Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

| propuesta diecinueve |

Jimin caminó con rapidez, a pequeños pasos entre todas las personas que aun bailaban y se divertían. Chocó con algunas pero le valió poco que su nombre fuese llamado entre ellos y preguntasen si se encontraba bien acaso.

"Por supuesto, ¡estoy de maravilla!", realmente quiso gritar eso con todas sus fuerzas, pero sólo calló y siguió su camino con la mirada borrosa al suelo.

¡Jimin hyung! La voz del pequeño Minho la reconocería donde fuese, pero no quería verlo. No quería ver a nadie que tuviese que ver con Min YoonGi.

Apresuró su paso, terminando así corriendo con todas sus fuerzas hacia la entrada que le esperaba a lo lejos mientras de su boca salían sollozos que cada vez se hacían más difíciles de controlar.

¿Cómo habían llegado a tanto?

Se sentía tan del asco, culpable y horrible. Lo que habían hecho era imperdonable, ni siquiera quería imaginarse como le miraría el abuelo Seungmin después de que se entere que todo aquello fue una farsa y que además fue en nombre de su cumpleaños.

Oh, dios Aquello le dolió aún más y sólo pudo tapar su boca con una de sus manos mientras abría aquel largo portón de madera de la entrada, saliendo por fin del terreno donde estaban varios autos estacionados fuera.

A lo lejos, reconoció al chico de cabellos negros que estaba con Jungkook rato atrás y bien conocía como al famoso Yugyeom. Se encontraba fumando en la penumbra mientras el brillo de la pantalla de su móvil lo alumbraba.

Caminó hasta él, no tenía otra alternativa para llegar a la casa y tomar sus cosas para irse cuanto antes de Daegu. Tal vez así la pena podría pasarse más rápido, ¿verdad?

¿Verdad? Susurró para sí, ya a unos pasos del menor.

Yugyeom subió su mirada al escuchar unos pasos y entreabrió sus ojos de más al ver al mayor allí.

Oh, hyung, ¿todo bien? Sonrió con ligereza, pero borró su sonrisa de inmediato cuando escuchó el pequeño sollozo que dejó el mayor escapar de sus labios sin querer. ¿E-Está todo bien...?

Yugyeom, por favor, llévame a casa Se apresuró a decir en un murmullo, cabizbajo y sin poder mirarle a la cara sin sentir vergüenza máxima.

¿Ha pasado algo o-

¡Yugyeom! El pelinegro dio un respingo ante aquello y simplemente terminó asintiendo, tirando su cigarro a medio acabar al suelo para luego pisarlo y rodear el auto donde estaba apoyado, que al parecer era el suyo. Gracias... Susurró, sabiendo que no le oiría.

La puerta frente a él fue destrabada y pudo entrar en él en el asiento del copiloto.

El menor arrancó este en silencio, realmente inundado de preguntas y si lo que estaba haciendo estaba bien, pero metió el cambio correspondiente con la palanca para arrancar y salir del lugar en dirección a la casa de los Min que no estaba a más de dos kilómetros de allí.

Tardaron poco en llegar. Jimin se la había pasado llorando en silencio bajo el sonido de la música Lofi que sonaba en la radio y Yugyeom le miraba por el rabillo de ojo cada tanto, realmente preocupado, sabiendo que las vibraciones en su móvil no eran más que probables llamadas de Jungkook que no podía contestar, tanto por estar conduciendo como por la respuesta que no sabría dar cuando le preguntase dónde se encontraba.

Paró frente a la casa una vez llegaron y Jimin se apresuró a bajar apenas sonó el click de la cerradura. Yugyeom se bajó también pero se quedó parado allí, viendo como el mayor entraba en la casa, y no se fue de allí hasta que regresó minutos después con una maleta color lavanda, ya cambiado y con ropa distinta a la que traía puesta. Si se había quedado, fue porque Jimin se lo había pedido ya que necesitaba que le llevase a un lugar más, prometiéndole que luego le pagaría apenas llegaran si quería, y Yugyeom no pudo ni decir 'a' cuando el otro ya había desaparecido por la puerta de la casa.

