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Uno


Ann

― Oye, oye... ¿seguro que es este coche? ―preguntó Dafne mirando el coche negro frente a ellas.

― Segura al cien por cien―aseguró con convencimiento mientras Dafne cogía un rollo de papel de celofán de color rojo de la caja que estaba en el suelo entre ambas.

No es que estuviese segura. Es que firmaba ante notario que ese era el coche que buscaban.

Se había pasado los últimos tres días levantándose dos horas antes sólo para ser la primera en llegar a los aparcamientos de la facultad de Química, para asegurarse de cuál era el coche. Además, también había hecho un seguimiento a la ruta del coche para ver quiénes lo usaban, las paradas qué hacía y dónde lo solían aparcar. Tras esa exhaustiva investigación (de la cuál Triz estaría muy orgullosa) podía decir sin temor a equivocarse que ese era el coche de Raúl Prieto.

Raúl, ese cretino prepotente que había osado ridiculizar a su amiga y compañera de clase Lucía en la fiesta universitaria del sábado. Su pobre amiga había intentado fingir que sabía algo de química para impresionarlo, pero él se burló cruelmente de ella por no saber la diferencia entre protón y neutrón. ¿Y qué si no lo sabía? ¡La mayoría de ellos no sabían ni dónde estaban! Lo hubiera disculpado si hubiera sido tan borde a causa del alcohol, pero el muy desgraciado era de los pocos que se mantuvieron lúcidos durante toda la noche.

Y encima para rematar la noche, el muy imbécil intentó ligar con ella, lo que no hizo sino incrementar sus instintos asesinos hacia su persona. De hecho, iba a abofetearlo con su zapato de tacón cuando apareció Matt y la obligó a irse. Bueno más que obligarla, la cogió en brazos y la sacó por la fuerza mientras ella gritaba a Raúl algo así como que "iba a meterle un protón por el culo para ver lo positivo que se despertaba al día siguiente".

Ella realmente no se acordaba mucho de eso, pero por suerte (o desgracia) Triz siempre tenía un video de todo. Así que al día siguiente se había encargado de enseñarle a todos el video con ella maldiciendo a los químicos del mundo, Kyle se ofendió un poco pero luego la felicitó por usar tan bien la referencia del positivismo del protón aun estando borracha.

Contenta por ser tan ingeniosa cuando la mitad de sus neuronas estaban ahogadas en alcohol, se dedicó a interrogar a Kyle sobre Raúl. Pero por desgracia él no lo conocía al ser de un curso distinto. Dado que Kyle no le sirvió para nada, no tuvo más remedio que presentarse en la facultad de Química y seguir a Raúl durante tres días hasta confirmar cuál era su coche.

Vio como Dafne se emocionaba y empezaba a correr mientras envolvía el coche con papel celofán rojo y ella rio. Su mejor amiga no tardó ni dos segundos en darle la genial idea de envolver el coche de Raúl en papel de celofán como venganza, una idea que le encantó nada más escucharla. Así tras darle su bendición, Dafne apareció con una caja gigantesca llena de papel de celofán (lo que la llevó a pensar que esa era una broma que su amiga ya tenía preparada para alguien más, probablemente su vecino de arriba ya que Damián todavía no tenía coche).

Miró la caja llena de rollos de papel celofán y sonrió con malicia. Él se lo había buscado.

Tomó un rollo de papel celofán de color amarillo y comenzó a envolver el coche cuál regalo de navidad.

Tras noventa y ocho rollos de papel celofán, Dafne y ella se sentaron en el suelo para mirar el coche con orgullo.

― ¿También has envuelto las ruedas? ―preguntó entre sorprendida y divertida al ver las ruedas del coche envueltas en papel de color azul.

― Es que no sabía qué hacer con el último rollo y me daba pena no usarlo―contestó Dafne encogiéndose de hombros.

― Vale―dijo con tranquilidad mientras se rehacía la coleta, a continuación, miró la hora en su móvil y pestañeó sorprendida. ¡Habían terminado antes de lo previsto! ¡Eran las mejores! ―. Nos ha sobrado tiempo, ¿vamos a cotillear la facultad de Química?

― Oye, oye... ¿por qué no? A ver si hay suerte y alguien se ha dejado algún arma química olvidada que pueda usar contra Damián―dijo Dafne poniéndose rápidamente en pie mientras sonreía con maldad.

