La casa de thanos
Durante el camino intente hacer un torniquete con una de las dos camisas que traía conmigo, utilice el cuchillo de Dirty para cortar algunas tiras y anudarlas para rodear a Li, pero no parecía funcionar lo suficiente, saque la otra camisa y decidí hacer presión, el sangrado disminuyo, pero su piel comenzaba a perder color mientras su respiración disminuía.
Krist me ignoraba en todo momento, me esforzaba en no llorar frente a los demás pues eso me volvería una presa fácil, necesitaba cuidar de Linar o en este estado cualquiera podría aprovechar la oportunidad y terminar el trabajo que Dirty dejó a medias. La presencia de Krist ayudaba a que ninguno se acercara, nadie se enfrentaría a dos topos al mismo tiempo, lo que nadie se imaginaba era que en realidad Krist no tenía interés en volver ayudarnos.
Cuando me percaté que el camión freno fui consciente que nunca voltee al exterior para ver a donde nos dirigíamos, todos comenzaron a bajar, el mismo Krist nos había dejado para posicionarse junto a los demás.
—Tranquilo Li ya llegamos, pronto estarás mejor.
Dos verdugos subieron al camión y me arrebataron a la fuerza de Linar, pataleé hasta que vi que no querían herirlo, estaban revisando su herida y comenzaron a limpiarla, parece esta bastante grave pues ahí mismo comenzaron a atenderlo. Me señalaron que bajara del camión decidí hacer caso sin objetar, sería lo mejor para Li, no podía hacerlos perder el tiempo peleando conmigo, necesitaba que salvaran a mi amigo.
Cuando pisé la tierra fui consciente que estaba por comenzar todo, debajo de mis pies no había tierra, estábamos sobre un campo verde, el pasto llegaba a mis rodillas. Los seleccionados estaban formados en lateral, decidí posicionarme junto a ellos.
—Bienvenidos a la casa de thanos, sus próximos días vivirán aquí, intenten sobrevivir.
Un verdugo vestido de gris de cabellera plateada hablaba frente a nosotros, no podría decir si era mujer u hombre, su voz parecía estar siendo manipulada de alguna forma.
—Pueden retirarse, en catorce días volveremos por ustedes, veremos cuantos sobrevivieron después de terminar su estancia en la casa de thanos.
Todos comenzaron a marcharse.
—Esperen, olvidaba algo —el verdugo levantaba su brazo para hacerlo parar —. Solo podremos regresar por cinco, el resto morirá, solo la mitad de ustedes puede salir de la casa de thanos con vida, el resto se los dejamos a ustedes.
Algunos dudaron en emprender nuevamente su camino, al final del prado se veía solo un castillo desgastado, nadie habló y comenzaron a caminar, yo no podía avanzar dejando a Li detrás.
—Disculpe —me incliné y puse la frente en el suelo cómo era lo habitual al estar en presencia de un verdugo o cualquier nereida.
—¿Qué quieres topo? —Era cortante.
–Mi amigo Li ¿Qué sucederá con él?
—Topo no abuses de tu confianza, alguna vez has visto que un verdugo responda preguntas. Si te permití hablar es porque nos disté un gran espectáculo hace un rato.
—Solo quiero saber si vendrá conmigo.
—En tres días lo devolveremos a la casa de thanos, eso sí sobrevive.
—Gracias verdugo, lamento mi intromisión —no podía confiarme en hacer enojar a un verdugo, me dijo lo que necesitaba saber.
Solo debía esperar tres días y sobrevivir por mi cuenta, me levante del suelo, me asegure de llevar la Santoku aun enfundada en el pantalón y comencé a caminar analizando a todos los que iban de frente. Necesitaba recordar todo lo que pudiera de ellos para sobrevivir, solo cinco de nosotros podíamos salir con vida y yo amaba a uno de los participantes, otro era mi mejor amigo y estaba yo. Solo podían vivir dos personas del resto.
¿Ya podía considerarme un asesino después de Dirty? Vi mis brazos y manos cubiertas de sangre, era difícil asegurar si era sangre de Li o Dirty. Ese pensamiento me hizo doblarme en mi y vomitar amarillo. Supongo que no seré un buen asesino, limpie mi boca con el brazo y me enderece, necesitaba apresurarme y conocer el entorno de la casa, sería más fácil no ser sorprendido de esa forma, pero tampoco podía acércame a nadie, no podía estar seguro en qué momento alguien pudiera lanzarse a intentar contarme el cuello; como yo a Dirty, volví a sentir nauseas.
Al entrar al castillo era menos sorprendente de lo que aparentaba por fuera, tenía grandes murallas, pero por dentro solo contaba con un campo de entrenamiento en medio y alrededor habitaciones, un segundo piso con más habitaciones, al fondo estaba el comedor y al otro extremo estaban los retretes antiguos con tazas estrelladas. Para nosotros contar con un retrete era estar en un reino, jamás vi alguno, escuché sobre ellos, pero nunca entendí realmente su forma hasta esta ocasión.