En silencio se subió al auto, descansando la maleta sobre sus pies frente al asiento, aquella donde tenía toda su ropa y zapatos que había usado todos esos días, o tal vez no, pues prácticamente se había sentido cómodo como nunca usando su pijama, o suéteres inmensos y viejos que tenía guardados por alguna razón y que no usó en su vida pues no iban para nada con su estilo, pero que YoonGi siempre le decía que se veía bien en ellos con una tonta sonrisa burlona en su cara.

Nuevamente las ganas de llorar le invadieron al recordar todo aquello y no pudo más que agarrar la manija de la maleta con fuerza, ocultando su rostro tras el gran cuello de su abrigo mientras miraba un punto fijo por la ventana.

Yugyeom suspiró antes de volver a subirse. Abrió la boca para hablar de una vez, pero la volvió a cerrar cuando vio una lágrima escaparse del orbe café oscuro del mayor a su lado. Una lágrima silenciosa que no fue limpiada y que siguió cayendo hasta perderse tras la tela de aquel gran abrigo.

Entonces, simplemente, volvió a arrancar y partieron... hacia la estación de trenes.

[...]

Hyung... Yugyeom llamó al peligris que miraba un vacío punto fijo en las vías del tren que aún no llegaba, con varias personas esperando también por ahí, algunas dormidas y otras con mala cara de madrugada.

Desde que habían llegado la única palabra que habían cruzado era por la insistencia del mayor en pagarle por haberle llevado, pero que él se negaba a aceptar, terminando por aceptar para ver si así el mayor cambiaba la cara... pero no fue así tampoco.

¿Eh? Jimin vaciló con su mirada hasta dar con el pelinegro que le miraba con leve preocupación en sus ojos.

¿Por qué...? Él no se merecía la preocupación de nadie.

¿Por qué... por qué te irás? Fue capaz de preguntar, temiendo ser mandado a la mierda por entrometido o algo por el estilo, pero el mayor frente a él no hizo más que hacer una pequeña mueca triste, que tal vez fue un intento de ser sonrisa.

No todo... siempre sale como uno quiere, ¿sabes? Murmuró con suavidad, no sabiendo si fue escuchado del todo o no. YoonGi y yo ¿Alguna vez podría volver a decir esas palabras? ¿Sus nombres juntos? , no éramos el uno para el otro al parecer Oh, claro que no. Y nos dimos cuenta... algo tarde.

Yugyeom mordió el interior de su mejilla y simplemente se limitó a asentir con su cabeza, no queriendo agregar nada más, pues los ojos del mayor centellaban demasiada tristeza junta y no quería ser el detonante de aquello.

Eran ya las tres de la madrugada con cinco minutos. Tenía su boleto en mano que había conseguido de suerte –hasta el señor de la boletería pareciera haberle guardado justo a él aquel boleto para que se fuese- y la pequeña bocina de aviso para abordar el tren hacia Seúl estaba sonando junto al barullo de las personas al comenzar a entrar.

Hyung... el tren Yugyeom estaba a su lado y había posado su mano sobre su hombro, apretándolo con ligereza.

Jimin pareció despertar de su deprimente ensoñación y alzó su mirada para encontrar la cálida del menor en él. Le recordaba a Jungkook, y era demasiado dulce.

Asintió ido, levantándose de su asiento. El pelinegro se ofreció a llevar su maleta y ambos caminaron a pasos pequeños y lentos hacia la fila de entrada al tren donde avanzaban un paso cada persona que entraba en él.

Finalmente fue su turno, y la manija de su maleta fue extendida hacia él por el menor a su lado, quien le sonrió de comisura, no sabiendo si de lastima o de empatía.

De igual modo, ninguna de las dos se la merecía.

Subió los escalones del tren, al parecer era el último que faltaba para que se cerraran las puertas mientras las personas dentro se acomodaban en sus lugares. Extendió su boleto hacia el conductor quien lo engrapó junto a un pequeño recibo y asintió con su cabeza para que entrase.

Jimin se giró, viendo a Yugyeom parado aún ahí, con las manos en sus bolsillos y encogido de hombros ante la fría brisa que había comenzado a correr, pero con una suave sonrisa para él.

Quiso llorar otra vez, y llorar, y llorar, y no parar de hacerlo hasta que lograse expulsar toda la mierda que sentía en su interior, y la sonrisa dulce que el menor extendía hacia él no ayudaba en nada.

