11.
Dudaba si salir de aquí y tocar el timbre de aquella casa o si definitivamente ir a casa a seguir sobreanalizando todo.
—No seas idiota, Jeon Jungkook. Estás preocupado por tu amiga.
Y con aquel pensamiento, me bajé del auto con seguridad. Misma seguridad que me duró segundos y sentí mis piernas como gelatina al estar frente. Respiré profundo y cuando me decidí a tocar, la puerta se abrió.
—¿Hola? ¿A quien busca? — la madre de Nabi estaba frente a mí, mirándome con curiosidad. — espera, yo te conozco...
—S-sí. — aclaré mi garganta ante el evidente tartamudeo. — soy Jeon Jungkook, acompañé a su hija a aquel concierto.
—Oh, ya sabía que te había visto. ¿Buscas a Nabi?
—Sí. Tengo una propuesta laboral, quieren que firme otro comercial para muestra compañía y quería hablar con ella sobre eso. — le expliqué de manera calmada. Ella abrió sus ojos con sorpresa y tapó su boca.
—Wow, mi hija será toda una famosa. — se oía emocionada y eso me hizo sentir un poco mejor. — ella es tan bonita y siempre se baja el autoestima sola.
—Si ella pudiera verse de la manera en la que uno lo hace, no tendría esas inseguridades. — afirmé sin pensar. Ella me dedicó una mirada curiosa y podría jurar que el plan de lanzarme sobre un precipicio estaba siendo muy tentadora. — digo... esos son los comentarios que recibía mayormente por el público general. La amaron. — intenté corregir de inmediato.
—Entiendo. — soltó una risa simpática. — ella no se encuentra. Fue al pub cercano de aquí, se juntaría con sus amigas de universidad. Si quieres la llamo y...
—¿Ella tiene su celular bueno?
—Sí, ¿por qué?
Sentí una punzada en mi pecho y negué de manera rápida, fingiendo una sonrisa.
—Por nada, creí que se había averiado o quizás, lo había perdido, no le entraban mis llamadas. — ella me estaba evitando por completo. — ¿usted podría darme la dirección de aquel pub, por favor?
—Claro.
No dudó un segundo en entrar nuevamente a su casa para buscar un lápiz y papel. Anotó la dirección y me la tendió.
—Muchas gracias. Adiós, que esté muy bien. — le hice una corta reverencia y fui nuevamente hasta mi auto.
Miré nuevamente la hora en mi muñeca y maldije por la rápido que estaba pasando el tiempo. Conduje unos quince minutos y llegué al nombre indicado. Estacioné el auto en un aparcamiento habilitado y fui hasta la entrada de aquel pub. La música sonaba muy fuerte y había mucho olor a cigarro. Personas bailaban al compás de la música, otros se besaban pegados a la pared y otros netamente bebían en total tranquilidad.
Busqué por cada rincón a Nabi, pero no podía encontrarla.
—¡Vete a la mierda, imbécil!
Me puse alerta. A pesar de la música alta pude ser capaz de reconocer su voz. Miré hacia el pasillo en donde al parecer se encontraban los baños y la vi pegándole manotazos a un tipo.
—¿Por qué te haces la difícil? Te gustaba cuando lo hacíamos, ¿no quieres que recordemos viejos tiempos?
Me acerqué lentamente. Personas me miraban extraño. Era el único que estaba vestido formal en una fiesta universitaria. Los miré mal a todos, no hubo excepción.
—Que asco, Jungwon. — respondió con la voz atropellada. Al parecer ya estaba bastante tomada. — tú no tienes una mísera idea de lo que es dar placer, hombre.
—Eres una maldita hija de puta. — vi como una sonrisa maliciosa se formaba en su rostro. — te demostraré lo que es el placer, preciosa...
—Déjame, no me toques idiota. — lo empujó con las fuerzas que su cuerpo le permitía. — ¡Que no me toques!
Cuando vi que su mano estaba bajando, avancé de manera veloz para sacar al idiota y propinarle un efectivo gancho en su mandíbula. La gente que estaba alrededor miraba estupefacta la escena. El estúpido había quedado noqueado por un solo golpe.
Miré a Nabi, quien estaba temblando y me miraba como si fuera un fantasma.
—Ven, te llevo a casa. — estiré mi mano esperando que la aceptara, pero no sucedió.
—¿Q-qué haces aquí?
