.- Respondió y con ello miró un rato.- Es solo que...tú sabes, todo esto y más con lo que se habla en los túneles. Ya sabes, fantasmas y demás.
- ¿Todavía te crees esa historia que nos contaron Terri y Max?. Vamos, Ricky, eso es un mito.- Dijo Jim.
- Lo dices tú, quien anda con la "Moneda de la Suerte". Un día de estos te casarás con ella.- Le señaló su amigo.
- ¡Hey, no digas nada sobre "Mi Tesoro"!. ¡Jajajajaja, es broma, ya sabes que me gusta que te sientas mejor!. Ahora tranquilo, yo hablaré con el Jefe y veré si puede hacer algo por ti. Pero recuerda, siempre trabajamos a oscuras, sin importar que sea de noche o de día.- Finalizó y tras hacerlo sonreír un poco, tanto Jim como Rick se pusieron de pie.
Había comenzado su jornada laboral.
La "Universidad de Raccoon City" empezaba un nuevo día para sus estudiantes. Las aulas se iban llenando y en aquellas horas llegaba una chica proveniente de Japón: Cabello castaño, ojos del mismo color, remera negra, campera verde, jeans y zapatillas junto a una mochila negra. Ésta iba accediendo a su salón cuando, de golpe, tuvo un choque con alguien que pasaba por allí, siendo éste un sujeto con la tonalidad que su cabello, además de que lucía un uniforme de plomero amarillo, marrón o caqui junto a sus zapatos y de que llevaba una caja de herramientas. Éste le dirigió una mirada fría, asintiendo con la cabeza, silencioso y de ahí volvía por su camino, acompañado por uno de los miembros de la sede.
- Yoko.- Escuchó la voz de un amigo suyo y ésta se volteó.
- Oh, hola, Carl. ¿Qué tal?.- Le saludó la nipona, volviendo en sí.
- Sin novedades. Nos dijeron que no tendremos clases con el Dra. Johansen: Su salón tiene una fuga de agua y trajeron a un plomero para arreglarlo.- Le contó aquel chico rubio, mientras que iban caminando.- Oye, ¿qué tal crees que me fue en la prueba?.
- Ay, tranquilo, no tienes de qué preocuparte. Estudiaste conmigo varios días, no tienes por qué tener miedo.- Sostuvo la chica y se detuvieron en los lockers, en donde sacó sus libros, desactivando el cierre con su contraseña y los tomaba.- Además, ¿piensas que un examen así de fácil te será el Fin del Mundo?.- Añadió y eso llevó a que Carl se riera.
- Bueno, es que la Dra. Martínez es bastante fría y hasta me tiene siempre en la mira. No soy un problemático como Kevin o el tarado de su perrito faldero, Kyle, pero parece que ella no me quiere dejar tranquilo.- Mencionó el chico y con ello fueron volviendo por su camino.
- Tú tranquilo, Martínez es así pero, en el fondo, ella quiere lo mejor para nosotros.- Le tranquilizó y de ahí escucharon que sonaba la campana.- Bueno, vamos, es la hora de la verdad.- Finalizó la japonesa peligra y de ahí emprendieron su camino hacia las clases.
El salón de la Dra. Johansen estaba inundado y la misma llegaba hasta las rodillas, por lo que el plomero y el maestro tuvieron que ir con cuidado. Examinó, palmo a palmo, la situación y de ahí notó los toma-corrientes que se encontraba con el agua a pocos centímetros.
- ¿Está la corriente desactivada en este lugar?.- Preguntó el peli lacio, mientras que caminaba unos metros.
- Sí, no tiene de qué preocuparse, Señor King.- Respondió el maestro.- El tema de la fuga, ¿cuánto durará?.- Quiso saber y éste empezó a analizar, palmo a palmo, hallando el problema central.
