| propuesta cuatro |
— ¡Apúrate Jimin-ah! Mueve tu culo más rápido o perderemos el tren —Exclamó divertido unos pasos más adelante que el mencionado.
El de cabellos grisáceos resopló con fastidio y arrastró su pesada maleta.
— ¡Esto pesa mucho! ¡No pretendas que camine más rápido! —Gritó sobre el barullo que había en la estación.
— ¡Tú quisiste empacar como para irte tres años a un campo de concentración! —Se mofó con una pequeña risotada.
La cabeza de YoonGi fue golpeada por un envase de Coca-Cola vacía repetidas veces.
— ¡A-Auh, para ya! —YoonGi le arrebató el envase y lo tiró al bote de basura a su lado.
— Ti quisisti impicir ninini. Idiota. —Jimin se adelantó con su pesada maleta color lavanda con su típico caminar orgulloso y sobrador.
YoonGi suspiró, sobándose donde fue golpeado mientras caminaba tras el peliplateado con su maleta.
— Espero te comportes como un terrón de azúcar cuando estemos en casa de mis padres y no así, gnomo gruñón —Habló una vez llegó a su lado en una fila para subir al respectivo tren a Daegu.
Jimin arqueó una ceja bajo las gafas de sol.
— Ya soy un terrón de azúcar, no hace falta que gastes saliva pidiéndomelo —Jimin peinó su cabello hacia atrás sin siquiera mirarle. — Fideo parlanchín —Agregó.
YoonGi rió entre dientes.
— No creo que lo seas, últimamente sólo te veo hacer berrinches cada dos por tres como un mocoso de cuatro años; Aunque ni siquiera uno lo hace como lo haces tú —YoonGi sonrió cuando vio las mejillas del más bajo teñirse de un suave rosa.
— No soy ningún mocoso ¡Y recuerda que soy tu jefe! Tenme respeto, lame botas —Ambos avanzaron cuando la fila lo hizo, y Jimin se cruzó de brazos con molestia.
— ¿Lame botas? —El rubio se carcajeó. — Estás comprometido con este lame botas, bebé, ve acostumbrándote a esa idea porque dentro de este espectáculo tú dejas de ser mi jefe y sólo eres un simple mortaaal~ —Hizo gestos dramáticos con las manos frente al rostro contrario y este gruñó con recelo, dando manotazos a sus manos, haciendo nuevamente reír al mayor.
— No pensé que fueses tan malditamente odioso, Min YoonGi. Hubiese sabido y me casaba con el conserje que es menos insoportable que tú —Avanzaron otros pasos más y Jimin resopló nuevamente.
— ¿Quién? ¿JongHyun? —Jimin asintió y YoonGi no podía dejar de reírse. —¡Por favor! Tú no te acercarías ni a diez metros de él ni aunque te pagaran, Park Jimin —YoonGi llevó sus manos a su estómago, adolorido por la risa, sin poder parar sus carcajadas.
Jimin gruñó otra vez, y con una patada en la pantorilla del rubio detuvo sus risotadas, haciéndole chillar adolorido. Sonrió victorioso y se subió al tren una vez llegó su turno.
— ¡Apúrate que se nos va el tren!~ —Canturreó en burla en una de las ventanas que se encontraba abierta, divertido ante la imagen del rubio cojeando con su maleta entre maldiciones mientras subía al tren.
Se adelantó hasta su respectivo asiento, uno de los últimos, y depositó su maleta sobre el portaequipaje que había arriba con la ayuda de uno de los trabajadores del tren, y finalmente se dejó caer en el cómodo asiento, dejando salir un largo suspiro aliviado.
— La próxima vez que me patees —YoonGi dejó su maleta sobre la de Jimin en el portaequipaje una vez llegó hasta donde este se encontraba sin mucho esfuerzo. — Voy a patearte el culo y vas a llegar a Tokio —Se dejó caer en el asiento a su lado, aplastando la mano del menor con su brazo.
