Trece
Ann
Estaba muy deprimida.
Y frustrada.
Y enojada.
Y con ganas de llorar.
Tomó una enorme cucharada del bol de helado de vainilla que Matt le había preparado y se lo metió en la boca con enfado.
Estúpido Kyle.
Cuando pensaba que estaba haciendo avances, él se ponía a esquivarla.
¡No entendía nada!
Después de su plantón para ir a almorzar había vuelto a invitarlo, pero todos sus intentos fueron en vano. Cada vez que iba a buscarlo a la facultad, Kyle decía que tenía algún experimento importante y huía. Tampoco le había ido mejor intentando hablarle en el Parque Lorca, últimamente apenas salía de casa y ella aún no tenía la suficiente confianza como para ir a su casa a buscarlo.
Así que solo le quedaban los momentos en los que salía para ejercer de mentor de Nayra, pero para su desgracia, Nayra llevaba una semana con exámenes y había tenido que anular temporalmente sus clases con Kyle.
Estaba tan desesperada que incluso le escribió un mensaje donde le ofrecía más terapia para ayudarlo a hablar con su compañera de clase, por suerte Dafne le quitó el móvil antes de enviarlo.
¡Pero es qué no sabía qué más hacer para verlo! ¡Lo extrañaba mucho!
Y para colmo, ni siquiera había podido distraerse ejerciendo de psicóloga, ya que sus dos pacientes habían decidido anular sus citas sin ninguna explicación. Había intentado reubicar sus citas para otros días, pero ambos se habían negado y la habían bloqueado en el móvil.
En serio, ¿qué les pasaba a los hombres?
Miró la sudadera que Kyle le había regalado y resopló.
¿Por qué la estaba esquivando? No lo entendía. Siempre se habían llevado bien, o al menos eso creía hasta ahora. Quizás no se llevaban tan bien como ella había creído, a lo mejor se había enfadado por estar yendo todos los días a verlo o el perfume en sus sudaderas había causado el efecto contrario al que esperaban.
¿Y si ahora la odiaba? Hizo pucheros y aguantó las ganas de llorar.
Intentó tranquilizarse y miró el enorme bol de helado de donde se había comido más de la mitad. Matt era un gran hermano cuando quería, fue notarla un poco deprimida y prepararle un enorme bol de helado de vainilla con sirope de chocolate y galletas caramelizadas trituradas por encima.
― Oye, oye... Matt debería trabajar en una heladería y dejar lo de ser diseñador de videojuegos―saludó Dafne entrando con otro bol de helado pero más pequeño―. ¿Ya te enganchaste otra vez a los libros de escoceses pervertidos?
Dijo Dafne cogiendo uno de los libros que había sobre su cama.
― No hables así de Jamie―respondió indignada poniéndose en pie y quitándole el libro a Dafne de un manotazo―. ¿Qué haces aquí?
― Matt me llamó para que viniese a animarte e impedir que pongas canciones de Adele ―contestó su amiga mientras se metía una cucharada de helado en la boca―. Además, traigo información que seguro que te gustará.
― ¿Kyle está abajo preguntando desesperadamente por mí porque se ha dado cuenta de que me ama y no puede vivir sin mí? ―preguntó esperanzada, Dafne levantó una ceja antes de negar con la cabeza y ella se metió otra cucharada de helado en la boca.
― Si que te dio fuerte...―masculló Dafne―. No, hablé con la aprendiz de Kyle y dice que últimamente está muy despistado y que casi mezcla... que fue lo que dijo... ¿lejía y alcohol? No sé, pero dice que está en las nubes.
― ¿Y eso a mí qué?
― Pues que le pasa algo, no está raro contigo por ser tú... está raro con todos, ¿no es eso algo bueno? ―exclamó Dafne con alegría y ella se encogió de hombros. No era una gran noticia pero tampoco era algo del todo malo.
― No me alegra, pero supongo que me alivia un poco; ya pensaba que el rociar sus sudaderas con mi perfume había hecho que me odiase―contestó un poco más calmada y Dafne rio.
― Oye, oye... no te preocupes es Kyle, si no odia a Dan después de todos estos años, es imposible que te odie a ti―la apoyó Dafne y ella sonrió un poco.
Se comieron el helado mientras hablaban sobre posibles planes y usó su situación de enamorada deprimida para convencer a su amiga de sentarse en su diván. Obviamente Dafne al principio se rehúso pero después de lloriquear un poco sobre lo desastrosa que era su vida amorosa, Dafne se tumbó en el diván. No sin antes dedicarle un par de miradas de odio.
