Cuarta prueba
Pasados varios días, los restantes, treinta y nueve aspirantes (ya descontado Oliver, por supuesto), subieron a un par de camiones para atravesar el desierto una vez más, en dirección contraria a donde empezaron la primera prueba. Violet no se había recuperado del todo, pero renunciar a la prueba dorada desde ahora sería tirar por la borda las tres semanas anteriores y, peor, todo el tiempo de preparación en la academia.
Alyssa supuso que la cuarta prueba sería algo bastante denso, considerando que los sacaron del edificio para ella. Del otro lado de Violet, se encontraba Tristán, algo tenso. Todos en el autobús pensaban lo mismo: lo que sea que fuesen a enfrentar ahora, era lo suficientemente grande como para necesitar un sitio aparte.
Algunas caras familiares se encontraban entre los pasajeros: Keri Cáceres, por ejemplo, aunque también una que otra persona de cara conocida a la que aún no le hablaban. También, había que decirlo, estaba ahí Helio Soto, el último de los tres aspirantes de los que Tristán les había advertido. Alyssa se preocupó: si la prueba era lo que creía que era, Helio iba a hacer mucho daño durante las próximas horas.
— ¿En qué piensas? - Preguntó Violet, notando que Alyssa estaba perdida en sus pensamientos (más que de costumbre).
— Que si nos separamos en esta prueba, nos morimos.
Tristán escuchó a la perfección. Esto no ayudó a calmar sus ansias. Alyssa intentaba centrarse en su meta, fuera la que fuera, pero desgraciadamente, los recuerdos de aquella fiesta de hace pocos días seguían filtrándose en su conciencia, escurriéndose desde las tuberías mentales en las que corrían los traumas, como una fuga, una gotera que, pasados varios días, había terminado por encharcar gran parte del terreno libre en su cabeza.
"¿Por qué?", se preguntaba Alyssa. No había motivo. Violet no le había hecho nada a Silva como para que él decidiera hacer lo que hizo. Aún no lo hablaba con su amiga, pero no creía que Violet quisiera hablar de ello con alguien. Tristán tampoco había querido empezar aquella conversación. Los tres permanecían callados y Keri, la única otra persona que estuvo presente cuando el examinador Keith molió a golpes a Oliver, tampoco daba señales de querer abrir la boca.
Varios minutos después, empezó a verse un enorme domo a la distancia, parcialmente oculto por un cerro frente a ellos. Conforme se acercaba el autobús, los pensamientos de Alyssa empezaron a centrarse: sí, era muy probable que la cuarta prueba fuese...
El autobús se estacionó. Se abrieron las puertas y los demás aspirantes comenzaron a ponerse de pie. Alyssa y sus amigos se pusieron de pie al fondo del autobús para caminar hacia la única puerta, al frente del vehículo. Al pasar junto a Helio Soto, Tristán se puso tenso, lo pudo notar gracias a que al chico se le erizaron los vellos de todo el cuerpo.
El otro autobús se había estacionado al lado de ellos: el examinador Keith ya estaba frente al grupo, dándole la espalda al enorme domo. Alyssa se formó junto a Tristán y Violet, lista para escuchar las indicaciones del examinador de esta prueba.
— Bueno, ¿conocen el término "Battle Royale"? - Sonrió Keith May, contemplando a los aspirantes que tenía enfrente.
Alyssa ni siquiera se sorprendió: era precisamente lo que se esperaba.
— Van a entrar al domo y sobrevivir dentro hasta que solo queden veinte - Les explicó Keith - No tienen que morirse, tan sólo queden fuera de combate, noqueados, con un cuchillo junto a la garganta... o también pueden darse por vencidos. Me da igual. Solo no hagan cosas ilegales y no tendremos que arrestarlos, mandarlos a prisión y darles una golpiza. No precisamente en ese orden.
Alyssa entendió la indirecta. Helio Soto bufó, a tres personas de distancia de ellos. Muy probablemente, estaba enterado de lo que le ocurrió a su amiguito.
Cada quién entró desde una posición distinta del domo. Alyssa se aseguró de estar cerca tanto de la entrada de Violet como de la de Tristán, lista para acudir a ellos por si algo les ocurría: ahora, lo tenía más que claro. Helio Soto iba a intentar cazar a todos los aspirantes posibles.