—Yo... quería hacerte otra propuesta de trabajo, pero no me contestabas el celular, tampoco te encontré en tu casa... — fruncí el ceño y negué resignado. — estaba preocupado por ti. Quería disculparme adecuadamente contigo luego de lo sucedido...
—Está olvidado. — respondió de manera rápida. — ahora te pido que te vayas. Te agradezco esto — apuntó a Jungwon, quien seguía tendido en el piso sin ser auxiliado por alguien
— pero no aceptaré la propuesta, tampoco te seguiré ayudando a recolectar información de tu novia. Lo siento.
Pasó por mi lado dejándome descolocado. La seguí hasta la salida y la detuve queriendo que me diera una explicación de todo.
—¿Por qué estás huyendo? ¿Qué pasa, Nabi? — pregunté mirándola de manera fija. Sus ojos brillaban con demasía y sus labios estaban levemente rojos, hasta algo hinchados. Mierda, estaba guapísima. Tragué saliva con fuerza y miré hacia el costado, intentando regular mi respiración. — ¿por qué me estás evitando?
—No quiero crear conflictos entre tu novia y tú, Jungkook. La amas, y yo... — guardó silencio y negó. — estoy muy borracha. Olvídalo.
—Te llevo a casa...
—Mamá no puede verme en este estado tan temprano, aún no son ni las diez de la noche. Se supone que venía a divertirme, no a beber como si mi vida dependiera de aquello. — explicó torpemente. Se apoyó en la pared y respiró profundo.
—Vamos a mi casa. Haré que se te pase la borrachera y te vengo a dejar sana y salva a tu casa. — propuse, rascando mi oreja.
—No, no quiero molestar...
—No es molestia. — aclaré de inmediato. — vamos, no seas terca.
La ayudé del brazo a caminar hasta mi auto y se subió al asiento del copiloto. Vi como sus ojos se cerraron fuertemente. Mordí mi labio y asentí, aún tenía oportunidad de hablar bien con ella. Me subí y le coloqué el cinturón de seguridad.
—Jungkook, si no te apuras, vomitaré su preciado auto...
Fue todo lo que tuvo que decir para apretar el acelerador y veinte minutos después, estaba estacionado fuera de mi casa. Las luces estaban completamente apagadas y recordé el mensaje de Hani. Me bajé para caminar hasta la otra puerta y ayudarla a bajar. Con algo de dificultad lo logré y entré con ella.
—Tú mamá dijo que estarías con compañeras de universidad. Yo te vi completamente sola. — intenté sacarle conversación.
—Ellas... bueno, yo las perdí de vista. Fui al baño y me topé con ese loco obsesivo... — arrugó su nariz. — gracias nuevamente por actuar de superhéroe.
—No hay de qué. — encogí mis hombros. — ¿te pasa algo?
El tono de su piel había desaparecido por completo, estaba totalmente pálida.
—Quiero... vómitar...
La llevé de manera rápida hasta el baño y con algo de dificultad logré tomar su cabello para que no se ensuciara.
—¡No... mires!
Sonreí mordiendo mi labio, escuchando como la rubia expulsaba todo que había comido y bebido.
—No estoy mirando.
Luego de cinco minutos de estar abrazando el vater, la dejé un momento para que lavara su cara. Me echó de mi propio baño para que no viera todo el vomito que estaba ahí y de manera rápida escuché la cadena.
—¿Tienes... pasta dental?
—En el mueble.
Esperé pacientemente que ella saliera del baño y fui a prepararle un café. Se veía débil, como si en cualquier momento fuera a caer.
—Con cuidado, te puedes caer. — la ayudé a caminar y ella detuvo el paso, alejándose unos metros de mí.
—¿Por qué eres así?
—¿Así? — pregunté confundido. — ¿Así cómo?
—¡Así! Tan considerado... tan... lindo. — expresó con molestia palpable.
—No entiendo, ¿estás enfadada o agradecida?
—¡Estoy loca! — confesó tocando su cabeza. — mi mente es un completo caos. Quiero actuar de buena manera y quise confesar mis sentimientos al chico del cual estoy enamorada...
—¿Te... rechazó? — pregunté sintiendo nuevamente esa jodida presión en el pecho que me volvería completamente loco.
—Quería que lo hiciera y así poder avanzar, pero no pude. — me miró fijamente. Y podría jurar que la atmósfera se volvió mágica en aquel momento en que mis ojos se encontraron con los de ella. Fue como si el tiempo se detuviera y todo lo demás a mi alrededor desapareciera. En la mirada de ella, había un brillo especial que atrapó por completo mi atención, como si fueran dos imanes destinados a encontrarse. — no entiendo porque no pudo ser otra persona... — su voz salió triste, pero mis ojos no dejaban de admirarla. Cada detalle de sus ojos era cautivador: el color, la forma y la intensidad de su mirada eran hipnóticos y me dejaban sin palabras. Podía ver el reflejo de mi propia alma en aquellos orbes, y una sensación de conexión profunda y única se apoderó de mí.
Me comencé a acercar lentamente, permitiendo que nuestros alientos se mezclaran en el aire. La tensión era palpable, y ambos podíamos sentir el latir frenético de nuestros corazones. Estaba a unos centímetros, pero Nabi se alejó negando con su cabeza y sus ojos estaban inundados en lágrimas.
—Esto está mal. Tú... tienes novia... — tomó su cabeza con desesperación. — yo tengo algo que decirte y...
—Ey, tranquila. — me tomé el atrevimiento de abrazarla, sintiendo como luego de días de incertidumbre, por fin podía tener algo de calma. — lo siento, fue mi culpa, todo fue culpa mía...
Si ella no se hubiera alejado, yo la hubiera besado sin pensar en nadie más a causa del deseo que me invadió. Yo estaba actuando de manera errónea, yo nuevamente estaba siendo un idiota.
—Llévame a casa, por favor.
Sentí un nudo en el estómago al verla llorar. Y mi corazón se encogió por completo.
—Solo quería que sepas que... te extrañé. — me encogí de hombros, sintiéndome mal por verla en ese estado. — lo siento mucho. Siento que Hani te dijera esas cosas horribles, siento que hayas tenido que pasar por eso cuando todo fue mi culpa...
—Quiero ir a casa... — me interrumpió nuevamente, abrazándose a si misma.
Y esta vez no dije nada más. Asentí resignado y tomé las llaves del auto para salir nuevamente con ella. La tensión era palpable y el silencio casi sepulcral.
—Llegamos... — avisé al ver que no tenía intensiones de bajarse.
—Tu cumpleaños es en tres días más...
La miré sorprendido de que ella recordara ese detalle. Lo hablamos solamente una vez en una de esas salidas que tuvimos, pero fue una conversación muy banal. No creí que ella lo recordara. Asentí mirando hacia el frente.
—Nosotros tenemos que conocer mas del otro. Ahora seremos amigos, ¿no? — rodé los ojos divertido. Nabi no paraba de hablar, era increíble. Ambos estábamos sentados comiendo una salchicha empanizada.
—Solo di que tienes curiosidad y ya está.
—Ay, me descubriste. — sonrió angelicalmente y la observé con detenimiento al ver su linda sonrisa. — ¿En que año naciste?
—En el 95. — respondí dándole otra mordida a la salchicha.
—Fecha exacta, por favor. — canturreó. Al parecer le divertía muchísimo esta situación.
—El 1/09/95. — respondí de manera desinteresada. Nunca me había importado mucho mi cumpleaños, es un día común y corriente.
—¡Tienes veintiocho! Y tu cumpleaños es en dos meses. — no entendía porque lo decía tan sorprendida. Asentí confundido.
—¿Y qué tiene?
—¿Qué es lo que te gusta?
—¿Eh?
—Un regalo. — explicó obvia.
—Oh, no es necesario. — negué rápidamente. — no me gusta celebrarlo.
—¿Por qué? — ahondó un poco en el tema. Nuevamente suspiré y me encogí de hombros.
—Tuve muchas necesidades. Papá juntaba ahorraba unos pocos wones para poder comprarme un pastel en esas fechas. — comencé a explicar sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta al recordar a papá. — cuatro won cada tres días, lo poco que podía sacar, lo ahorraba, entonces cuando crecí sentí que no era necesario. Es un día normal, papá y mamá no deberían haber hecho eso por mí.
—Para ellos eres todo. Los padres son así, si pueden bajarte el cielo, lo harían sin dudar. — ¿tú padre...
—Falleció. — le respondí antes de que formulara la pregunta. — cuando tenía ocho años.
—Ahora tienes a alguien que siempre te cuidará. — miró al cielo. — a pesar de tus carencias, fuiste afortunado al tener un padre como él.
Asentí sintiendo como una lágrima escurridiza caía por mi ojo, con el dorso la quité de manera rápida. Sonreí también mirando el cielo.
—Sí, lo fui.
—Entonces... ¿algo que siempre quisiste de pequeño?
—Bueno... una pista de autos. — recordé esa época en donde mis amigos comenzaban a tener sus juguetes y yo no podía tener ninguno. Ellos me prestaban los suyos para que no quedaran mirando. — ¿por qué?
—Yo siempre quise una muñeca que podía hacer popó. — dijo de la nada, ignorando mi pregunta de manera olímpica.
—¿Cuándo estás de cumpleaños?
—El 24 de diciembre.
La miré sorprendido y solté una risa incrédula.
—¿De verdad?
—Sí. — arrugó su nariz. — nunca pude celebrar bien mi cumpleaños y tampoco nunca me llegó esa ansiada muñeca.
—Tenemos deseos frustrados. — respondí divertido.
—Ya tendremos nuestra recompensa.
Ambos reímos y seguimos hablando de cosas completamente triviales.
—Sí, ¿por qué?
—Espera aquí, ¿bueno?
Se bajó con cuidado y entró a su casa, perdiéndola de vista. Comencé a mover de manera nerviosa mi pierna y un ligero temblor abarcó mi cuerpo. Ella salió con una caja rectangular y me lo tendió. Bajé la ventana y lo recibí con duda.
—¿Y esto?
—Un regalo adelantado. — arregló su vestido y cruzó sus brazos. — ábrelo cuando llegues a tu casa. Me divertí mucho con tu compañía, Jungkook. Gracias.
—Ey, ¿por qué suena a despedida? — arrugué mi frente e intenté salir del auto, a lo cual ella negó con su cabeza. — ¿Qué pasa, Nabi?
—me di cuenta que te di consejos sin seguirlos. — explicó mirando a la nada — merezco a alguien que me ame y tú también. Eres un gran chico, Jungkook. Cuando menos lo esperes llegará alguien que te ame con cada partícula de su ser. — Me quedé pasmado ante sus palabras. Ella a pesar de su semblante, me dedicó una sonrisa. — Ábrelo en tu casa, así cuando lo veas, pienses en esta bruja que hizo tus días un poco mas pesados.
—No fue así. — miré nuevamente el regalo. — hiciste mis días más llevaderos.
Un silencio se formó nuevamente y la rubia aclaró su garganta, para mover su mano.
—Cuídate mucho. Adiós.
—Adiós.
Esperé a que ella entrara a su casa para manejar nuevamente hasta la mía, viendo de reojo la caja. Estacioné el auto rápido y con el regalo entré rápidamente para agacharme y comenzar a abrirlo. Cuando divisé lo que decía la caja sonreí sintiendo como mi vista se nublaba al ver el detalle.
Una gran pista de autos estaba frente a mí.
Tiré mi cabeza hacia atrás mirando el techo y mordí mi labio.
Creí que sería un detalle que pasaría inadvertido para Nabi, pero como siempre logra dejarme totalmente perplejo y con el corazón haciendo esas cosas extrañas. Abrí la caja para sacar las pistas y comenzar a armarla. Era grande, estuve treinta y cinco minutos armando todo y saqué uno de los cinco autos que habían y lo dejé en el punto de partida para apretar la manilla fuerte y así el auto salió disparado.
Solté una sonrisa de satisfacción y algo que quedó inconcluso por cosas de la vida, ahora el vacío era llenado por atención. Nabi le prestó atención a cada palabra salida de mi boca.
Ella es increíble a su manera.
Así, entretenido y feliz viendo los autos estar en la pista, es que me di cuenta que no puedo seguir engañándome a mi mismo ni a nadie; estaba teniendo sentimientos por Nabi, sentimientos tan nuevos que hasta me asustaban.
¿Qué podía hacer ante eso?
Hice un capítulo muy largo y lo tuve que dividir 😭.
Jungkook aceptó sus sentimientos y lo siento amistades, se viene el dramita 🥺.
Espero les guste para cuando despierten 💘.
Por mi cumpleaños les di regalo a ustedes, ¿ven? Soy buena kajsks las kiero mucho 💘.
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