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| propuesta uno |

YoonGi corrió lo más rápido que sus pies le permitieron por las sobrepobladas calles de Seúl. El tráfico a esa hora era lo peor que podía existir en la vida. En su vida.

Llegó finalmente a la cafetería -luego de empujar a unos cuantos en su camino y ganarse unos tantos insultos- y trotó hasta el principio de la fila donde el que estaba primero le insultó, diciendo que se volviese al final de la fila.

¡YoonGi, por aquí! Una voz le llamó a unos pasos de la fila y llevó su mirada hasta ella, encontrándose con su salvación de cada mañana atrasada.

Gracias a Dios estás aquí, pensé que no vendrías a trabajar hoy Dijo el rubio entre bocanadas de aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas, agitado y todo sudado.

La de cabellos rojos rió, dando pequeñas palmaditas en su espalda.

Mañana es mi día libre, no hoy Le recordó sonriendo leve y tomando los dos vasos para entregarselos. Dos cafés extra cargados con leche

YoonGi se enderezó, sonriendo agradecido y tomando ambos vasos, haciendo una venia casi del todo pronunciada para ella.

Gracias de verdad Jisoo, prometo recompensartelo algún día

Prometió con otra pequeña sonrisa antes de darse la vuelta y correr cuidadosamente con el café en dirección al edificio donde trabajaba. La gran BigHit. Agradecía enormemente que la cafetería estuviese a tan sólo tres calles.

Subió al ascensor luego de un rápido saludo con el recepcionista y tarareo una canción cualquiera, esperando que el ascensor se diera prisa y lograse llegar antes que su jefe.

Se había quedado dormido y se despertó con diez minutos para las ocho. Había dormido tan sólo dos horas aquella noche por haberse quedado hasta tarde jugando Overwatch con Jungkook, su hermano menor.

Le reprendería luego.

El ascensor se había detenido finalmente y, apenas se abrieron las puertas, salió de él, caminando deprisa hacia la oficina principal.

Los empleados y compañeros de YoonGi estaban -la mayoría- holgazaneando; Algunos leían el periódico, otros jugaban videojuegos o el solitario en sus ordenadores y la mayoría de las mujeres cotilleaban por los rincones. YoonGi respiró hondo para controlar su agitada respiración y expulsó el aire justo en el momento en el que su cuerpo choca con otro, volcando uno de los cafés en su perfecta camisa blanca.

¡Por la mierda! Masculló, soltando el vaso ahora vacío al suelo. ¡Fijate por donde vas Felix!

El castaño mencionado hizo una mueca y se disculpó casi sin darle importancia, caminando hacia su respectivo puesto de trabajo.

YoonGi dio un respingo, tomando el vaso de suelo y lanzandolo a la basura de un golpe. Camino directo hacia donde el castaño se había ido y le giró su silla giratoria hacia él.

Y-YoonGi, hombre, lamento lo de tu camisa, no fue que-

Goyang Orion Orions, sábado a las nueve de la noche, primera fila, por tu camisa Dijo rápido y decidido, mirando en cada segundo al ascensor y de vuelta al castaño.

El castaño abrió y cerró su boca cual pescado fuera del agua y asintió de inmediato, aceptando la oferta sin dudar.

Ambos muchachos fueron directo al baño de hombres e intercambiaron sus camisas, saliendo luego de allí. YoonGi terminó de acomodar su corbata sobre la nueva camisa color grisácea y tomó el café que le quedaba.

¡Está aquí! Exclamó -medio susurró- uno de los empleados.

Todos comenzaron a correr a sus puestos de trabajos. Escondiendo las comidas, los periódicos, cerrando los juegos y guardando silencio, fingiendo contestar llamadas y escribiendo en sus ordenadores.

YoonGi entreabrió sus ojos antes de caminar lo más rápido que pudo en dirección a la oficina principal, colocándose justo a unos pasos al lado del gran escritorio de mármol reluciente, derecho y bien presentado con una linea recta en sus labios.

