10. El viento siempre cambia
El león alado nos está rondando como un halcón vigila a un conejo. Su cola es larga y parece la de un escorpión. El ruido que lanza es chirriante, solo ese ruido en sí ya hace daño. El aura que le rodea es blanca.
El coliseo está lleno, las gradas están inundadas de gente que grita emocionada. El león se lanza en picado hacia nosotros, la burbuja se rompe y una explosión provocada por uno de nosotros nos lanza a cada uno en una dirección, creo que es alguna habilidad copiada a un videojuego o algo así. El problema es que he quedado solo y mis poderes en solitario no me parecen muy aptos para este momento, por suerte el león se lanza contra un chico delgado que empieza a escurrirse tirando telarañas con los brazos. Intenta atrapar al monstruo con eso pero el león casi ni se inmuta. Al final consigue alcanzar al chico con una zarpa y lo lanza por los aires. El chico se queda extendido en el suelo con una herida en la pierna y el abdomen.
Mike llama la atención al monstruo con un "tratatatatata" y las manos sosteniendo una metralleta imaginaria. El león va hacia él, le molestan las balas aunque no parece que sea nada más serio. Cuando está cerca de él dice algo como "room" extendiendo la mano y se teletransportar a otro lugar. El chico de las telarañas acaba de ponerse en pié otra vez. Donde antes estaban las heridas ahora tiene unas marcas que van desapareciendo. El tercer chico, el de los escudos, está ahora cargando energía mientras grita y el pelo le empieza a crecer y a cambiar el color. Estoy descubriendo muchas cosas de ellos solo por como pelean. Sus compañeros también van preparándose para la batalla. Están muy preparados.
Como el león no está mirando puedo centrarme en la mejor manera de acabar con la bestia, aunque algo me dice que hay otra opción, que tras esta bestia vendrá otra y luego otra. Me fijo un poco en la grada principal. La silla del centro del palco principal está vacía, supongo debería haber estado Nico allí. En ese palco hay varias personas, todas ellas con el aura roja.
De alguna manera tienen controlada a la bestia, cada vez creo que eso es lo que está sucediendo. Debe haber un domador por algún lado de la plaza, ahora ¿Donde está? ¿La controla como a una marioneta o le da órdenes? quizás lo tenga sometido o peor, puede que hayan hecho una alianza... Si es así...
No me da tiempo a seguir con las reflexiones porque el bicho ha decidido ir a por mí, lo único que sé hacer es gritar, y no se me da nada mal. Con los grifos funcionó.
—¡Para!— Estoy seguro de que el grito no ha gustado nada a la grada. El león continúa hacia mí como si nada. Empiezo a aletear, voy muy lento, aún así sigo e intento ir al chico más cercano, el pseudo-songocu. Casi ni veo como se me cruza para cargar contra la bestia, al llegar al león le da un puñetazo cargado con toda su fuerza y su velocidad y lo manda contra las columnas de las gradas.
Mis compañeros se organizan. El chico de las telarañas prepara una zona de ellas muy densa y me pide que me ponga detrás de ellas. Empiezo a ayudarle a tirar hilos, pero soy muy lento. Luego Mike pone los brazos como si cargarse con un pancer y dice "bum". Toda la gente que estaba cerca del león se habían apartado y por suerte la explosión no les alcanza.
Ver al público me da una idea, voy ha hacerles el espectáculo insoportable. Para eso amplio todos los sonidos de las gradas, todos los chillidos del público, los roces de los zapatos, amplifico cualquier sonido, el aleteo de las moscas, las rozaduras de las túnicas y, porqué no, cualquier sonido corporal que tengan.
Puedo ser su espectáculo pero no será gratis. Además que si se van será fácil encontrar al domador. Esa es mi apuesta.
La bestia tarda en recuperarse, entre el público ha empezado a aparecer el khaos. Me alegra que cada vez importe menos el espectáculo. Mis compañeros solo están centrados en el león escorpión que empieza a levantarse. Todos estamos detrás de la telaraña, veo que el escudo está levantado y parece que el plan es que cuando toque la primera línea de la telaraña los que tienen ataques a distancia los empleen y luego rematamos. Nos la estamos jugando mucho porque estamos muy arrinconados detrás de esta red.
El león se lanza como una flecha, su rugido llega más tarde que él, y en el momento en el que toca la telaraña la atraviesa como si nada, la suerte es que se le enreda en las alas por la segunda capa le frena mucho y en la tercera se queda atado. Con la cola intenta zafarse y lo está consiguiendo. En este momento empiezo a escuchar por un lado Game Game y por el otro Pumb, Bang y tratatata. Si esto no funciona vamos a tener un problema serio. El chico que había estado como yo espectante saca un martillo de sus espalda que en la mano toma su forma original y lo lanza contra la bestia, al impactar la empiezan a caer rayos y truenos. El animal se queda chamuscado e inerte colgando de los restos de hilos.
El público está más pendiente de los ruidos que de asustarse porque hayamos ganado. Pregunto a mis compañeros si saben volar y todos menos dos no saben. Allí es cuando Mike da un silbido y aparece de la nada un caballo blanco con alas.
—No me digáis que Pegasin no pega mucho aquí— dice Mike sonriendo —puedo llevar a los dos conmigo.
Levantamos el vuelo y me fijo en el palco principal, hay mucho alboroto y cuánto más ruidos hacen más ruido generan. Entre la multitud asustada encuentro a un chico que mira una de las puertas del coliseo con mucha atención, se abren y aparece una serpiente gigante, al estar ya en el aire no puede hacernos nada o eso me parecía hasta que le veo escupir fuego. Nos elevamos mucho y les cuento mi teoría del domador y les digo quién creo que es. Inmediatamente escucho Bang y aparece una puerta negra, horrenda en el palco, que se lleva el cadáver.
—¿Es que solo sabes matar?
—Tenía puerta negra, se lo merecía.
—Tú que sabes si se lo merecía, yo solo te he dado la información además mira lo que acabas de provocar.
Le señalo el estadio para que vea cómo la serpiente ha empezado a atacar a las personas de las gradas destrozando todo a su paso.
—Tenemos que ayudarles— digo desesperado.
—¿Ayudarles a esos?¿A los que jugaban a vernos morir?— dice songoku.
—Ayúdales tú si quieres— Me dice Mike, muy consciente de que yo no puedo hacer nada.
Sin mediar palabra vuelvo a bajar al estadio. Me intentan detener a gritos pero les omito. Sé que no soy apto para vencer a esa cosa pero no puedo permitir que suceda ese desastre. Veo que la serpiente va dejando un rastro de puertas negras frente a sí, alguna de las puertas es azul, eso me da esperanzas.
Lo primero que hago al estar cerca es quitar el efecto de sonido que había puesto al estadio y lo segundo es amplificar mi voz y pedir a la gente de la grada que sigan mis instrucciones. Quiero mostrarles el recorrido de la serpiente y ayudarles a pararla o matarla de alguna manera.
Por la manera de moverse y de reaccionar creo que son personas que no han investigado casi nada sobre sus poderes. Puedes ser muy poderoso pero si no lo sabes no lo vas a ser nunca.
Algunos de ellos empiezan a organizarse siguiendo mis instrucciones. Retroceden todo lo que pueden. Como no los conozco decido probar suerte, tirar órdenes al aire y que intenten ejecutarlas por si tienen ese poder. Tiro de poderes populares, que puede que muchos hayan deseado. "Haced una pared de tierra allí" lo curioso es que aparece la pared. "Allí necesito una red de pescador", por algún motivo hay alguien capaz de crearla; "Poned muchas telarañas también". "A la de tres cread una corriente de aire que la empuje a la red", Lo consiguen.
La serpiente se retuerce y enreda en la red. Con el fuego consigue liberar la cabeza y poco a poco se va zafando del cuerpo. Les pido que rompan la pared de tierra y la dejen caer sobre la serpiente.
Entre unos cuantos lo consiguen, lo hacen dando un pisotón fuerte y sucede. La serpiente empieza a moverse de nuevo aunque está más limitada. Empieza a escupir fuego pero no por mucho tiempo porque aparece una estela que baja del cielo a toda velocidad y se estampa contra la cabeza del bicho, lo que lo explota. Entonces veo al chico songoku que me mira y dice.
—¿ya estás contento?— a lo que respondo afirmando con la cabeza y sin poder esconder la sonrisa.
Tras esto consigo una reunión con la mayoría de gente de la ciudad en las ruinas del coliseo, en otro sitio no hubiésemos cabido tantos. Amplificando mi voz les digo
—He visto que estáis aquí sin estar, vuestros días son simplemente eso: días. No avanzais hacia ningún lado en ellos, ¿o si? Dejadme haceros una pregunta ¿Vuestra puerta es negra? ¿Sabéis lo que significa eso? —es algo que acabo de descubrir pero lo digo como si fuese obvio. —Significa que vuestra puerta amarilla, la de las telarañas, esa que indica el lugar en el que no debéis estar, se ha fusionado con vuestra puerta azul, la de donde queréis estar, esa que se simboliza con un ciervo. Estáis en el peor lugar posible y aún así lo queréis y deseáis. ¿En serio vuestra vida es esto? ¿Tiene que ser así o podéis cambiarlo? ¿Queréis que vuestra vida sea vivir bajo el aliento de la bestia del pasadizo, corriendo para sobrevivir pero corriendo en una rueda de ratón? Ojalá que la respuesta sea no.
—Hemos venido a deciros que hay otras opciones, opciones que tienen propósitos, —continúo—os propongo que adoptéis los míos si os convencen, si no solo movereis vuestra puerta negra de lugar. Lo que en verdad necesitáis es entender vuestra puerta roja, esa que tenéis despreciada como si fuese un hilo roto. Si vuestra puerta roja apunta a los dragones: apunta en esa dirección —señalo hacia mi puerta roja— entonces uniros a nosotros. Si apunta en otra dirección id a buscarla, apunta allí por algo, eso os lo garantizo. Yo os esperaré en el Ágora por si alguien se nos quiere unir. Tenemos dos retos, desdesertivizar el mundo y pararles las alas a los dragones. Si compartes uno de estos ven sin dudarlo.
***
Tengo la corazonada de que quienes nos han robado la nave solo conocen esta ciudad por lo que volverán con ella aquí, es cuestión de tiempo y no precisamente de días. Estarán esperando a que muramos en el coliseo y con lo perdidos que están todos en esta ciudad dudo que tengan manera de comunicarse. Se lo transmito así a mis compañeros y deciden acompañarme al ágora a reclutar a quien se anime. Incluso da tiempo para que los nuevos hagan introspección de sus propios poderes o sueños olvidados, como quiera que se llame.
Efectivamente la nave llega a nosotros y tras reducir a los ladrones, consigo que no los maten, volvemos a las minas prometiendo venir a buscar a los reclutas antes del ataque e invitándoles a entrenarse todo lo que puedan.
Yo me voy pensando también en Nico, quizás si hubiese llegado a mi puerta roja al principio en lugar de pasar por el poblado de Peter Pan... Quizás entonces no sé hubiese convertido en eso, no lo sé, es algo que nunca lo podré averiguar.
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