- ¡Je!.- Lanzó una risilla helada- Me temo de que esto puede llevar su tiempo.- Sostuvo King y de ahí fue extrayendo la tubería.- Ufff, ¿desde cuándo han venido a hacer reparaciones a este lugar?. Mire que es una Universidad carísima y donde vienen los niños ricos, siendo sus padres políticos o de alguna empresa, pero esto, ¿sabe cuántas normas en estructuras han violado, Señor Marshall?.- Le cuestionó y el tono de su voz parecía ser muy áspero, gélido como el hielo y el hombre de baja estatura estaba temblando del miedo.- Esto les a va a costar un buen dinerito.- Aportó el plomero, mientras que el agua dejaba de fluir, ya que uno de los guardias de Seguridad dio la orden de cerrar las válvulas de ese sector.- Ahora, con respecto a los días, viendo el estado en el que se encuentra, voy a tener que cambiar toda la conexión de esta pared y puede ir desde una a dos semanas. Cuatro como máximo y en cuanto a la paga, eso lo discutiremos más tarde. Ahora necesito trabajar a solas, por favor.- Pidió y Marshall se fue de allí, caminando y murmurando por lo bajo, mientras que se secaba el sudor.
- Qué hombre más frío. Hasta me dio un terror nunca antes visto.- Sostuvo con temor y empleando un pañuelo de seda blanco contra su frente.
El "Hotel Apple Inn" abría sus puertas y en aquel momento, un hombre de gran tamaño, moreno pero calvo y luciendo el uniforme de Guardia de Seguridad, hacía su entrada en el edificio, justo por la puerta principal, en la cual salía una pareja de turistas que hablaban en su lengua nativa. El hombre los miró y descubrió de que venían del Sureste Asiático, por lo que continuó caminando y de ahí saludó a la gente que había allí.
- Buenos días, Señor Rosso.- Dijo el moreno a un hombre gordo y de cabello pelirrojo, el cual estaba sentado en la recepción, trabajando en una novela suya.
- ¿Qué tal, Mark?.- Le devolvió éste aquella gracia y de ahí hacia el ascensor, encontrándose con otro integrantes, otro hombre pero semi-calvo, piel blanca, bigote un tanto gris con las mismas vestimentas que él.- Me alegra de verte, Bob.
- Lo mismo digo, grandote. ¿Qué tal estás hoy?.- Preguntó el citado, estrechando su mano y dándole un abrazo.
- Sin novedades.- Respondió Mark.
- Y que lo digas, hoy la Policía ha salido para el Norte, de nuevo.- Le contó Bob, mientras que presionaba el botón del ascensor y se iban dirigiendo hacia la planta del edificio, en donde se encontraban los otros guardias y miembros del Personal.
- ¿Otra vez?. No me digas que...- Iba a decir el moreno pero su amigo le detuvo.
- Aún no se sabe qué paso, pero hay un cierto rumor que corre por las Montañas Arklay acerca de unas misteriosas apariciones de animales salvajes. ¿Oíste la noticia de esa familia que fue hallada, masacrada, en su tienda de campaña?.- Lanzó esa noticia pero él no supo qué decir.
- Últimamente ni veo la televisión. Con ver cómo está el Mundo, aún después de haber combatido en la "Guerra de Vietnam", todo me hace recordar a ese maldito Infierno.- Señaló Mark, mirando a un lado, girando la vista para querer hallar un poco de paz.
- Haces bien.- Le respaldó Bob y de ahí llegaron hasta el piso asignado.
Un hombre de cabello negro y traje del mismo color se encontraba esperando el autobús. El Cielo se había empezado a encapotar y de ahí cayó una intensa lluvia, por lo que se puso a resguardo en la fachada de un edificio. Volteó la mirada y vio a una chica rubia y muy bonita quien corría sin ninguna protección.
- ¡Por aquí, venga!.- Le señaló el techo en el que estaba a salvo.
- Gracias. Ufff, no sabe lo mucho que me llamó.- Le agradeció aquella joven rubia y quien debía de trabajar en algún bar como camarera.- Auch.- Miró su pierna y tenía un pequeño corte.
- Déjeme ver.- Pidió el peli negro y se arrodilló.- Hmmm, no es nada, debió de haberse tropezado con algún vidrio. ¿Se cayó o algo?.- Preguntó.
- Sí, unas cuadras más al fondo, con una baldosa suelta y se ve que habían restos de lo que dice, Señor...- Respondió la rubia, mientras que el hombre sacaba un botiquín de primeros auxilios, limpiaba su herida con alcohol y de ahí le ponía una crema anti-bacteriana.
