La élite dorada
Después de poco menos de un día, Tristán insistió en salir por su propio pie de la enfermería. No había nadie cuando se despertó, aunque recordaba vagamente que Violet y Alyssa lo llevaron cargando hasta su camilla la tarde anterior.
Se sentía extraño. Le avergonzaba volver a los dormitorios, que alguien lo encontrase... no quería confrontar a nadie ahora, que muy probablemente había quedado afuera de los diez mejores después de aquella pelea.
Tenía la cabeza vendada, así como uno de sus ojos, vendado por culpa de los golpes que le propinó Helio Soto. Cuando por fin llegó al pasillo, Keri Cáceres fue la primera en verlo. No dijo nada: ni una felicitación, ni un "buen día". Nada. Tristán se sentía raro con ello, pero no se atrevió a pronunciar palabra alguna. No tenía los ánimos para eso, tan sólo quería ver a Violet y abrazarla por un largo rato.
Por fin, Violet salió de su habitación, al tiempo que dos o tres aspirantes se asomaban. "¡Métanse en sus asuntos!", exclamó Vio mientras corría hacia él, aunque se detuvo antes de abrazarlo, pensando en que probablemente, el cuerpo entero debía estar doliéndole como el maldito infierno en ese momento.
— Un abrazo no estaría mal - Sonrió él, intentando disimular una repentina jaqueca.
— Ven conmigo. Hay que descansar un rato.
Tristán cogió la mano de la chica y, lentamente, caminaron al interior del dormitorio de la chica, con la cama perfectamente tendida, y Violet cerró la puerta.
— Anda, sube - Lo invitó ella al tiempo que daba la vuelta para subir del otro lado. Tristán hizo caso. En cuanto ambos estuvieron encima, Violet abrazó al chico por la espalda y, tras acariciar su mejilla un par de segundos, murmuró - Descansa, ¿sí? Descansa un poco más.
Eran casi las cinco de la tarde cuando la examinadora Amelia se presentó en el pasillo de los dormitorios, haciendo sonar una campana para despertar a los aspirantes (o simplemente, hacerlos salir de sus habitaciones).
Alyssa se asomó, amodorrada: Amelia estaba anunciando que en pocos minutos, en el comedor, anunciarían formalmente a los diez graduados. Acomodándose el cabello a como pudo, siguió a Amelia, queriendo hacerle un par de preguntas. Ya la alcanzaría Violet después.
— ¡Hey! - La llamó, captando su atención.
— Alyssa - Saludó su amiga - ¿Ocurre algo?
— ¿Tristán va a estar bien? ¿Qué pasó con Soto?
— Tu amigo sobrevivirá. Sobre Helio... ya les contaremos en un rato - Explicó escuetamente Amelia, a punto de darse la vuelta y seguir andando.
— Oye...
— ¿Sí?
— Te he echado de menos.
Amelia no pudo evitar sonreír.
— Quizá nos veamos más seguido.
Con esas palabras, cortó la conversación. A espaldas de Alyssa, un par de voces conocidas llamaron su atención. Al darse la vuelta, Violet y un todavía herido Tristán caminaron hacia ella, Vio ofreciéndole su brazo al chico como andadera, procurando que no fuese a caerse o algo por el estilo.
Cuando los diecinueve aspirantes que no eran Helio Soto llegaron al comedor, los examinadores ya estaban presentes. Con ellos, también se encontraba una chica de tez blanca, ojos color aguamarina y lentes de marco color lila, vistiendo un uniforme de Alba Dorada en negro y dorado, con una hombrera del lado derecho.
Era Nora Vera, una miembro de la junta directiva y, además, dueña de la organización. La habían traído para la graduación, pero además, sospechó Alyssa, para resolver el asunto pendiente respecto a Helio Soto.
— ¿Ya están todos? - Preguntó Nora a uno de los examinadores - Bien.
Tras una breve pausa, se puso firme y, dirigiéndose al grupo, alzó la voz y empezó su discurso.
— Me complace anunciar a los diez graduados de esta edición de la prueba dorada. En primer lugar, tenemos a Rafael Valdez, con el primer puesto en la quinta prueba. En segundo, a Jonás Coronel, quien sobrevivió a tres ataques durante la cuarta prueba, incluyendo al de Helio Soto. En tercero, tenemos a Alyssa Pendragon, el dragón de jade, con su increíble desempeño durante la primera y última pruebas.
Alyssa sonrió. Correr a través del desierto sí fue algo exagerado para la primera prueba, pero no pensó que la fueran a reconocer por ello.
— En cuarto lugar, a Violet Toledo, por su buen desempeño durante la quinta prueba.
Tristán besó la mejilla de Violet. Alyssa sonrió, satisfecha.
— Keri Cáceres por su buen desempeño como líder durante la tercera prueba, conduciendo a su equipo a la victoria antes que el resto. En sexto lugar, Mariela Rojas, por su increíble resistencia física, patente en la primera y la última prueba. En séptimo, Helena Venegas, que demostró su agilidad mental durante la segunda prueba. En octavo, Ramsés Bello, y su destacado desempeño durante la segunda y tercera prueba. En noveno puesto, a Pedro Moore, con su tenacidad y resistencia física durante la primera prueba...
Tristán se resignó. No había manera. Con solo dos victorias en la última prueba, era utópico pensar que habría aprobado, y sin embargo...
— Y en décimo lugar, Tristán Yamanaka, con su admirable ímpetu al no rendirse, aún cuando las posibilidades estaban en su contra - Anunció Nora Vera - Lo que me recuerda, hay un asunto pendiente al respecto. De no ser Helio Soto uno de tres espías malasangres infiltrados, habría calificado en el segundo puesto, por debajo de Rafael Valdez. Con su expulsión, el siguiente puesto disponible era para Tristán.
Los murmullos se hicieron presentes. A Tristán poco le importó.
— Si bien, los diez no necesariamente colaborarán todos juntos en las mismas misiones, pueden presentar sus solicitudes para formar equipos y, si hay vacantes, pedir su traslado a la ciudad que prefieran. La siguiente prueba dorada empezará en una semana y cinco días. Por mientras, disfruten su cena de graduación, chicos. Se lo ganaron.
Era hilarante cómo es que Nora les decía chicos cuando había algunos aspirantes y graduados, como Rafael, que sin duda le sacaban al menos un par de años más. Sin embargo, nadie comentó nada al respecto. Rafael les contó durante la cena que aceptaría una peligrosa asignación en Ciudad Juárez. Tristán dijo que le encantaría formar equipo con Violet, pero eso de ser un agente de campo no era lo suyo, así que estaba viendo trabajar en un voluntariado por algunos meses.
Violet iría a Tampico junto a Keri. Probablemente, Tristán elegiría un voluntariado de aquella ciudad, si eso le permitía estar cerca de Violet. Alyssa, por otro lado, estaba revisando entre las ofertas para agentes de élite. Quizá Xalapa no sería tan mala opción.
— Habrá un evento en la Torre Alba Dorada en Xalapa, en unos días - Mencionó Alyssa - ¿Qué dicen? ¿Asistimos? Es una especie de... fiesta para élites y graduados de nuestra generación.
— Me apunto - Sonrió Keri, eterna amante de las fiestas.
— Sí... supongo que nuestras asignaciones podrán esperar.
Siguieron hablando durante un buen rato, hasta que, casi acabada la cena, ocurrió el apagón. Cuando los generadores de emergencia se encendieron, segundos después, un empleado de la base se acercó corriendo a donde Nora y los examinadores permanecían de pie, en alerta.
Sus noticias no pudieron ser peores.
— El prisionero... Helio Soto se escapó de la celda - Jadeó el empleado - Recibió ayuda, dejaron...
El empleado, con su uniforme de Alba Dorada puesto, sangraba un poco del brazo. Probablemente, era el que pudo escaparse para dar aviso.
Alyssa se puso de pie instintivamente, pero poco pudo hacer, pues Keith May, contemplando al exterior, por el balcón protegido con cristales, señaló hacia un par de sombras en el patio, con las puertas abiertas. Las luces de emergencia se encendieron y aquella melena rubia evidenció a Helio Soto, escapándose.
En el nivel inferior al comedor, se escucharon pasos de un pequeño ejército saliendo a perseguirlos, aunque poco podrían hacer con las puertas cerradas por el apagón.
— ¿Quién es ese otro? - Preguntó Jonás, uno de los graduados.
— Beckett - Murmuró Amelia Hardeen, ahora al lado de Keith, contemplando a la persona que acompañaba a Helio Soto, con la cabeza casi del todo rapada, pero silueta vagamente femenina.
Habían subido a uno de esos carros todoterrenos y, aprovechando las puertas abiertas, emprendieron la huida, acelerando la tal Beckett el motor al tiempo que los agentes conseguían forzar las puertas para salir al patio.
Era todo. Soto se les había escapado y, por lo que Alyssa entendió, una vieja criminal, enemiga de Alba Dorada casi desde su creación, había conseguido escaparse de la prisión vertical.
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