— ¡Ah, quita! —Jimin pellizcó varias veces el brazo contrario hasta que logró liberar su mano, inflando sus mejillas con molestia a su vez que sobaba sus dedos aplastados. — Inténtalo y voy a romperte el culo con una demanda, dulzura —Murmuró con una ligera sonrisa maldadosa ante el entrecejo fruncido del rubio hacia él.
YoonGi le quitó las gafas y el peliplateado protestó ante la acción, siguiendo con los golpes y pellizcos en sus brazos incluso cuando el tren comenzó a andar una vez los asientos fueron ocupados por sus correspondientes pasajeros.
Eran las diez para las siete de la madrugada, ya había sido media hora desde la partida desde Seúl. YoonGi jugaba en su móvil mientras que Jimin dormía plácidamente en aquel asiento inclinado hacia atrás ligeramente. El cielo aún permanecía de un tono azul oscuro, apenas y comenzaba a amanecer a lo lejos. El frío que se notaba afuera por la ventana no se sentía dentro, la calefacción del tren mantenía cómodos a todos los pasajeros y YoonGi ya comenzaba a sentir como sus parpados pesaban más el bostezo que segundos después dejó salir.
Bloqueó su móvil y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, acomodando el asiento hacia atrás a la misma altura que el peligris a su lado. Se acurrucó mejor, tapando su rostro con el gorro de lana que se había quitado y dispuesto a dormir, pero su brazo fue fuertemente agarrado que no tardó en dar un sobresalto del susto repentino. Quitó el gorro de su rostro y miró su brazo, encontrándose con la pequeña mano de Jimin jalando con bastante fuerza su chaqueta.
— ¿Jimin? Hey... Huh —YoonGi frunció su entrecejo cuando los brazos del peligris se enredaron en su brazo, atrapándole cual pequeño koala.
YoonGi intentó safarse del agarre con cuidado de no despertarlo, pero intentarlo por unos minutos le agotó y simplemente volvió a acomodarse -más pegado al asiento de Jimin y de él a causa del agarre-, quedándose dormido sólo unos segundos después.
Cuando el reloj marcó las diez y veinte minutos en la mañana del Domingo, el tren frenó su camino y tocó las campanillas en aviso de que habían llegado a la estación de Daegu, Dongdaegu. Los pasajeros comenzaron a despertarse algunos y otros a bajar su equipaje. Jimin se removió adormilado, quitándose aquel antifaz que usaba para dormir, siendo recibido por la luz del sol mañanero directo en el rostro. Refregó uno de sus ojos con su mano libre y con la otra tanteó lo que estaba sosteniendo. Frunció su entrecejo y aún entre balbuceos giró su rostro para observar a su lado, encontrándose con YoonGi aún durmiendo y como su brazo estaba enredado en el del contrario. Jimin sintió sus mejillas ruborizarse y le soltó de inmediato.
— Otra vez... Ah —Refregó ambos ojos enfurruñado y golpeteó varias veces la mejilla del rubio para que despertase.
— ¿No puedes despertarme con más sutileza y amor? —Bostezó a medias palabras una vez logró despertar, despeinando sus rubias hebras con una de sus manos mientras se rascaba el cuello con la otra.
— Noup —Jimin fingió sonreír antes de levantarse y estirar sus extremidades, tomando su abrigo que reposaba en el respaldar del asiento. — Si hubiésemos venido en avión hubiese sido más rápido —Se quejó mientras pasaba sobre las piernas del contrario que seguía intentando despertarse del todo, fallando en el intento y chocando con estas, provocando que cayese sobre su regazo.
— ¿Cariñoso de tan temprano? —YoonGi rodeó su cintura con uno de sus brazos, sonriendo burlón ante el rojo de las mejillas del contrario.