- Hamilton, Dr. George Hamilton; trabajo en el "Hospital de Raccoon City".- Se presentó con educación.
- Un placer. Yo soy Cindy Lennox, soy una camarera en el "J's Bar" de aquí.- Añadió la rubia y George la escuchó con atención.
- Lo mismo digo, Cindy.- Notó que el autobús iba llegando, por lo que tomó sus cosas y de ahí fue haciendo la seña para detenerlo.- Cuando llegues a tu casa o al trabajo, vuelve a aplicarte un poco de esta crema anti-bacteriana. Estará sanada en unos días.-
- Pero no puedo aceptar esto, yo...- Intentó en devolverle la misma.
- Tranquila, no tiene de qué preocuparse, siempre tengo de más. Fue un gusto en conocerla.- Se despidió y de ahí entró en el vehículo, saludándola y ella levantaba su mano, haciendo lo mismo.
Cuando la lluvia se calmó, un poco, Cindy pudo seguir con su camino y llegó hasta el "J's Bar". Dentro se encontraba Will, su compañero de trabajo y amigo, el cual estaba terminando de anotar el inventario de ese día y de que llegarían los proveedores con los suministros para ese día. Al guardar sus cosas en el casillero de la planta alta, la rubia notó que Jack, el dueño del bar, se encontraba hablando muy seriamente con el joven barman.
- ¡Esta es la quinta vez que dejas que esos chicos entren en la azotea! ¡¿Cuántas veces te debo decir de que refuerces el candado, Will?!.- Le estaba gritando el dueño, cosa que el otro no podía decir nada, solo tragarse la bronca.- Espero que sepas quién es el que paga tu salario. Ahora regresa a tu puesto.- Finalizó Jack y se retiró del lugar.
Una vez que aquel hombre se fue, Will pateó el suelo y golpeó una pared con todas sus fuerzas.
- ¡Agh! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea, hijos de puta!.- Gritaba a todo pulmón, su rostro se puso rojo como un tomate y parecía un toro a punto de estrellarse contra el torero con la capa.
- ¡Will, Will!.- Oyó la voz de Cindy pero al tomar su mano, éste se dio la vuelta, enfurecido.- Por favor, tranquilízate, sé que eres responsable y refuerzas el candado, pero no cedas ante la bronca.- Le rogó y consiguió calmarlo, un poco.
Tomó asiento, se sentía mareado, la presión le había bajado y cuando se pudo recuperar, el joven barman respiró hondo. Su amiga le trajo un vaso con agua, desde el bidón y de ahí lo pudo disfrutar para aclarar las cosas, calmar la tensión reinante. Se sentó a su lado, mientras que miraba hacia abajo y de ahí tanteaba, con sus dedos, delgados, sin decir una sola palabra que proviniera de sus labios. Puso una mano en su hombro y éste la pudo mirar.
- No los soporto a esos infelices, siempre soy yo el que tiene que comerse todos los "Sermones" de Jack. Lo he hecho mil veces, soldé ese candado, lo reforcé y hasta lo hice la última noche en la que llovía a cántaros, ¡casi me alcanza un rayo, Cindy!. ¿Acaso tengo que estar yendo arriba, todos los días?. Además, ¿por qué no lo hace él?. Si hasta se compró un arma, lo oí hace poco.- Se fue quitando la bronca de encima y con ello se fue sintiendo, poco a poco, mejor.
- Entiendo tu postura, sé lo que sientes, pero tampoco te debes enfurecer por culpa de las estupideces de esos chicos. Solo demuéstrale a Jack de que puedes hacerlo. Yo seré tu testigo.- Le prometió Cindy.
- No, amiga, no quiero que lo hagas, podrías...- Intentó convencerla para que no participara en esa "misión".