Otros grupitos de personas se habían formado en alianzas poco antes de alinearse en sus plataformas. Por ejemplo, Nicomeda Noriega y Darío Sandemetrio, se habían asociado nuevamente. Otros, como Rafael Valdez, iban por su cuenta en un arriesgado movimiento. Keri Cáceres se había juntado con otra chica, cuyo nombre desconocía Alyssa. Daba igual.
Al subir a su plataforma, Alyssa empezó a analizar su entorno: de alguna manera, Alba Dorada había logrado reproducir una jungla dentro del domo, a medio desierto. El suelo, húmedo y fértil, estaba cubierto de plantitas de todo tipo. El sol era filtrado por las hojas de los árboles a varios metros por encima de su cabeza: en algún punto de lo que Alyssa supuso era el centro del domo, había una torre de vigilancia. Además, estaban los alijos de armas y provisiones. Alyssa se pensó muy bien lo que haría a continuación. A su espalda se encontraba el borde del domo. Escapar le sería imposible y sin un gancho de escalar o dos, le sería imposible subirse al armazón del domo para apuntarle a otros aspirantes desde arriba.
En cuanto sonó la alarma que les indicó que la prueba ya había comenzado, Alyssa se decidió a buscar a sus amigos: primero se encontró a Tristán, quien de algún modo ya había conseguido una mochila de provisiones: más que nada, cuerdas, yesca y material de primeros auxilios: nada comestible y ningún arma.
— Tendremos que sobrevivir con esto - Pensó Alyssa, cogiendo una de las cuerdas, con un gancho tan pequeño que no iba a servir para escalar el domo.
Tristán asintió, para después echarse la mochila al hombro y señalar en la dirección en la que debería estar Violet. Ambos corrieron un poco, ansiosos por encontrar a la chica antes de que otro competidor lo hiciera.
A lo lejos, se escuchó un grito demasiado varonil como para provenir de Violet: eso no debió aliviar a Alyssa, pero lo hizo. Ni siquiera tenían tiempo para sentir culpa. Cuando por fin llegaron al pedestal de Violet, se dieron cuenta de que la chica había dejado algunas huellas en la tierra fresca: así sería mucho más fácil encontrarla, tanto para ellos como para un posible enemigo.
Tan rápido como les fue posible, siguieron el rastro de huellas hasta encontrarse un arnés sin mochila, señal inequívoca de que Violet había estado cerca. Ella o cualquier otro aspirante, claro.
— ¿A quién buscan? - Preguntó la chica, canturreando alegremente ante sus compañeros, quienes se giraron al instante para verla levantando una mochila con las manos - ¡Miren lo que me encontré!
— Idiota, me espantaste - Suspiró Alyssa para después abrazarla - ¿Y si te pasa algo?
— Oye, yo solía ir de acampada con mis padres cuando seguían juntos - Se quejó Violet - No me voy a morir ni nada.
Y, sin embargo, lo último lo dijo con una cara triste, casi como deseándolo, o al menos eso le pareció a Alyssa.
Los tres tomaron la decisión de avanzar hacia el centro del domo: por lo visto, ahí estaban las mejores provisiones. Por ejemplo, la mochila de Violet tenía algo de comida, pero todavía ningún arma.
— Escucharon el grito de hace rato, ¿no? - Les preguntó Vio, refiriéndose al chico al que probablemente habían atacado.
— Espero que no haya sido Helio Soto - Expresó Tristán - Realmente tenemos que cuidarnos de él: durante sus días antes de ser reclutado, tenía fama de no dejar a nadie en pie durante sus enfrentamientos.
— ¿Cómo sabes tanto de los demás aspirantes? - Se atrevió a cuestionarle Alyssa.
Tristán guardó silencio y Alyssa comenzó a preocuparse, preguntándose si había dado con otro tramposo o algo por el estilo. ¿Qué tanto sabía de todos ellos, incluida la propia Alyssa? ¿Realmente era de fiar?