Park Jimin, el de cabellos platinados y brillantes, se hacía paso por el gran séptimo piso. Con sus aires de elegancia y seriedad, y su derecho y perfecto caminar dentro de aquellos vaqueros negros ajustados a sus delgadas y tonificadas piernas con aquel suéter de cuello de tortuga color café que resaltaba su delgado cuello y la suave línea de su mandíbula.

Jimin no se sentía cómodo usando trajes todo el tiempo como lo hacía su padre, pero si le gustaba que todos sus empleados estuviesen elegantes y de punta en blanco.

Observó de una rápida a cada uno, sonriendo ladino al verlos trabajar, y caminó directo a su oficina, donde se veía a través de la ventana como su asistente estaba perfectamente parado a un lado de su escritorio con un café en la mano.

Buenos días Saludó con una venia con su cabeza el rubio una vez Jimin entró a la oficina, extendiéndole el vaso con café a este el cual tomó mientras pasaba por su lado directo a su silla y tomando el abrigo que casi le lanza el peliplateado.

Mh, recuérdame con qué me estresaré hoy Murmuró mientras comenzaba a hojear el papeleo que tenía en su escritorio del día anterior dando pequeños sorbidos al café.

Tienes una reunión ahora a las nueve con el jefe de vídeo, una cita con el dentista a las diez y... Tu abogado llamó con respecto a tu Visa, ¿haz hablado con él ya? Enumeró mientras miraba la agenda de su móvil.

Ugh, Louis me tiene harto con ese tema, tampoco es para tanto una tonta Visa Bufó, pasando sus dedos entre su sedoso cabello que caía perfecto hacia un costado. La reunión con el jefe de vídeo pásala para la próxima semana y cancela mi cita con el dentista para mañana, necesito que vengas conmigo para hablar con Wang

YoonGi frunció su entrecejo.

¿Por qué iremos a hablar con Jackson? Cuestionó a su vez que despegaba su mirada de la pantalla de su móvil para comenzar a ordenar los papeles que el platinado había apilado a un lado.

Sin embargo, Jimin no respondió ya que estaba leyendo el vaso donde estaba tomando su café.

Huh, ¿quién es Jisoo y porqué quiere que la llame? Cuestionó el platinado, arqueando una ceja a su vez que miraba a YoonGi.

YoonGi sintió sus orejas arder.

Es que, ese es el mio, derramé tu café por accidente Confesó.

Jimin alzó ambas cejas mientras desviaba su mirada del rubio hacia el castaño -uno de sus empleados, Felix creo que se llamaba- que pasaba justo frente a la ventana con unos papeles, logrando ver su camisa con una gran mancha marrón. Jimin regresó su mirada al rubio inspeccionando su perfecta camisa grisácea y en silencio regresó a su boca aquel vaso, desgustando el sabor.

¿Tomas café extra cargado con leche? YoonGi asintió. Que coincidencia, ¿no? YoonGi volvió a asentir, mintiendo. La verdad era que él prefería el capuchino antes de que un amargo café, pero pedía dos de aquello por si pasaba lo que pasó esa mañana. Porque no creo que pidas dos del mismo por si llegas a derramar uno, eso sería bastante patético Agregó.

YoonGi contó hasta tres mentalmente y suspiró cuando llegó al tres.

Jimin había dicho "andando" mientras tecleaba algunas cosas en su móvil. YoonGi asintió y salió casi en zancadas de la oficina para dirigirse al primer ordenador que había allí, tecleando un rápido "el ogro está saliendo de su pantano" que le llegó a todos en aquel piso, alertándolos para que comenzasen a trabajar, o al menos fingir. La respuesta fue inmediata de todos y fueron a sus respectivos puestos y mandados.

YoonGi se enderezó y caminó junto al platinado en dirección a la oficina individual que tenía Jackson Wang, uno de los sucesores de Jimin, empleado de su padre, alguien que repudiaba mucho por su molesta forma de ser y egocéntrica personalidad.

¿Irónico? Sep.

Entraron ambos a la oficina sin tocar, YoonGi cerrando la puerta tras de ellos.

Jimin, querido, que bueno verte Sonrió con desaire el pelinegro mientras colgaba la llamada de su teléfono fijo.