― Yo sólo digo que Damián tiene un serio problema con la autoridad, hace todo lo que le mandan ―hablaba Dafne mientras ella hacía garabatos en su libreta, Dafne había entrado en bucle y solo se quejaba de Damián.
― ¿Y si te hipnotizo? ―curioseó con emoción sacando su moneda hipnotizadora de un cajón, Dafne puso cara de espanto.
― ¿No se supone que soy tu mejor amiga? ¿Por qué quieres usar tu cara de psicópata conmigo? ―preguntó Dafne señalándola con indignación.
― ¡Que no pongo cara de psicópata! ―exclamó ofendida, Dafne levantó una ceja y ella fue a reprochar pero el móvil de Dafne sonó y levantó la mano pidiendo tiempo muerto. Sacó el móvil de su bolsillo y tras leerlo sonrió con malicia. Conocía esa sonrisa y no traía nada bueno. ― ¿Qué hiciste?
― Estabas tan pesada con que Kyle te estaba esquivando que aproveché que me crucé con Nayra para decirle que inventase alguna urgencia química para Kyle, así que ahora él está en Góngora socorriéndola con algo ―contó Dafne con orgullo mientras ella la observaba asombrada.
― ¡Eres la mejor! ―gritó emocionada corriendo hacia Dafne y abrazándola.
― Oye, oye... eso ni se duda ―contestó Dafne con orgullo y ella asintió antes de correr hacia el armario y empezar a sacar ropa como una loca. ¿Qué debería ponerse?
Tras sacar probarse ropa durante unos quince minutos, se decantó por unos botines negros, una falda negra corta y unas medias negras, y un suéter de color azul para que hiciera juego con sus ojos. Se maquilló rápido y tras el visto bueno de Dafne, ambas salieron de su dormitorio.
― ¡Nos vamos! ―exclamó con felicidad.
― ¿A dónde? ―curioseó Matt saliendo de su habitación para mirarla.
― No quieres saberlo―anunció Dafne y Matt suspiró antes de volver a entrar en el dormitorio. Las dos se miraron y se encogieron de hombros antes de salir de la casa.
― La verdad es que sí quiero saberlo ―habló Matt apareciendo tras ellas abrigado con una chaqueta y una bufanda, miró a Dafne con horror y su amiga se encogió de hombros antes de que los tres se metieran en el ascensor―. La última vez que una de las dos estuvo deprimida, acabasteis en mitad de un lago en una canoa de origen desconocido y con un muñeco hinchable al que le habíais hecho unos calzoncillos de billetes del monopoly.
― Fue tan divertido―dijo haciendo memoria para luego mirar a su hermano―. Hoy no vamos a hacer nada eso, puedes estar tranquilo.
― Igualmente voy con vosotras.
― No hace falta que vengas, va a ser aburrido.
― El que no quieras que vaya demuestra que tengo que ir.
― No, sólo demuestra que eres un entrometido.
― ¿Alguna razón específica por la que no quieres que vaya? ―curioseó Matt con interés y ella frunció el ceño con enfado. Si, tenía una razón muy específica y con nombre propio: Kyle. Si Matt iba, adiós a su idea de acercarse a Kyle. Miró de reojo a Dafne y la vio guiñarle el ojo; por lo que respiró un poco aliviada. Confiaba en Dafne, debía tener algún plan o algo.
― No, nada de nada―respondió con tranquilidad.
Salieron del ascensor y del edificio y en cuanto pusieron un pie en la calle notaron una ráfaga de aire frío.
― Frío―masculló Dafne.
― ¡Eh, Nora! ¿A dónde vas? ―saludó Matt en voz alta a la morena que se detenía y levantaba el libro que llevaba en la mano.
― Oye, oye... ¿no ibas a comprarle un regalo a José? ―inquirió Dafne y Nora la miró mal.
― Sí y también eso...gracias por recordarlo Dafne―respondió Nora de mal humor, de reojo vio como Matt miraba hacia Nora y luego hacia ellas.
― No hagáis nada que acabe con vosotras llamándome y pidiendo ayuda ―ordenó Matt antes de cruzar la calle.
― ¡Pero si te encanta que te llame pidiendo ayuda! ―exclamó feliz viendo como su hermano le dedicaba una mirada intimidatoria antes de ponerse a molestar a Nora, que empezó a intentar golpear a Matt con el libro para luego ponerse roja por algún comentario que él hizo.
― Vamos a tener que comprarle un libro a Nora por esto―indicó Dafne y ella asintió contenta antes de comenzar a caminar en dirección a Góngora.
