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Dieciseis

Kyle

Estaba de los nervios.

Llevaba una maravillosa semana saliendo con Ann y cada día que pasaba estaba más enamorado. No obstante, esto de estar saliendo a escondidas iba a provocarle un infarto.

Daba igual las veces que Ann le dijese que todo estaba controlado y que contaban con la ayuda de Nora y Dafne. Nadie le sacaba de la mente que en cualquier momento iban a ser descubiertos y que Matt lo mataría por ser un traidor que estaba aprovechándose de su dulce hermanita. Así que por un breve momento se le pasó por la cabeza contarle todo pero tras ver la sobreprotección del rubio en acción con José, decidió que no había nada malo en mantener su relación con Ann en secreto.

Si con José era insoportable, no quería ni pensar cómo se comportaría con él cuando descubriese que estaba saliendo con Ann. Porque tarde o temprano lo descubriría, si no los pillaba él, lo haría Triz y ya sabían todos lo que aguantaba Triz guardando un secreto.

Resopló y miró hacia los lados con ansiedad. Nayra tardaba demasiado, quizás debería esperarla en Góngora.

― ¡Eh, Kyle!

Sintió un escalofrío y maldijo su suerte.

Se dio la vuelta y vio como Matt y Nora caminaban hacia él.

¿Hoy estás de profesor? ―preguntó Matt y él asintió lentamente―. Intenta quedarte lo máximo que puedas en Góngora, Ann está otra vez increpando a los vecinos para que se sienten en su diván.

Al escuchar el nombre de Ann sintió como se le aceleraba el pulso.

Actúa normal. Debía actuar normal.

― Lo tendré en cuenta―dijo agradecido.

― Por cierto, ¿cómo te va con la chica esa de tu clase? ―curioseó Matt y él se atragantó con su propia saliva y comenzó a toser por lo que Nora comenzó a darle palmaditas en la espalda―. ¿Tan mal te va?

Si él supiera....

Solo dile hola.

¡Escóndete rápido! ―exclamó Nora y Matt saltó tras un coche, mientras él miraba hacia los lados sin ver ni entender nada.

Sabemos lo de la chica de tu clase por la temporada que Ann estuvo persiguiéndote para que te sentaras en su diván―explicó Nora y él respiró más tranquilo―. No sospecha nada por ahora, así que tranquilo.

¿Ya? ―preguntó Matt asomando la cabeza de entre los coches, Nora asintió y Matt volvió con ellos.

¿Durante cuánto tiempo piensas seguir así? ―curioseó Nora y Matt se encogió de hombros―. Voy a comprar un ramo y se lo voy a dar en tu nombre.

Ni se te ocurra.

¿Pero por qué no le compras las flores y ya? ―preguntó divertido al recordar como ayer Ann no había parado de quejarse de lo pesada que estaba Triz mientras regresaban al Parque Lorca tomados de la mano.

Me pregunto lo mismo―apuntó Dan apareciendo junto a Sonia, que le dio un puntapié a Matt.

¡Ay! ―protestó el rubio.

Cómprale flores a Triz, nos tiene a todos locos con eso, hasta mis hermanos se ofrecieron a comprarle flores para hacerla callar pero ella se negó―habló Sonia de mal humor mirando muy mal a Matt.

Oye, oye... y esta mañana ha amenazado con empezar a sacar trapos sucios de todos, ¡cómprale las flores! ―amenazó Dafne mientras Sonia lanzaba una mirada amenazadora a Matt.

¿No ibas a casa de Damián con papá? ―curioseó Nora mirando a su hermana que puso cara de asco.

Sí, pero le dije que tenía que decirte una cosa muy importante antes de ir.

Escucharon una bocina y Dafne gruñó antes de marcharse tan rápido como había venido.

― No creo que tenga nada que pueda usar en mi contra, así que no hay de qué preocuparse.

Nada más terminar Matt su frase, empezaron a sonar los móviles de todos los presentes. Como todos, él sacó su móvil y vio un mensaje de Triz en el que daba un plazo de 24 horas para que Matt le regalase flores o los más oscuros secretos de todos saldrían a la luz.

― Está de farol.

― ¡Cómprale flores! ―exigieron todos los presentes incluido él y algún que otro vecino que gritaba desde su balcón por lo que miró a su alrededor y rio divertido al ver a Diego haciendo aspavientos desde su ventana.

Okey, okey... le compraré flores―aceptó Matt captando su atención, Dan y Sonia chocaron las manos satisfechos.

