Abdicratrico de eros
Me levante del suelo para alejarme de Krist un momento, la lluvia no cedía, opte por quitarme la camisa, estaba cubierto de sangre y comenzaba a darme nauseas, el aroma y su pegajosidad, no las toleraría por más tiempo.
–¿Intentas seducirme? – Krist intentaba bromear, pero yo no estaba de humor.
–Cállate. – Comencé a limpiarme la sangre de mi cuerpo.
Cuando termine le arroje la camisa.
–Por si quieres limpiarte también. – Comenzó a limpiarse en silencio.
Me quede observando como las gotas de metal chocaban con el charco de sangre, parecía en realidad estar lloviendo, solamente un charco de sangre salpicaba y el resto era tierra levantándose. Todo estaba sucediendo con rapidez, podía describir con exactitud cada muerte que había presenciado, eran más de lo que algún día considere ver en tan poco tiempo.
–Krist, quedamos cinco; Linar, Zusure, Zerov, tú y yo, supongo que sobrevivimos.
–Nunca creí volver a escuchar esa frase.
–¿Sobrevivir? – Deje de prestar atención a la lluvia de metal para girar y verlo.
Lo tenía de frente muy cerca, sentía su aliento en mis labios, un hormigueo atravesó mi cuerpo alojándose en mi entrepierna, comencé a sentir la dureza en mi extremidad inferior. Deje de pensar por un momento, todo estaba en blanco, acerque mis labios rozando los suyos.
–No, sobrevivir no, las palabras; tú y yo. –La respiración de Krist seguía agitada.
–¡Rey! ¡Reinar! ¡Por favor Rey responde! ¡Si estas muerto te arrancare el corazón para asegurarme que no regreses a la vida! – Era la voz de Li lloriqueando.
–Podemos asegurar que sobrevivió – Krist se alejó, pero pude notar que también se encontraba firme debajo de su cintura.
–¡Estoy bien Li! ¡Belesemu murió por la lluvia de metal! – Deje ver irritación en mi voz.
–¿Crees que esta lluvia se detenga en algún momento? – Nuestra conversación atravesaba todo el patio.
–¡Quedamos solamente cinco topos, tiene que detenerse en algún momento para dejarnos salir! – Esperaba no fuera pronto quería pasar tiempo con Krist.
–¡Rey! ... ¡No quiero estar solo! – Li parecía estar afligido.
Decidí no responderle y opte por tomar a Krist del cuello y besarlo, él paso sus manos sobre mi pecho desnudo y me apretó a su cuerpo con el otro brazo, descendí mi mano hasta su pantalón y entonces una psicofonía atravesó nuestros oídos, llevándonos al suelo nuevamente.
–¡Felicidades a los topos que competirán por convertirse en eros! – Un himno sonaba por todos lados.
La lluvia dejo de caer en ese momento.
–Ahora que carajos quieren, no tenemos un momento para respirar – Algo podía suceder nuevamente, necesitaba estar listo de ser así.
Linar atravesó la puerta corriendo.
–¡La lluvia se detuvo! ¿Ustedes están? – Su mirada se clavó en nuestras entrepiernas y después se quedó observando mi torso desnudo. – Ya veo, no preguntare más.
–Li yo... – No tenía por qué justificarme y aunque deseara hacerlo no sabría qué decir, el ruido me interrumpió salvándome de no tener que continuar esa conversación.
–Respetaremos el abdicratrico de los topos, renunciando a dejar su voluntad de ser eros.
–¿A qué se refiere esa maldita voz? – Linar se mostraba en desacuerdo.
–Quiere decir que renunciaron por sí mismos al cargo o la oportunidad de ser un eros – Le respondí de manera aplanada.
–¡Eso es mentira! ¡Nos hicieron asesinarnos unos a otros! – Li dejaba ver la ira en su rostro.
–Nadie nos obligó a participar en la purga de eros. – Las palabras de Krist resonaron en ambos.