— Ya quisieras —Masculló, levantándose de un salto luego de golpear la mano contraria para que le soltase. — ¡Apresúrate! Que además debemos tomarnos un taxi hasta Buk-Gu —Lanzó la maleta del rubio encima suyo una vez sacó la suya con cuidado, provocando que el otro se quejara en un chillido adolorido. — Ya me está estresando todo esto así que muévete
Jimin caminó hacia una de las salidas tras otros pasajeros que seguían viajando, siendo recibido por la fría brisa que le hizo tiritar al instante. Dejó su maleta en el suelo y se colocó su abrigo que tapaba hasta casi sus rodillas.
— ¿Debería sincerarme como buen prometido y decirte que eso te hace ver el triple de lo enano que eres? —Jimin dio un pequeño respingo del susto cuando YoonGi llegó a su lado, de nuevo con su gorro de lana negro tapando su rubio cabello y aquella molesta sonrisa burlona que Jimin estaba detestando.
— ¿Debería también sincerarme como buen prometido y decirte que los gorros te quedan ridículos? —Contraatacó y YoonGi se carcajeó con ganas, logrando que Jimin resoplara con molestia y tomase su maleta para comenzar a caminar lejos de él.
— ¡Oye, oye! —YoonGi corrió a su lado entre risas y picó la cintura del peliplateado con su dedo una vez llegó, logrando que este inflara sus mejillas conteniéndose de patearle la cabeza. — ¿A dónde vamos?
Jimin entornó sus ojos.
— Dah, a buscar un taxi ¿O planeas irte a pie hasta Buk-Gu? —Miró las calles de la ciudad que estaban mínimamente pobladas por autos y personas de aquí hacia allá..
YoonGi bostezó.
— No precisamente —Frenó su caminar sobre la acera de la calle y se sentó en una banca que había en la misma, sacando su cajetilla de cigarros para tomar uno y encenderlo, inhalando el mayor humo que pudiese.
Y es que, mierda, estaba demasiado nervioso y ansioso. No veía a su familia hace año y medio y ahora llegaría con la media sorpresilla. Y su padre... Joder, era la peor parte, a él si que no quería verle, lo único que hacían cuando estaban juntos era discutir cual perros rabiosos y su madre siempre debía separarlos junto a la tía Jae. Una vez para una fiesta por navidad comenzaron a discutir por el último rollo de arroz y su madre le dio a cada uno una tirada de oreja que los dejó lloriqueando por dos horas ¡Dos horas! YoonGi casi se queda sin oreja y sus perforaciones casi se volvían expansiones ante la fuerza con las que fueron jaladas.
YoonGi frunció su entrecejo, tapando una de sus orejas al recordar el dolor de esa vez.
— ¡¿Qué haces ahora?! ¡Estoy cansado, tengo hambre y me estoy congelando! —Chilló con frustración el peligris una vez se dio cuenta que el rubio había frenado en una banca unos metros atrás, lo que le hizo volver para golpearle con su bolsito donde llevaba pañuelos por si se resfriaba, y en cualquier momento lo haría si no conseguía estar en un lugar calentito con un té de menta. — ¡Levántate de ahí!
YoonGi entornó sus ojos y tomó el bolso del menor para que frenase los golpes, y apuntó con la mano que sostenía el cigarro hacia la camioneta negra que estaba frente a ellos.
— ¿Huh? —Jimin frunció su entrecejo al ver como el rubio apagaba el cigarro ya acabado y caminaba con su equipaje hacia la camioneta, abriendo la puerta. — ¡¿Qué haces?! ¡No puedes abrir la puerta de una camioneta ajena, maldito delincuente!
— ¿Puedes dejar de chillar como niña por un rato y subirte? No es ajena, es mía —Tiró su equipaje en la parte de atrás a su vez que rodeaba la camioneta para subirse en el asiento del piloto. — Mete tu congelado culo a la camioneta o caminas hasta Buk-Gu porque aquí ni de coña te encuentras con taxis libres a esta hora
— No te creo de que sea tuya ¡Tal vez y dejaron de descuido las puertas abiertas! —El peligris se cruzó de brazos sobre su pecho.
YoonGi encendió el motor de la gran camioneta con la llave que sacó del bolsillo de su chaqueta, esperando por Jimin con una ceja arqueada hacia él.
Jimin resopló con recelo y arrastró su equipaje, colocándolo con torpeza en el mismo lugar que el rubio había hecho, y se subió a la camioneta (con ayuda de YoonGi puesto que no podía por si solo ¡Era demasiado monstruo esa cosa!)
— No robé la llave, por si te preguntabas —Arrancó finalmente con una maniobra que los sacó hacia la calle entre todos los demás vehículos. — Le pedí a un viejo amigo de aquí que me la trajera de casa para cuando llegáramos —Observó por ambos lados antes de cruzar.
— Ja-Ja-Ja —Jimin se cruzó de brazos nuevamente, encogiéndose en el asiento de copiloto enfurruñado.
YoonGi entornó sus ojos y siguió manejando con la vista fija en el camino frente a ellos.
— Ne YoonGi —Habló luego de unos minutos de silencio que sólo la tenue música de la radio opacaba apenas. YoonGi hizo un sonido, afirmando que le escuchaba. — Me olvidé de preguntarte; ¿Qué es lo que te preguntaron a ti en la entrevista de ayer?
YoonGi le miró por apenas unos segundos antes de volver su mirada al camino, doblando unas dos veces y carraspeó.
— Pues, me pidió que relatara como nos conocimos —Respondió, golpeteando con sus dedos el volante a un ritmo cualquiera. — ¿Y a ti?
Jimin le miró, ladeando su cabeza.
— ¿Nada más? —YoonGi negó con su cabeza. — Mh, me pidieron lo mismo —Se acomodó nuevamente en el lugar, desviando su mirada hacia la ventana a su lado.
— ¿Y que has dicho?
— ¿Cómo nos conocimos? —Habló con obviedad. — ¿Qué otra cosa le podría decir? Realmente me alivió bastante que fuese eso y no preguntas sobre ti, aunque me haya tomado de sorpresa
YoonGi nuevamente giró unas veces más.
— De seguro porque ni siquiera te leíste la lista que te hice —Acusó con dramatismo, logrando que Jimin resoplara con una ligera sonrisa ladina.
— ¡Si lo hice! La estudié y todo, realmente estaba preparado, pero me pidieron el como nos conocimos y bueno, se me hizo mejor eso ¿A ti no? —Cuestionó aún sin apartar su vista de la ventana, contando mentalmente las casas color blanco que veía en el camino.
Por primera vez en lo que iban de "pareja" no estaban discutiendo. Hasta se sentía raro para YoonGi la voz suave con la que ahora el peligris se dirigió a él.
— Me daba igual en realidad, ambas sabría como responderlas correctamente —Sonrió con ligera arrogancia.
Jimin rió suavemente.
— ¿De verdad lo sabes todo sobre mi? —Cuestionó luego de unos segundos y YoonGi le miró a su vez.
— Tal vez, deberías decírmelo tú —Mantuvo aquella sonrisa incluso cuando Jimin le miró de vuelta, también con una pequeña sonrisa en sus pomposos labios.
Un bocinazo les hizo mirar hacia el frente nuevamente y YoonGi se manobrió para estabilizar la camioneta entre maldiciones por lo bajo.
Un par de minutos más y estaban entrando por un largo camino que les llevó alrededor de un gran río.
— Wah, ¿qué río es? —Jimin observó con una ligera sonrisa como el sol se reflejaba en las aguas de aquel gran río.
— Es el río Geumho, desemboca en el río Nakdong —Contestó a su vez que se adentraban en una pasarela.
Jimin giró su cabeza hacia atrás para ver hasta el último pedacito de aquel río hasta que su vista fue interrumpida por la pasarela. Suspiró acomodándose y sus parpados pesaban demasiado. Hace tiempo que no lograba dormir bien. Esa noche había dormido apenas treinta minutos antes que la alarma sonara y las horas en el tren no le fueron suficiente. Necesitaba de una cama y una manta urgente.
Sus ojos se habían cerrado unos segundos, tan sólo unos segundos, para descansarlos, pero terminó dormido entre pequeños ronquidos apenas audibles.
YoonGi frenó finalmente y apagó el motor, soltando un largo suspiro cuando divisó a lo lejos a su madre en la ventana de la cocina de la gran casa.
— Jimin, hey, despierta que ya hemos llegado —Había abierto la puerta del copiloto una vez bajó los equipajes y se encontraba picando la mejilla regordeta del dormido peliplateado repetidas veces.
Jimin balbuceó entre sueños sin despertar y YoonGi ya se estaba congelando. Hacia más frío en Daegu que en Seúl por sus condiciones geográficas, aún más si estaban cerca del río, y que Jimin no se despertase le estaba frustrando. Finalmente, pellizcó con ligera fuerza la mejilla del menor, lo suficiente como para que este chillara y le diese un golpe en la cara con su bolsito de pañuelos, y pudieron caminar hacia la casa frente a ellos una vez el peligris se bajó entre maldiciones cual niño berrinchudo.
Jimin entreabrió sus labios, observando el gran lugar.
— ¿De dónde es que vienes, Min YoonGi? —Murmuró cuando pudo apreciar lo grande de la aquella casa tipo cabaña de dos pisos, tan rustica como elegante.
— ¿De Daegu? Dah —Jimin entornó sus ojos.
— Era una pregunta retórica y no me refería a eso, idiota
Y ahí estaban otra vez...
— ¡Tus preguntas retóricas apestan! —Ambos llegaron al comienzo de los escalones de la entrada y los nervios de Jimin comenzaron a desbordar por cada extremo de su piel, logrando disipar todo el sueño que se traía encima. — ¿Te encuentras bien? —YoonGi pudo notar como el labio inferior del menor había comenzado a temblar ligeramente y sus manos empuñaban las mangas de su abrigo que le quedaban largas.
— Vamos a mentirle a tu familia, la cual no conozco ni una pizca, en su propia cara sobre que nos casaremos ¿Tú qué crees? —Jimin resopló con frustración, intentando calmar el temblor de su voz.
YoonGi rió suavemente.
— También estoy flipando pero, venga, saldrá todo bien, sólo intenta no ser un pedazo agrio de limón añejo —Caminaron unos pasos más, subiendo los escalones hasta llegar a la puerta.
— ¿A qué te refieres con 'pedazo agrio de limón añejo'? —Arqueó una ceja hacia él y YoonGi sonrió ladino, colocando su mano libre sobre la mollera de Jimin.
— Me refiero a que saques la mejor de tus sonrisas, angel —YoonGi despeinó apenas el cabello del más bajo cuando acarició de este para darle algo de ánimo y confianza.
Jimin sintió raro ante aquel tacto y el apodo, apartándose de aquel, agradeciendo -o tal vez no- que la puerta se abriese de repente con una mujer rubia chillando.
<<TENGO MIEDODFLDMF>> Jimin ya quería irse corriendo y llorar del estrés y el sueño que tenía.
— ¡Mi bebé precioso agugu! —El rubio fue estrujado entre los brazos de aquella risueña mujer de inmediato y besado en todo el rostro también. — Tanto tiempo que ha pasado ¡Mira lo delgado que estás! ¿Acaso no comes en Seúl muchachito? —Estiró ambas mejillas del menor aún sonriendo con el reproche. — Mira lo alto que estás, mi niño lindo lindo lindo
— ¿Puedo dejar de tener cinco años ahora y volver a los veinticinco? Tengo a alguien a quién presentarte —YoonGi se quejó con su nariz arrugada ante tantos mimos y suspiró cuando sus mejillas fueron liberadas del mega cariñoso agarre de su madre, la cual frunció su entrecejo ante lo dicho. — Má... —Carraspeó, intentando mantener a raya sus nervios y el dolor de su estómago. — Yo... Huh-
— ¡Ay Dios, hijo! Sólo habla de una vez que me pones nerviosa —Golpeteó su hombro con suavidad con una bonita sonrisa en sus labios.
YoonGi tomó aire y cerró sus ojos, dando un paso hacia un lado para dejar a la vista a Jimin, quien se había escondido detrás suyo y estaba jugando con los botones de su abrigo sin saber que decir o hacer, ruborizado y tiritando del frío y de los malditos nervios.
La rubia frunció más su entrecejo al ver al peligris, sin comprender, y luego miró hacia su hijo esperando que prosiguiera.
— Má... E-Él es Park Jimin ¿Recuerdas que te hablé de él? —La mujer rubia asintió, sintiéndose aún más descolocada al oír aquel nombre. — Bueno... Yo...Ugh —Bufó frustrado y respiró hondo. — Él y yo nos casaremos —Soltó aquello cual mismo aire de sus pulmones y todos quedaron estáticos en silencio.
Jimin abrió sus ojos de par en par al oírlo ¡¿Por qué seguía sonando mal cada vez que lo decían?! La mujer se quedó unos segundos en su lugar, procesando cada palabra dicha, hasta que una sonrisa amplia y radiante se pintó en sus labios y Jimin fue estrujado por unos delgados brazos.
— ¡Que hermosa sorpresa! ¡Aigoo! ~ —La mujer dio pequeños saltitos aún con Jimin entre sus brazos. — ¡Son tan lindos juntos! Eres precioso, muchachito, más de lo que YoonGi nos contaba
— ¡Mamá! —YoonGi se apresuró a reprochar con las mejillas encendidas y Jimin estaba que explotaba del bochorno, correspondiendo como podía del fuerte abrazo.
— ¡Ay! ¿Pero qué es este griterío? —Llegó una mujer de cabellos rojos con una bandeja con galletas en sus manos. — ¡YoonGi, cariño! —Exclamó la pelirroja antes de correr hacia YoonGi y abrazarle, haciendo una maniobra con la bandeja con galletas para no dejarlas caer. — Mi niño lindo, tanto tiempo desde la última vez, mira lo grande y fortachudo que estás~ —La mujer repartió besos por las mejillas del rubio y este ya no podía con tanta vergüenza.
— Jae ¡Nuestro niño se casa! —Habló esta vez la madre de YoonGi con una inmensa sonrisa a su vez que aflojaba el abrazo en el peligris que aún seguía estático y rojo cual tomate. — Y con este niño bonito de aquí~ —La mujer se apartó un poco para que la pelirroja le viese y comenzó a chillar con emoción, haciendo que el abrazo que tenía con YoonGi se volviese uno grupal donde ambos muchachos fueron estrujados con fuerza.
Un rato luego -casi media hora de halagos y mimos exagerados tal vez- entraron en la gran casa. El calor del lugar los envolvió a ambos y suspiraron a la vez con alivio.
— Cariño, ¿por qué no van con Jimin al cuarto de huéspedes? —La mujer de cabellos rubios -se llamaba NaRa- les sonrió a ambos desde la cocina. — Como hemos estado rentando las habitaciones al tener taaaantas hemos puesto camas matrimoniales en la mayoría, así que elijan la que más gusten, yo les llamaré para el almuerzo —NaRa guiñó un ojo al igual que la pelirroja tía Jae con unas sonrisas cómplices.
Ambos muchachos subieron las grandes escaleras en silencio. YoonGi llevaba el equipaje de ambos mientras Jimin quedaba anonadado aún por lo ocurrido hace sólo unos minutos y por lo inmenso que era la casa por dentro y lo lindo que era el segundo piso, con varias puertas por donde vieses, cuadros en las paredes junto a fotos de una numerosa familia. Jimin observó de reojo como YoonGi abría una de las puertas y se adentraba, por lo que dejó aquella foto donde se veía a un pequeño Min YoonGi jugando con un gran perro blanco sobre el mueble donde estaba y le siguió al cuarto.
— Wah... —Jimin sonrió cuando vio su alrededor.
Las paredes eran color cafés, como las de toda la casa, y eran decoradas por pequeñas formas de flores en color blanco. Habían cuadros de paisajes, un gran guardarropa oculta tras dos puertas en una pared, otra puerta que llevaba al baño que tenía una espaciosa y linda bañera en azulejos azul marino; Habían en total dos grandes ventanales y uno de ellos daba a un balcón que dejaba a la vista perfecta el río Geumho, pero lo mejor de todo el cuarto era aquella cama matrimonial con pedestales de mármol en cada punta decorada por unas sabanas de color morado y una variedad de almohadas de colores pasteles.
YoonGi se había quedado apoyado en el borde en el marco de la ventana que daba al balcón y sonrió ladino sin poder evitarlo al ver la sonrisa del peliplateado cuando divisó finalmente el cuarto entero.
— ¿Te gusta? —Cuestionó una vez vio a Jimin sentarse en la espaciosa cama.
— Me encanta, la cama es mi parte favorita del cuarto —Se hizo un pequeño bollito, abrazando con fuerza una almohada con una pequeña sonrisa.
YoonGi no quiso realmente pensar que Jimin se veía tan adorable y todo pequeño de aquella manera -más de lo que ya era- y tal vez debería a ver alejado aquellos pensamientos apenas aparecieron, pero se quedó unos segundos observando como el menor se removía apenas entre las suaves sabanas moradas, gustoso de la comodidad.
Pero surgió lo perfecto para que YoonGi dejase de pensar en aquello.
— ¿Quién se queda con la cama?
Jimin frunció su entrecejo al oírle y se levantó apenas para mirarlo.
— Creo que es obvio que yo —Sonrió con inocencia y obviedad, volviendo a recostarse y abrazando más a él la almohada verde pastel.
— Tss, ya quisieras, principito —Se aproximó hasta él y le quitó la almohada, logrando que Jimin protestase por ello y se sentara en el colchón con molestia. — Venga, piedra, papel o tijera, quien gana se la queda, quien pierde duerme en el suelo —Ofreció, extendiendo su puño cerrado hacia él.
— Já, perderás niñito —Se mofó el peliplateado, extendiendo desafiante su puño también. — Un, dos ¡Tres!... Te lo dije —Jimin festejó con pequeños aplausos y se dejó caer de brazos extendidos en la cama, mirando burlón al rubio que había sacado tijeras cuando él sacó piedra.
YoonGi gruñó y maldijo por lo bajo.
NaRa tocó la puerta y YoonGi resopló un "pase" para que esta abriese finalmente con una pequeña sonrisa en sus labios.
— Veo que ya escogieron una —Ambos asintieron, siendo Jimin el que estaba más contento que YoonGi a simple vista. — El almuerzo ya está listo, por favor bajen
Una vez más asintieron y ella cerró la puerta tras de sí.
— Por alguna razón tengo un mal presentimiento —YoonGi se quitó su chaqueta y la lanzó sobre un sofá individual que había a su lado, siendo seguido en sus acciones por la mirada del peliplateado.
— ¿Por qué lo dices? —Jimin se levantó de la cama, acomodando mejor su suéter negro a rayas rojas de cuello tortuga mientras seguía los pasos de YoonGi hacia la puerta.
— Porque conozco a esta gente, y eso que viviste con la tía Jae y mamá no es ni el dos por ciento de lo que normalmente pasa en casa cuando hay noticias como esta —Explicó una vez salieron del cuarto, caminando por el largo pasillo.
— ¿Tan malo podría ser? Creo que estás dramatizando mucho —Jimin rió apenas, intentando ocultar los nervios que aún seguían plantados en la boca de su estómago. — Ellas han sido... Agradables —Agregó.
— Me lo dice la drama queen del año —YoonGi recibió un pellizco en su brazo por aquello. — Y reitero que eso no ha sido ni el dos por ciento de todo —Jimin entornó sus ojos y le indicó con sus dedos indices en la comisura de sus propios labios de que sonriera y cambiase esa mueca recta. — ¿No te lo estás tomando muy a pecho, Jiminnie? —Sonrió burlesco, imitando aquella pequeña frasesita que Jimin se la había pasado diciendo esos últimos días.
Jimin se giró para mirarle, caminando hacia atrás.
— Hagamos que sea una actuación de cinco estrellas, cariño, debo ser un terrón de azúcar ¿Lo recuerdas? —Le guiñó un ojo antes de volver a girarse y comenzar a bajar los escalones.
YoonGi suspiró, despeinando su cabello con una ligera sonrisa que lo único que gritaba era por ayuda.
¿En qué se había metido? ¡Su madre lo acogotaría apenas se enterase que todo eso era una farsa! Agggggh, otro tirón de orejas sería una caricia en comparación a lo que su madre pueda hacerle si supiese todo.
"Actuación de cinco estrellas" Vale, no había de otra.
Terminaron de bajar los escalones y una oleada de aplausos y gritillos les recibió en la sala.
Jimin abrió sus ojos de par en par y se sostuvo de inmediato del brazo de YoonGi, apretando con fuerza este ante los fuertes latidos que estaban golpeteando contra su pecho. YoonGi, por su parte, boqueó repetidas veces mirando a su alrededor, la sala llena de familiares y conocidos suyos; Tíos, primos, amigos de la familia e infancia ¡Todos allí! Y, auch, Jimin estaba casi por quebrarle el brazo con lo fuerte que se lo estaba apretando, pero era lo que menos podía hacer al aguantarlo, YoonGi jamás le había siquiera mencionado como era su familia, bueno, jamás habló de si mismo con Jimin, hasta aún le sorprendía que Jimin estuviese enterado del cumpleaños de su abuelo, el cual ahora mismo iba hacia ellos con una enorme sonrisa y sus brazos extendidos.
Oh, Dios.
— ¡Mi nieto! Todo un hombre enamorado se va a casar finalmente ¡Es el mejor regalo de cumpleaños adelantado que pude tener! —El hombre canoso y risueño llegó hasta ellos y los abrazó a ambos.
Jimin seguía estático, intentando controlar los nervios que estaban golpeándole cual balón de baloncesto en la cara.
— No sabía que primo le fuese al otro bando, eh ¡Nos has sorprendido Yoon! —Gritó otro entre tantas personas que Jimin no logró distinguir.
El hombre canoso les soltó y les dio una palmada suave a cada uno en el hombro con una gran sonrisa. Ambos muchachos sonrieron como pudieron.
— Juro que voy a asesinarte apenas tenga la oportunidad —Murmuró entre dientes mientras mantenía una bonita sonrisa forzada, sosteniendo con fuerza la mano de YoonGi que se encontraba entrelazada con la suya.
YoonGi le devolvió el fuerte apretón, también sonriendo hacia todos los que les saludaban y felicitaban.
— Por favor, hazme ese favor —Contestó de vuelta en su oído y Jimin rió, como si eso hubiese sido lo suficiente chistoso y adorable como para que las mujeres presentes chillaran un "awww" enternecidas por la escena.
Y ambos muchachos fueron abrazados por cada presente allí, Jimin queriendo salir corriendo para tirarse de lleno al bello río Geumho y YoonGi... Pues queriendo lo mismo.
Actuación de cinco estrellas, actuación de cinco estrellas, actuación de cinco estre-.... Demonios.
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hiiiiiiiii~ ¡Gracias por todas las lecturas, votos y comentarios! Realmente me encanta ver como disfrutan de esta historia <3
Por favor, voten, comenten y compartan con conocidos yoonmin shippers que tengan, sería de mucha ayuda <33333333
yA ESO ES TODO, BYE BYEEEEEEEEE~~
— MinJi
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