― Estupendo, vamos ahora mismo―indicó Dan obligando a Matt a caminar.

― Como se nota que tiene fotos vuestras que no queréis que salgan a la luz―apuntó Matt alternando la mirada entre Dan y Sonia mientras Nora reía y se despedía de él con un "¡ánimo!". ― Por cierto Kyle, no te preocupes por la chica de tu clase, seguro que todo saldrá bien, eres buen partido. La chica que salga contigo será muy afortunada

Se despidió Matt agitando la mano y él le devolvió el saludo con un poco de culpabilidad.

― Te recordaré esa frase en el futuro―indicó Nora mientras Matt ladeaba la cabeza sin comprender.

De verdad que no sabía si reír a carcajadas o ir corriendo a una compañía de seguros a hacerse un seguro de vida. Quizás debería hacer lo segundo.

Estaba casi seguro de que iba a matarlo cuando se enterase.

― ¡Por fin! ―exclamó Ann saliendo de detrás de un árbol para correr a abrazarlo por lo que él comenzó a mirar a todos lados con nerviosismo.

― ¿Cuánto llevas ahí? ―preguntó devolviéndole el abrazo una vez que se aseguró de que no había nadie sospechoso cerca.

― Un rato, te vi hablando con Matt y me preocupé, ¿te dijo algo raro? ―curioseó Ann y se quedó pensativo.

― Me dijo que la chica que saliese conmigo sería muy afortunada, supongo que eso quedará anulado cuando sepa que esa chica eres tú―contó y Ann parpadeó confusa un par de veces antes de empezar a reír.

― Eso es bueno, si te dijo eso es que no sospecha nada.

― ¿Conseguiste convencer a alguien?

― A unos cuantos vecinos y a Marco, de hecho, con él tengo terapia en diez minutos.

― ¿Marco?

― Sí, creo que es una excusa para escabullirse del restaurante pero me da igual, ¡un paciente, es un paciente!

― Ann...―dijo con pesar. No quería ser aguafiestas, pero si seguían abrazados más tiempo alguien los pillaría.

― Sí, sí...

Ella se separó y él tuvo que contenerse de volver a abrazarla.

― ¿Nos vemos luego? ―preguntó con inquietud y ella asintió con una sonrisa antes de darle un rápido beso y huir de allí. La vio irse e inmediatamente la echó de menos.

Se quedó viendo por donde se había ido Ann hasta que Nayra por fin apareció con un par de cajas, por lo que fue a ayudarla sin dudar. Tomó una de las cajas y juntos se fueron a Góngora.

**********************

Debía reconocer que le gustaba hacer experimentos con Nayra, era una aprendiz muy diligente y eficiente. Ponía mucho interés y entusiasmo en los experimentos, y no se desanimaba cuando salían mal (algo que solía ser habitual).

― No puedo creer que los cálculos vuelvan a estar mal―masculló Nayra mientras barría los trozos de cristal del suelo y él limpiaba la mesa.

― Pues hemos mejorado, esta vez la explosión fue pequeñita―dijo a modo de consuelo, Nayra pareció meditar unos segundos antes de asentir con orgullo.

― Cuando llegue a casa, voy a ponerme a repasar los cálculos―dijo Nayra con ojos brillantes y él rio. Nayra era casi tan intensa como él con todo lo relacionado con la química―. ¿No estás entusiasmado? Si conseguimos hacerlo bien, va a ser un espectáculo precioso. A Ann le va a encantar.

― Lo sé, por eso no puedes contarle nada de lo que estamos haciendo―ordenó y ella asintió con fuerza mientras seguía abanicando, pero él dejó de hacerlo y miró a Nayra con sorpresa―. ¿Por qué mencionas a Ann?

― Porque estamos haciendo esto para ella, ¿no? ―dijo Nayra dejando de abanicar y mirándolo con interés para luego abrir la boca con horror―. No me digas que estoy equivocada y no estáis saliendo.

Parpadeó sorprendido un par de segundos antes de entrar en pánico.

¿Cómo era que Nayra lo sabía? ¿Es que era tan obvio? Y si ella lo sabía, ¿cuánto más tiempo podrían ocultarlo? ¡Le gustaría enseñarle su experimento antes de morir!

― ¿Por qué piensas que estamos saliendo? ―preguntó con un poco de miedo.

― Porque hace unos días me amenazó diciendo que como se me ocurriese pensar que eras lindo, me hipnotizaría y me haría creer que soy un robot y que si me caía una solo gota de agua encima moriría―contó Nayra con cierto tono divertido en su voz, y él solo pudo suspirar. Eso sonaba muy Ann―. Pero antes de eso ya pensaba que estabais saliendo, hace una semana Dafne me estuvo interrogando sobre ti y luego me obligó a irme para dejarte a solas con Ann. Y desde entonces, ella viene con una enorme sonrisa de enamorada y tú te ves nervioso a su alrededor. Además de que cada vez que tenemos humo, intentas echarla y cuando ella te ignora y entra, te molestas.

― Lo dices como si fuera raro que me preocupase por la salud de las personas.

― Cuando estaba en primer año, creaste un humo tóxico que casi nos mata a todos y dijiste "Sois unos exagerados, un poquito de oxígeno y todos sanos" ―acusó Nayra y él agachó la cabeza con vergüenza―. Dejando eso de lado, ¿acerté? Estáis saliendo, ¿verdad?

― Sí, estamos saliendo―confirmó y ella sonrió orgullosa de sí misma―. Pero no puedes decírselo a nadie. Matt me matará en cuanto se entere, así que estamos saliendo en secreto por ahora.

― Lo entiendo, ¡cuenta conmigo! ¡Soy una tumba! ―declaró Nayra con felicidad―. Siempre había pensado que haríais buena pareja, estoy contenta por vosotros.

― Ya, ya...―masculló con vergüenza volviendo a ventilar la clase.

Una vez que terminaron de limpiar todo el material de laboratorio que habían usado, se pusieron a revisar las fórmulas. Todo para crear una nube de humo de color anaranjado que no se parecía en nada a lo que quería conseguir. Frunció el ceño y se puso a tachar fórmulas en su libreta mientras Nayra volvía a abanicar el aula.

Esto era muy frustrante.

Con enfado tachó un par de fórmulas más y dibujó un matraz del que salían corazones antes de acostarse sobre la libreta.

― ¡Hola!―saludó Ann apoyando la cabeza en la mesa a su lado, quedando sus rostros uno frente al otro. Pestañeó sorprendido y soltó un pequeño grito de sorpresa antes de ponerse recto en el asiento. Ann rio y él aprovechó para cerrar la libreta y guardarla en la mochila con rapidez. No quería que ella viera en lo que estaba trabajando, quería que todo fuera una sorpresa. Ann lo miró un poco extrañada pero en seguida le sonrió―. Hoy el humo es anaranjado, ¿por qué cada día es de un color diferente?

Ann lo miró fijamente y él miró hacia otro lado.

Como le pestañease le acabaría contando todo y no quería eso.

― No sabría explicarte, todos los días mezclamos lo mismo―respondió Nayra―. Si quieres puedes irte, yo termino de recoger.

― ¿Estás segura? ―preguntó a Nayra que le indicó con la mano que se marchase mientras sonreía contenta. Seguramente pensaba que le estaba haciendo un favor al dejarlo ir con Ann, que lo estaba haciendo.

Recogió sus cosas y caminó hasta Ann que ya lo esperaba en el umbral con una deslumbrante sonrisa. Era tan linda.

Extendió la mano y tomó la de la rubia con sumo cuidado y comenzaron a caminar por el pasillo, no obstante, ella se detuvo a los pocos segundos.

― ¿Pasa algo? ―preguntó deteniéndose también, ella le sonrió antes de tirar de su mano y acercarlo a ella para luego besarlo.

― No, nada―respondió Ann comenzando a caminar con total tranquilidad mientras él era un manojo de nervios.

¿Cómo podía hacer eso y quedarse tan tranquila?

Salieron de Góngora y caminaron tomados de las manos. Últimamente siempre regresaban a casa así, era algo que a Ann parecía encantarle y para que negarlo, a él también.

― ¿Qué tal te fue con tus nuevos pacientes?

― Bastante bien, vinieron dos vecinas y Marco, ¿sabías que Marco es muy sugestionable? Fue muy divertido hacerle creer que venían los extraterrestres―contó Ann de forma muy alegre y él sintió un poco de lástima por Marco.

― Hablando de hipnotismo, ¿amenazaste a Nayra con hipnotizarla si pensaba que era lindo?

― Ya se le dice amenaza a cualquier comentario, me ofrecí amablemente a hipnotizarla que no es lo mismo―se defendió Ann con entusiasmo y él rio, conocía muy bien las formas sutiles que tenía para decir las cosas. Se detuvo y Ann lo miró confusa para luego ponerse a mirar hacia los lados por lo que el beso que le dio la pilló totalmente por sorpresa.

― No molestes a Nayra, me cae bien y al parecer es fan de nuestra relación―pidió y Ann asintió lentamente mientras hacía un puchero.

― ¡No es justo! Sí me lo pides así tengo que obedecerte, ¡eres demasiado lindo! ―exclamó Ann antes de abrazarlo y él rio antes de devolverle el abrazo. Ella sí que era linda―. ¿Qué quieres decir con que es fan de nuestra relación? ¿Sabe que estamos saliendo?

― Sí, al parecer vienes a buscarme con cara de enamorada y yo me preocupo demasiado porque te puedas intoxicar, así que dio por hecho que estábamos saliendo―contó mientras Ann se separaba de él.

― Tengo que ir a amenazarla para que no le cuente nada a nadie.

― Tranquila, ya le pedí yo que guardase el secreto.

― Muy bien, algo bueno se te tenía que pegar de mí.

Rio y volvieron a caminar cogidos de la mano hasta que estuvieron lo suficientemente cerca del Parque Lorca. Fue entonces que para tristeza de los dos tuvieron que separarse y fingir que se habían encontrado por el camino.

Esta parte era bastante dura, le gustaría ir tomados de la mano hasta la puerta de su casa pero por ahora era mejor así. Además, empezaba a pensar que a Ann le gustaba un poco eso de mantener la relación en secreto.

Una vez en el Parque Lorca, Triz apareció de la nada con un pequeño ramo de girasoles y una enorme sonrisa. Dio un pequeño salto y se llevó la mano al pecho, ¡¿cómo lo hacía para salir de la nada?! Un día de estos le iba a provocar un infarto a alguien.

― Mira lo que me regaló tu hermano―anunció Triz enseñándoles el pequeño ramo que consistía en tres girasoles unidos por un lazo blanco―. Tres girasoles con un lazo, ¿que entiende él por ramo de flores?

― A mí me parece bonitos―dijo y Triz lo miró mal.

― Bonitos eran los lirios que tú le regalaste a Ann―La miró sorprendido, ¿pero ella en qué momento había visto los lirios que le había regalado a Ann? Por eso no podía evitar estar aterrorizado, ¿cuánto podía tardar Triz en averiguar que estaba saliendo con Ann y en contárselo a Matt? Si al menos Héctor siguiera por ahí, podía pedirle que la distrajese, pero no, Héctor tuvo que huir a México.

― Pues a mi también me gusta, es un ramo minimalista―indicó Ann y Triz volvió a mirar el ramo no muy convencida.

― ¡Annalise, necesito asilo! ―gritó Dafne bajándose a toda prisa del coche y corriendo hacia ellos para abrazar a Ann y luego esconderse tras ella.

― ¡Dafne, deja de esconderte tras Annalise y ven aquí! ¡Estás castigadísima! ―exclamó el señor Castillo por lo que Dafne resopló.

― ¿Qué hiciste? ―curioseó Triz.

― Oye, oye... digamos que cuando llegué Damián estaba dormido y yo aproveché para hacerle un pequeño cambio de look.

― ¿Qué le hiciste? ―preguntó esta vez Ann con media sonrisa.

― Solo le rapé un poquito la cabeza, como un cuarto de su lado izquierdo...―explicó Dafne señalándose la cabeza.

― ¡Dafne Castillo, tienes un segundo para venir aquí!

― Voy, voy...―masculló Dafne corriendo hacia el interior de su edificio mientras su padre se llevaba las manos a la cabeza.

― Mañana iré a su facultad a ver cómo le quedó el pelo, ahora te acompaño a casa, quiero enseñarle a tu madre el ramo que me regaló su hijo―anunció Triz.

― Sólo quieres ir a molestar a Matt porque tú ganaste y conseguiste que te comprara flores―inquirió Ann y él rio.

― También eso―dijo una feliz Triz caminando hacia el edificio de Ann.

Ann lo miró y se despidió de él con la mano, algo que él también hizo.

Vio como Ann y Triz desaparecían en el portal y él caminó hacia su casa mientras sacaba de su mochila su libreta de química. Tenía que revisar cuanto antes esas fórmulas, no podía esperar a enseñarle a Ann ese experimento y ver su cara de felicidad.

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Penúltimo capítulo!! 

Ya se va aproximando al inicio de CyB así que es hora de ir despidiendose de Kyle y Ann


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