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Chapter 14

Clarie abrió la ventana y entró de puntillas apoyándose en una cómoda, pero sus pasos se reprimieron. Escudriñó el cuarto con la vista y notó los sensores a los costados de las paredes.

-¿Por qué tiene los sensores apagados?- preguntó ella confundida.

-Te aconsejo que saques la botella de vino. Eso te servirá, princesa.

-Emborracharme no va a hacerme mejor ladrona.

-Solo mira a través de la botella, linda cabezota.

Ella colocó la mano en el pecho de Jack para detener su ademán de entrar él también por la ventana. Sacó la botella de su bolsa, la sostuvo bocabajo de manera que le quedara la parte más ancha a la vista. Miró a través del líquido rojo y divisó una serie de regadas líneas de un rojo claro que se esparcían por toda la habitación. Miró a Jack sorprendida por el descubrimiento y analizando otra vez los sensores, le salió una irónica sonrisa.

-En serio eres un chico con trampas.- admitió ella.

-Se hace lo que se puede.- él se encogió de hombros.

-¿Cómo lo supiste?

-A veces, ni los propios dueños saben si está encendido o apagado su sistema de alarma por sensores, por lo que suelen dejar en las entradas de las habitaciones el minibar con vino y otros licores. Suelen usar un vaso de vino para saberlo.

-Me cabrea un poco no tener experiencia para robar.

-Todos tenemos algo que nos cabrea, lindura.

-Sí, este... oye, filósofo, ¿cómo crees que podemos pasar esto? Porque el mecanismo está del otro lado de la habitación.

-Revisa bien, de seguro puedes encontrar alguna apertura entre las líneas, belleza.

-Vale, creo que me será fácil un par de maniobras para pasarlo, pero... ¿y tú?

-¿Te espero aquí?

-¡No! No pienso dejarte aquí. Si voy, será contigo.

-Clarie... Bien, bonita, lo que sea, lo intentaré.

La chica, fijándose muy detalladamente, encontró la apertura suficiente para Jack. Los sensores estaban separados del suelo, eso era todo el espacio con el que contaba el muchacho para pasar, y era menos que el largo de un billete.

-Vas a adorar el suelo, Jack. Si te pegas bien y no respiras mucho, puedes atravesar el cuarto. Pero no puedes elevarte más que 18 cm; si te pasas, ya podemos correr.

-Entendido.

Por fin, Jack bajó por la ventana y se paró junto a Clarie en la cómoda. Ella se agachó y tomó su mano apoyándola en el filo del mueble.

-Yo iré primero y te daré las instrucciones desde más adelante. Baja por aquí y acuéstate sin muchos movimientos bruscos.- él asintió sonriendo.

Clarie avanzó a los sensores y se movió grácilmente entre las dificultosas aperturas que tenía. Su cuerpo se doblaba y cabía en una zona tan pequeña que podía ser tomada como contorsionista. Al avanzar unos metros y estar en un lugar y posición relativamente cómoda, se volteó al muchacho quien esperaba sus instrucciones con una expresión un poco nerviosa.

-¿Estas listo, Jack?

-Por primera vez, creo que no.- dijo con la voz un poco temblorosa.

-No dejaré que te pase nada. Solo sigue mi voz y lo que te digo muy despacio.

-Vaya las pruebas que me pone el destino para llegar al amor de mi vida.- él se fue incorporando al suelo con mucha lentitud.

-Bien, baja un poco más tu chaqueta.- el chico se la quitó y la dejó sobre la cómoda.- Vale, eso es mejor. Ahora avanza en diagonal izquierda.

El muchacho se notaba nervioso y su respiración debía mantenerse baja para no tocar con su espalda los sensores. Clarie lo notó y sintió que de verdad aquel chico que tanto valor le había demostrado podía sentir miedo de algo.

-Detente, ahora por el centro y recoge un poco los brazos o no cabrás.- él se mantuvo en silencio y avanzaba con gran preocupación.- ¿Cómo conociste a Crystal?