Rió con fuerza y se incorporó con ayuda de Dafne. Su amiga siempre pensando la manera de atentar contra Damián, daba igual que ya no estuviesen en Góngora. Aunque bueno, Damián era igual, su mente solo estaba llena de Dafne y de maneras que ella reconociese que él era mejor. Buena suerte intentando conseguir eso, Damián.

Caminaron con tranquilidad y entraron en el enorme edificio gris que era la facultad de Química. El interior era casi del mismo color que el exterior, y la verdad era que olía bastante raro. Recorrieron los diferentes pasillos en busca de algún aula de prácticas vacía, pero para desgracia de Dafne, todas las aulas con productos químicos estaban ocupadas o cerradas con llave. Intentaron abrir una de las clases cerradas, pero apareció un profesor y tuvieron que fingir que estaban perdidas antes de huir.

Siguieron caminando hasta que una de las aulas de prácticas llamó su atención, bueno, para ser sincera, más bien alguien llamó su atención. Se asomó por la ventana que había en la puerta y vio a Kyle bastante concentrado echando dos gotas de un líquido rosa en otro recipiente donde había un líquido transparente.

― Mira ahí está Kyle―indicó a Dafne que dejó de intentar abrir la puerta de enfrente con un abrecartas y se acercó dónde estaba ella.

― Oye, oye... ¿cómo sabes que es él? Sólo se ve una sudad...vale, tienes razón, es Kyle―indicó Dafne haciendo señas al interior, pero como era de esperar Kyle ni se dio cuenta, así que Dafne se marchó y continuó con sus intentos de abrir la puerta.

Ella por su parte se quedó un rato más mirando por la ventana, no tenía ni idea de qué había escrito en la pizarra, pero parecía importante. Fijó su mirada en Kyle y sopesó hacerle alguna señal a modo de saludo, pero lo descartó enseguida. Si no había visto las señales de Dafne no creía que fuera a verla a ella. Kyle ladeó la cabeza y ella por curiosidad siguió lo que pensaba que era su mirada, para su sorpresa se encontró con una chica de pelo negro bastante guapa. ¿Kyle estaba mirando a esa chica? Bueno, podía estar mirando a esa chica o a la mosca que volaba en la otra punta de la clase. Dado que su cabeza estaba escondida bajo la capucha de la sudadera era difícil saber a dónde miraba Kyle.

― Señorita, ¿está buscando a alguien? ―preguntó el profesor abriendo la puerta de la clase.

¡Mierda!

Esto le pasaba por estar intentando averiguar si Kyle miraba a esa chica o no. Había dejado de estar en alerta y el profesor la había descubierto.

― No, ¿y usted? ―preguntó de vuelta haciendo que el profesor la mirase confuso―. Pues entonces deje de molestar y prosiga con la clase.

Dijo cerrando la puerta dignamente dejando al otro lado a un profesor sin saber qué acababa de pasar.

― Oye, oye... eso ha molado―dijo Dafne saliendo del interior de la clase de enfrente con un par de tubos de ensayo.

― ¿Sabes qué contienen? ―preguntó a Dafne que negó con la cabeza.

― Ni idea, pero para eso tenemos a Kyle ¿no? ―aseguró Dafne metiendo los tubos de ensayo en su bolso, ella se encogió de hombros y ambas comenzaron a investigar otro de los pasillos donde encontraron la clase a la que asistía Raúl por lo que comenzaron a insultarlo.

No había nada en este mundo como insultar a alguien con tu mejor amiga. Tenía bastante claro que, como futura psicóloga, ese sería uno de sus grandes consejos. Después de quedar satisfechas, Dafne y ella se fueron a la cafetería a comprar algo para comer. Siempre era mejor ver las reacciones de las víctimas de sus bromas con comida. De paso también le mandaron un mensaje a Triz, cuantas más personas vieran a Raúl sufrir, mejor. Y con Triz ahí, el número de personas que verían su broma se incrementaba considerablemente.

Miró el reloj y vio que apenas quedaban diez minutos para que las clases finalizasen, por lo que regresaron al parking.

― Oye, oye... si alguien pregunta yo he estado toda la mañana en clase, nos hemos encontrado ahora―indicó Dafne.

― Lo mismo te digo―afirmó ella. Siempre era mejor tener la misma coartada por si acaso―. Vinimos a Química para saludar a Kyle y convencerlo de que nos hiciese un arma química para anular la coquetería natural de Will.