- Jejeje, ¿crees que tengo miedo?. Para nada, yo te daré mi apoyo, colega.- Le dio su palabra y con ello fueron a poner manos a la obra.- Ahora, vayamos para el bar, ya vendrán los oficinistas.-
El reloj despertador marcó las 7:00 AM y un hombre castaño, alto y atlético se puso de pie, apagando la alarma y con ello fue a darse una ducha. Una vez que terminó esa acción, pasó a darse una afeitada y de ahí se preparó una taza de café, mientras que se ponía su uniforme de la Policía y agarraba su arma reglamentaria, la cual estaba en una caja de zapatos, dentro de un armario junto a los cartuchos. Abrió la puerta y se encontró con el periódico de ese día, al cual le quitó la goma elástica y se puso a leerlo, mientras que guardaba el citado objeto en un pequeño estuche.
- Veamos qué noticias me traes hoy, "Raccoon Today".- Dijo el policía y comenzó a leer hasta el sonido de la cafetera lo trajo a la realidad. Fue y se sirvió una taza, además de prepararse unas tostadas con mermelada natural y seguía con la lectura.
De golpe, cuando estaba por comer su desayuno, sus ojos se volvieron grandes como los de una lechuza: En la primera página pudo ver una foto en donde aparecían varios miembros de la "División Forense" de la Policía con sus trajes de color blanco y anti-contaminación, mientras que se llevaban una serie de bolsas negras con cadáveres dentro.
"El terror vuelve a ser el protagonista en las Montañas Arklay.
Dos meses después del misterioso asesinato de una joven de 20 años, hallada en las orillas del Río Cedar, a las afueras de Raccoon City, hoy fueron encontrados, al lado de la carretera, a tres miembros de una familia, quienes estaba acampando en los bosques. La "Policía Científica" ha descubierto que los padres y su hijo no tenían varios órganos internos y presentaban una serie de mordiscos, los cuales coincidían con el de un Humano.
Y no son las últimas víctimas, también se halló a un hombre de unos 39 años, en la estación de amarre del barco, en el cual trabajaba, además de encontrarse a varios animales muertos. Los testigos dijeron haber visto a una persona deambular por allí y cubierta de sangre.
Hasta el momento, no se han hecho detenciones pero el Jefe de la Policía, Brian Irons, promete aplicar toda su severidad contra los responsables que atenten contra los ciudadanos".
- "Vaya, esto no parece tener fin. Tal vez hablen de esto en la Central".- Pensó el castaño y tras terminar de desayunar, lavar la taza con los platos y el cuchillo para untar, tomó sus llaves y salió para el trabajo, cerrando la puerta de su apartamento.
En el exterior de aquel edificio, el policía notó la actividad que iba creciendo y más cuando se acercó hasta un muchacho con su perro, el cual le dio una lamida en el rostro, muy amistoso y él le pasaba su mano por la cabeza, suavemente, al can.
- Buen chico. Muy buen chico. Lo tienes bien adiestrado a tu perro.- Le felicitó el Oficial a su dueño.
- Gracias, Bobby es muy inteligente y simpático.- Respondió éste y con ello se fue para seguir su camino.
Mientras que el peli castaño iba por una calle hacia el Norte, notó que un coche había colisionado contra un callejón, destruyendo el cercado de madera y dos policías estaban tomando los datos del detenido, quien se encontraba esposado y contra el patrullero que ellos tenían consigo. A su alrededor se podían apreciar restos de aquel material regados por todas partes, además de que al vehículo le seguía saliendo un espeso humo gris desde el motor.
- "Otro ebrio más. Parecen una plaga".- Pensó el joven y con ello no le dio importancia. Miró su reloj de pulsera y supo de que tenía tiempo, por lo que continuó con su caminata hasta que, poco a poco, comenzó a ver el edificio de la "Central de la Policía de Raccoon City", siendo éste, antiguamente, un museo de arte hasta su cierre y compra en los Años 80.- "Bueno: Otro día, otro Dólar".- Finalizó e ingresó en el Hall Principal, donde bullía en actividad y los agentes estaban de un lado para el otro, ocupados en sus deberes.-
[Y con este capítulo número 1 arrancamos la historia, tranquila, por ahora, pero la tempestad está a la vuelta de la esquina.
Espero que les guste, amigos. Mando saludos y agradecimientos para todos ustedes.
Nos vemos y buen inicio del mes de Septiembre, Camaradas.].
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