Todos parecían comenzar a tomar habitaciones con ventajas, la mayoría escogió habitaciones superiores, eso les ayudaba escuchar la madera crujir y sería difícil entrar por alguna ventana, los dormitorios que terminaban al final del pasillo fueron los primeros en ocuparse, había habitaciones de sobra, pero nadie se asentaba con un vecino a sus lados, intentar hacerlo seguramente me ocasionaría una pelea por el territorio que podía llevarme a la muerte. Necesitaba escoger de forma cautelosa.
Opte por el dormitorio cercano a una de las escaleras, la más próxima a los baños y él comedor, eso acortaba mi paso por cualquier habitación que tuviera una sorpresa detrás de las puertas en espera de que algún ruido avisara que alguien estaba listo para ser asaltado y degollado. Mi habitación estaba en la planta baja, salir volando de un segundo piso no era particularmente mi mayor interés, podía cubrir una ventana, pero dejar como única escapatoria la puerta de ingreso, me daba pocas posibilidades a escapar de ser necesario.
Entre a la habitación, la madera de la puerta rechino al abrirla, por dentro tenía un cerrojo de hierro que atrancaba la puerta, estaba todo oxidado así que una patada podía mandar a volar toda la puerta si se ponía la fuerza suficiente. Al menos el ruido me avisaría que alguien tenía ganas de probar el filo de algún cuchillo o navaja conmigo.
Me senté en el colchón relleno de paja y frente a mi había un closed desgastado con una puerta caída, me levanté a prisa de la cama, no había revisado antes de relajarme. Abrí el closed con la Santoku en mano listo para cortar el mismo aire de ser necesario, no había nadie, gire pronto agitando el cuchillo, no estaba nadie, me tire al suelo para ver debajo de la cama, estaba solo, me relaje. No podía permitirme nuevamente descuidarme de esa manera, moví el ropero a la ventana para no dar paso a nadie, eso dejo mi habitación en una ligera oscuridad.
Esta vez me deje caer en el colchón, las patas de la base de madera se rompieron crujiendo, llevándome al suelo con el colchón, eso fue suficiente para romperme a llorar. Por la base que rompí, por Linar, por las palabras de Krist, por haber aceptado entrar a esta estúpida purga de eros y no haberme esforzado más en evitar que Linar entrara. Al final yo mismo había arrastrado a Linar a estar en la contienda, una parte de mi quería convencerse que lo había hecho, sin mí no sobreviviría, cuando en realidad él siempre era quien cuidaba de mí. Fui egoísta, en mi llanto contenido sabía que yo lo arrastre porque no creía poder hacerlo solo, no quería y aposte mi propia vida para no estarlo.
El cuerpo inerte de Dirty no dejaba de rondar en mis pensamientos, mi cuerpo temblaba, podía desatar toda mi frustración en esta habitación, regalarme unos momentos de vulnerabilidad, no era consciente cuando podría volver a tenerlo. Aun quería vomitar por la sangre seca en mis brazos, pero mi estomago estaba vacío.
—Reinar eres un maldito egoísta —fue lo último que dije antes de quedarme dormido.
Desperté sobresaltado tocando mi garganta y revisando nuevamente el armario y debajo de la cama, el seguro de la puerta seguía intacto, no era posible que me hubiera quedado dormido recién comenzada la selección, pudieron asesinarme, la gran mayoría no sobrevive el primer día, eso se presumía en los mitos del pueblo de los topos. Y yo era el claro ejemplo de porque alguien no sobrevivía el primer día.
A un costado de la ventana cubierta por el ropero estaba medio espejo roto, la otra mitad no se encontraba, posiblemente alguien lo había utilizado antes como arma, el suelo estaba manchado de grandes manchas marrones; posiblemente sangre de algún topo seleccionado. Mi imagen en el espejo nuevamente me parecía ausente, pero esta vez estaba acompañado de tierra, sangre y parpados cansados. Respire hondo y comencé analizar lo que sabia.
Somos diez seleccionados, debo cuidarme de siete, tal vez ocho por lo que Krist me había dicho pero, aunque el intentara atacarme dudaba que pudiera hacer algo, era el hombre más fuerte de los topos y no creía poder reaccionar ante un ataque de él.
Entonces quedaban; Nathel, Zusure, Nazari, Belesemu, Biller Zerov y Rugar. Todos eran terroríficos, no recordaba con exactitud a los seleccionados de otros años, en esa época estaba enfocado en sobrevivir y trabajar lo menos posible para otros hombres durante las noches. Cada uno era sanguinario a su forma, intenté hacer una lista mental de cada uno.
Nathel era problemático y siempre estaba peleando con otros, era poco lo que hablaba y mucho lo que gritaba, creo recordar el rumor que ahorco a dos hombres en las minas para salir con sus recolecciones y así poder comer, todos lo evitábamos en las minas por miedo a ser encontrados a unos metros de la salida con los ojos abiertos y el cuello morado, en realidad nunca se probó que él había sido, aunque de haber estado seguros nadie hubiera hecho nada.