― Me gusta, es creíble y al ser un plan contra Will, Matt seguro que hasta da su aprobación―la felicitó Dafne, ella asintió orgullosa y a punto estuvieron de darse un abrazo de mejores amigas, pero lo dejaron para más tarde al ver como los estudiantes empezaban a salir de la facultad de Química.

― No puedo esperar a ver su cara―dijo con emoción.

Se habían colocado cerca pero no demasiado. Desde su posición se podía ver perfectamente el coche y a Raúl cuando llegase, pero estaban lo suficientemente lejos como para que él no las viese y se les pusiese a gritar.

Con el paso de los años, habían aprendido a esconderse para poder ver bien las caras de sus víctimas, pero sin ser descubiertas. Les había costado varios años y muchas broncas de sus padres por ser tan traviesas, pero había merecido la pena por momentos como este.

Miró ansiosa la puerta de la facultad esperando que Raúl saliese, pero no había ni rastro de él. ¿Cuánto más iba a tardar?

Al que si vio salir fue a Kyle, durante unos segundos pareció no saber qué pasaba y a qué venía tanto alboroto, pero en cuanto vio el coche envuelto como un regalo de navidad se puso a mirar a su alrededor hasta que las localizó. Ella levantó la mano y lo saludó con alegría y él le devolvió el saludo con timidez. O eso supuso. Era muy difícil intuir sus emociones cuando se empeñaba en esconderse bajo su capucha.

― Aquí viene―dijo Dafne captando su atención y señalando hacia Raúl que apartaba a algunos compañeros para llegar a su coche. Una vez que lo hizo sus ojos casi se salen de sus órbitas.

― ¿Qué clase de broma es esta? ―preguntó Raúl a gritos.

― ¡Una muy buena! ―gritó ¿Dan?

Sorprendida volteó hacia donde le había parecido escuchar la voz de Dan y efectivamente allí estaba su amigo. Bueno, él, Sonia, Matt, Triz y Nora. Era de suponer. Si le contabas algo a Triz, ella acababa contándoselo a medio mundo.

― Mi coche―lloriqueó Raúl quitando la primera capa de celofán para comprobar con horror que iba a tardar más de lo deseado en recuperar su coche―. Hijos de puta, ¿quién ha sido?

― Oye, oye... pasa del enfado al lloro en segundos―se burló Dafne al ver cómo Raúl pasaba del insulto a lloriquear pidiendo ayuda.

― ¿Crees que es mal momento para ofertarle una consulta gratuita en mi futura consulta? ―curioseó con inocencia, Dafne se rio y ella se encogió de hombros.

― "Oye, oye" sabía que estarías implicada en este crimen―dijo Damián apareciendo de la nada para mirar a Dafne, ella puso los ojos en blanco y sacudió la mano.

― A mi no me mires, yo acabo de llegar―dijo Dafne y Damián la miró con incredulidad.

― Le has envuelto el coche como me envolviste a mí el regalo de Navidad del año pasado, ¡este crimen tiene tu firma! ―acusó Damián a Dafne.

Decidió ignorar a ese par y devolvió su atención a Raúl, que se había dado por vencido a la quinta capa y ahora estaba sentado en el suelo mirando su coche mientras sostenía en la mano un trozo de papel que de vez en cuando usaba para secarse las lágrimas.

Sonrió orgullosa y se puso a mirar a su alrededor. La mayoría de los alumnos estaban grabando el coche y comentaban animados lo buena que era la broma, lo que la llenó de orgullo. No necesitaba la aprobación de nadie, pero no estaba nada mal escuchar halagos hacia su persona. Además, también había oído a varias chicas decir que se lo merecía y no había mejor recompensa que esa.

Para su sorpresa una de las chicas que declaró que Raúl se lo merecía, era la chica que había llamado su atención en la clase de Kyle. Buscó al químico con la mirada y de nuevo le pareció que estaba mirando en dirección de la chica esa, así que con mucha curiosidad caminó hacia Kyle. Se colocó a su lado e imitó su postura. Sí, definitivamente estaba mirando hacia esa chica.

― Ya es la segunda vez que te pillo mirando a esa chica―afirmó sorprendiendo a Kyle que volteó hacia ella.

― Yo no...―se defendió Kyle pero ella enarcó una ceja.

― ¿Quieres que te ayude a hablar con ella? ―preguntó mirando a la chica con decisión, pero Kyle negó rápidamente con la cabeza.

Kyle a veces era demasiado tímido. Miró a la chica y luego a Kyle.

Pues iba a ayudarlo quisiera él o no.

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