Cuídate, hyung, en mi nombre y en el de Jungkook, y el de toda la familia El menor hizo una pequeña reverencia frente a él y sonrió esta vez con sus dientes expuestos. Y yo sí creo que YoonGi hyung y tú eran el uno para el otro Jimin apretó la manija de su maleta al escucharle. Él realmente demostraba lo enamorado que estaba de ti cuando te miraba Y las puertas se cerraron de repente.

Lo único que quedó para él fue la imagen del menor con su mano extendida hacia arriba, despidiéndose de él con su sonrisa desaparecida mientras el tren comenzaba a andar.

Jimin caminó con torpeza hacia el lugar que le correspondía. Intentó subir su maleta hacia los maleteros de arriba, pero fracasó y terminó la maleta cayéndose al suelo. En otro momento hubiese gruñido de frustración y le hubiese pedido a YoonGi que la colocara ahí, pues él era más alto y siempre hacía esa clase de cosas por él.

Pero ahora YoonGi no estaba, ni volvería a estar.

Tomó su maleta al desistir y la colocó bajo sus pies cuando se sentó finalmente en su asiento que daba a una sucia ventana que apenas dejaba ver como las luces de afuera comenzaban a pasar desapercibidas por la velocidad que el tren comenzaba a tomar.

No podía ver nada, ni las personas que quedaban en la estación, ni cuando YoonGi llegó allí a las corridas, jadeando por aire y gritando su nombre.

No le vio, ni le vería, pues el tren había salido de la estación finalmente, y ya era demasiado tarde.

YoonGi apoyó sus manos en sus rodillas, intentando recuperar el aliento mientras gotas de sudor caían de su frente acompañadas de gotas que se derramaban de sus ojos rojizos.

Lo había intentado, joder, él realmente había ido hasta la estación para ir por Jimin y no permitir que se fuera. Pero no lo logró.

Maldición, no lo había logrado.

Gruñó de exasperación y golpeó la pared a su lado, provocando que sus nudillos impactaran dolorosamente al instante contra el frío cemento, pero no causó dolor alguno en YoonGi, pues lo único que sentía era ahogamiento, el nudo en su garganta no le dejaba respirar, ni el corazón partiéndose en su interior le dejaba seguir en pie.

Hyung... Jungkook llegó corriendo a su lado y no tardó en abrazarle por un costado, no esperando ser correspondido por el mayor.

Él junto a Taehyung habían acompañado al casi peliverde en ir a la búsqueda de Jimin, y gracias a los mensajes de Yugyeom pudieron encontrar la estación exacta a la que habían ido, y era exactamente donde Jimin y YoonGi llegaron la primera vez.

Lo perdí, Kook La voz del mayor sonó ahogada y rasposa mientras mantenía su mirada perdida en el suelo y su puño aun contra la pared. Ni siquiera... ni siquiera pude decirle cuanto le quería Sus nudillos ardieron cuando apretó más su puño y quiso romperse a llorar ahí mismo, pero Jungkook afianzó su abrazo, siendo ahora Taehyung quien también le abrazó a su otro costado cuando llegó a ellos. Lamento haberles hecho pasar por todo esto... pero Jimin, él... será deportado a Australia y yo-yo... jamás podré volver a verle.

Finalmente un sollozo ahogado se escapó de los labios del mayor, cortándole el habla, y los menores a sus lados no pudieron hacer más que guardar silencio y compartir su pena en un fuerte abrazo.

Él no quería irse, eso era seguro, hyung Jungkook finalmente habló luego de un rato y Taehyung a su lado asintió con un sonido de boca, a lo que en lo contrario YoonGi negó con su cabeza. De verdad...

Kook tiene razón Yugyeom hizo su aparición, rodeando con sutileza la cintura de Jungkook con su mano para luego con la otra palmear la espalda de YoonGi en gesto de apoyo. Él no quería irse, en camino a casa y a la estación no hizo más que llorar en silencio. No quise preguntar qué pasaba y luego Jungkook me lo contó... Lo lamento, hyung YoonGi simplemente asintió a duras penas y despegó su puño de la pared.