El plan era fácil, Dafne se inventaría alguna excusa y ella y Kyle se quedarían solos e intentaría convencerlo para ir a cenar a algún sitio. En caso de que se negase fingiría caerse y torcerse un tobillo para que él no huyese. Si no podía convencerlo para ir a cenar juntos, al menos quería que la acompañase a casa. No era pedir mucho, ¿no? Divisó el enorme edificio a lo lejos y se sintió cada vez más nerviosa.
Se alisó la ropa con cuidado y se pasó los dedos por el pelo.
¿Cómo debería saludarlo? ¿Qué debería decirle?
― Oye, oye... ¿eso es humo? ―preguntó Dafne y ella levantó la mirada para ver cómo salía humo blanco de una de las ventanas.
― ¡Kyle! ―gritó corriendo hacia el edificio, una vez que atravesó la entrada de Góngora, subió por las escaleras y se puso a buscar el aula de Química. Por suerte, era fácil de encontrar ya que por la puerta también salía un poco de humo, así que corrió hacia la puerta con nerviosismo―. ¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien?
Preguntó un poco histérica, pero se calmó al ver como Nayra y Kyle estaban perfectamente y se limitaban a mover unos abanicos gigantes con los que trataban de sacar el humo por las ventanas.
― ¿Ann? ¿Qué haces aquí? ―preguntó Kyle con sorpresa dejando de abanicar lentamente para voltear hacia ella.
― Dafne dijo que tenía que hablar algo con Nayra―respondió no muy segura, Kyle caminó hacia ella y le hizo señales para que saliera de la clase.
― No deberías estar aquí ―dijo Kyle y ella abrió los ojos con sorpresa, ¿la estaba echando? ¿Por qué no quería que estuviese ahí? ¿Sería verdad que la odiaba y por eso la había estado esquivando? ―. No creo que sea bueno que respires este humo, no sabemos si tiene algún tipo de efecto secundario.
Respiró aliviada.
¡No la odiaba! Solo se preocupaba por ella. ¡Qué lindo!
― ¡Nayra estás aquí! Llevo media tarde buscándote ―exclamó Dafne entrando en el aula mientras respiraba entrecortadamente, luego se dirigió hacia Nayra y la tomó del brazo para arrastrarla―. Necesito tu ayuda urgentemente.
― Ah, vale ―dijo Nayra que al pasar a su lado le dio el abanico y miró a Kyle con pena―. Lo siento, parece que tengo que irme.
― Bueno, supongo que te ayudo a ventilar ―dijo emocionada entrando al aula para comenzar a abanicar con fuerza.
De reojo vio como Kyle se encogía de hombros antes de ponerse a hacer lo mismo. Estuvieron unos diez minutos en completo silencio hasta que el aula estuvo completamente libre de humo. Colocó los abanicos en un armario y se sentó al lado de Kyle que estaba sentado delante de un montón de tubos de diferentes colores.
― ¿Todavía estáis destruyendo ropa? ―curioseó divertida y Kyle negó con la cabeza.
― No, Nayra quería crear un líquido para hacer una pompa de jabón gigante e indestructible―respondió él acercándole un pompero por lo que ella lo cogió y se puso a soplar pequeñas pompitas de jabón.
― Me gustaría más una máquina que crease muchísimas pompas de diferentes colores, ¿te imaginas toda la clase llena de pompas de jabón? ―habló ella viendo como flotaban las pequeñas pompas entre ellos, sonrió contenta y vio como él explotaba un par de pompas con el dedo por lo que siguió creando más.
― Eso suena lindo ―dijo él con timidez por lo que inevitablemente ella se sonrojó, Kyle carraspeó y se puso a recoger los tubos de ensayo a toda prisa―. Deberíamos volver, te acompaño a casa.
― Vale ―respondió no muy alegre. No quería regresar todavía, quería quedarse más tiempo con él.
― ¿Pasa algo?
― Eh, no.
― ¿Seguro? Te ves un poco deprimida.
― Es que no quiero volver todavía, quiero pasar más tiempo contigo ―respondió con timidez murmurando la última parte mientras miraba hacia el suelo. Escuchó un golpe seco seguido de un quejido por lo que levantó la mirada y se encontró a Kyle sentado en el suelo acariciándose la cabeza rodeado de varias probetas y los abanicos. Asustada se puso en pie y corrió hacia él―. ¡Kyle! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
― Sí...―murmuró Kyle tocándose la frente con cuidado―. Ay.
Se fijó en que los dedos de Kyle tenían un poco de sangre y terriblemente preocupada le quitó la capucha.
― ¡Estás herido! ―exclamó inquieta viendo como tenía una pequeña herida en la frente, le tomó las mejillas entre las manos y le miró el rostro preocupada. Por suerte, parecía que solo tenía esa única herida así que respiró un poco aliviada―. Vamos a la enfermería.