–Pronto podrán salir del complejo, solamente antes tendrán que demostrar que los topos son importantes para la purga de eros y para eso deben lograr salir, han demostrado que tienen habilidad para matar, pero –silencio – Pero ustedes ¿Son capaces de proteger o salvar? Las reglas son las mismas, deben salir todos con vida, no puede perecer nadie. Esperó su buena ventura y vernos pronto.
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–¿Qué vamos a hacer? Quieren vernos muertos.
–Cálmate Linar y mejor concéntrate – Krist comenzó a moverse, salió de la habitación y regresó con el machete alargado que le Belesemu había clavado en la puerta –No podemos fiarnos de ellos, estén atentos. – Levantó el hacha de Linar del suelo y se lo regresó.
Krist salió de la habitación y detrás de él salió Linar y yo, todos los demás comenzaron a salir, Zuzure se mostraba tranquilo y Zerov por el otro lado parecía estar alterado.
–¡Hola topo! Jugaste bien tus movimientos, fuiste cavando los hoyos para que Nazari cayera en tu trampa – Zusure parecía complacido mientras me hablaba.
Todos nos detuvimos para observarnos, cada uno llevaba un arma útil a excepción de Zerov que portaba una navaja, Linar había recuperado su hacha, Krist tenía el machete alargado de Belesemu que ahora la portaba con orgullo, Zusure tenía su mazo y yo mi Santoku.
–Déjalo para después príncipe caníbal, necesitamos cooperar juntos para lo que sea que venga – No podíamos perder tiempo discutiendo.
–Yo no me molestare en salvarles el culo, ustedes manténganse con vida por sí mismos.
–¡Maldita sea Zusure entiende! – Li fue interrumpido por la voz que provenía de todas partes.
–Sector topo, sobrevivientes de la casa de eros, denles la bienvenida a los cinco sobrevivientes del sector de los depredadores.
–¿De quienes mierdas está hablando? – Zusure parecía incomodo, era la primera vez que notaba una reacción así en él.
–Krist, Linar ¿Ustedes alguna vez escucharon de ese sector? – Esperaba alguien tuviera alguna pista.
–No Reinar, tal vez existen más sectores de los que nosotros sabemos o creemos que existen.
–Seguramente se estarán preguntando; ¿Quiénes son los depredadores? – La voz parecía divertirse – Es el sector encargado de darle caza a los "Silencio" no impacienten tanto, no tardaran en entenderlo.
–¡Que carajos! – Zerov parecía a punto de salir corriendo de la casa de thanos.
–Ni lo intentes, la entrada está protegida, si intentan salir morirán – le dije esperando me hiciera caso – si algo les sucede alguno de nosotros moriremos todos al instante.
Desde el aire se veía un helicóptero, comenzó a acercarse levantando la tierra hasta posicionarse encima de nosotros, el ruido era ensordecedor, cinco tiras de sogas cayeron a nuestro alrededor haciendo que todos nos juntáramos, no teníamos opción debíamos confiar entre nosotros, pegamos nuestras espaldas y codos formando un pentagrama, estaba a punto de suceder algo importante, debíamos sobrevivir, la purga de eros era un juego de matar y estaba por llegar nuestra nueva apuesta.
–¡Topos huesudos, cuídenme el culo! – Zusure gritaba por encima del sonido de las aspas.
–¡Que no dijiste hace un momento que no te molestarías en salvarnos el culo maldito topo! – Linar gritaba molesto.
Descendieron cinco hombres con gran rapidez rodeándonos con una precisión que denotaba que estaban entrenados, cada uno había bajado por una soga distinta para después alejarse el helicóptero dejándolos alrededor de nosotros.
–¡Supongo que no les llaman depredadores de cariño! – Linar continuaba gritando para asegurarse que todos lo estábamos escuchando.
