| propuesta diecisiete |
La gente estaba emocionada, se le notaba a kilómetros con aquellos brillos en sus miradas y las esplendidas sonrisas que se ensanchaban en sus bocas cuando el sonido de un violin tocando la tonada típica y más que conocida para la entrada de una boda, donde Jimin ahora se hacia paso a su compás tomado del brazo de NaRa, quien no podía evitar soltar una que otra pequeña lagrima que no tardaba en olvidarse en el suelo y pasar desapercibida por la preciosa sonrisa que llevaba pintada en sus labios.
Jimin temblaba, era un papelito con cada paso que daba y su mirada se había quedado fija en el rojo que tenía aquel camino de tela en aquel verde césped que daba el camino justo hacia el altar, donde, suponía Jimin, estaría YoonGi esperándole.
Su estomago dolía tanto que hasta temía que aquello le provocara soltar un gas involuntario (suena horrible, pero en ese momento todo era posible). Su corazón palpitaba tan fuerte que sentía que se le saldría y se iría corriendo directo al río para ahogarse ahí.
¿Un corazón podía ahogarse? No lo sabía, tampoco creía que era momento para pensar en esas estupideces.
Finalmente se detuvieron, o más bien NaRa se detuvo, él casi sigue de largo al estar sumido en sus pensamientos.
— Creo que es hora de que te vayas con él —La suave voz de la rubia a su lado sobre su hombro le hizo estremecerse del miedo y el pánico. Sus ojos se giraron hacia ella finalmente y le mostraba una sonrisa, como siempre.
Él asintió, vacilando con sus movimientos, y su brazo fue soltado del agarre contrario con suavidad. Jimin casi salta para aferrarse a ella. Quería llorar como nunca y su garganta se estaba ahogando por sí misma.
— Jiminnie —Fue la voz de YoonGi. Sonó más ronca de lo normal, pensó.
Le estaba llamando, ¿debía mirarlo?
Pánico, pánico, pánico, joder.
Finalmente subió su mirada a duras penas y ahí estaba.
Su cabello tenía una tonalidad verdosa que se notaba fácilmente con el sol que le daba por detrás de su cabeza. Caía algo despeinado en su frente, no como siempre, pero allí estaban algunos mechones rebeldes. Lucía un traje negro con un bonito moño elegante que lucía bien en su pálido y delgado cuello. También lucía más alto, tal vez era por los zapatos que traía, pensó en todo su delirio.
Su comisura se elevó, apenas un milímetro, pero lo hizo, y sólo porque YoonGi le miraba desde su lugar con un brillo extraño en sus ojos.
YoonGi tragó saliva dificultosamente por millonésima vez desde que vio a lo lejos como Jimin se acercaba junto a su madre. El grupo musical de la escuela a la que asistía su hermano era el que tocaba la tonada cursi de cada boda mientras que el cielo y todos los dioses parecían estar a favor de Jimin, pues el sol vislumbró en un brillo hermoso los cabellos grisáceos del menor que caían en su frente bajo ese extraño (y cursimente innecesario, según él) sombrerito verde con velo que, a pesar de ser demasiado meloso para su gusto, admitía que le daba un toque precioso y hasta angelical al rostro sonrojado del menor, al cual sólo podía apreciar sus mejillas rojizas, pues mantenía su mirada cabizbaja con cada paso que daba más cerca de él.
Sus manos sudaban, su estómago se apretaba como nunca y sentía como sus orejas hervían de bochorno mientras más cerca veía a su madre y al menor.
— Tranquilo, hijo, el muchacho no saldrá corriendo lejos de ti —La voz de su abuelo le hizo apartar por unos segundos la mirada en Jimin, para verlo a él, quien traía una bendita sotana.
— No sé que me tiene más descolocado —Murmuró con cautela. — Sí el hecho de que me caso hoy o que tú ahora seas un jodido sacerdote.
Seungmin dio un golpe en la nuca del menor al escucharle, el cual arrugó su entrecejo con molestia.
— Ahí viene —Sonrió a él antes de alejarse y posicionarse nuevamente tras el altar.
YoonGi respiró hondo antes de girar sus ojos y ver a Jimin allí, ahora con su brazo libre del agarre de su madre.
Había murmurado su nombre al verle allí, congelado, sin mover ni un milímetro su cuerpo, y funcionó como él quería, pues Jimin levantó su mirada para conectarla con la suya y el corazón de YoonGi casi explota en su pecho.
Se veía hermoso, hermoso ¡Joder, precioso!
Mordió con fuerza el interior de su mejilla, sintiendo estas calentarse y seguramente tornándose de un fuerte color rojo como sus orejas. Su mano se despegó del costado de su pierna donde había permanecido todo ese tiempo y la extendió titubeante hacia él. Jimin miró su mano y acercó la suya, viéndose tan pequeña tras la larga manga de aquel bonito traje que ocultaba la mitad de esta, dejándola caer con suavidad sobre la suya y YoonGi no tardó en envolver sus dedos en ella, sosteniéndole con suave firmeza para que el menor diera sus últimos dos pasos hasta él.
Ahora estaban juntos, de la mano, frente a un jodido altar con medio Daegu a sus espaldas como testigos de todo ese gran teatro que se habían montado.
El sentimiento de culpa los carcomía a ambos, y no se podría decir a cuál de los dos más, pero por el momento habían dejado todo aquello para poder disfrutar por unos segundos de las cosquillas que en sus estómagos estaban sintiendo y de los fuertes latidos que cada uno dejaba golpear contra sus pechos mientras sus dedos se entrelazaban gracias a YoonGi, pues este no quería perder oportunidad de tocarle, de recordar ese tacto. Y Jimin lo agradecía enormemente para sus adentros, deseando poder parar el tiempo y quedarse con ello, con ese suave y cálido tacto que sólo las manos de YoonGi tenía.
— Queridos hermanos, vecinos, primos, tíos... Querido Daegu —Se corrigió finalmente con diversión, provocando una suave risa en los presentes. — Estamos aquí reunidos para unir a dos almas enamoradas, que si bien de diferentes mundos son, se aman como si no existiese un mañana —La blanca sonrisa del hombre frente a ellos hizo un pequeño hueco en el corazón de ambos, haciendo que por ambas partes cerniesen el agarre entre sus manos. — He pasado años esperando este momento, y YoonGi —El casi peliverde le miró, con temor o vergüenza, no lo sabía realmente. —; que sepas que no me has decepcionado nunca en todos ese tiempo, y sabía que no lo harías, ni siquiera en este momento tan importante para todos los que te amamos, para ti, y para ti, Jimin-ah —Jimin apretó con fuerza sus labios, intentando calmarse a sí mismo. — No quiero alargar esto, hemos esperado tanto y ha sido un ajetreo increíble hacer posible todo esto en menos de cuatro horas —Nuevamente la gente rió. — YoonGi-ssi —YoonGi pronunció un descolocado "¿eh?", haciendo reír a Seungmin. —; estás aquí para contraer matrimonio por amor a Jimin, ¿no es así?
Jimin entreabrió sus ojos ligeramente, un hueco más grande que el anterior formándose en la boca de su estómago, y no pudo evitar girarse a ver a YoonGi, pues la curiosidad innecesaria incluso en ese momento era más grande que la culpa que sentía.
¿Por amor a Jimin?
— C-claro que sí —Logró pronunciar, algo ahogado, pero lo logró. — De otra manera no soportaría a un enano melodramático obsesionado con la perfección como lo es él —La gente rió y Jimin esbozó la primera sonrisa de la tarde, provocando otro lío en el sistema de YoonGi quien ahora le miraba con calidez verdadera.
— ¿Y tú, Jimin-ah? —Jimin entreabrió sus labios sin saber qué decir, pues, fuese una pregunta con respuesta obvia para el momento, era algo que Jimin realmente si se estaba planteando desde hace un tiempo.
Por... ¿Amor a YoonGi?
— De otra manera no soportaría su aliento por las mañanas y su pésimo sentido de la moda, ni olvidar mencionar ese horrible color verde en su cabeza otra vez —Las personas una vez más rieron ante lo dicho por el menor, el cual sonreía para YoonGi. Para nadie más. Sólo para él.
Y YoonGi le imitaba, pues sus ojos sonreían incluso más que su propia boca.
— ¡Te dije que era un feo color, hijo! —NaRa gritó desde su lugar, haciendo que todos persistiesen con sus risas, contagiando a Jimin quien disfrutó la leve arruga que se había formado en la pequeña nariz del mayor.
— Nos ha quedado claro entonces el amor que se tienen ambos —Rió suavemente. — Pero antes de seguir, quiero decir unas palabras...-
— Ya va a empezar —Se escuchó en el silencio a Jungkook y Jimin ahogó una risilla cuando tanto NaRa como Jae le dieron un golpe de sopetón en la nuca al menor, el cual se quejó cual niño pequeño reprochado.
— Como decía —Fingió un carraspeo ofendido el mayor antes de comenzar con su gran discurso que ya parecía eterno desde la primera oración.
— ¿Dónde se habrá metido Donghae ahora? Se está perdiendo el matrimonio de su hijo —NaRa sonó molesta en el murmullo que hizo para su hermana, quien se encargaba de sacar fotos desde su lugar a la parejita en el altar.
— Ya sabes cómo es, nunca cambiará —Respondió. — Él se lo pierde por tarado.
Taehyung, por su parte, se había levantado de su asiento detrás de aquellas dos mujeres con cautela para comenzar a caminar a pequeños pasos silenciosos y rápidos, ¿por qué? Pues porque acababa de ver a una persona totalmente desconocida vistiendo de traje y un extraño maletín.
Y Taehyung seguramente parecía idiota, pero claro que no lo era, ¡no, señor! Él sabía qué estaba sucediendo.
Se apresuró a llegar hasta el hombre a lo lejos, antes de que se acercase más al lugar donde la boda se estaba efectuando, y dio una de sus bonitas sonrisas cuadradas.
— ¿Se le ofrece algo? —Se colocó frente a él una vez llegó hasta su lugar, moviéndose de un lado a otro para intentar tapar la vista que el hombre intentaba enfocar en el evento a lo lejos.
— Oh, sí, soy Kim Minhyuk, oficial de emigraciones desde Seúl—El hombre extendió su mano hacia él, la cual Taehyung aceptó vacilante.
<< Emigraciones, emigraciones, emigraciones... ¡Emigraciones! >> Que inteligente era, sí.
— ¡Un gusto! ¿No le gustaría pasar a la cabaña a tomar algo? Debe estar sediento y cansado luego de un viaje tan largo —Taehyung le agarró por los hombros sutilmente, dándolo vuelta y empujándolo con suavidad hacia la cabaña junto a él.
— N-no realmente —El mayor se safó de su agarre, pero Taehyung nuevamente lo tomó del brazo.
— Insisto —Murmuró con una sonrisa cuadrada más forzada que el corset de su tía Momo y apretando con ligereza el brazo del contrario, quien terminó asintiendo ante lo intimidante de su mirada.
Finalmente fueron hasta la cabaña, donde Taehyung le sirvió un vaso de agua al hombre mientras le escrutaba con la mirada aún con su psicópata sonrisa.
— Yo... Debo hablar con YoonGi, Min YoonGi, es tu pariente, ¿no es así?
Taehyung rió con suavidad, inocentemente desquiciado.
— Mi primo mayor, síp —Ladeó su cabeza. — Pero él ahora está ocupado, ¿qué se le ofrecía?
— Oh, nada, debía hablar de unas cosas importantes con él, también con su... supuesta pareja Park Jimin —El hombre apretó el agarre en su maletín, pues el menor frente a él ya le estaba dando miedo ante su penetrante mirada. — Y-Yo... ¿puedo pasar al baño?
— ¡Por supuesto! —Se apresuró a decir. — Venga que lo guío hasta él.
Y el castaño tomó nuevamente del brazo posesivamente al hombre, guiándolo en las escaleras hacia el final del pasillo donde se encontraba uno de los baños.
Una vez el hombre estuvo dentro, Taehyung tomó la llave que había colgada en un costado de la puerta del baño y cerró de esta, dándole las dos vueltas necesarias a la cerradura para dejarla bien cerrada y asegurada.
Sonrió victorioso mientras jugaba con las llaves y escuchaba los golpes en la puerta y el griterío del hombre pidiendo salir.
— Nadie arruinará esta boda, señor, mis más sinceras disculpas pero tendrá que quedarse allí hasta que todo termine... o hasta dentro de unos días, cuando mi primo y Jiminnie hyung estén lejitos de aquí —Lanzó la llave al suelo y sacudió sus manos, dando por hecho su trabajo para salir de allí, colocando música en el estéreo que había en la cabaña para amortiguar los gritos del hombre en el baño, sonriendo victorioso.
— Oh, Taehyung, que bueno que te encuentro —Donghae estaba justo por entrar en la cabaña cuando Taehyung salió, y este cerró rápidamente la puerta, sonriendo amplio hacia él.
— Hola tío~ ¿Has venido a la boda de hyung, no? —Apretó la manija de la puerta, nervioso porque se escucharan los gritos de ayuda del oficial.
— Tss, no seré parte de este showcito, además que pronto terminará —Taehyung sintió un ligero enojo al escuchar al pelinegro decir aquello, pues se trataba de su hijo, ¿cómo no podía alegrarse por él?
Aunque tal vez sea por lo que leyó en esa carta de la noche del festival de vino... ¿Qué? ¡Él también era curioso! Y por lo tanto, sabía qué es lo que sucedía, pero también sabía que YoonGi y Jimin se amaban, ¡se notaba a kilómetros a la redonda! No podía dejar que arruinaran la boda, ¡jamás se lo perdonaría como el defensor del amor verdadero que era!
— En fin, ¿has visto a un hombre de traje y maletín? Le ando buscando para terminar con algo.
Taehyung tragó saliva con dificultad al escuchar la palabra "terminar" y boqueó sin saber que decir.
— ¡Hyung! ¿Tiened mi autito? Lo andamos buscando con Jubeom y Lisa —El pequeño Minho llegó en el momento indicado con su cabellera despeinada y su lindo pucherito, seguido de los dos pequeños niños antes mencionados.
Taehyung sonrió nuevamente y se giró hacia su hermano, agachándose en cuclillas frente a él y tomándole de los hombros con suavidad.
— Minmin, ¿recuerdas que me dijiste que viste a un hombre con traje y maletín? —Apretó con ligereza los hombros de su hermano, el cual frunció su entrecejo perdido.
— Yo no vi a ningu-¡Auh! ¿Por qué me pellizcas? —Puchereó con molestia.
— Lo siento, fue sin querer —Y ensanchó su sonrisa hacia el menor. — Tú me dijiste de haber visto a un hombre con traje y maletín —Habló entre dientes, abriendo sus ojos más de la cuenta para que el menor fuese inteligente a sus seis años y entendiese sus jodidas indirectas. — Dí que sí y te compro golosinas, mocoso —Murmuró en su oído para que el mayor que les miraba no escuchase.
— ¡Oh, ese señor! No lo recodaba —El pequeño siguió la corriente y rió lo bastante real para que el mayor sonriese hacia él enternecido y Taehyung suspiró aliviado. — Estaba yéndose por allá —Apuntó hacia la entrada del lugar. — Se estaba yendo lejos, lejos...
— ¿Podrías llevarme hasta él, Minho-ssi? —Donghae se inclinó hacia el menor y este miró a su hermano unos segundos para luego asentir con su cabeza repetidas veces.
Minho tomó de la mano a su tío y junto a los otros dos niños salieron de camino hacia la entrada que estaba lo suficiente lejos del lugar, por lo que harían tiempo.
Taehyung suspiró una vez más y agradeció tener a ese pequeño mocoso inteligente como su hermano, apresurándose a volver donde el abuelo Seungmin seguía hablando.
— Pero bueno, ya mejor me callo que ya veo a la mitad dormidos —Jimin sonrió con suavidad cuando vio la expresión de ofensa del mayor al ver como todos ya se estaban aburriendo de su largo discurso. — Entonces, YoonGi-ssí, otra vez —YoonGi parecía haberse medio dormido también parado y dio un leve respingo cuando su nombre fue mencionado. Jimin no pudo evitar reír con suavidad por lo bajo, y YoonGi sintió su estómago revolverse cuando escuchó su bonita risa. — Estamos aquí para que ustedes contraigan matrimonio, se aman, se adoran y prometen jamás mentirse el uno al otro, ni en la salud, ni en la enfermedad. Siempre estarán juntos, ¿no es así?
YoonGi alzó su mirada hacia Jimin, y él ya le estaba mirando desde antes, pero a diferencia de otras veces, Jimin no apartó su mirada de inmediato, sino que la dejó y lograron conectarlas entre sí.
El rubor no tardó en aparecer en las mejillas de Jimin, ni tampoco en las de YoonGi. Parecían dos pequeños niños que no entendían nada del amor y se estaban tomando de las manos con inocencia por un juego.
Pero no era ese caso. No eran niños ni eso era un juego. Lo único cierto es que ninguno de los dos comprendía nada del amor realmente, o al menos Jimin no lo hacía.
— Sí, es así —YoonGi apretó el agarre en la mano de Jimin y este asintió, aun perdido en los orbes oscuros que le miraban.
— Entonces no es necesario preguntar la típica pregunta, así que... ¡Los declaro marido y... marido!
El lugar se hundió en un mar de aplausos y de risotadas a su vez que pétalos de distintas flores comenzaban a caer sobre la pareja que se había quedado congelada ante esas últimas palabras.
— Chicos, eh, creo que es señal para que se den un beso —Chanyeol codeó el costado de YoonGi, pues él estaba cumpliendo su rol de ¿damo de honor? De YoonGi.
— O-Oh, sí, cierto —YoonGi relamió sus labios nervioso y el rojo en sus mejillas se intensificó al igual que en las de Jimin.
— Puede ser en la comisura si quieres, para más comodid- —Y la palabra de Jimin quedó en el aire pues sus labios fueron presionados con los contrarios en un beso suave.
YoonGi jaló de la mano que sostenía en Jimin y pegó el cuerpo del menor al suyo, enredando sus brazos en su cintura de manera posesiva, o tal vez temerosa.
Sus labios se movieron ligeramente sobre los contrarios y, para su grata sorpresa, Jimin no tardó en seguirle la corriente, o de corresponderle por real gusto.
Hubieron algunos gritillos al verlos en aquella linda imagen y se escucharon los clicks de las cámaras junto a los flashes que venían de todos los lugares.
Finalmente sus labios se despegaron, apenas unos milímetros. Sus frentes se quedaron pegadas y sus respiraciones eran ligeramente agitadas por la falta de aire.
— Entonces... ¿tú eres la mujer? —YoonGi esbozó una ligera sonrisa de costado, entreabriendo sus ojos para ver los del menor, los cuales se mantenían cerrados.
— Cierra la boca, duende mugriento —Y la risa que YoonGi dejó escapar de sus labios, y que golpeó con suavidad su boca, hicieron que el corazón de Jimin se desbocara en un santiamén y sus labios dejaran formar una preciosa sonrisa amplia. — Supongo... que ya puedes soltarme — Los brazos de YoonGi seguían afianzados a su cintura, con ligera fuerza, y ya era casi insoportable para Jimin controlar las cosquillas que en su estómago atacaban.
— E-Eh, sí, lo siento —YoonGi mordió su labio inferior a la vez que soltaba el agarre en Jimin aunque así no lo quisiera. Carraspeó ligeramente, extendiendo su brazo apenas doblado hacia Jimin. — Mi amor...
Jimin rodó sus ojos y rió suave con diversión.
— Eres un idiota, Min YoonGi —Su brazo se entrelazó con el contrario, remarcando la diferencia de altura entre ambos al estar con sus brazos pegados.
— Tú me tienes idiota, Park Jimin —Quiso sonar en broma, realmente quiso, pero al parecer no fue así, pues Jimin se ruborizó con rapidez y le miró, con alguna expectación en sus ojos de si aquello era cierto o no.
YoonGi bajó su mirada rápidamente y comenzó a caminar con él, recibiendo las felicitaciones de todos a su alrededor, teniendo eso como un desvío de la bobada que había dicho sin pensarlo.
Y Jimin... él sólo sonrió a cada persona que le felicitaba, sintiendo su corazón palpitar como un loco por haber escuchado aquello de YoonGi. Fuese o no de verdad, Jimin sólo quiso quedarse con aquello.
Porque, al fin y al cabo, Jimin le quería. Y eso no era parte del show.
[...]
Jimin tomó el último sorbo de la copa de vino que tenía frente a él junto al plato donde antes hubo una deliciosa variedad de platillos mientras la música en el lugar se mezclaba entre las risas y las voces de todas las personas presentes allí.
Eran ya más de las doce de la noche. El cielo estaba despejado, precioso al estar cubierto por completo por estrellas que brillaban como nunca.
La ceremonia había finalizado y la hora de comer había llegado. Jimin siquiera pudo parpadear cuando ya todas las mesas y sillas estaban repletas de todos los invitados y la comida. Y ahora ya todos estaban bailando al ritmo de la música que Jungkook y su amigo Yugyeom colocaban desde todo el gran armatoste que se habían armado con parlantes y demás.
La gente se estaba divirtiendo y era algo que él antes no había visto. Él sólo asistía a reuniones de trabajo donde todos eran mucho mayores que él y sólo sabían hablar y hablar, y de pequeño asistía a fiestas con sus padres donde también eran todos viejos que sólo hablaban de dinero y él no tenía ninguna entretención.
Así de aburrida era su vida... Bueno, lo seguía siendo, hasta ahora, o sólo hasta esa noche.
— Ya llevas cuatro copas, ¿realmente puedes con otra? —La voz de YoonGi a su lado sonó divertida cuando intentó tomar la botella de vino y falló en el intento pues este se la había alejado.
— Que molesto eres —Estiró hacia afuera su labio inferior ligeramente e intentó nuevamente tomar la botella, pero YoonGi volvió a alejarla a lo que Jimin gruñó por lo bajo.
— Deja, toma agua mejor —Acercó un vaso que había allí con algo de agua hacia él pero el menor negó con su cabeza arrugando su nariz ligeramente. YoonGi rodó sus ojos, sacando del bolsillo de su pantalón de vestir la cajetilla de cigarros para sacar uno con su boca y encenderlo, todo en unos simples segundos que Jimin le miró atento. — ¿Qué? —Alzó sus cejas hacia él, expulsando el humo por sus labios hacia un lado para que no le diera al menor.
Jimin se encogió en su lugar y simplemente negó con su cabeza. Se sentía mareado, ¿ya estaba ebrio acaso?
— Quiero bailar —Soltó de repente, haciendo que YoonGi casi se cayera de la silla donde estaba sentado hamacándose y comenzase a toser por el humo de cigarro. Jimin le miró con indiferencia al verlo casi muriéndose.
— ¿Q-Qué quieres qué?
— Bailar, no eres sordo hasta donde sé.
— No, pero tú no eres bailarín hasta donde yo sé —Nuevamente dio otra calada a su cigarro, más tranquilo.
— Tú no sabes nada, YoonGi hyung~ —Canturreó, sonriendo ligeramente luego mientras meneaba su cabeza de lado a lado al ritmo de la música.
YoonGi otra vez comenzó a ahogarse con el humo del cigarro.
— ¿C-Cómo me has dicho? —Sus mejillas se encontraban rojas y hasta comenzó a sentir un calor repentino en todo su cuerpo.
¿Acaso el mocoso...?
— YoonGi hyung, eres mi hyuuuung, ¿o no? —Se giró para mirarle, sonriente y sonrojado. — Y yo soy tu menor —Remarcó el "tu" con ligera suficiencia, riendo con suavidad al ver como el mayor boqueaba como pez fuera del agua. — Quiero bailar, hyung —Murmuró, levantándose de donde estaba. — Si tú no quieres, entonces —Hipido. —; iré yo solito —Desabotonó los primeros botones de su traje, dejando a la vista la perlada piel de sus clavículas.
Jimin peinó su cabello hacia atrás con aquella costumbre propia de siempre y caminó hacia donde todos se encontraban bailando, iluminados apenas por las luces de colores que habían.
YoonGi siguió perplejo con la mirada el camino del menor sin poder evitar distraerse por el vaivén de sus caderas con cada paso que daba. El cigarro que tenía se terminó de consumir por sí solo y terminó soltando de sus dedos el filtro acabado.
Tragó saliva dificultosamente cuando el menor comenzó a bailar al compás de la música entre las personas presentes, las cuales también bailaban sumidos en la música, ajenos a todo, divirtiéndose al fin y al cabo.
Encendió otro cigarro y dio una calada profunda a su vez que se levantaba de donde estaba y se quitaba el moño de broche del cuello de su camisa. Arremangó sus mangas y desabotonó los primeros botones de la camisa que desde el primer momento le estaban jodiendo.
Caminó hacia el menor con pasos ligeros, el cual se encontraba bastante sumido en su baile de espaldas a él. YoonGi dio otra ligera calada a su cigarro y lo tomó de la cadera, girándolo para quedar frente a frente.
— Hyung —YoonGi sonrió cuando escuchó aquello. Jamás pensó que escuchar al menor decirle así se escucharía tan jodidamente gratificante, sus mejillas rojas no mentían frente a lo que sentía.
— Querías bailar, ¿no? —Jimin asintió con su cabeza ligeramente, esbozando una pequeña sonrisa avergonzada. — Bailemos entonces —Y justo en ese momento, Jungkook cambió la canción, colocando una balada lenta que hizo que varias parejas allí comenzaran a juntarse para empezar a bailar al ritmo. — Ese mocoso... —Jimin rió con suavidad y simplemente enredó sus brazos en el cuello del mayor, dejándose caer suavemente de lado a lado al ritmo de la canción. YoonGi sintió sus orejas arder y tímidamente colocó sus manos en las caderas del contrario, teniendo cuidado con el cigarro que aún estaba en una de sus manos.
— Eres tan tonto, YoonGi —Murmuró cerca de su oído, apoyando su nariz contra su hombro pues ahí es donde llegaba.
YoonGi rodó sus ojos, sonriendo de lado al escucharle.
— No sé cuántas veces me lo has dicho —Rió apenas. — Tú no te quedas atrás —Murmuró de igual modo en el oído del contrario, viendo de reojo la sonrisa en los labios del menor y siguiendo sus lentos movimientos de lado a lado.
Así estuvieron por un rato en silencio, disfrutando las sensaciones enredadas que ambos sentían.
— ¿Mañana nos iremos entonces...? —Jimin se separó apenas de él repentinamente, intentando mirarle en la leve penumbra en la que se encontraban.
YoonGi frunció sus labios ligeramente, dándole una calada a su cigarro luego, conteniendo el humo en su sistema.
— Debemos —Finalmente dijo a su pesar, soltando el humo a un lado.
— No quiero irme —Jimin agachó su mirada con desánimo notable y YoonGi frunció su entrecejo sin comprender.
Y de repente, los brazos del menor se soltaron de su cuello y YoonGi ya estaba demasiado perdido y sin tiempo para cuando pudo percatarse que Jimin se había alejado de él.
Se giró desorientado y logró ver como el menor corría lejos del lugar, en dirección hacia el camino que daba directo al río.
Maldijo por lo bajo y dio la última calada a su cigarro antes de tirarlo al suelo y salir corriendo tras Jimin, cuestionándose hasta la vida misma con cada zancada que daba.
ya salí de vacaciones wOOOOOOOOOOOOOOO, perdón por tardar, es que esta fue mi última semana de exámenes, pero ya terminé todo así que tengo tiempo de re mil sobra, al contrario del tiempo que le queda a esta historia ;^;
gracias por todo y nos vemos en el próximo capitulo <3
pd; TENGO UN CANAL EN YOUTUBE ahre, y ahí estoy subiendo audios (que por el momento son YoonMin pues son poquitos y con los que recién empiezo, pero prometo hacer muchos más) y me encantaría que se pasen ^^
Acá les dejo el primero que hice(?
https://youtu.be/Fs2KlaBPgBg
Y eso, ¡cuídense!
3 capítulos+epílogo
— MinJi.
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