― Estoy... (lo miró enfadada), vale―masculló Kyle y ella lo ayudó a levantarse, luego lo tomó de la mano y literalmente lo arrastró hacia la enfermería. Estaba tan preocupada que ni le prestó atención a lo cálida que era la mano de Kyle ni el cuidado con el que la sostenía.
Una vez en la enfermería lo obligó a sentarse en la camilla mientras ella buscaba en el armario alcohol, algodón y tiritas. Una vez que lo encontró todo, caminó con paso firme hacia Kyle y se colocó frente a él.
― Lo siento ―susurró Kyle con vergüenza mientras ella aplicaba un poco de alcohol en el algodón y se lo colocaba en la herida. En cuanto tocó la piel de Kyle ambos se sonrojaron, y sintió como se le aceleraba el pulso. Estaban tan nerviosa que podría desmayarse―. ¿Qué tal con tus dos nuevos pacientes?
― Cancelaron sus citas sin motivo y encima me bloquearon―contestó irritada mientras limpiaba la herida, Kyle pareció sorprendido pero en seguida la sorpresa fue sustituida por una ligera sonrisa.
― ¿Matt?
― Él jura que no hizo, pero no estoy tan segura.
― ¿Por qué no pruebas a hacerle terapia a tus vecinos? ―curioseó Kyle y ella sopesó la idea. Le podía dar tickets a sus vecinos y si no acudían a sus citas podía amenazarlos con Dafne, no era mala idea.
― No es mala idea ―dijo soplando con cuidado en la herida, luego cogió la tirita y se la colocó con cuidado, por lo que sonrió orgullosa y se quedó mirando a Kyle. Sus ojos se encontraron y el corazón le dio un vuelco―. ¿Por qué me has estado evitando?
― Yo no...
― Es imposible que todos los días tengas un experimento importante, ¿estás enfadado por algo?
― No, no... claro que no―respondió Kyle con rapidez y bastante sinceridad, y ella lo miró sin comprender nada, Kyle resopló y se sonrojó aún más―. Es que últimamente...
― ¿Últimamente qué? ―preguntó sin entender―. ¿Huelo mal? ¡Lo sabía, no debí cambiar de perfume!
― No, no... hueles muy bien, demasiado...―habló Kyle y ella dejó de olerse la ropa―. No es nada, no importa.
― Pero a mí si me importa, estaba preocupada de que hubiera hecho algo que te ofendiera y me estabas esquivando porque me odiabas.
― ¿Qué? Yo no te odio, de hecho, no creo que pudiera odiarte nunca.
― ¿Seguro? ―preguntó con dudas y Kyle asintió―; ¿entonces por qué huyes de mí?
― No sé, últimamente me haces sentir raro y nervioso y pienso cosas que no debería pensar ―respondió Kyle con total sinceridad y ella pestañeó con incredulidad.
― ¿Te pongo nervioso?
― Sí
― ¿Y piensas cosas que no deberías pensar?
―Si―masculló Kyle en voz muy baja
― ¿Cómo qué? ¿Qué cosas piensas?―preguntó emocionada y muy nerviosa, notó como el rostro de Kyle se ponía muy rojo y evitaba a toda costa mirarla. Ella sonrió con malicia.― Tengo una idea que quizás pueda ayudarte.
―No voy a dejar que me hipnotices―respondió Kyle y ella rió.
―¿Por qué? Ya te dije que he mejorado―Kyle levantó una ceja y la miró con escepticismo, por lo que ella le devolvió una mirada ofendida antes de ponerse a pestañear como una niña buena, y él resopló.
―Vale, haz lo que quieras.
―Cierra los ojos―ordenó y Kyle la miró con serias dudas antes de obedecer.
Ella sonrió de medio lado antes de morderse el labio con nerviosismo. Si esto salía mal no podría volver a mirarlo a la cara. Vio el lindo rostro de Kyle y sin pensarlo dos veces, apoyó las manos en sus rodillas y lo besó.
Apenas fue un dulce roce entre sus labios pero fue suficiente como para dejarla sonrojada, atontada e inmensamente feliz. Se separó lentamente de Kyle y cuando abrió los ojos, no se sorprendió para nada de encontrar a Kyle completamente rojo y observándola con mucha confusión.
Tan lindo.
Sonrió nerviosa y espero que él dijera algo, pero no lo hizo. Solo se quedó observándola fijamente.
Sin saber qué hacer, desvió la mirada a la tirita que le había puesto en la frente y no pudo evitar levantar la mano para tocarla, sin embargo, Kyle se adelantó y tomó su mano con mucho cuidado. Ella lo miró con vergüenza y esta vez fue él quien la besó con mucha timidez.
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