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Quinta prueba: Parte tres


Las últimas peleas de la quinta prueba estaban ocurriendo una tras otra: Helio se las había arreglado para no mandar al hospital a nadie más, pero aún así, seguía atemorizando a Tristán. Después de cada uno o dos encuentros, los examinadores hacían cambios en la tabla de enfrentamientos, por lo general, para cambiar el orden. Hasta ahora, no habían reacomodado peleas, por mucho que Tristán lo deseara.

Por el momento, su pelea con Helio sería la última de toda la prueba: para el escuálido y pálido chico, eso tan sólo significaba que todos lo verían ser apaleado. Es decir, tenía esa idea rondando en su cabeza, su última esperanza para vencer a Helio, pero no se atrevía a formularla aún.

Por mientras, Mariela Rojas iba a pelear contra Alyssa. Cualquiera diría que era una pelea fácil para Alyssa, pero Mariela había mejorado desde su vergonzosa derrota contra Tristán. La pelirroja practicaba varias horas al día, incluso antes de la prueba final, así que el incidente con Tristán difícilmente se volvería a repetir.

Desde la prudente distancia, él y Violet observaban atentamente la arena. Tras un breve descanso, estaban ahí para ver otra de las peleas. Helio, como muchos otros, estaba ya relajado: algunos, porque ya habían terminado sus cinco peleas, otros, como él, porque solo les quedaba una y, claro estaba, confianza le sobraba al moreno rubio que estaba sentado en el extremo contrario al de Tristán.

— Oye, todo va a estar bien, en serio - Trató de calmarlo Violet, adivinando al instante cuál era la preocupación que mantenía tan ocupada su cabeza. No era muy difícil, para ser justos.

La pelea inició mientras Violet hablaba. Rápidamente, Mariela repartió golpes como si no hubiese un mañana, al tiempo que Alyssa se cubría. Aquella pelea no fue elegante como muchas otras. No, este encuentro era más práctico, destinado a acabar cuanto antes.

Alyssa se defendió con toda la destreza de la que pudo hacer acopio, pero Mariela fue más rápida al acomodar una patada que le dio directo en el estómago. Alyssa intentó no dejar ir el aliento, pero le fue imposible. Mariela pateó una segunda vez, ahora dibujando un gancho en el aire, haciendo que Alyssa se tambaleara: un pequeño hilo de saliva fue visible, saliendo de boca de Alyssa y cayendo en alguna parte.

— Ya se acabó - Musitó Violet.

Y era verdad. Alyssa alzó ambas manos, en señal de rendición. Había concedido la pelea antes de que Mariela le desencajara la mandíbula de una patada. Después de todo, había ganado todas sus demás peleas, así que clasificar no le sería difícil después de todo. Alyssa sí que tenía la prueba ganada. Nada de qué preocuparse, solo...

— Creo que sigo yo - Lo sacó de sus pensamientos Violet - Deséame suerte, ¿sí?

Tristán reaccionó a tiempo, tomándola de la mano antes de que diera más de un paso en dirección a la arena. Tirando de ella, decidió ser quien, esta vez, obsequiase el beso. Fue rápido y fugaz, pero esta vez, no sólo un roce de labios. Violet se dio cuenta, saboreando ese instante una vez Tristán la hubo soltado. Al encontrarse con Alyssa a medio camino entre el grupo de aspirantes y la arena, no pudo ocultarle a su amiga la expresión de satisfacción en su rostro. Alyssa, aunque golpeada, asintió con la cabeza, haciéndole saber que lo había visto todo.

Violet se tronó los nudillos de ambas manos y, tras respirar hondo, contempló a su última rival: Keri Cáceres. Antes, había estado celosa por el trato de aquella chica con Tristán. Ahora, lo comprendía. Keri era amable por naturaleza y eso era todo. Antes de comenzar la pelea, Keri le ofreció la mano a Vio, en un gesto de amistad y buena fe. Hacía eso en todos sus combates, indiscriminadamente.

Decidió tomarle la mano. No tenían por qué ser enemigas, menos por un chico. Además, el chico en cuestión parecía corresponderle exclusivamente a ella (y Keri no parecía tener esas intenciones con él), así que no había problema. Nunca hubo problema, al menos, nunca lo hubo fuera de la cabeza de Violet, quien alzó ambos puños, ya cerrados, cuando sonó el silbatazo.

Violet pateó. El asunto fue casi instintivo, mecanizado tras varios días de patear al costal en compañía de Alyssa. Keri se cubrió, intentando no perder terreno pese a la fuerza y peso puestos en la patada de su compañera y rival. Keri mantuvo cruzados ambos brazos, formando una equis mientras bloqueaba varios golpes y patadas de Violet. Cuando estuvo a punto de sacarla del círculo con una patada, Keri se agachó y rodó a un costado, evadiéndola.

— ¡Vamos! ¡Ataca! - La presionó Violet, dejándose llevar por el furor de la pelea.

Keri no lo hizo. Sabía perfectamente que si se dejaba provocar por Violet, el resultado sería fatal para ella.

Vio volvió a atacar, ahora intentando taclearla. Keri saltó sobre ella, intentando ahorcarla con ambas piernas, pero Vio se la sacudió de encima con un par de golpes directo al abdomen de la chica, mismos que resintió Keri, dado que su complexión no era para nada robusta, en lo que al menos Violet le llevaba algo de ventaja. Keri cayó al suelo y, antes de que pudiese incorporarse, sintió la sombra de Violet sobre ella, sin posar el pie sobre su pecho, pero sí indicándole que ya se había acabado el combate.

Keri no lo aceptó y rodó hacia un lado, para después ponerse de pie de un salto: no faltaron vítores de parte del público, pero fueron apagados casi al instante cuando, de un golpe a la quijada, Violet la volvió a tirar al suelo.

— No vuelvas a hacer eso - Le ordenó Violet, ahora sí poniendo su planta sobre Keri.

— Vale, vale, me rindo - Aceptó la chica.

De inmediato, Violet le quitó el pie de encima y, decidida a ser tan amable como Keri, le ofreció la mano para que se incorporara.

Violet estaba feliz. Había ganado su última pelea. Ya podía descansar, pues, si había calculado bien, sus posibilidades de pasar la última prueba eran muy altas.

Tristán la recibió con el abrazo más fuerte que pudo darle, a lo que Violet correspondió con un beso en la mejilla. En cuanto se separaron, Alyssa, cruzada de brazos, tan sólo dijo una cosa:

— Ahora sólo falta uno de nosotros.

— Sí, podría - Exclamó Rafael Valdez, en el gimnasio, al inicio de los descansos. Solo quedaban tres peleas y la penúltima era de Rafael, así que no estaría ahí todo el tiempo que faltaba para el encuentro contra Helio, pero, con Alyssa de intermediaria, había accedido a enseñarle un par de cosas a Tristán.

El chico, algo nervioso, asintió, casi haciendo una reverencia.

— Levanta más los brazos y no los juntes tanto. No eres un boxeador, hijo - Le recomendó Rafael - Y también, intenta no tambalearte mientras mantienes la guardia.

Agarrando una vara de bambú de entre la utilería del gimnasio, intentó darle un palazo en la cabeza a Tristán, quien muy apenas logró bloquearla.

— Bien. Ahora, intenta no sólo bloquear. Desvía el golpe, ¿entiendes?

Rafael dejó caer la vara y ahora, lanzó un puñetazo a la cara de Tristán, a una velocidad un poco más lenta que lo normal. Tristán paró el golpe, pero además, hizo a un lado el brazo de Rafael. Entonces, él lanzó otro y Tristán hizo lo mismo. Rafael empezó a subir la velocidad, mientras que a Tristán cada vez se le hacía más complicado bloquearlo.

Cuando Rafael estuvo por encajar el puñetazo, se detuvo a milímetros del estómago de Tristán, quien ya casi sentía el golpe encajarse en sus intestinos.

— Todo bien, excepto por algo. No intentaste atacarme ni una sola vez. Así, solo habría terminado moliéndote a golpes. No siempre debes bloquear, niño. A veces, quitarte o contraatacar también son opciones válidas.

Alyssa y Violet observaron atentamente a ese par. Alyssa, pensando que al menos, ahora tendría una pequeña posibilidad contra Helio. Violet, pensando que debieron pedirle ayuda mucho antes. Tras varias secuencias de no más de medio minuto, Tristán ya estaba jadeando, pero el progreso, aunque poco para llevar veinte minutos practicando, empezaba a hacerse evidente.

— ¡Bien! Recuerda: Helio siempre ataca como simio cuando se desespera al ser esquivado. Eso lo hace más lento y te permitirá salir de su rango y atacar desde otro lado. Solo no dejes que descubra tu truco y le llevarás ventaja - Aconsejó Rafael.

Agotado pero feliz, Tristán logró vomitar un "gracias" de su boca. 

— Me encantaría quedarme más tiempo, pero el descanso terminó - Se excusó Rafael - Mi pelea es en cinco minutos y debería, ya sabes...

— Sí... eh... gracias.

— Solo intenta ganarle, ¿vale? Nadie soportaría que Helio se gradúe de las pruebas.

Rafael se marchó del gimnasio y solo entonces, Tristán pudo dejarse caer al suelo, jadeando mientras recobraba el aliento. Su pelea contra Helio, la última del día, estaba programada para dentro de media hora. Todavía tenía tiempo para entrenar un rato más y después, tomar algo de aire.

Al menos, ahora no creía que lo iban a despedazar.

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