Taehyung y Jungkook despegaron sus cuerpos del contrario, acabando con el abrazo, y los tres le miraron expectantes a algo; una acción o una palabra, lo que fuese.

Pero YoonGi no hizo nada. No articuló palabra alguna. Él tan sólo se dio la vuelta y caminó en dirección a la salida de la estación en lúgubre silencio, dejándoles atrás.

¿Qué haremos ahora? ¡No podemos dejar que esto quede así! Jungkook estiró su labio inferior hacia afuera con frustración y se cruzó de brazos, intentando en pensar en algo.

No podemos hacer nada, Kookie, Jimin hyung ya se fue y apenas llegue él deberá tomar sus cosas y devolverse a Australia, o será peor en temas legales Habló Yugyeom, abrazando por la espalda al menor y apoyando su mentón en su hombro, intentando consolarle de esa dulce manera.

¿Me perdí de algo? Taehyung arqueó su oscura ceja hacia ambos muchachos frente a él y Jungkook sintió sus orejas arder del bochorno, a lo que Yugyeom simplemente sonrió con suavidad, depositando un beso en una de estas. En fin, tu noviecito tiene razón, no podemos hacer nada El rubio puchereó, imitando la expresión del menor de hace un momento.

¡N-no es mi novio! Exclamó Jungkook con molestia. Y sí hay algo que podemos hacer.

Tanto Yugyeom como Taehyung tomaron de los hombros al menor, casi gritando que qué se podía hacer y Jungkook sonrió al sentirse inteligente por su brillante plan que hace exactamente tres segundos había ingeniado, el cual les relató a ambos mayores y estos estuvieron más que de acuerdo con él, dispuestos a llevarlo a cabo cuanto antes, por lo que salieron disparados de la estación, subiéndose al auto del pelinegro pues YoonGi había tomado la camioneta en la que habían ido y se había marchado de la estación.

Así que el trío de maknaes tuvieron que tomar el asunto en sus manos y recurrir de urgencia a la persona perfecta e indicada:

El abuelo Seungmin.

YoonGi bajó de la camioneta una vez llegó finalmente a su casa... o la que se suponía que lo era.

Cerró de un portazo y se apresuró en sacar la cajetilla de cigarros de su bolsillo, viendo que le quedaban apenas dos y con ellos no podría sobrevivir el resto de la maldita madrugada; pero terminó por encender uno en su camino hacia la hamaca vieja que había cerca de la entrada de la casa. Donde Jimin había llorado por primera vez frente a él.

Sonrió con amargura cuando se sentó en esta de mala manera brusca, haciendo que comenzara a balancearse de repente.

Las ganas de llorar le estaban matando. Su camisa blanca estaba arrugada y sucia al igual que aquellos negros pantalones de vestir. Llevaba puesto sus viejas botas de montaña en vez de aquellos molestos zapatos que le habían causado heridas pequeñas en sus pies.

Le dolía al caminar, pero todo aquel dolor era ineficiente al lado del que sentía en su pecho, ese que le estaba ahogando desde que aquel tren partió, llevándose consigo a, posiblemente, la única persona que había amado en toda su estúpida vida.

El cigarro en su boca no duró nada, ni el humo en sus pulmones hizo efecto alguno en la ansiedad que sentía y hacía temblar sus dedos junto al frío crudo que había comenzado a hacer de repente.

Siguió hamacándose con desdén, su cabeza colgando mientras veía las lejanas estrellas casi ni tintinear, y es que el cielo pareciera haberse apagado junto a la sonrisa del menor que ahora de seguro se encontraba a kilómetros lejos de él.

Jimin.

Jimin.

Amaba a Park Jimin. Lo amaba tanto, que dolía como la mierda el saber que nunca más le volvería a ver y que no podría hacer nada al respecto porque era un cobarde y se rendía fácil.

Su padre tenía razón. Era un inútil y nada podía hacer bien. Era un chiste. Una burla.

Se rió asquerosamente mientras de sus ojos caían pequeños hilos salados que se perdían tras sus orejas ante la posición en la que se encontraba.

¿Por qué un auto no agarraba y le atropellaba? Sería tan fácil así desaparecer, y de seguro su padre estaría más que feliz con ello. Ya hasta se imaginaba la sonrisa de socarrón que tendría en su boca...