Zusure es uno de los peores del pueblo de los topos, es recordado por haberse comido a más de un niño, sus dientes podridos y su cabello largo eran una señal de un caníbal hambriento, no tenía vecinos pues a ambos los había engullido durante un invierno y parte del verano. Aun a pesar de haber crecido en el sector de los topos, pocas ocasiones me lo encontré y nadie sabía cuántos años tenía o llevaba en el pueblo. El mismo Maximus le llevaba comida de vez en cuando afuera de su casa y la dejaba ahí sin llamar a la puerta, alguna vez le pregunte.
—¿Por qué le das de comer a Zusure? Él nunca trabaja en las minas.
—Si no le dejo algo de vez en cuando podría dejarme sin mineros que mantengan al pueblo con vida, Reinar debo cuidar que mis minas continúen vivas y con movimiento, nunca te acerques a él y si te lo encuentras de frente corre, corre sin detenerte hasta estar seguro de haberlo perdido.
El "príncipe caníbal" estaba en la competencia, todos le llamaban de esa manera para recordarse porque debían estar lejos.
Nazari por el contrario era un joven poco mayor a mí, algunas veces lo vi platicando alegremente con Linar, estoy seguro de que estuvieron saliendo durante unas estaciones pero Li nunca quiso admitirlo, parecía ser un chico tranquilo, pero no podía confiarme de nadie, seguramente cuando Li se recuperara podría contarme más sobre él.
Belesemu era conocido por abusar de otros hombres, en su mayoría prefería a los niños, cargaba con él una mirada lasciva e insaciable, cuando era joven el intento una ocasión tomarme a la fuerza, pero Linar lo golpeó en la cabeza con una piedra y escape. El recuerdo de conocer a Linar era agridulce pues me había salvado y desde entonces nos cuidábamos las espaldas, pero no olvidaba el cuerpo de Belesemu aprisionándome en el suelo. Su fuerza conseguía compararse a la de Nathel o Krist, debía cuidarme de sus brazos y manos si quería sobrevivir, si trajo un arma a la competencia podía ser uno de los que sobrevivirían en la casa de thanos. Era conocido como el "Perverso glotón".
De Biller, pocos lo conocíamos, le llamaban el "asesino de amantes." Maximus alguna vez fue su tándem y se dejaron sin mayor explicación, nadie entiendo que había sucedido, sin embargo, algunos cuentan que le encontró un amante a Maximus y una noche al terminar sudando ambos bajo las sábanas de su cama se dirigió a la calle y le arrojo la cabeza de su amante a los pies antes de salir desnudo riendo por las calles, aparte de eso nadie sabía realmente algo sobre él.
Zerov era otros de los pocos que llegó desde su nacimiento al sector de los topos, durante nuestros primeros años fuimos criados en la misma casa por el mismo hombre que decidido cuidarnos, eso me llevó a considerarlo un hermano. Nuestro cuidador decidió irse a participar a la purga de eros, jamás volvimos a saber de él, pero su casa me la dejo a mí, provocando que Zerov me dejara de reconocer como su igual. Quedando él a merced de las calles y odiándome, aun cuando por varias ocasiones intente dejarle la casa para recuperarlo, era él más importante para mí que una estúpida casa, pero nunca la acepto, sabía que al hacerlo sin declararme un tiempo de muerte o sin irme yo a una purga de eros significa una muestra de compasión y para los topos eso representaba que podías ser un objeto de diversión hasta terminar satisfechos o matarte.
Nunca entendí porque la casa me la dieron a mí en su lugar, yo no la deseaba, en esa época no entendía la importancia de tener una casa para los topos, pero eso fue suficiente para convertirme en su antagonista de por vida.
No dudaba que aprovechara la oportunidad para deshacerse de mí.
Rugar trabaja en las minas, solía ser tranquilo si no te entrometías en su camino, siempre parecía ir más pulcro que otros topos y hablaba consigo mismo en las calles, algunas ocasiones inundaba las minas con sus cantos. No recordaba algo especifico que me sirviera para cuidarme, solamente que iba constantemente al baño en las minas y en algunas ocasiones me lo encontraba defecando y me gritaba que me mataría si volvía alumbrarlo.
—Si vuelves hacer que me ensucie con mi propia mierda hare que te la tragues.
Nunca intento hacerlo, pero tampoco busque comprobar si era capaz de intentarlo.
Creo era la información suficiente para comenzar a idear un plan, el ruido de mi estomago me recordó que no podía durar tanto tiempo encerrado en mi nueva habitación, necesitaba buscar alimento en el comedor, seguramente habían llenado suficiente la despensa, para solamente enfocarnos en ¿Cómo nos mataríamos? Necesitaba unos segundos extras para prepararme, me ajuste las botas y antes de salir a la noche en busca de alimento llene mis pulmones de aire, envolví la empuñadura de la Satoku con mis dedos, quite el cerrojo en silencio y decidí abrir la puerta.
—Bienvenido a la casa de thanos joven Reinar — Zusure el príncipe caníbal estaba parado afuera de mi puerta sonriéndome.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro