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Segunda prueba


Un desconocido se sentó frente a ellas la mañana de la segunda prueba: se presentó como Damián Vázquez y, tras hacerles algo de plática, preguntó por los lugares de procedencia del grupito. Alyssa, desconfiada, respondió a secas que venía de Ciudad de México, por impreciso que fuera ese dato.

Tristán no le quitaba los ojos de encima: ese chico, Damián, se veía como un buitre, esperando a que le cayera un poco de carne fresca. No se darían el lujo de mostrarle cualquier cosa de la que pudiera sacar ventaja después. Aunque no quisieran, los tres (Violet incluida), se habían vuelto concursantes llamativos desde que pasaron la segunda prueba: Alyssa no dejó pasar ni un día desde que llegaron a las instalaciones para ir a entrenar al gimnasio del edificio. Eso llamó la atención de muchos concursantes: de seguro era una chica lista.

— Solo digo que deberíamos colaborar, ¿sí? - Se justificó Vázquez, rascándose la cabeza con desinterés tan pronto como Alyssa lo confrontó - ¿No deberíamos trabajar juntos para avanzar en las pruebas? En Alba Dorada nos pondrán a hacer equipos frecuentemente, y eso.

— Creo que sólo te interesa hacer equipo con nosotros porque tenemos más probabilidades de ganar por el momento - Espetó Violet, introduciéndose a la conversación con ese comentario mordaz, mirando fijo a Damián, sin poder esperar a que se largue de la mesa.

Al final, dio resultado. El chico se largó y pudieron terminar el desayuno en paz, aunque ninguno repitió plato, solo por si acaso. Nunca se sabe qué salvajada te harán hacer los examinadores.

Al poco rato, en la entrada al comedor se plantó uno de ellos, de nombre Samuel: era blanco, de rasgos casi cuadrados, corto cabello castaño de corte militar y cara de pocos amigos. Era joven, pero lucía como si hubiese ido y venido de Vietnam.

— La siguiente prueba es una serie de acertijos. Todos ellos serán resueltos por separado: un buen agente de Alba Dorada tiene que saber pensar. Los que no pasen la prueba en el tiempo delimitado para cada acertijo, serán eliminados. ¿Alguna pregunta? Si no, la prueba comienza en cinco minutos. Tienen hasta entonces para ir a la cámara siete.

Tristán, Violet y Alyssa se pusieron de pie lo más pronto posible para salir a buscar la cámara siete, donde sea que estuviese. Muchos otros aspirantes hicieron lo mismo, sospechando que su segunda prueba había comenzado desde que el examinador Samuel se les presentó. Alyssa lo tomó con calma: las salas comunes y salones de clases estaban en los niveles superiores: dormitorios en los intermedios y... cámaras... jamás había pasado enfrente de una, pero si tuviese que apostar por ello...

— Síganme.

— ¿A dónde vamos? - Preguntó Violet, desconcertada.

— Los subniveles - Se apresuró a adivinar Tristán mientras seguía a Alyssa hacia las escaleras más cercanas.

En cuanto el resto se dio cuenta, empezaron a seguir el ejemplo de Alyssa y sus amigos, todos bajando en tropel, decididos a buscar la cámara siete a poco más de tres minutos para que empezara la segunda prueba.

Damián Vázquez las siguió de cerca, pero no fue el único: un par más, de aspecto provinciano, pero con mirada audaz, también les marcaron el paso hasta que se detuvieron en las compuertas de la cámara siete.

— Nicomeda Noriega - Saludó uno de ellos al otro: aparentemente, no se conocían de antes. Ahora que Alyssa lo pensaba, ella era de las pocas participantes que ya había creado lazos con otros aspirantes de las pruebas. Parecía que el resto seguía andando por su cuenta. Alyssa se preguntó lo buena o mala idea que esto podía ser. Rápidamente, alejó dicho pensamiento de su cabeza: quería confiar en Tristán y Violet. No los traicionaría así como así. No cuando se sentía a cargo de ese par de niños.

— Darío Sandemetrio - Contestó el otro - ¿Listo para el... esto?

Nicomeda asintió. Darío chocó puños con él. Damián se les presentó y después, los tres voltearon a ver a Alyssa y sus amigos.

— Sé que los enigmas son individuales pero, ¿y si intentamos resolverlos en equipo? - Preguntó Damián, insistiéndole a Alyssa - Es decir, eso nos hará más sencillo avanzar. Solo tenemos que ayudarnos si en algún momento se nos da la oportunidad, ¿de acuerdo?

— Si se aprovechan de nosotros, te torceré el cuello, Vázquez - Lo advirtió Alyssa.

Damián asintió, algo nervioso.

El examinador Samuel se abrió paso entre los aspirantes, desde las escaleras que usaron para bajar a los subniveles. Se puso de pie frente al panel alfanumérico en la pared de la cámara siete. Tras teclear una contraseña algo larga, las compuertas, tan grandes como lo era toda la pared de la cámara siete, se abrieron, dejándoles ver varias entradas, con paredes transparentadas y puertas de cerradura magnética, todo de cristal traslúcido.

— Bueno, ¿qué esperan? - Preguntó Samuel - Entren por orden de llegada.

Aquí es donde se separaban: aquello era un laberinto.

Alyssa corrió a través del primer pasillo, cuya encrucijada se cerró en cuanto ella escogió el camino de en medio. Frente a ella, el panel de control de la primera puerta, ponía: "¿En qué lugar está primero Jueves que Miércoles?", ponía la pantalla. El teclado contaba con letras del alfabeto. Alyssa supuso que no se movería de ahí hasta dar con la respuesta correcta. Sabiéndose con el tiempo contado, se dio el lujo de voltear a ver hacia un lado y pudo ver que sus amigos se encontraban en la misma situación.

— Putas preguntas de lógica: yo no sé pensar, sé golpear gente - Maldijo Alyssa - Eso de pensar no está en mi diccionario.

Sintió que había dejado pasar una idea importante. Entonces, releyó la pregunta. "¿En qué lugar está primero Jueves que Miércoles?". Entonces, cayó en cuenta y, tan rápido como pudo, tecleó la palabra "diccionario" como respuesta. Apenas presionó la letra "O", la puerta se abrió y la dejó avanzar hacia una escalera de cuerdas. Tendría que trepar hasta su siguiente pregunta.

Alyssa avanzó y se dio cuenta de que varios competidores ya iban muy por delante de ella. Por debajo de sus pies, uno o dos parecieron haberse comido el tiempo límite y el suelo en el que estaban parados se iluminó de rojo. Una trampilla se abrió en el suelo, lo único no-traslúcido en la cámara siete, y los competidores cayeron a las fauces del vacío. Probablemente, le pasaría lo mismo a Alyssa si no atinaba a avanzar a tiempo.

Tras soltarse de la escalera de cuerdas, esta se cayó al vacío y un suelo traslúcido ocupó el lugar previamente ocupado. Al parecer, este maldito laberinto iba cambiando conforme los participantes entraban en él. "Claro", pensó Alyssa. De este modo, no a todos les tocaría resolver los mismos acertijos.

La siguiente pregunta fue más sencilla. En la pantalla, ponía: Si se estrella un avión en medio del puente que conecta México con Estados Unidos, ¿en dónde se entierran a los supervivientes?

Alyssa bufó. Era una pregunta para estúpidos. Tras teclear "sobrevivieron", la puerta se abrió y pudo caminar por el pasillo hasta toparse con la siguiente puerta. A sus espaldas, el panel se movió hasta cerrar un corredor lateral. Este maldito laberinto realmente se reconfiguraba cada vez que alguien resolvía sus acertijos. Era algo estresante, tenía que admitirlo. ¿Cuánto dinero habían gastado los Alba Dorada en crear estas instalaciones? Quizá tenían fondos suficientes para acabar con el hambre y marginación del país, pero...

"¿Es legal que un hombre se case con la hermana de su viuda?", ponía la siguiente pregunta. Casi agarra desprevenida a Alyssa. Hasta ahora, le habían tocado tan sólo acertijos baratos, así que empezó a bajar la guardia en cuanto puso "ya está muerto" como respuesta. Bajo sus pies, uno o dos participantes cayeron al vacío cuando las trampillas bajo sus pies se abrieron. Realmente habrían varias bajas durante esta prueba.

Alyssa siguió andando, bajando escaleras traslúcidas y dando una vuelta de noventa grados antes de toparse con su siguiente puerta. Esta ponía: "¿Qué es lo que jamás se puede comer en el desayuno?" en su pantalla.

— Esta mierda ya se puso más difícil - Admitió Alyssa, arrepintiéndose de su queja respecto a la dificultad de los acertijos. Se quedó pensando casi un minuto entero, preocupada porque quizá sería eliminada al tardar demasiado.

"A ver, justo desayuné ahora", pensó Alyssa. "¿Hay algo que no pueda desayunarse?". "Piensa Alyssa, piensa", se decía a sí misma. "¿Hay algo de la cena que no pueda comerme en el desayuno?".

Entonces, algo hizo clic en su interior.

"La cena", tecleó. La puerta se abrió y Alyssa dio a un corredor común que aún no se reconfiguraba. De repente, uno de los chicos que se encontró afuera, ese tal Sandemetrio, se topó con ella, casi chocando ambos contra la puerta que indicaba el siguiente acertijo.

— Hola. ¿Te parece si intentamos juntos? - Sugirió Sandemetrio - Creo que Nicomeda ya se encontró a tu otra amiga hace rato.

Alyssa asintió, fijando la vista en la pantalla de la puerta, buscando el siguiente acertijo: "¿Qué es lo que puedes escribir en la lápida de tu tumba?". Alyssa se quedó pensando un poco. Eso tenía un nombre, supuso. El asunto es que no recordaba qué era.

— ¿Ponemos "epitafio" en el tablero? - Preguntó Sandemetrio - No estoy del todo seguro, pero...

— No - Lo rechazó Alyssa, dándose cuenta justo a tiempo - No creo que...

— Demasiado evidente, sí - Se dio cuenta a tiempo su acompañante.

Ambos vieron cómo las baldosas traslúcidas empezaron a abrirse tras de ellos, una cada cinco segundos. Pronto, se abriría la última y ambos caerían al vacío. Alyssa contó más de ocho todavía: tenían poco más de medio minuto. Se abrió otra. Leyó de nuevo el problema, esperando a que mágicamente, la respuesta llegara a ella.

Entonces, lo vio: "en la lápida de tu tumba". "De tu tumba".

— Lo tengo - Dijo ella.

"Ya estás muerto", tecleó. La respuesta se marcó correcta y la puerta se abrió, dejándolos avanzar a ambos. Entonces, Sandemetrio sugirió que se separaran: antes, las baldosas no habían empezado a abrirse conforme el tiempo se les acababa. Probablemente era porque más de un aspirante intentaba pasar por la misma puerta.

Alyssa accedió. Al encontrarse cara a cara con una puerta que, a todas luces daba al exterior, arriba de la cámara siete, se dio el tiempo para respirar un poco. Ya era su último acertijo, o eso parecía.

"¿Por qué las ciruelas negras son rojas cuando están verdes?"

— Me cago en las preguntas capciosas - Maldijo Alyssa. De haber sabido que le harían preguntas idiotas, habría dudado de si meterse o no a la Prueba Dorada en primer lugar.

Al lado de ella, un chico empujó a Damián, el metiche del desayuno, y leyó la pregunta en el tablero antes de teclear algo y pasar a través de la puerta. Alyssa se sintió un poco mal consigo misma: ella tenía que analizar las malditas preguntas cuando había gente que se pasaba las puertas así como así.

Intentó razonar la pregunta en cuestión. Detrás de ella, empezaron a cerrarse los paneles entre baldosa y baldosa. Esa puta pregunta no tenía sentido y Alyssa iba a fracasar. Los paneles empezaron a cerrarse cada vez más rápido, reduciendo su intervalo por un segundo en cada iteración. Faltaban tres, faltaban dos, faltaba uno...

Alyssa dio un saltito y apretó los paneles de ambos lados al mismo tiempo con sus piernas, rogando porque fuera suficiente para no caer al vacío abierto bajo la trampilla.

Impotente, pateó la puerta magnética frente a ella. No se movió: sin embargo, la baldosa sobre su cabeza sí que lo hizo. Alyssa usó sus extremidades para trepar y, cuando su cabeza topó con ella, descubrió algo: el techo no estaba realmente puesto, como el resto de paredes y el suelo. Aliviada con su descubrimiento, Alyssa siguió trepando, empujando la baldosa hacia arriba. Frente a ella, había un corredor vacío que daba a la salida.

A como pudo, empujó la baldosa a un lado y emergió del túnel vertical sobre su cabeza. A gatas, recorrió uno o dos metros antes de incorporarse y salió al pasillo al exterior de la cámara siete, junto a otros de los aspirantes que consiguieron pasar la prueba. Había sido la última en salir.

— Dieciocho aspirantes expulsados - Sonrió el examinador Samuel, frente a ellos, los restantes - Bien hecho, supongo.

— Señor, si me disculpa - Intervino Damián, alzando la mano entre el gentío - Vi a uno de mis compañeros hacer trampa.

Alyssa entró en pánico: ¿acaso esa rata se refería a ella? Estuvo a punto de contestarle, pero Damián siguió hablando al saberse con la atención del examinador.

— Ese chico de allá - Señaló a uno de los que Tristán les señaló como "aspirantes de dudosa procedencia" durante la primera prueba. Randy, se llamaba, si no mal recordaba Alyssa - Tenía una tarjeta de metal y se la pasó abriendo puertas sin contestar.

El examinador Samuel avanzó rápidamente hacia Randy, quien apenas y tuvo tiempo de arrojar al suelo dicho objeto, pero no se salvó de ser pillado por el censor de la segunda prueba, quien lo cogió del brazo.

— Aunque fuiste ingenioso al colar esa cosa para pasar sin problemas - Le dijo muy de cerca Samuel a Randy - No admitimos tramposos en nuestras filas. Quedas expulsado. Recoge tus cosas. Serás enviado a casa hoy mismo.

Y, después, volviéndose hacia Damián, le preguntó cómo se había dado cuenta.

— Me empujó antes de pasar por la última puerta y vi cómo pasaba su tarjeta frente a la pantalla. Entonces, la puerta se abrió y...

— Suficiente. Inspeccionaremos las pertenencias de todos los otros aspirantes esta noche para asegurarnos de que el error no se repita - Garantizó el examinador - Ya pueden irse.

Tristán y Violet buscaron a Alyssa enseguida. El plan probablemente sería el mismo de todas las tardes: pasarían el rato en alguna sala común antes de la hora de la comida y después, entrenarían o algo por el estilo.

Antes de irse, Alyssa le dedicó una última mirada a los chicos que estaban junto a ese tal Randy: eran los otros dos que lo acompañaban siempre. Los mismos de los que Tristán les había advertido.

— Creo que Soto y Silva no están felices por lo que le hicieron a Calderón - Susurró Tristán al voltear a ver hacia donde Alyssa tenía clavada la mirada.

Era cierto. Ambos veían con odio a Damián: por su culpa, habían expulsado a un amigo suyo.

— Vámonos - Les pidió Violet - No quiero estar cerca si empiezan a golpearse o algo así.

Alyssa le hizo caso a su amiga. Tan sólo tendrían que cuidarse de ese par y todo estaría bien. Tan sólo esperaba no tener que enfrentarlo directamente y todo estaría bien.

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