Hyung Una voz pareció lejana llamarle, pero hizo caso omiso y siguió hamacándose, insultando todo lo que pasaba por su mente. – Culo respingón tercermundista, levántate de ahí Frunció su ceño, alzando su cabeza con torpeza y encontrándose con tres personas mirándole fijamente de brazos cruzados. A excepción del pelinegro que simplemente negaba con su cabeza ante el insulto usado por el castaño a su lado. ¡Tienes que ir a por Jimin hyung, levántate!

Jungkook pateó su pierna, haciendo que el mayor se quejara con molestia y no diera el brazo a torcer, volviendo a tirar su cabeza hacia atrás para seguir mirando el deprimente cielo.

Taehyung gruñó y tomó de las piernas al casi peliverde para jalar de estas y terminar por sacarlo de la hamaca, tirándolo al suelo.

¡Ah, joder, ¿qué les pasa?! YoonGi se levantó del suelo torpemente, dispuesto a darles unos buenos puñetazos a aquellos dos mientras se limpiaba con la manga de su camisa los ojos. Déjenme en paz, Jimin ya se fue, ya se... ya se terminó Cabizbajo carraspeó, cruzándose de brazos.

¡No se terminó nada! El menor exclamó, bastante molesto con él, a punto de darle con el palo que tenía ahí cerca en el suelo. Tenemos un plan y podemos recuperar a Jimin hyung YoonGi sonrió incrédulo de lado, negando con su cabeza.

He dicho que se terminó y punto final Masculló. Agradécele al idiota de nuestro padre Agregó sin gracia.

Min YoonGi, ¿qué te he dicho de los insultos hacia tus mayores? La voz rasposa que conocía mejor que nadie se escuchó al lado de ellos, haciendo a todos girarse para verle. Los menores sonrieron triunfantes. Tus dongsaengs te están diciendo que tienen un plan para recuperar a Jimin-ssi, ¿y tú lo único que haces es insultar? No te sabes ni limpiar los mocos para tener tal atrevimiento, tú mocoso El abuelo Seungmin caminó hasta él, y pellizcó su brazo con fuerza, haciendo que YoonGi se quejara cual niño pequeño y le mirara mal.

Abuelo, tú más que nadie deberías estar molesto conmigo YoonGi frunció su entrecejo mientras sobaba el área en su brazo atacada. Siquiera deberías dirigirme la palabra...

Pero sin embargo no es así Contraatacó el mayor. Sé cuánto amas a ese niñito mofletón y que no fue parte de esta pequeña farsa; y no te atrevas a contradecirme Apuntó con su dedo hacia él, acusatoriamente. Tienes que pelear por lo que amas, es lo que te he enseñado desde que eras pequeño, ¿por qué te tiras abajo ahora?

YoonGi rascó su nuca, cansado.

Porque ya es tarde y no hay tiempo Respondió, hastiado de la situación. Ese fue el último tren a Seúl y él de seguro ya debe estar casi por llegar mientras ustedes siguen diciéndome qué demonios debería hacer. ¡Ya está, ya no se puede hacer nada! Exclamó, sentándose nuevamente en la hamaca. Además... que él ni siquiera debe sentir algo por mí.

Las ganas de llorar le volvieron y el nudo en su garganta se agrandó al decir esas palabras, pues eran verdaderas, y mierda que dolían mucho a pesar de que estuviese acostumbrado.

Jimin no le veía como lo veía él y era más que sabido y seguro. Los cuentos de hadas no existen y los finales felices tampoco; él no sería la tonta excepción.

Jimin hyung te quiere tanto como tú a él, no hace falta que él deba haberlo dicho Taehyung habló esta vez, hincándose frente a YoonGi. Se notaba en sus miradas. Lo eres todo para una personita tan solitaria como lo demostraba que era él. Lo eres todo para él, ¿qué más necesitas para darte cuenta que aún tienes oportunidad?

YoonGi negó con su cabeza, no dispuesto a creer en ello. Era simplemente imposible que Jimin quisiese una relación no-profesional con él.

Él era un bicho a su lado. No se lo merecía ni de coña.

Oh, demonios, odio lo terco que eres Taehyung desistió de su voz dulce y se paró de un salto. Yugyeom, Kook, a darle.

Ambos mencionados se acercaron al mayor –el primero sin poder negarse o recibiría un buen puñetazo del segundo- y tomaron de brazos y piernas al casi peliverde para comenzar a llevárselo en dirección a la camioneta.

¡Suéltenme! ¡Abuelo, ayuda! Le habían metido ya adentro y le habían asegurado con cinturón y traba en su puerta para que no escapara, subiéndose los dos menores junto al abuelo en la parte de atrás y siendo Yugyeom quien tomó el volante. ¡¿Pero qué hacen?!

¡Iremos a por Jimin y no necesitamos de tu aprobación! Gritaron al unísono los tres de atrás y YoonGi miró con desesperación al pelinegro al volante.

Lo lamento, hyung, mi novio me metió en esto Se encogió de hombros, encendiendo el motor.

¡¿Novio?! Exclamaron el abuelo, Taehyung y YoonGi, olvidándose por un momento la razón principal por la que estaban gritando, girándose a ver al castaño que estaba más rojo que tomate.

¡ARRANQUEN LA MALDITA CAMIONETA DE UNA VEZ! –Y Yugyeom arrancó tras el grito de su abochornado novio, intentando contener su risa.

NaRa salió de la casa luego de escuchar tanto barullo afuera y vio como la camioneta de su hijo mayor salía a toda velocidad y griterío del terreno de la casa; ya imaginándose qué era, pues había escuchado todo por la puerta.

Una sonrisa pequeña se asomó por sus labios bajo el pañuelo que tenía entre sus fosas nasales para controlar los mocos que bajaban a causa de su reciente llanto.

La gente de la fiesta se había ido ya hace tiempo y sólo quedaba el mero desastre de mesas y sillas que quedaron ordenando unos vecinos que se ofrecieron a ayudar.

Tuvieron que contarles a todos la verdad por petición arrogante de Donghae y del oficial de emigración, que se había ido también luego de que le dieran una rebanada del pastel de boda, y ahora estaban todos en sus casas como si nada hubiese pasado.

¿Qué haces aquí afuera? Te enfermarás Un sacó cayó por sus desnudos hombros y reconoció la fragancia del mismo al instante.

Los chicos se fueron junto al abuelo a buscar a Jimin-ah Respondió sin girarse, su voz sonando tapada por el pañuelo en su nariz.

¿quE QUÉ? Donghae frunció su entrecejo con molestia y estuvo a punto de girarse para tomar sus llaves e ir a frenar a aquel grupito de desquiciados si no fuera porque NaRa tomó su mano con suavidad, haciéndole detenerse y mirarle. NaRa-

YoonGi ama a ese chico, Donghae Habló, girándose finalmente para mirarle. Tú no has prestado atención porque no ves más allá de tu gran nariz El mayor arrugó su nariz con molestia ante su comentario. , pero YoonGi está enamorado de Jimin y Jimin de él Afirmó con seguridad.

Cariño, ha sido todo una mentira, tú lo has visto Su tono de voz sonó más relajado, pero aún mantenía el sabor amargo que había sido toda la situación de hace unas horas.

NaRa negó con su cabeza y llevó su otra mano libre hacia su rostro, acariciando su mejilla.

Eres un viejo amargado y terco como una mula, pero siempre me diste la razón y confiaste en mi palabra desde el primer día, ¿no es así?

Donghae vaciló, pero asintió con su cabeza afirmando.

Entonces confía en mi palabra ahora y dale tu apoyo a tu hijo una vez en tu vida Sonrió con suavidad. O juro que te arrancaré los vellos de las piernas uno por uno.

Oh, Jesús, ¿cómo tienes pensamientos tan crueles? El pelinegro bufó, pero relajó la tensión de su cuerpo cuando vio la sonrisa brillante de su esposa.

Era el amor de su vida, sabía que tenía la razón aunque le costase aceptarlo, y odiaba decírselo.

Pero esta vez decir que 'no' no era una opción viable.

Suspiró, tomando entre sus manos el rostro suave de su mujer, y depositando un pequeño beso sobre su nariz moquienta y roja.

Está bien.




1 capítulo[final]+epílogo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro