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La prisión de la vereda

—¡Ah! —me uní al gritó de desesperación de Avalon.

Estábamos afuera. El muro se cerró dejando solamente la mano del "Silencio" cercenada en el suelo.

—¡Ah! —No podía dejar de gritar.

Avalon se acercó a mí y me dio una bofetada.

—¡Ya cálmate! —Me calló al instante— Muy divertido todo, continuemos.

—¡Qué demonios! —estaba empujando a Avalon — ¡Tú, casi me matas ahí atrás! —Avalon me observaba con suspicacia.

—Los Percutores son muy inteligentes, siempre que veas uno actúa antes que ellos, su parte lenta la compensan con su instinto de cazar, pudo bloquear todo el muro o simplemente optar por derrumbar todo el sitio con tal de no dejarnos salir.

—¡Pudiste decirme lo que planeabas! —Temblaba de ira.

—No teníamos tiempo.

En ese momento me detuve, yo me escuchaba en ella, muchas ocasiones había actuado de esta manera, sin avisar esperando que Linar y Krist confiaran en mí, solo actuaba esperando lo mejor arrastrándolos a ellos, seguramente los había hecho sentir esa desesperación en más de una ocasión. Mi silencio sorprendió a Avalon esta me observaba con curiosidad.

—Bueno sobrevivimos, no podemos detenernos, sí aquí hay algún otro mutado no tardarían en llegar, movámonos.

Opté por caminar detrás de ella mientras ordenaba mis pensamientos, trataba aprender cada movimiento que lograba para sobrevivir, todas las estrategias que me habían salvado podrían volver hacerlo, estaba seguro de que podría aprender de Avalon, pero ¿Ella buscaba que yo sobreviviera? Oh ¿Solo ella quería sobrevivir? Era indispensable averiguarlo.

—¿Qué pasaría si yo muero? ¿Qué les suceden a las Nereidas? Ellas vuelven a su hogar en calma, supongo está bien, gracias a ustedes nosotros existimos y es peligroso ponerlas en peligro. —Caía en cuenta de mis propias palabras.

—No puedo creerlo... ¿Crees que estar aquí es protección, seguridad? —Se había detenido.

—No, es solo qué... —No comprendía —Es lo que yo conozco desde que nací.

—Si tú te mueres, moriré yo junto contigo, ese es el verdadero destino de una Nereida, es por eso qué pocas se atreven a entrar.

—¿Por qué lo hacen? Ustedes viven en la ciudad blanca, están seguras, sin carencias para eso trabajábamos nosotros, no tiene lógica.

—Que lógica tan podrida —su cara de desagrado me hizo decidir no continuar con la conversación.

—Te protegeré, lo prometo. —Intentaba reconfortarla.

—Nuestros destinos están unidos, si yo no aceptaba ser tu Nereida hubiera muerto en esa habitación, estamos sellados; tú y yo —parecía preocupada. —Lamentó lo que sucedió atrás, estoy acostumbrada actuar sola —igual yo, quise responder. —Quiero que quede claro que te necesito vivo y deberemos aprender a trabajar juntos, comencemos de nuevo.

Se paró frente a mí y sonrió, perdí la compostura, no esperaba tanta suavidad de su parte, en definitiva, las Nereidas no eran predecibles.

—Soy Avalon, la Amazona de la venganza —me observaba con curiosidad. —¿Sorprendido? —Su risa era dulce.

—Yo... Soy topo del sector de Reinar —atropellaba mis palabras.

—Un gusto topo —se inclinó hacia mi quedando más cerca de mi rostro—.Reinar será un placer matar a todos los malnacidos que intenten levantar un arma en nuestra contra.

Sujeté la mano que me extendió y pude notar lo suave que era y al mismo tiempo los callos que tenía. Eran manos que habían trabajado, palmas con historias. Su mirada se clavó en la mía, pude sentir una corriente de energía subir de su brazo a mi palma, hasta arremolinarse en mi pecho.

—Está bien, puedes soltarme, no iré a ningún lado —ladeó su cabeza.

—Sí, perdón, gracias —estaba actuando más tonto de lo normal.

—Mientras continuamos caminando quieres hablarme de; ¿Quiénes son Linar y Krist? —su pregunta me sacó de mi letargo.

—Son del mismo sector que yo, son mi familia.

—¿Pero habías dicho que eran tus Tandems? —sonaba divertida.

—Eso, a sí, es que ... —no sabía que responder.

—¿Qué es un Tandem? —ella disfrutaba de esto.

—Significa pareja con compromiso —sentía como mi cara se ponía roja.

—Entonces me engañas —comenzaba a reírse.

—No, no es eso, no quiero decir que tenga interés por ti, es solo qué, realmente no lo son, significan eso para mí —quería desaparecer.

—Te entiendo yo tenía mi... ¿Propia tándem? —lo último lo dijo dudosa.

—¿Tenias?...

—Sí, murió, un topo le atravesó la cara —se detuvo.

No podía ser cierto, la Nereida que yo había asesinado, ella podría saber que fui yo quien lo hizo. Avalon aún tenía la espada dentada en su poder, por eso quería tenerla, me había dejado atrás con el Percutor para vengarse, ella era; la Amazonas de la venganza, tenía que prepararme, estaba a punto de luchar.

Sí yo la mataba, estaba sentenciado a muerte, si ella me mataba ella moriría, estábamos atados a vivir o morir juntos. Solo quedaba su decisión y seguramente preferiría matarme antes que alguien me asesinara, eso haría sí tuviera de frente al asesino de Linar o Krist.

—¿Tú sabes quién fue? —preguntaba con firmeza.

Tal vez no se enteraron de que había sido yo, si no tuvieron tiempo de interrogar a los otros topos, Krist y Linar no me delatarían, tomarían la responsabilidad juntó conmigo, si yo seguía vivo, seguramente ellos también, pero Zusure o Zerov podrían decirlo.

—Sí se quien fue —Fue cortante con su respuesta.

Tenía que tomar una decisión pronto, sin importar las consecuencias las vería en algún momento, lo supe al instante de ver el rostro de la Nereida herida y aún así decidí terminar de matarla para salvarnos a nosotros.

—¿Entonces? ... —Se mostraba impaciente.

—Fui yo —afrontaría todas las consecuencias de mis decisiones, si mi destino estaba sellado, lo terminaría de grabar con honor.

Estaba preparándome para pelar, sin embargo, ella estaba parada frente a mí, sin moverse, parecía estar calculando algo en su cabeza, no esperaba durar tan poco siendo oficialmente un eros en la competencia.

—Entiendo —me posicione para pelear.

—¿Qué haces?

—Prepararme para tu venganza.

—Espera, no —se río —En realidad esa Amazonas era una perra, me caía mal.

—¿Entonces? ¿Por qué tú? —Estaba consternado.

—Yo iba manejando adelante Reinar, yo sabía desde un principio que habías sido tú, en cuanto te vi, te reconocí, solo quería asegurarme que podía confiar en ti.

—¡Pero tu vida y la mía están atadas! No necesitas confiar en que quiero vivir —estaba alterado.

—No, Rey, una cosa es la vida y muy distinta es la palabra, no puedes luchar esperando que cuiden tus espaldas, si quien lo está haciendo no puede sostener su propia palabra —tomó aire —No podría confiar a que alguien sostenga mi vida, si no puede sostener su palabra sin importar las consecuencias.

Ella había hecho una reverencia del juramento frente a mí, lo que decía era el mismo concepto del juramento, respaldar tu humanidad a través de tu palabra.

—Acabas de gritar muy fuerte, debemos apurarnos si no queremos visita —retomó su marcha sin decir más.

No sabía que decir había bajado mi guardia por completo, intenté retomar mi compostura y continuar caminando juntó a ella. Avanzamos por algún tiempo sin rumbo definitivo, el laberinto comenzaba a acortar nuestras posibilidades para avanzar, poco a poco solo quedaba una sola dirección a la cual dirigirnos. Terminamos el laberinto sin ningún problema en el camino, frente a nosotros solo teníamos una puerta vieja de madera y no había ruido del otro lado.

—Esto es muy extraño —Avalon se tomaba del mentón mientras hablaba —No puede ser que todo el camino estuviera despejado.

—Tal vez tuvimos suerte —intentaba sonar positivo.

—Y ¿Dónde están los demás sectores? Faltan más carneros y otros sectores, no es normal.

—¿Todos los sectores están aquí? —estaba sorprendido.

—No lo sé, ya te dije que cada purga es diferente, únicamente Artemides es la que sabe cómo funcionara la purga, posiblemente algún otro, todo es una sorpresa.

—¿Entonces no tenemos suerte? —no podía seguirle el pasó. —Continuemos ya quiero salir de este lugar infernal antes de que se termine de cerrar algún muro sobre nosotros, la última vez fue suficiente para no olvidar la sensación.

Llevaba días peleando y sobreviviendo, apremiaba unos momentos de paz y tranquilidad, estaba seguro qué no deseaba enfrentarme a alguien pronto. Intenté abrir la puerta de madera para salir.

—Espera, aún no. —Avalon quería detenerme, pero el crujido de los engranes comenzó a sonar. —No tenemos opción entremos.

Abrí la puerta y ambos entramos a la habitación; estaba en completa oscuridad únicamente la luz que se colaba por la puerta permitía ver un poco por delante, era un pasillo simple con algunos barrotes a los costados.

—Esto no me gusta —Las luces se encendieron en cuanto termino de hablar, ambos estábamos ya dentro de la habitación.

Era una habitación con una seria de jaulas a los costados, tres de cada lado, dentro de ellas se encontraban bestias que reconocía; dos "Silencios" a nuestra derecha y un Percutor a nuestra izquierda. El Percutor estaba al centro de las jaulas de la izquierda, mientras que en la primera jaula de mi derecha estaba el primer "Silencio" y al final del pasillo se encontraba el otro del mismo lado. Parecían haber estado dormidos, las jaulas estaban cerradas, pero dudaba que pudieran detenerlos por mucho tiempo.

— Regresemos —procuré que mi voz fuera baja.

—No podemos Reinar voltea a nuestras espaldas —Avalon habló sin desviar la mirada del frente.

Los muros detrás de nosotros comenzaban a cerrarse, estábamos atrapados en una prisión con una única vereda; hacía adelante.





Siguiente capitulo; "Predatorios de Nereidas" 02 Jul.

Gracias por seguir hasta este punto.  Buena ventura y espero verlos pronto.

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