Los cinco hombres nos apuntaban con armas extrañas, estábamos atrapados. Uno tenía una espada llena de colmillos metálicos, otro portaba un garrote de madera pulida llena de hojas de navajas incrustadas, los otros tres portaban lanzas de metal con una punta de cobre, metal y oro.
–Nadie se mueva, no se desesperen – Les susurraba a todos.
–¿Quién te nombro nuestro líder? – Zerov parecía molesto.
–Its diles que se callen o córtales la lengua – El hombre con punta de oro le exclamó al de espada dentada.
–Si señor Al – Respondió al instante apuntando su arma a Zusure.
Zusure no tendría paciencia de ser amenazado, debía intervenir pronto.
–¿Quiénes son ustedes? No entiendo, creí que habíamos ganado ya la competencia de la casa de thanos.
–¡Ganado! Ustedes no entienden nada, ustedes no nos interesan, los sectores que viven entre muros siempre están dentro de su fantasía – El hombre de la lanza con punta de plata habló y escupió al suelo.
–Cállate Ri – El de punta de oro parecía ser el líder – Dejen de creer que todo es una competencia, solo aléjense y no nos estorben.
–No podemos fiarnos de ustedes – Zerov intentó mostrarse amenazador con su navaja.
–Han visto sus armas son mediocres – El de punta de cobre comenzó a reírse.
–Ustedes deberían alejarse de nosotros, no deberían tomarnos a la ligera– Les dije de forma diligente.
–Nosotros no los mataremos, otros se encargarán, tenemos ordenes de sobrevivir para continuar en la purga de eros, no hablaron nada sobre ustedes– El líder comenzaba a alejarse y con él su grupo a dispersarse. – Its, Ri, Nom, Yei vamos debemos continuar.
Provocó ira en mi a que estaban jugando, debía comenzar a mover mis estrategias y entenderlos, si nos descuidábamos tomarían mayor terreno a nosotros.
–Tienen nombres interesantes – Buscaba hacerlos hablar mientras se alejaban.
–Menos ruido es mejor, las palabras dejan espacio al sonido. – Respondió Al.
–¿Menos ruido? No entiendo.
–Debemos prepararnos niño, no estorbes, ustedes no son ninguna amenaza, morirán sin que nosotros nos esforcemos.
–¡De que están hablando, si ustedes no son mayores a nosotros! – Linar los apuntó con su arma, pero ya se estaban retirados.
–Si no se callan agonizarán antes de tiempo o nosotros tendremos que silenciarlos antes. –Hablaban dándonos la espalda.
–¡Disfruto a los que alardean! – Zusure lanzó su mazo directo a la cabeza del que portaba la lanza con punta de oro, aquel que era llamado como; Al.
Al giró rápido sobre su propio eje, tenía muy buenos reflejos, golpeó el mazo aun en el aire desviándolo por completo. Zusure la había cagado por completo.
–¡Linar cubre a Zusure, Krist a mi lado, Zerov la retaguardia, ¡Nadie se aleje! – La pelea había comenzado.
Tenía que aprender de cada batalla que había tenido, debía recordar cada táctica que alguien usara contra mí y poder recrearla. No tenía tiempo de asegurarme que todos estuvieran protegidos, debía confiar en sus propias habilidades. Sujete con fuerza la Santoku. Si quería que todo funcionara necesitaba una mejor arma, algo que la pelea no me llevara acortar tanto la distancia para herir.
–¡Rodéenlos, cortéenles la lengua para que sus gritos no se oigan! – El gritó de Al fue suficientemente alto para demostrar que pelea se había desatado.
Entre todos escogí a Ri el que tenía la punta de plata, no podría contra todos sí demostraba que mi intención era acabarlos a todos, respire hondo, voltee al cielo <<Si pierdo la cabeza espero quedar viendo el cielo>>. Comencé a correr hacia Ri, los depredadores se dispersaron y los topos mantuvieron su postura.
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