Jackson, siempre es un placer Sonrió de la misma manera Jimin. Vengo a hablar contigo con respecto a tu puesto

Oh, así que por fin me tendrás en cuenta y me darás mi merecido ascenso ¿No es así?

Jimin rió con sorna por lo bajo, negando con su cabeza.

Me hubiese encantado hacer eso, peeero me has sido muy ineficiente estos últimos meses Sus manos fueron a parar a los bolsillos de su vaquero. Jackson frunció su entrecejo. Es por eso que he decidido despedirte Agregó con una ligera sonrisa en sus pomposos labios sin más.

YoonGi abrió sus ojos en sorpresa. Se esperaba cualquier cosa, menos que le despidieran. Si bien Wang era un holgazán -como la mayoría allí- no era un mal empleado, o eso creía.

¿D-De qué estás...?-

No comiences con preguntas estúpidas que tú bien sabes de lo que hablo Arqueó una de sus oscuras cejas a su vez que se acercaba a pasos lentos al escritorio del moreno. Lo único que sabes hacer es pasartela mirando los culos de mis empleadas, incluso de los hombres también, mientras juegas a los jueguitos estúpidos en tu móvil agrandando tu gordo culo. Hace más de dos meses que te pedí que hablases con Jaehyun con respecto al proyecto que teníamos pendiente ¿Y qué?

P-Pero, sabes que ese proyecto es muy grande y- Jimin le cortó el habla alzando una de sus manos una vez sus caderas se apoyaron en la oscura madera del escritorio.

A ti eso no te incumbe, lo único que tenías que hacer era conformarme una reunión con Jaehyun ¿Y que hiciste? Ni siquiera una llamada Jimin le apuntó con su dedo indice cuando el moreno quiso objetar. Ni se te ocurra decir que es mentira porque yo personalmente hablé con su secretaria y ¡Oh sorpresa! Ni un llamado proveniente de aquí Jimin suspiró, pasando sus dedos por su cabello para peinarlo hacia atrás. Es una lastima, ¿no?

La expresión de Wang era digna para tomarle una fotografía y enmarcarla para tenerla en su escritorio.

Jimin sonrió victorioso.

Te quiero fuera con todas tus cosas para la hora del almuerzo Concluyó finalmente a su vez que salía de la oficina.

YoonGi miró al moreno que había quedado estático mirando la nada, y en silencio se retiró de la oficina, llegando rápido junto al platinado que caminaba tranquilamente hacia su oficina nuevamente.

¿Qué es lo que hace?Cuestionó en un murmullo que sólo él y YoonGi podían oír.

YoonGi se giró para ver al moreno desde la ventana de su oficina.

Está caminando de un lado a otro, huh, ahora está mirando por la ventana hacia nosotros y... Viene para acá Narró YoonGi mientras veía como el moreno salía de su oficina con total molestia desbordante.

Jackson, por favor, ahórrate el show... Susurró Jimin para si mismo.

¡Tú, maldita arpía traga mierda! Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para exclamar un "oh" al unisono ante lo dicho por el moreno a espaldas de ambos muchachos.

YoonGi se giró hacia él, mirando luego como Jimin se giraba tranquilamente para mirarle con una ceja arqueada.

¡Sí, tú! ¿Crées que puedes venir y despedir a quién se te dé la regalada gana? Casi escupió con su mentón en alto y su pecho hacia afuera.

<< Ridículo >> Pensó Jimin.

Mh, sí, tal vez ¿Porque es mi jodida empresa? Soltó mientras pasaba su peso hacia una de sus piernas.

¡Ni siquiera es tuya! Eres un jodido niño de papi que juega a los autitos con todos nosotros mientras papá no está. Un niñato que no tiene ni la mitad de años de experiencia que yo o su padre Masculló Wang con sus ojos chispeantes de molestia.

Jimin rió. Su suave risa sonando en el silencioso y expectante piso.

Escúchame bien, maldito imbécil, porque esto no te lo repetiré dos veces Todos los presentes abrieron sus ojos de par en par ante lo ronca y molesta que había salido la voz del platinado, el cual caminaba hasta quedar frente a frente al moreno que le sacaba una cabeza, teniendo Jimin que mirar hacia arriba para ver sus ojos. Tú trabajas, o trabajabas, para mí, yo soy el dueño de todo esto, el que te da de comer en tu sucia y repugnante boca mientras lo único que haces es cagar a tu esposa con el primer hoyo que se te pasa por al lado. Y Agregó antes de que el abochornado pelinegro dijese algo. Si no sales ahora mismo con todas tus porquerías, llamaré a seguridad luego de que YoonGi te de una buena paliza en esa nariz operada que tienes y arruinaré tu carrera para toda tu miserable vida Sonrió amplio, con cinismo y diversión. ¿Te ha quedado claro o te hago un dibujito también?

Wang quedó mudo mientras veía -y todos los demás- como Jimin se daba la vuelta y emprendía nuevamente camino a su oficina con un aire orgulloso, siendo seguido por YoonGi en silencio. Todos volvieron a sus respectivos trabajos mientras cotilleaban en el grupo de messenger que tenían sobre lo que acababa de suceder y Wang volvía a su oficina, cabizbajo.

Jimin entró a su oficina y se encontró con una de las secretarias de su tío (también socio de la empresa luego del fallecimiento de su padre), la cual le dijo que su este le esperaba en su oficina para charlar algunos temas importantes.

Jimin junto a YoonGi fueron hacia el ascensor y bajaron al piso seguido del suyo. Caminaron hasta llegar a la oficina de su tío y entraron luego de un suave "adelante" ante los golpes que dieron en la puerta.

Jimin Sonrió el hombre de cabellos castaños con algunas canas de los años de su vida y el estrés.

Hola, tío, ¿ha pasado algo? Se apresuró en preguntar mientras tecleaba algunas cosas en su móvil.

YoonGi se quedó fuera de la oficina, contestando algunos mensajes de su amigo Hoseok por mientras esperaba; Éste le preguntaba sobre el partido del sábado y YoonGi se odió por tener que mentirle a su amigo con respecto a ello, diciendo que no iba a poder porque se iría a Daegu a visitar a su familia por el cumpleaños de su abuelo (lo cual era cierto pero no hasta el domingo), pero YoonGi aún así se sentía pésimo cuando la verdadera razón fue el regalar sus entradas por una camisa limpia. Hoseok le dijo muchas veces que era un esclavo del "maléfico Park Jimin" y ciertamente se sentía como un esclavo a veces. YoonGi tuvo que ir a trabajar, dejar sus cosas personales y demás porque Jimin necesitaba de él. Se podía llegar a decir que YoonGi era como la mano derecha de Jimin. No era algo de ensueño precisamente, pero las verdaderas razones por las que aguantaba tanto es porque estaba cerca de que el de cabellos grisáceos escuchara su sencillo que había preparado por dos años, aquel que él creía que era bueno y valía la pena. YoonGi soñaba con algún día ser un gran artista, de ahí su inmensa paciencia a tanta mierda proveniente de Park Jimin, su "amado" jefe.

Dentro de la oficina, Jimin se encontraba con su estómago apretándole de una manera dolorosa y asfixiante, y su labio inferior temblaba sin saber que hacer.

Por primera vez en años, no sabía que hacer.

Jimin, Louis me dijo que muchas veces te llamó y tú siempre desviabas sus llamadas o dejabas para luego el tema de tu Visa, y ahora te encuentras en esta situación La mirada del peliplateado paseaba por todos lados, nervioso.

Su Visa había caducado y con ello Jimin debería volver a Australia, de donde provenía.

En caso de ello, Jackson tomará tu puesto Jimin abrió sus ojos de par en par.

¿W-Wang? ¿Al que acabo de despedir? Cuestionó con una sonrisa sin gracia, mas bien nerviosa.

El de cabellos castaños al oír a su sobrino sólo negó con la cabeza, suspirando profundo.

Jimin, lo lamento, pero tendrás que volver a Australia este sábado y no podrás regresar hasta dentro de un año y con tu Visa renovada Habló esta vez el abogado que se había quedado callado desde el comienzo.

Jimin abrió sus ojos de más y sintió un escalofrío ante aquella simple idea de volver.

Huh, ¿jefe? La voz de YoonGi irrumpió los pensamientos de Jimin y el silencio que se había formado en la oficina.

Jimin se giró hacia él.

¿Qué quieres ahora? Cuestionó de mala gana, con su voz casi temblando.

YoonGi notó aquello, pero no dijo nada.

Jaehyun está al teléfono, dice que puede juntarse contigo en treinta minutos y... ¿Qué le digo? Habló, recibiendo una mirada rara por parte del peliplateado, como si estuviese analizándole. ¿Qué...?

Jimin sonrió ampliamente ante la idea que se cruzó por su cabeza.

Con su cabeza hizo un gesto para que el rubio se acercase y entrara. YoonGi frunció su entrecejo sin comprender, teniendo Jimin que susurrarle un "ven aquí" para que el rubio entrase desorientado y fuese hasta él.

Tío... Como verás, creo que mi vuelta a Australia no va a ser necesaria realmente porque... ¿Recuerdas a YoonGi? Dijo mientras apuntaba al rubio de su lado con una pequeña sonrisa. YoonGi no comprendía nada. El castaño canoso frunció su entrecejo sin comprender del todo a su sobrino, asintiendo a su pregunta.Pues él y yo, nosotros-huh, vamos a casarnos, sí, YoonGi y yo nos casaremosAsintió con una amplia sonrisa en sus pomposos labios.

Los tres presentes abrieron sus ojos de par en par ante lo dicho.

¿Te casarás... Con tu asistente? Cuestionó su abogado incrédulo.

EjecutivoRemarcó YoonGi, aún sin tragar lo que acababa de escuchar.¿Nos... Casaremos? Cuestionó a su vez, mirando a Jimin.

Sí, nos casaremos, mi asistente... Ejecutivo y yo Jimin palmeó la espalda baja del más alto con una gran sonrisa. Así que, están avisados de por sí sobre nuestra boda

¿Y tienen ya planeado donde? Arqueó una ceja el castaño canoso, cruzando sus dedos con sus codos sobre el escritorio, manteniendo una mirada seria hacia el peliplateado frente a él.

Uh, e-en... Jimin miró aterrado al rubio a su lado en busca de ayuda.

Daegu Se apresuró a contestar YoonGi, haciendo suspirar de alivio a Jimin.Se viene el cumpleaños de mi abuelo...

¡Número ochenta! Un gran hombre Habló Jimin, asintiendo con cada palabra que él mismo decía, intentando convencer a todo mundo y a él mismo. Y tal vez nos casemos allí mismo ¡Para que sea un día el triple de especial!

Correcto... Murmuró el abogado, poco convencido.¿Seguro que se casarán por amor y no por simple papeleo? Mira YoonGi que pueden arrestarte por casi quince años y deberás además pagar una multa de tres millones de wones si estás mintiendoYoonGi abrió sus ojos tan grande que pensó que se le saldrían de sus cuencas y tragó duro.

C-Claro que por amor, él y yo nos amamos, ¿no es cierto, cariño? YoonGi asintió, totalmente anonadado e ido.Luego de tantos años trabajando juntos uno no puede evitar enamorarse de su empleado, menos si es tan atractivo como lo es YoonGiSonrió una vez más Jimin, batiendo sus pestañas para el rubio a su lado.

Pues... ¡Felicidades entonces! El castaño canoso se levantó de su silla y fue directo a ambos muchachos para abrazarlos.

Jimin se sintió asfixiar ante tanto contacto físico y YoonGi aún estaba procesando todo con una lentitud más grande que Internet Explorer.

Me alegro de que hayas encontrado a alguien, hijo Sonrió el hombre, dándole unas suaves palmadas a cada uno en sus espaldas. Estás libre, puedes irte, y espero tu invitaciónLe guiñó un ojo antes de empujarlos con suavidad fuera de la oficina.

Jimin respiró hondo y soltó el aire con lentitud, como siempre hacia para relajarse, y comenzó a caminar como si nada nuevamente hacia el ascensor, sintiéndose victorioso de su brillante idea.

YoonGi frunció su entrecejo una vez despertó de su ensoñación y corrió hasta el peliplateado que ya estaba dentro del ascensor, llegando justo antes a que las puertas se cerrasen. Ambos subieron al piso donde trabajaban en silencio, sólo oyéndose los dedos de Jimin teclear en su móvil y la música ambiental del ascensor. Las puertas se abrieron y Jimin fue el primero en salir, encaminándose hacia su oficina. YoonGi, por su parte, salió del ascensor y fue recibido por un montón de miradas burlescas y otras de decepción. YoonGi caminó con lentitud entre los cubículos donde se había ido el peliplateado hace unos segundos, observando sin entender la mirada que sus compañeros le regalaban.

¿Serás el nuevo señorito de Park? Dios, amigo, me apiado de ti Unas palmadas en sus hombros por parte del castaño Felix que aún tenía aquella camisa manchada con café.

YoonGi frunció su entrecejo hasta que llegó a la oficina de su jefe.

<< ¿Tan rápido se corrió el nuevo chisme? >> Pensó el rubio en toda su confusión.

Cerró la puerta tras de sí una vez entró y se quedó mirando expectante por unos segundos al peliplateado que hojeaba unos documentos mientras masticaba un chicle de fresa. Jimin se percató de aquella mirada y subió la suya hasta el rubio, arqueando una ceja.

¿Pasa algo? YoonGi casi le golpea con la silla que estaba junto a él.

¡¿De verdad le estaba preguntando eso?!

No, nada...Murmuró. Tan sólo que me casaré con mi jefe y no estaba enterado de nada... Bueno, hasta ahora Casi escupió aquello con molestia.

YoonGi era su empleado, sí, pero no era ningún estúpido como para que le metieran en esos embrollos ¡Y muchos menos si corría el riesgo de quedar arrestado y pagar una cantidad que ni su riñón bueno vale!

Era el colmo de los colmos.

Oh, sobre eso, no te preocupes, iremos al registro civil mañana por la mañana, firmaremos los papeles y luego nos divorciaremos, así de simple Ladeó su cabeza y un mechón de su cabello cayó sobre sus ojos.Por cierto, debo ir a la librería por unos libros que encargué, así que llama un taxi Ordenó mientras se levantaba de su asiento y tomaba su abrigo que yacía sobre un sofá de allí.

YoonGi suspiró y obedeció, llamando un taxi mientras bajaban en el ascensor hasta el primer piso para luego salir del gran edificio, esperando por el taxi.

No lo haré gratis Habló finalmente YoonGi y Jimin frunció su entrecejo, apartando su mirada de su móvil.

¿De qué hablas?

No participaré de esta farsa gratisRemarcó y Jimin rió, casi con burla, pero al ver la seria mirada del rubio en él se detuvo.

Jimin suspiró y entornó sus ojos.

¿Qué quieres?Sus dedos peinaron su cabello hacia atrás.

Que publiques mi sencilloSe apresuró a contestar.

YoonGi, sabes que tu sencillo es un poco-

Publicas mi sencillo o te vuelves a Australia Le cortó, decidido.

YoonGi trabajaba para Jimin hace más de tres años, luego de haber llegado de Daegu a Seúl con el sueño de ser aquel artista reconocido que tanto deseó. No fue todo como lo planeó. En vez de trabajar para la gran disquera BigHit como un artista, terminó siendo el asistente del dueño de la compañía; El hijo heredero de Park SeungMin, Park Jimin, era su jefe. Su desgraciado y maldito jefe.

Jimin era atractivo, mucho, incluso para alguien como YoonGi que pensaba que era del todo hetero, pero que había dejado de pensarlo cuando conoció al joven. No es que estuviese enamorado de él tampoco, tan sólo le encontraba atractivo. Jodidamente atractivo. No era tanta la molestia de pensar en fingir ser su pareja realmente. Pero la personalidad fría, tosca y egocéntrica de Jimin, logró que la mayoría de sus empleados le odiasen pero le temiesen a su vez por aquello, incluyendo a YoonGi, y aquel aspecto atractivo se veía opacado por su infantil personalidad de niño mimado y era insoportable para YoonGi.

Por eso es que ahora, teniendo a Jimin, su jefe, comiendo de su mano y siendo su única salvación en aquel granillo en el culo del peliplateado, no desaprovecharía la oportunidad de chantajearlo y conseguir lo que quería.

Vale, publicaré tu maldito sencillo Jimin bufó y bajó su mirada nuevamente a su móvil.

YAgregó YoonGi y Jimin frunció su entrecejo para volver su mirada a él. Quiero un ascenso

¿Qué? Rió sin gracia. Okay, creo que estás aprovechándote un poco y no-

Y Jimin cerró su boca al ser nuevamente interrumpido.Iremos a Daegu por el cumpleaños de mi abuelo Jimin quiso objetar apenas le oyó pero YoonGi volvió a cortarle.; Sencillo, ascenso y Daegu o Australia, tú decides YoonGi colocó ambas manos dentro de sus bolsillos, esperando una respuesta.Estoy arriesgando quince años en una cárcel y tres millones de wons que no tengo ni de coña por esto, así que tú tienes la última palabraAgregó finalmente.

Jimin lo pensó unos segundos en los que peinó una vez más su cabello hacia atrás y gruñó.

¡Está bien! Tendrás tu maldito ascenso, el sencillo e iremos a Daegu para el cumpleaños de tu abuelo ¡Pero en primera clase! Se cruzó de brazos, entrecerrando un poco los ojos por el sol para ver al más alto a su lado.

YoonGi sonrió ladino victorioso y asintió.

Y ahora Habló nuevamente y Jimin le miró ya con molestia y sus mejillas infladas.¡Pídeme matrimonio como se debe, Park Jimin!

Jimin arqueó una ceja, viendo como un taxi paraba frente a ellos. Soltó una carcajada, negando con su cabeza, y se encaminó hacia el taxi, pero este arrancó de repente, yéndose. Jimin se giró con molestia para observar al pálido que acababa de hacerle una seña al taxista para que se fuera. YoonGi se encogió de hombros con una sonrisa divertida en sus labios, esperándole. Jimin se acercó dando zancadas molestas.

Ugh, tú maldito idio-

Esa no es manera de tratar a tu prometidoYoonGi le guiñó un ojo y Jimin sintió sus mejillas arder de la vergüenza y el enojo. Estoy esperando~Canturreó y Jimin gruñó en respuesta.

Respiró hondo y soltó el aire con lentitud, sonriendo lo más dulce posible hacia el rubio frente a él.

¿Te casarías conmigo? Batió sus pestañas con suavidad y lindura.

Noup Contestó de inmediato YoonGi y Jimin abrió la boca dispuesto a soltar la lengua e insultarle. Pídemelo de rodillas, Jiminnie

Jimin resopló ante aquel tonto e irrespetuoso sobrenombre. Si no fuera porque de él dependía su estadía en Corea, ya le hubiese tirado con una piedra en la cabeza.

Jimin se arrodilló en ambas piernas ante la mirada de muchos que pasaban por allí, algunos incluso tomando fotos.

Dios, ¿qué hice para merecer esto? Susurró para si mismo y levantó su mirada hacia el rubio que le miraba altivo con una sonrisa divertida en sus labios y las manos en sus bolsillos. Min YoonGi, ¿serías mi esposo? Sonrió amplio, mostrando su blanca y perfecta dentadura y sus sonrosadas mejillas.

Umh, acepto, pero sólo porque se me está congelando hasta el culo aquí afuera, no por merito tuyo ¡Taxi! Gritó mientras caminaba lejos de él, haciendo que Jimin perdiese el equilibrio y casi cayera al suelo.

Gruñó una vez más mientras sacudía sus vaqueros y caminó hasta el rubio que le esperaba con la puerta abierta para que entrase al taxi.

YoonGi rió antes de subirse tras él, y arrancaron hacia la librería.



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