-Linda, ¿este es el momento para preguntar algo así?- dijo en un susurro.

-Eso te relajará,  solo dilo.

-Fui atendido por ella en la cafetería. Estuve varios días yendo allí, pues ella siempre estaba y me atendía muy bien.

-Ahora a la derecha. Estira la pierna izquierda un poco.- ella le advirtió.- Vamos, continúa.

-Se mostró muy dispuesta a ayudarme cuando estuve haciendo mis inventos allí. Me dio confianza y le conté quién era. Ella me ayudó a hacer los instrumentos que usé para asaltar el banco aquella vez. Me llamó cuando supo que... necesitabas ayuda.- Clarie sospechó de esa última pausa, pero se lo atribuyó a los nervios del muchacho.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella, tomó su mano del suelo asustándolo un poco.

-Ya falta poco, Jack. Iré hasta el mecanismo y te estaré esperando allí.

-Espero llegar sin problemas.- su miedo le estaba jugando la mala pasada de hacerlo sudar.

-Tranquilo, lo harás bien.- ella continuó entre saltos y a veces pasos en cuclillas, moviéndose y asegurando que su bolsa tampoco tocara los haces de luz.

Cuando llegó al mecanismo se percató de que no podría apagarlo por más que quisiera.

-Jack, tendrás que terminar el recorrido así. Los botones para apagar la alarma están uno en cada pared, son sincronizados.

En efecto, dos botones frente a frente, los cuales debían ser pulsados a la par, o también se activaría la alarma.

-No nos fijamos si vivía con alguien.- dijo el rubio más nervioso aún.

-No teníamos mucho donde apoyarnos. Bien, acércate, y cuando te diga te pones de pie.

Con un cierto temblor en sus manos, él hizo su avance y, tras ser avisado, se incorporó sin moverse mucho.

-Ahora, tienes uno a la altura de tu nariz y otro a la de tus rodillas. Ambos a la misma distancia.

-Temo caer, ¿sabes?

-No te dejé caer en el balcón, no pienso hacerlo ahora.

Él sonrió plácidamente por esas palabras. Agachó su cuerpo en lo que levantaba una pierna y atravesaba las últimas líneas. Sin embargo, al pasar al otro lado perdió el equilibrio casi cayendo.

-¡Te tengo!- dijo ella sosteniendo sus brazos.

Él la abrazó con un ímpetu desconocido. Clarie estaba sorprendida de verlo así. Correspondió al gesto sin saber qué le pasaba, pero lo notaba tierno.

-Todo está bien, Jack.- le susurró al oído para calmarlo.

-No quería arruinar tu misión, mi ángel. Si fallaba, todo estaba perdido para ti.- le confesó acariciando su ondulado cabello por la frente.

Su voz no era como siempre, era miedo y preocupación lo que se podía sentir en ella. Aún temblaba un poco y su respiración estaba algo agitada. Se separó del abrazo y puso su mano en la mejilla de ella notando que le sonreía de manera tierna.

-No lo hiciste mal, Jack. No te pongas así, estoy feliz de que estés aquí. Y si fallamos, ya lo probaremos por otra vía. Pero nunca dudes de que debes estar conmigo. Sin ti, yo no hubiese logrado esto.

-Princesa mía, ¿sabes que al salir ya me vas debiendo un beso?- volvió a su faceta de encanto sin remedio.

-¿Y tú sabes que tenemos una caja fuerte que abrir?

-¿Cómo?

-Pues sí, desde aquí veo por el pasillo una caja fuerte, de cristal blindado. Ahí está nuestro objetivo.

-Pues, vamos, dulzura.- ella tomó la mano de Jack y lo condujo a través del pasillo.

Su mente estaba maquinando que ese joven era perfecto, incluso cuando sentía miedo. Le gustó esa faceta de él y, una leve risa surgió de ella al pensar cómo provocarlo cuando salieran de allí. En cambio, Jack sintió un corrientazo subir por su espalda, pues sabía que esa risa no tendría una buena consecuencia.

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