Tercera prueba
Esa misma noche, mientras los últimos aspirantes varones salían de las duchas, dos hombres entraron mientras la única regadera en funcionamiento se cerraba.
— ¿Qué q...? - Alcanzó a articular el aspirante antes de que un par de bolígrafos fueran clavados en su tráquea, uno a cada lado.
En menos de un minuto y sin posibilidad de gritar por ayuda, Damián Vázquez había sido asesinado.
Los días siguientes, se hizo evidente que había una especie de traidor, un espía, al menos un aspirante que jugaba sucio: el porqué había eliminado a Damián era más que evidente. El chico no se iba a tentar en denunciar a cualquier tramposo, razón de sobra para que fuera eliminado por alguien cuyas habilidades eran menores a sus impulsos asesinos.
Por la razón que fuera, los días siguientes ningún aspirante fue a ninguna parte sin que los examinadores (u otros miembros de Alba Dorada) los supervisaran. Alyssa tenía ya cierta experiencia, así que podía ver claramente los patrones. Era un pequeño estado de emergencia y por ende, los examinadores (y quien los dirigiera) habían tomado el control completo de las instalaciones, vigilando en todo momento lo que ocurría. No había sido considerado necesario antes, pero ahora, las cámaras estaban habilitadas incluso en las entradas de los baños.
No fue problema para Alyssa ni para sus amigos, quienes no hacían nada que rozara con lo ilícito, pero pudo notar la incomodidad de otros participantes.
— Dicen que la examinadora Hardeen atrapó a un par de aspirantes haciendo sus cosas cerca de la cámara cinco - Murmuró Nicomeda Noriega, uno de los cerebritos que había destacado en la segunda prueba.
Alyssa reconoció aquél apellido: era cierto. Una de las censores de las pruebas era Amelia Hardeen, una vieja amiga. Sin embargo, ahí no contaban las amistades. Ganaría quien tuviese que ganar y no se haría consideración alguna, no desde el incidente de la primera prueba dorada, donde un examinador encubrió a una chica durante las pruebas.
La tercera censora se les presentó en el comedor, como ya se había hecho costumbre a la hora de dar anuncios, aproximadamente al cinco para las diez de la mañana. Alyssa la reconoció al instante: era otra de las grandes personalidades de Alba Dorada, combatiente en el asedio a La Ciudad y parte de la Copa Escarlata, un grupito de élite formado antes de que existiera la prueba dorada. Su nombre era Valka, pero ya era conocida por otro nombre: Galvanyc.
Vistiendo su uniforme especial en rojo y negro, la examinadora alzó la voz, dirigiéndose a los poco más de cincuenta aspirantes restantes.
— ¡Señores! ¡La tercera prueba empieza a las diez en punto! Tendrán que ir hacia la cámara cinco y les serán asignados sus equipos. Tendrán que trabajar en equipo para pasar la prueba: si no pasa uno, no pasa ninguno.
Los aspirantes empezaron a murmurar. Tristán dijo algo sobre que de seguro pondrían en el mismo equipo gente que ya se conociera con otros que rivalicen con ellos. Sería un grado más de dificultad a la que tendrían que enfrentarse los equipos. Sin embargo, Alyssa no se distrajo demasiado con esos pensamientos: la examinadora Galvanyc no había terminado de hablar.
— Además, los últimos cinco equipos en concluir serán eliminados por default. No existe un límite de tiempo, solamente el que ustedes se propongan.
Eso sin duda sería un problema. Antes de que se pusieran en marcha a los subniveles, alguien hizo una pregunta. Galvanyc debió considerarla importante, pues decidió contestar.
— ¿Está permitido que varios equipos colaboren entre sí? - Preguntó una chica a la que Alyssa no pudo reconocer.
Galvanyc asintió con la cabeza. Aunque podría sonar como una buena idea, compartir conocimiento con el resto probablemente haría más difícil ser de los primeros en completar su misión, pensó Alyssa. Podría ser que la suerte estuviese de su lado, pero quizá no sería el caso.
Tan rápido como les fue posible, Alyssa y sus amigos salieron corriendo hacia las escaleras, rumbo a los subniveles. Donde sea que estuviese la cámara cinco, la encontrarían pronto. Llegaron segundos antes de diera comienzo la prueba y enseguida, se toparon a los otros cuatro examinadores. Al parecer, los organizadores ya no estaban dispuestos a dejar pasar ni un solo error, ni una sola baja más.
Galvanyc los alcanzó justo cuando empezaron a asignar los equipos: Alyssa, Tristán y Violet habían sido asignados al mismo equipo, pero los otros dos miembros les eran desconocidos: uno de ellos era un chico algo mayor que el resto, de veinticinco años, más o menos. Era moreno y trenzas en forma de rastas le caían de la cabeza. Afrolatino, o algo por el estilo, pensó Alyssa. El otro era parte del grupito de Randy Calderón, el tramposo que fue expulsado por hacer trampa durante la prueba anterior. Su nombre, si Alyssa no recordaba mal, era Oliver Silva. Blanco, con un poco de acné y toda la cara de alguien cuyos padres no eran mexicanos. Sin duda, sería uno de esas personas que de niños fueron bullys en sus escuelas.
Cada equipo de cinco entró en un tanque de vidrio con ciertos mecanismos internos. Arriba de ellos había una parte invisible y cuatro boquillas, una en cada esquina. Alyssa asumió que su función era dejar entrar el aire al interior de los tanques. Cuando el último del equipo, Oliver, entró al tanque, este fue sellado. Cuando el último tanque fue sellado, Galvanyc gritó, anunciando que la prueba había comenzado.
Entonces, las cuatro boquillas empezaron a gotear. Todo cobró sentido. Lo que había arriba de aquellos tanques era un depósito de agua que se vaciaría en donde ellos estaban.
El tanque era suficientemente espacioso como para que los cinco estuviesen de pie adentro sin tocarse. Había espacio para maniobrar y varios paneles con objetos, ranuras de llaves y demás curiosidades que Alyssa aún no había examinado a detalle. Enseguida, el chico de rastas empezó a dar órdenes para repartir el trabajo entre todos.
— Cada uno revise las cosas que hay en su pared más cercana - Indicó - Hay varios interruptores, pero no hay que accionarlos sin saber lo que hacen, no queremos ahogarnos antes de tiempo. Busquen alguna especie de manual, si lo hay. Supongo que el punto es escapar de esta cosa antes de ahogarnos todos, así que debería ser un buen incentivo para trabajar en equipo - Les explicó. Nadie se opuso.
Violet, a la izquierda de Alyssa, empezó a revisar las diferentes ranuras, todas con una inscripción en un idioma que no era ni inglés ni español. Probablemente todas tenían alguna función y debería haber algún juego de llaves por ahí.
— Nada está en español - Se quejó Oliver Silva, viendo el tablero con botones frente a él. A su derecha, se encontraba el chico de rastas, analizando la puerta, en la que tres palancas estaban instaladas. Suponía que necesitarían de tres personas al mismo tiempo para poder abrir esa cosa.
Tristán tenía frente a él una serie de inscripciones. Entonces, Alyssa lo comprendió.
— Todo está en código. Si Tristán nos ayuda a decodificar las cosas con el tablero que tiene enfrente, sabremos qué hacer.
El chico de rastas volteó a verla con una sonrisa: claro, era evidente. Violet cogió un puñado de llaves y las llevó con Tristán, quien intentó identificarlas. Sin embargo, Alyssa supo que no era necesario: bastaría comparar las llaves con las ranuras, también etiquetadas. Solo necesitarían saber cuál introducir en qué ranura, y si era buena idea darles vuelta.
Pronto, Violet introdujo varias llaves en sus respectivos puestos. Alyssa se permitió ver afuera del tanque: los otros equipos no parecían estar colaborando con gente fuera de su tanque. Todos parecían desesperados por salir ellos primero. Entonces, alguien en el tanque vecino giró una llave y las boquillas del techo empezaron a botar agua a un ritmo más acelerado que antes.
— No hagamos eso - Sugirió Tristán, ahora más nervioso que antes, preocupado por interpretar mal los símbolos y ahogar a sus amigas.
Alyssa se acercó al tablero de Tristán: logró interpretar varios símbolos entre las llaves de Violet y corrió a donde estaba su amiga.
— Estas no - Musitó mientras arrancaba de su sitio varias llaves.
— ¿Qué haces? - Reclamó ella - Me llevó mucho tiempo ponerlas en su sitio.
— Hirviente, bajo cero, tres llaves para aumentar la presión... - Indicó Alyssa conforme las sacaba de su sitio - Créeme, no nos servirán más que para hacernos sufrir el doble. Guárdalas por si acaso, pero...
Pronto, encontró una que, de hecho, les serviría.
— Pone "reducir goteo", así que debe ser buena - Se justificó Alyssa, asegurándose de que el resto la escuchase. Violet la giró e inmediatamente, la caída de agua a través de las boquillas disminuyó a la mitad: era una buena noticia, teniendo en cuenta que el agua ya cubría poco más que la suela de sus zapatos. Otros equipos parecían tener problemas con el agua, ya que estaban algo encharcados.
A continuación, Oliver decidió pulsar un botón que había reconocido. De inmediato, varias de las ranuras para llaves se iluminaron de color rojo, muchas de ellas, sin llave, gracias al trabajo de Alyssa.
— Bien. Supongo que las que no se iluminaron no son necesariamente malas - Dedujo Tristán.
Violet le dio vuelta a otra llave y varios de los botones del panel de Oliver cayeron al agua. Probablemente los que solo les traerían problemas.
Entonces, ocurrió el primer problema: Oliver rozó por accidente un botón de los que seguían en el panel y el techo empezó a descender, deteniéndose cinco centímetros más abajo que antes. Les había acortado el espacio para maniobrar.
— Busquen un botón y una llave con esta etiqueta - Señaló el de rastas, habiendo copiado una serie de símbolos del tablero de Tristán, con la ayuda del chico - Sirven para encender el mecanismo de las palancas en la puerta - Les explicó - Si los encuentran, la tendremos más fácil para irnos.
Entonces, Alyssa lo vio: Oliver Silva sacó de su bolsillo una de esas tarjetas magnéticas, como la que usó Randy Calderón en la prueba anterior. Por supuesto: era otro tramposo y probablemente Helio Soto no era diferente. Varios botones se desactivaron en cuanto les pasó la tarjeta enfrente y solo quedaron un par, ambos con la misma inscripción. Pulsó ambos.
— Listo. ¿Ya tienen la llave? - Preguntó descaradamente a Violet y Alyssa. Violet, que no había visto nada, le dio vuelta a una llave y enseguida, las palancas de la puerta hicieron clic simultáneamente, pero eso no era todo.
En el suelo había dos trampillas que se activaban mediante la presión (y, al parecer, toda el agua que tenían encima no sería suficiente).
Se necesitaría de los cinco para encender esa cosa.
— Oye, ¿cómo desactivaste los demás botones? - Preguntó el chico de rastas.
— No es tu problema, Valdez - Le espetó Oliver.
Alyssa por fin pudo recordar el nombre del chico: Rafael Valdez. Tuviese el nombre que sea, parecía bastante enfadado y a punto de írsele al cuello a Oliver, pese a lo contraproducente que eso sería para la misión.
— Deben accionarse en orden y seguir sujetándose para que la compuerta se abra - Anunció Tristán - Primero la derecha, luego la izquierda y al final el centro - Si no nos coordinamos...
Rafael estaba reprendiendo a Oliver. Alyssa se dio cuenta de que estaban en problemas cuando Oliver empujó al de rastas y lo hizo chocar con el tablero que, si bien no tenía algunos botones puestos, los interruptores bajo ellos aún funcionaban. Rafael chocó contra varios de ellos y, de inmediato, los chorros empezaron a caer más rápido, dispensando agua helada en vez de tibia.
Ahora sí estaban en problemas.
— Princesita, empiecen a mover las palancas - Le ordenó Oliver a Violet, que apenas había notado la tarjeta magnética de Oliver, que se cayó al empujar éste a Rafael.
— ¿Hiciste trampa? - Preguntó inocentemente la chica.
— ¡No hay tiempo! - Chilló Tristán - ¡Chicas, las palancas!
Oliver intentó soltarle un guantazo a Rafael, quien no sólo lo bloqueó, sino que de una patada derribó al tramposo. Mientras esto ocurría, Violet accionó la primera palanca y Tristán la segunda. Cuando Alyssa accionó la tercera, se dio cuenta de que, si Rafael y Oliver no dejaban de pelear un momento, iban a tener problemas.
Oliver intentó noquear a Rafael, pero el de rastas logró noquear por fin a su agresor, quien cayó al agua. Si no querían ahogarlo...
— Sujeten esta un momento - Les pidió Alyssa a sus amigos, quienes tuvieron que agarrar la palanca de en medio al tiempo que Alyssa dio un salto hacia la trampilla que Oliver debería haber oprimido.
Rafael entendió y justo en ese momento, aplastó la suya también. En ese preciso momento, la puerta, misma que Tristán y Violet tenían sujeta a través de las palancas, cedió, cayendo estrepitosamente al suelo del exterior.
No eran los primeros en vencer: había otros dos equipos por delante de ellos. Sin embargo, ellos fueron los únicos, por el momento, que habían dejado salir una cantidad considerable de agua consigo. Alyssa y Rafael fueron arrastrados por la corriente, que ya les llegaba por encima de las rodillas.
Habían vencido. Tenían a Oliver inconsciente y a Rafael con un labio roto, pero lo habían logrado.
La examinadora Galvanyc se les acercó para verificar que todos estuviesen bien.
Alyssa tiritó del frío e inmediatamente después, comenzó a toser.
Ya le contarían más tarde. Si alguien abría la boca ahora, tan sólo se arriesgaba a correr el mismo destino que Damián al final de la prueba pasada: sus compañeros de equipo parecían opinar lo mismo. Ahora, en lo único que pensaba Alyssa era en una ducha caliente y un atracón de comida.
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