— Antes, trabajaba en administración y me tocó leer los expedientes de algunos agentes y recién reclutados. Por ejemplo, sé que eres el Dragón de Jade - Explicó él.
Daba igual que lo supiera o no: eso no era precisamente un secreto de estado.
— Entonces ya sabes lo que he hecho - Respondió Alyssa, sin amenazarlo, pero con la pelota botando, lista para un remate, de ser necesario.
— Sí. Por eso te admiro. Me encantaría graduarme como un élite en la misma generación que tú. Eso significaría que estoy a tu altura. Más o menos.
Alyssa no pudo evitar sonreír: ¿en serio Tristán era así de buena gente? Le costaba creerlo, pero Violet se veía muy feliz con él, así que Alyssa todavía estaba un poco en guardia con él, por si intentaba dañar a su amiga o algo por el estilo.
Siguieron avanzando hasta llegar a los pies de la torre de vigilancia. Ahí, había varias mesas distribuidas alrededor. Evidentemente, ya habían tomado algunas armas: las mejores. Sin embargo, todavía quedaban bastantes. Violet cogió dos o tres cuchillos de caza y los enfundó en un cinturón que colgaba de otra de las mesas. Alyssa tomó consigo una pistola de agujas, probablemente de aire comprimido. Tristán, por otro lado, prefirió una muñequera que lanzaba gas irritante. Era la menos mortal de las armas que habían escogido, pero era mejor que nada. Juntos, una vez equiparon sus respectivas armas, encontraron la entrada a la torre de vigilancia, una escalera de mano puesta en una de las caras del pilar que la sostenía.
Escucharon otro grito, ahora femenino. Esa persona siguió gritando durante varios segundos, después, un ruido seco y al final, silencio. Ninguno de los tres dijo nada: probablemente se trataba de Helio Soto cobrándose otra víctima.
A Alyssa empezó a preocuparle ese sujeto: no había pasado ni una hora y, que ellos supieran, ya se había cargado a dos personas, probablemente más.
Tristán subió primero: estaba despejado arriba: probablemente nadie más había pensado en subir a la torre de vigilancia, quizá por lo céntrico y expuesto que se estaba ahí arriba. De ahí, subió Violet y por último, Alyssa, quien escuchó varias pisadas correr hacia la torre desde la maleza. Se apresuró a subir, lista para tirar de la escalera de mano en cuanto fuese necesario.
Era un tramo muy largo, de casi dos metros de escaleras de mano hechas de gruesas cuerdas. Cuando por fin subió, escuchó las voces de un par de personas: los reconoció enseguida como Nicomeda y Darío, pero cuando escuchó el sonido de una cuchilla detrás de ellos, reprimió todo impulso de salvarlos.
— ¡Suban la cuerda, suban la cuerda! - Ordenó Alyssa a sus amigos, que la esperaban en el suelo de madera de aquella torre.
Darío y Nicomeda terminaron cogiendo las primeras armas que encontraron ahí abajo. Alyssa pudo ver cómo Helio Soto se acercaba a ellos y, con un garrote, arrojaba lejos el hacha corta que Darío había cogido. Darío alzó ambas manos, pidiendo piedad, demostrándole que se había rendido. Sin embargo, a Helio no le importó y, sin piedad alguna, dejó caer el garrotazo.
Violet y Tristán cerraron los ojos.
Eso había sido innecesario, lo vieran por donde lo vieran.
Arriba en la torre, en una de las paredes, se encontraba un contador que repentinamente, bajó de 25 a 24. Si ese contador significaba la cantidad de aspirantes restantes, probablemente Helio se había cargado casi a la mitad.
Abajo, en la tierra, Nicomeda trató de defenderse con un lanzadardos, pero Helio le dio una cachetada al dardo una vez salió despedido y, soltando su garrote por un instante, le dio un golpe a Nicomeda, quien, tambaleándose, cayó de espaldas al suelo, viendo perfectamente las caras de sus conocidos ahí arriba. Sin embargo, no les suplicó que lo salvaran. No los delató con Helio Soto, condenándolos a ser cazados por aquél chico. Simplemente cerró los ojos antes de recibir el garrotazo que lo dejaría fuera de combate. No gritó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro