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| propuesta dieciséis |

YoonGi jadeó luego de haber perseguido por media hora al pequeño Holly para sacarle la tira de salchichas que se había robado de quién sabe dónde, apoyándose con sus manos sobre sus rodillas, intentando recuperar el aliento mientras un solo desastre se desataba a su alrededor, o al menos así lo calificaba él.

En un abrir y cerrar de ojos, su madre junto a las vecinas (esas que siempre le apodaron el 'pequeño Grinch blanducho' desde pequeño) habían preparado aquel recinto que tenían cerca del río Geumho, ese que había notado como le había llamado la atención a Jimin, para la boda.

Fue una bonita elección después de todo.

Habían ido a la tienda de una amiga del abuelo ("amiga") para ir a probarse un traje que el abuelo había insistido que fuese a su justa medida y de un color negro sutil, bastante oscuro, pero no lo suficiente para que dejase de notarse los "detalles" que este tenía. El traje permanecía dentro de una bolsa de tela color negra, colgando en el cuarto que estaba dentro de la casa de dos pisos que estaba a unos metros de adonde se encontraba ahora mientras ayudaba para terminar los últimos... retoques.

¡Hyung, deja de paspar moscas y ven a ayudarme con esto! La voz de Jungkook forzosa le hizo girarse, encontrándoselo en el intento de cargar unas bolsas repletas de refrescos.

YoonGi trotó hasta él y tomó unas tres para así poder alivianarle la carga, ambos caminando en dirección a la cabaña antes mencionada.

¿Nervioso? Le miró por unos segundos ante la pregunta, la suave sonrisa de Jungkook le causó una extraña sensación de culpa, esa que le estaba amargando desde que vio a su madre sonreír entusiasmada horas antes.

Algo... así Vaciló un poco, carraspeando. Me da curiosidad saber cómo mamá hizo todo esto tan rápido Subieron los escalones de la entrada, esperando a que pasase unos dos vecinos que le sonrieron mientras llevaban unas telas y algunas flores, entrando luego ellos.

A mí también, pero ya sabes cómo es mamá Depositaron las bolsas sobre la mesa del comedor. YoonGi le miró y Jungkook sonrió hacia él. Siempre hace que todo sea increíble —Y comenzó a sacar las botellas de las bolsas, algunas de soda y otras de bebidas alcohólicas, metiéndolas a la gran nevera que había allí. ¿Cómo crees que se verá Jimin hyung? Según contó Tae, la tía Jae hizo algo especial para él YoonGi se tensó.

¿Cómo? O-O sea... ¿le tenía algo preparado ya? Tomó dos botellas de soda y las metió junto a las otras en la nevera. No creo que haya hecho algo de la noche a la mañana...

Es que desde que llegaron con la noticia del matrimonio ella comenzó con ese 'algo especial' para Jimin hyung. Hubiese o no llegado este matrimonio sorpresa hace unas dos horas atrás, la tía Jae le hubiese dado ese 'algo especial' fuese el momento que fuese que ustedes decidieran hacer finalmente el matrimonio.

YoonGi frunció sus labios un poco, el sentimiento de culpa carcomiéndole más.

Será mejor que vayas a darte una ducha y te prepares, mamá dijo que los invitados llegarían a las seis El castaño miró el reloj de su muñeca. Son recién las cuatro, pero tú eres más lento que tortuga vieja sin tres patas —Jungkook rió cuando el mayor golpeó su brazo con recelo.

El rubio suspiró, asintiendo a la nada y se giró para ir camino a las escaleras que llevaban a los cuartos y el baño.

Se frenó en una de las ventanas que daban justo al frente, donde aquel evento comenzaba a desatarse en el gran lugar; sillas decoradas con telas blancas y una linda cinta rosa pastel –color favorito de Jimin, más que sabido- terminada en un moño en su respaldar. Mesas con mismas telas y decoraciones con sus respectivos cubiertos, platos y delicadas copas; un bonito florero en medio de la mesa con tulipanes blancos y rosados. También habían colgado luces de navidad de un color fijo amarillento que estaban por el momento apagadas y se desplegaban por casi todo el lugar.

<< ¿Cuántos pares de luces compraron? >>

El altar, ingenioso y bonito, estaba en un lugar donde una fila de bancos largos se extendían, pasando una tela rojiza en medio de ellas formando el camino hacia el mismo donde un gran arco de globos y flores se extendía detrás.

¿De dónde sacaron un jodido altar? Frunció su entrecejo mientras se alejaba de la ventana y caminaba en dirección al cuarto donde su traje le esperaba.

Le dio escalofríos por trillonésima vez en el día al pensarlo.

¿Es lo correcto seguir...? Un murmullo se apagó en su boca cuando abrió el grifo para que la ducha dejase caer aquella lluvia artificial.

Tal vez no.

[...]

Jimin bajó del auto junto a Taehyung, el pequeño Minho a caballito en la espalda del anterior y la pelirroja Jae que traía consigo la bolsa negra donde descansaba su bonito traje.

Bueno, cariño, aquí es donde te dejo para que vayas a darte un buen baño, te relajes y cuando estés listo me llames para terminar los arreglos, ¿vale? Jae le sonrió con aquellas bonitas sonrisas rosadas, que al parecer YoonGi había heredado por parte de los Kim.

Titubeó, pero asintió con su cabeza, tomando la bolsa negra que se le era entregada con todo el cuidado del mundo.

¡Nos vemos, hyung cachetón! El pequeño pelinegro le saludaba con sus manitos sobre la espalda de su hermano, quien daba pequeños saltitos para imitar a un caballo, haciendo reír al menor mientras también le decía adiós con su mano con el cuidado de no dejar que se caiga.

Jimin no pudo evitar sonreír enternecido, alzando su mano apenas como despedida hacia ambos hermanos que salieron de a trote en camino a la gran cabaña que se veía a los lejos, viendo como un hermoso panorama de decoraciones, mesas, sillas y un precioso altar con un arco de globos y flores de colores pasteles se esparcía por aquel verde lugar; incluso el clima estaba temblado y tan bonito con el sol comenzando a ocultarse en el horizonte y las nubes que parecían de dibujo en el cielo en ascendencia anaranjado.

Sus orejas se sintieron calentar lentamente ante la timidez y vergüenza que por alguna razón sintió.

¿Te gusta? Dio un mini respingo, recordando que la pelirroja aún estaba allí.

¿E-Eh? Jae rió ante su expresión desconcertada.

Si te gusta como ha quedado Apuntó hacia el frente, donde estaba viendo hace unos segundos. Me impresiona lo rápida que puede ser mi hermana y la ayuda que recibió para hacer todo esto Jimin ladeó su cabeza un poco, asintiendo con un leve sonido ante lo dicho. De verdad que todo estaba más que precioso. Gracias por querer a mi sobrino, Jimin-ah El peligris entreabrió sus labios al oírle, sus mejillas calentándose con más vehemencia y sus ojos se movían inquietos por el lugar.

D-de... de nada Murmuró apenas, escuchando la suave risita de la mujer a su lado.

Dios, la culpa, la culpa, la culpa.

Vale, ahora sí me iré, la cabaña está allí y hay un baño precioso para que te tomes el tiempo que quieras en él Jimin asintió una vez más, como si fuera un robotito siguiendo órdenes.

La pelirroja sonrió por última vez y justo llegó un chico de cabellos castaños revueltos junto a otro de cabellos oscuros con un par de reflectores por lo que se fue hacia ellos, saludándoles y ayudándoles. Creía haberlos visto antes, pero desistió de ello sacudiendo su cabeza, encaminándose hacia la cabaña con la bolsa negra en sus brazos con el extremo cuidado mientras en su cabeza seguía repitiéndose aquel mantra de que todo iría bien porque él era Park Jimin.

¿Seguirá funcionando?

[...]

YoonGi luchó con aquella corbata estúpida que el abuelo había insistido en ponerle (a lo cual YoonGi también había insistido en que se vería mejor sin ella, pero nadie en esa casa le escucha) y gruñó con molestia, tirándola a la cama cuando nuevamente falló en el estúpido nudo.

Se dejó caer en el colchón, arremangándose las mangas de aquella camisa blanca mientras su mirada estaba fija en la chaqueta que colgaba de la percha en la pared, aquella que completaba aquel elegante conjunto que llevaba puesto. Los zapatos se le eran medio incómodos, daría lo que fuera por ponerse sus preciadas botas viejas de estilo militar que se sentían como pisar nubes. El pantalón era a su medida y un poco ajustado, cuando se sentaba sus tobillos se veían y era algo que también le jodía.

¿Cómo podían los idiotas que trabajaban en la agencia usar eso? ¡Es jodidamente incomodo! Él apenas y hacía el esfuerzo por ponerse una camisa y un pantalón negro de mezclilla, Jimin jamás le dijo algo por su vestuario además de exigirle que se dejase ir aquel "horrible" color menta del cabello.

Ah... extrañaba ese color, taaaanto.

Chasqueó su lengua cuando una idea cruzó su cabeza. Si no iban a dejar que usara sus botas ni que no se pusiera aquella maldita corbata, entonces se verá en la obligación –"obligación"- de hacer algo que él sí quería.

Y, un par de mensajes a Chanyeol, y en menos de diez minutos ya tenía en sus manos una tintura fantasía de color menta, que si bien no era permanente como el que tenía antes, serviría para el momento.

"Eres un idiota, haberlo pedido antes, esto no tendrá tiempo de agarrar lo suficiente y te quedará un color más deforme que tú" Había dicho Chanyeol cuando le llegó con su paquete de tintura, YoonGi tan sólo rodó sus ojos y le cerró la puerta en la cara, recibiendo un par de insultos del castaño que le hicieron reír un poco.

Estaba sentado en la tapa del retrete mientras jugueteaba con su móvil. Había terminado de colocarse la tintura –luego de quitarse la perfecta camisa obviamente- y ahora estaba esperando los cuarenta minutos que ésta necesitaba, aunque no contaba de que fuesen ya las cinco con treinta y apenas hubiesen pasado unos veinte minutos desde lo aplicado...

Mierda, mierda, mierda, mierda.

YoonGi comenzó a caminar en círculos dentro del baño, insultándose de todas las maneras que conocía por haberse quedado entretenido mirando videos en Youtube y haber colocado tarde la tintura en su cabello. Saltó en su lugar cuando escuchó como golpeaban la puerta del cuarto, la voz de Jungkook diciéndole que ya debía bajar para ir con los invitados.

Respiró hondo, se insultó por última vez y metió su cabeza debajo del grifo de la ducha, lavándose bien para quitarse todos los restos de tintura, pensando en que el idiota de Chanyeol tenía razón y que ahora de seguro le quede de la mierda el cabello.

Se secó el cabello empapado con una toalla y luego tomó una secadora que había allí –gracias a Dios- y lo puso a su máxima potencia para comenzar a secarse el cabello, no queriendo siquiera mirarse al espejo hasta que lo tuviese del todo seco, esperándose ver la peor mierda pisada en el reflejo.

¡Hyung, apúrate o vendrá mamá a buscarte de los pelos de la axila! YoonGi frunció su entrecejo ante lo dicho mientras se colocaba la camisa nuevamente, metiéndola dentro del pantalón que permaneció intacto luego de la tintura.

Se colocó la chaqueta encima y tomó la molesta corbata mientras corría hacia el baño. Abrió sus ojos de tope cuando finalmente se vio en el espejo.

Al menos no tengo el color de un queso en mal estado Bufó.

El color le había apenas agarrado, viéndose un color menta demasiado pálido para notarlo desde lejos, y se notaban algunas de sus raíces rubias como en parte de sus patillas. Se encogió de hombros con frustración y se colgó la corbata en el cuello para tomar su móvil y abrir finalmente la puerta, donde un despeinado Jungkook se encontraba comiendo un poco de ramen.

¿De dónde haz sacado eso?

Me ha dado hambre y la vecina YoYo me traficó un poco Sonrió con inocencia con una mancha de salsa decorando su comisura, a lo que YoonGi rodó sus ojos. ¿Volviste al menta?

¿Se nota? YoonGi despeinó apenas su cabello un poco hacia adelante sobre su frente.

No realmente El mayor arqueó una ceja.

¿Cómo preguntas entonces? Frunció su entrecejo.

Vi a Chanyeol hyung pasar con un paquete de tintura de ese color YoonGi golpeó su frente con su dedo índice y el menor se quejó con molestia, metiendo otro poco de ramen a su boca. No te pudidte la cobata Mencionó con la boca llena y apuntó con su dedo a su cuello.

No sé cómo ponerme esta mierda, las detesto Gruñó, quitándose la corbata del cuello. Alzó un poco sus cejas luego de notar el bonito moño de broche que el menor tenía decorando su cuello y sonrió de costado. Dame el moño.

¿Eh? ¡No! El moño me tocado a mí, no jodas ahora, hyung Hizo ademan de escaparse pero YoonGi fue más rápido y le tomó de la oreja, haciendo que este se quejase cual niñita.

O me das el moño o te expongo con tu noviecito en frente de todos Jungkook abrió sus ojos cual par de platos, sonrojándose al instante. Sé quién es y sé que está invitado, pues es precisamente el hijo de la vecina YoYo Se escuchó perfecto y cual caricatura como Jungkook tragaba duro sus fideos, a lo que YoonGi sonrió con mayor malicia. Tú decides, hermanito.

Eres el jodido Lucifer personificado Jungkook gruñó, siendo liberado del doloroso agarre de su oreja para quitarse el moño de broche y entregárselo al mayor, intercambiando con la corbata la cual se puso sin ningún problema. No puedo creer que no sepas hacer un nudo de corbata.

No puedo creer que andes de tortolito con el hijo de la vecina YoYo.

¡YAH! Jungkook gruñó más rojo que nunca y golpeó el brazo del mayor con molestia antes de salir del pasillo y bajar las escaleras.

YoonGi se carcajeó un poco y se acomodó el moño en el cuello de la camisa mientras bajaba los escalones, encontrándose en la cocina con su madre, la vecina YoYo –hablando de roma...- junto a la tía Jae y algunos de los pequeños hijos de los vecinos rondando por ahí mientras jugaban. Todas vestían vestidos preciosos de colores de la temporada, y su madre deslumbraba como nunca con aquel listón azul decorando su cabello rubio que caía a un costado.

¡Miren a mi sobrino, Dios santo! La pelirroja no tardó en chillar cuando YoonGi llegó finalmente a la cocina, no pudiendo evitar sonrojarse levemente ante las miradas brillantes de las presentes.

Jae pellizcó las mejillas de su sobrino mientras este se quejaba como siempre de aquello.

Mi niño, solcito, mira lo precioso que te ves NaRa tapó su boca con sus manos, tapando su amplia sonrisa que era aún vista por sus brillantes y acuosos ojos que le miraban con todo el amor y calidez del mundo. Y volviste a ese feo color menta, eh YoonGi rodó sus ojos con molestia, pero dejando de fruncir su entrecejo cuando los ojos de su madre brillaron aún más.

N-No vayas a llorar, má YoonGi infló una de sus mejillas con molestia, pues su madre podía ser muy dramática a veces y algo que odiaba era que llorase sin ser necesario. Te arruinarás el maquillaje Murmuró apenas cuando la mujer estaba frente a él, acomodando mejor el cuello de la camisa que traía y el saco en su respectivo lugar.

Estoy tan orgullosa de ti, Yoonie YoonGi tragó duro, el sentimiento de culpa comenzando a aparecer en su garganta demasiado asfixiante mientras más veía el brillo en los ojos de su progenitora, aquella preciosa persona que él no se creía merecer por nada en el jodido mundo siendo el bastardo que es. Quiero que seas feliz, que hagas lo que quieras, que le grites al mundo que eres Min YoonGi y que no necesitas ser nadie más que él mismo Sus ojos ardieron, mierda que lo hicieron, sus manos se habían posado en las manos delgadas que su madre había posado sobre sus calientes mejillas mientras no dejaba de sonreírle con felicidad desbordante. Quiero que ames a Jimin como te he enseñado todos estos años, que lo ames de verdad y que no le dejes solo jamás Su corazón se estrujó con tanta fuerza que pensó que se detendría ahí y moriría. Uh, lo dramático se le estaba pegando. Él te necesita, es sólo verlo en sus ojos, en tus ojos, ambos se necesitan.

¿Ambos?

¡Mamá se hace taaaaaaaaaaaarde! Jungkook llegó para arruinar el momento y, tanto Jae como YoYo, le proporcionaron un golpe en la nuca a lo que el menor se quejó con un puchero en sus labios. Todos en esta familia me maltratan.

Los presentes rieron por aquello, incluso NaRa y YoonGi.

Te amo, cielo NaRa se inclinó un poco hacia adelante y depositó un pequeño beso en la nariz de YoonGi, sonriendo con suavidad al separarse.

Y yo a ti, mamá YoonGi se inclinó y devolvió aquel pequeño beso en la frente de la mujer, sonriendo también luego.

¡Hora del casorio!~ Jae aplaudió tan energética como siempre, arreglando su cabello mientras tomaba del brazo a la vecina YoYo quien a su vez agarró –arrastró en realidad- a Jungkook con ellas, saliendo de la cabaña.

¿Listo? NaRa extendió su mano hacia su hijo, notando los nervios del mismo con tan sólo verle, tan propio de una madre. Todo saldrá bien, te lo prometo YoonGi alzó su mirada hacia ella, y tomó su mano de inmediato, como si aquellas simples palabras le hubiesen calmado todo sus males, y enredó con suavidad el brazo de ella en el suyo, saliendo de la cabaña finalmente.

Jimin sintió sus manos temblar como nunca, sudando –casi goteando si dramatizaba- mientras terminaba de abotonar a duras penas los últimos botones de su traje.

Se encontraba frente al espejo de cuerpo completo que tenía aquel cuarto al que había entrado. Sabía que YoonGi estaba en la cabaña –o bueno, estuvo- ya que le escuchó hablar con Jungkook en el pasillo, pero no se atrevió a siquiera ver por la cerradura de la puerta. Se quedó allí en silencio luego de darse un baño demasiado rápido para su gusto, terminando con demasiado tiempo de sobra, pero no había comenzado a vestirse hace tan sólo un rato, pues se había estado juzgando a sí mismo tanto, que terminó llorando en la cama de aquel cuarto cálido, abrazándose a una de las grandes almohadas que había allí.

No entendía por qué se sentía así, tan mal y culpable, como si hubiese matado a miles de personas o hubiese robado un banco, algo de aquel estilo, pero no era nada comparado a eso, era tan ligero y normal lo que iba a suceder, y él aun así se sentía de la mierda.

Le había dicho al pequeño Minho que le dijera a Jae que estaba bien por sí solo y que no necesitaría de ayuda para retocarse si era necesario. No quería que le vieran así, porque si alguien lo veía en aquel estado y preguntaba qué es lo que pasaba, él no tardaría en destapar la olla y contarlo todo. De que todo aquello que habían hecho afuera en ese gran patio precioso fue todo en vano, pues era todo una jodida farsa para que él no fuese deportado a su país de origen.

Estaban tan seguro de sí mismo al principio de todo aquello y ahora se sentía un ser despreciable que debería ser dejado a la deriva donde nadie pudiese ver lo maldito que es.

La reina del drama le dicen.

Suspiró tembloroso, pasando sus pequeñas manos con suavidad sobre la chaqueta que finalmente se había colocado, sintiendo la suavidad de la tela, acariciando el bonito sol que sonreía en aquel bordado sobre su corazón. Sus labios estaban brillando a causa del poco gloss que se había colocado, disimulando un poco las mordidas que estos tenían ante los nervios y el acallar sus sollozos de hace un rato como el tonto mocoso que era y se sentía ahora. Sus ojos estaban naturales, en otra ocasión donde se sintiese mejor, como antes, se hubiese colocado un bonito conjunto de sombras que delineasen perfecto sus suaves ojos. Pero no era esa ocasión, y no se sentía mejor.

Su cabello lo peinó como había acostumbrado, de aquella manera elegante y moderna a su vez, la división a un poco de lado de la mitad de su cabeza, separando su cabello de lado a lado, cayendo un par de mechones sobre sus ojos.

El sombrero verde con el delicado velo descansaba sobre la cama, a su espera.

Tomó una bocanada profunda de aire, intentando calmar su respiración que comenzaba a irregularse otra vez, y caminó con pasos inseguros hasta la cama, acercando sus manos que eran ligeramente ocultas por las mangas del traje para tomar el sombrero. Acarició la figura de este y se regresó frente al espejo, bajando su mirada cuando guió sus manos sobre su cabeza y colocó con suavidad el sombrero, encajando a la perfección.

Como debía estarlo todo en su vida. Simplemente, perfecto.

La puerta del cuarto se abrió con suavidad y él siquiera alzó su mirada para mirar, se sentía tan... avergonzado de sí mismo.

¿Estás listo, dulzura? La suave voz de NaRa llegó a él y su estómago dolió tanto. Era a la persona que más temía dañar en todo aquello, y no vacilaba en pensar que YoonGi se sentía igual que él, o peor, pues era su madre.

Yo... Tragó saliva, asintiendo con su cabeza con suavidad, apenas. Sí, estoy listo.

El sonido de la sonrisa de NaRa apretó un poco más su garganta.

Los pasos acercándose de ella le hicieron apretar sus puños ligeramente, las ganas de llorar le estaban ahogando.

La tradición dice que, algo viejo, algo nuevo y algo azul debe estar siempre con la novia... En este caso, en uno de los novios Su ligera risa le hizo alzar apenas su mirada hacia ella en el espejo, estaba a su lado vistiendo un hermoso vestido color marfil que llegaba hasta el suelo, ocultando sus pies. Este listón azul siempre ha sido mi favorito, lo usé cuando conocí al gruñón de mi marido hace treinta años atrás, cuando era una jovencita despeinada que iba por la vida como si nada Nuevamente su ligera risa se escuchó, Jimin esta vez no pudo evitar sonreír al imaginarle. Y ahora, quiero que lo lleves tú, para cumplir la vieja tradición de algo azul... Aunque la maldita de Jae se me adelantó un poco vistiéndote todo de azul Arrugó su nariz con falsa molestia divertida que hizo a Jimin reír con ligereza, aliviándole de alguna manera. Pero esto es más exclusivo Guiñó un ojo, volviendo a sonreírle mientras quitaba el listón de su cabello, haciéndolo un pequeño moño que, con un alfiler que sacó de quién sabe dónde, enganchó en el bolsillo de su chaqueta, justo sobre el sol, dejando que este aún se viera y luciera. Ahora sí, estás listo.

Jimin se vio una vez más en el espejo, ahora enfocándose en el pequeño moño azul que no llegaba a perderse en el resto de su traje pues era de un color más claro y brillante.

Gracias... d-de verdad, gracias... Murmuró, sonriendo, con tristeza mezclada con alegría extraña.

NaRa sonrió de lado.

Gracias a ti por elegir al gruñón de mi hijo Y Jimin rió, intentando acallar todas las voces en su cabeza y quedarse con aquello, con ese preciso momento. Lo dejé en el altar esperando por ti, está más que nervioso Sonrió tan dulcemente.

Y es que NaRa le hacía sentir como en casa, tanto así como lo hacía YoonGi, ya no podía ocultarlo. Se sentía en un hogar, se sentía querido, con una familia.

<< Y eso no durará mucho, ¿verdad? >>

Vamos ya, todos esperamos por ti, Jiminnie Extendió su mano hacia él.

Y Jimin la tomó.




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4 capítulos + epilogo = end


 MinJi.   

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