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10.

—¿No me dejarás pasar?

Salí de mi estado de trance al que inconscientemente me había adentrado. Con algo de duda y también temor, abrí la puerta dejándole el espacio para que entrara. Ella me dedicó una gran sonrisa para tomarme del cuello y plantarme un beso. La tomé por la espalda baja para separarme lentamente y mi mirada se cruzó con la de Nabi, quien se estaba levantando viendo la situación algo incómoda. La vista de mi novia reparó en las dos siluetas que estaban en la mesa y arrugó su frente, reparando mas de la cuenta en Nabi.

—¿Qué hace ella acá?

—Yo ya me iba... — negó repetidas veces con su cabeza para caminar de manera rápida hasta donde nos encontrábamos. — agradécele a tu madre por la comida, estaba deliciosa...

—¿Llegó el momento de ignorarme o qué? — su pregunta era directamente para mí, pero su vista no se quitaba del cuerpo de Nabi. Era como si le estuviera clavando mil dagas con su mirada. — ¿Qué hace ella acá?

Mamá llegó al segundo en que creía que comenzaría un caos. Me sentía en medio de algo que no sabía como detener ni tampoco sabía como actuar de manera adecuada.

Nabi es vecina nuestra. Me llevo excelente con su abuela. ¿Te molesta que ella esté acá? Si es así, te pido disculpas por incomodarte. Jungkook me dijo que no podrías venir.

Hani me miró de soslayo, esperando que lo le tradujera lo que mi madre acababa de decir. Lo hice con algo de duda. A mamá nunca le ha gustado mentir.

—Sí, señora Jeon, pero me desocupé antes y quise hacerles una sorpresa. Pero al parecer la sorprendida fui yo. — rió de manera irónica, peinando algunos mechones de su cabello. — ¿ya te ibas, no? ¿Por qué aún estás acá de chismosa? — se dirigió a la rubia, que quizás estaba igual de sorprendida que yo con toda esta situación.

—Ey, no es necesario que seas así. — fruncí el ceño ante la actitud que estaba tomando.

Y la entiendo un poco. Si yo estuviera en su situación, en sus zapatos, sí estaría bastante confundido y pensaría mal, pero... Nabi es una buena amiga y las casualidades del destino hizo que me topara con ella el día de hoy. Tuvimos un rato agradable y ahora todo estaba absolutamente tenso. Me sentía en la necesidad de defenderla porque ella no tiene culpa de nada.

—Tranquilo. — me respondió con voz firme. — Sí, me iba. — le hizo una corta reverencia a mamá, quien la miraba con algo de pena. No hay dudas que también siente la tensión y que lamentablemente Nabi estaba pagando esta situación que fue mi culpa.

Yo no tuve que tomar esta confianza para invitarla a almorzar a casa de mi madre. No tuve que dejarme llevar por el impulso que estaba teniendo cada vez que Nabi estaba cerca. Era como si su compañía fuera serotonina para mí, como si su sola presencia me hiciera feliz luego de estar netamente deprimido a causa de mis pensamientos negativos que irrumpían sin piedad alguna.

—¿Cuál es tu necesidad de querer sobresalir, Nabi? — Hani tenía una expresión dura, como si la sola presencia de la rubia la hiciera poner de mal humor. — No pudiste con Jungwon porque eres una aburrida y ahora te haces la super amiga de mi novio... — soltó una risa burlesca tirando su cabeza hacia atrás. — sé un poco mas discreta por lo menos.

Me sorprendí al escuchar el tono de su voz, como si Nabi fuera una persona que ella aborrecía. La rubia apretó sus puños y creí sucedería lo peor. No quería que se armara un lío en frente de mi hermana, podría causarle un estrés gigante si no detenía esto de una vez por todas.

Tomé a Hani por la cintura queriendo que se detuviera con sus palabras que solo provocaría de esto algo más grande. Nabi me dedicó una mirada de pesar y negó con su cabeza.

Gracias por la comida, señora Jeon. Que esté muy bien. — movió sus manos lentamente. Se acercó a Joonyi para despedirse de ella y volvió a hacer una corta reverencia, pero pude percibir como el tono de su voz tembló al dar esas palabras de agradecimiento. Mi mano quiso tomar el impulso de detenerla cuando pasó por mi lado, pero no podía hacer eso. No me miró al salir por la puerta, solo se marchó haciéndome sentir comonel idiota mas grande de la vida.

Mamá... yo, lo siento, ¿sí? Debo irme y hablar con Hani. — expliqué tocando mis sienes. De pronto un dolor de cabeza me había invadido.

—Ve, no te preocupes. — hizo un ademán con su mano. — espero puedas darte cuenta no muy tarde que tus ojos brillan de una manera preciosa cuando están posados en Nabi.

Puedo asegurar que sus palabras me dejaron marcando ocupado. No supe como reaccionar ni tampoco que responderle. Solo atiné a besar su cabeza y despedirme de mi hermana fingiendo que nada sucedía.

Esas palabras me dejaron analizando y mi cerebro comenzó a maquinar de manera tan profunda que hasta me encontraba disociando a pesar de que mi acompañante estuviera aquí a mi lado. Estaba buscando probabilidades de que lo que dijo mamá era cierto. Pero no podía ser así. Miré de reojo a Hani que iba cruzada de brazos en el asiento de copiloto, ofuscada. No quise decir nada durante el trayecto a casa y ella tampoco. Definitivamente no es que tuviera ganas de una nueva discusión.

Nos bajamos en completo silencio y cerré mis ojos fuertemente al oír la puerta cerrarse de manera brusca. Apoyé mi cabeza en el volante dando una respiración profunda y contar hasta veinte para evitar de mi parte una pelea absurda. Me decidí finalmente a bajar, caminando a paso lento hasta la entrada. Hani estaba apoyada en el mesón de la isla en la cocina cona cabeza gacha.

—¿Me vas a explicar que mierda hacía esa tipa en casa de tu madre?

Aclaré mi garganta para dejar las llaves de mi auto colgadas detrás de la puerta. Me quité los zapatos en silencio y caminé hasta el sofá para sentarme apoyando mis codos en mis rodillas.

—Es una gran persona y muy simpática, su abuela materna vive cerca de ahí, fue casualidad encontrarme con ella. — comencé a explicar de forma tranquila. Ella rodó los ojos con fastidio.

—¿Casualidad, Jungkook?

—Sí, casualidad. — afirmé. — ¿tienes algún problema con ella? Pude notar que su presencia no te hace muy feliz...

—Se nota lo falsa que es. No la soporto en la universidad, lo último que quería era verla fuera de ella y peor aún, en compañía de mi novio. — bebió un vaso de agua completo. — no quiero verte con ella nuevamente.

Abrí mis ojos sorprendido y ladeé mi cabeza confundido ante sus dichos.

—No estás hablando de verdad, ¿no?

—¿Me ves con cara de que estoy bromeando?

—¿Por qué insistas que comparta con tus amigas, pero cuando finalmente alguien me cae bien haces esto?

—¿Mis amigas te caen mal?

—No me nace compartir con ellas. — confesé por fin. Suspiré sintiendo como tenía un peso menos sobre mí. — Nabi es agradable, no es mala persona, si la conocieras podrías confirmarlo...

—No me nace compartir con ella. — respondió de vuelta, de manera tajante. — estás agrandando esta situación por una estúpida.

—Basta, Hani. No puedes tratar así a las personas solo porque su presencia te de malas vibras...

—¿La estás defendiendo?

—Solo dije que no puedes hacer eso...

—¿Cuál es tu maldito problema? Estoy aquí, mírame. — se apuntó acercándose a mí. — yo soy la persona que ha estado junto a ti apoyándote en todo...

—Eso es lo sucede, Hani. — miré al frente, sintiéndome nuevamente mal conmigo mismo. — no puedo reconocer a la persona de la que me enamoré.

Me levanté para llegar hasta las escaleras. Su mano detuvo mi andar.

—Soy la misma de siempre, amor. La misma de siempre. — se colocó frente a mí mirándome de manera profunda y su mano bajó hasta mi pecho. — yo soy la dueña de tu corazón, Jungkook...

Sus labios rozaron los míos y cerré de manera instantánea mis ojos esperando el contacto. Deseando que nada de esto estuviera ocurriendo, despertar con Hani a mi lado sin inseguridades, ser felices. Pero no podía engañarme a mí mismo, no podía negar que sentí algo diferente, una sensación extraña en mi corazón que me hizo separarme lentamente de ella.

—Vamos a dormir. — besé su frente y la abracé por los hombros, subiendo de manera lenta las escaleras junto a ella.

No quería mas caos.


“El número al cual intenta llamar, está fuera de servicio. Por favor, inténtelo mas tarde.”

Suspiré con fastidio al oír nuevamente aquella frase que me tenía estresado.

Había pasado casi una semana desde el incidente en casa de mamá. Casi una semana que no he sabido nada de Nabi. No contesta su celular, he ido en el auto hasta la universidad para encontrarme con ella, en la cafetería, pero nada. Es como si se la hubiera tragado la tierra. Quise acercarme al idiota de su ex novio y preguntarle, pero sería demasiado obvio y descarté la idea de inmediato.

Moví mi pierna de manera nerviosa en la gran silla de mi oficina y lancé el celular al escritorio. Quería disculparme con ella por todo, sentía la ferviente necesidad de explicarle y que me disculpara por hacer que pasara un muy mal rato. Pero no era posible. Sería muy obvio si iba a su casa, así que esa idea también la descarté.

—¡Jungkook!

Moví mi cabeza alejando los pensamientos y miré en dirección a la puerta, en donde Suni estaba mirándome de manera extraña.

—Lo siento, ¿qué pasa?

Cerró la puerta detrás de ella y se sentó frente a mí.

—Ya que mi jefe no me contesta las llamadas, tuve que venir hasta aquí. — levantó una ceja, escudriñándome con la mirada. — te ves fatal, ¿estás bien?

Encendí mi celular para colocar la cámara y ver mi rostro. Parecía como si no hubiera dormido nada en días y  la verdad era que si he dormido, pero relativamente mal. Me daba muchas vueltas pensando en todo, en como mi vida de pronto estaba de cabeza.

Y claro, la preocupación de no saber nada de Nabi me estaba afectando sin yo quererlo.

—Sí, solo he tenido algunas discusiones en casa que me están haciendo dormir un poquito mal. — hice una señal con mis dedos. — ¿para qué me necesitas?

—El presidente quiere hacer otro comercial luego de las excelentes ventas del nuevo producto.

—Pues bien, que elijan a una modelo y preparamos todo.

—Eso es lo que sucede. — con sus uñas repiqueteó el escritorio y sonrió abiertamente. — quiere a la chica linda. A Nabi nuevamente.

Me apoyé en el respaldo de mi silla y crucé mis brazos, sintiendo de pronto como los nervios querían atacarme.

—¿Sí? Eso es bueno. Ella lo hizo muy bien.

—Oh, mas que bien. — confirmó sonriendo. Le lancé un papel arrugado para que dejara de pensar estupideces. — ya, ¿quieres que me contacte con ella? Podría hacerlo y...

—¡No! — interrumpí y junté mis manos. — yo me contactaré con ella, no te preocupes.

Me miró de manera extraña y luego me dio una mirada de ojos entrecerrados, podía percibir como conocía mis intenciones. Luego de todo el tiempo Suni tenía la capacidad de saber si algo estaba mal conmigo, si tenía algún plan en mente y viceversa.

—Okey, vicepresidenta Jeon. — su tono de voz era divertido. — espero le vaya excelente y la señorita Nabi acepte la propuesta.

Me quedé en silencio y asentí. La propuesta, la razón de como nuestro vínculo comenzó a crecer a tal magnitud que necesitaba saber si ella estaba bien. Vi el reloj en mi muñeca. 7:30 pm. Me quedaba media hora para mi salida, pero al diablo, me iría ahora mismo.

—Suni, puedes irte a casa.

—¿Qué? Aún me queda tiempo en la oficina, señor Jeon. — su formalidad volvía al haber gente a nuestro alrededor.

—No tienes nada más que hacer. Ve a descansar. — guiñé mi ojo izquierdo y caminé hasta el ascensor. Mi vista se topó con la de ella nuevamente y empuñó su mano, como diciéndome “suerte”. Y eso es lo que mas quería.

Solamente quería confirmar que ella estaba bien. Así mi pecho dejaría de tener esa incesante molestia que solo aumentaba con el pasar de los días. Era extraño. No sé lo que últimamente está sucediendo conmigo, solo sé que ella me hace poner los pies sobre la tierra.

Mi celular vibró indicando un mensaje de Kakao, bajé la barra de notificaciones y pude ver que era un mensaje de mi novia.


Amor.

Estaré con mamá y papá, quizás me quede con ellos el día de hoy. Te amo mucho, mucho.

7:33 pm.


Le respondí de manera rápida y volví a guardar mi celular en mi bolsillo. Llegué hasta el estacionamiento para subir a mi auto y partir rumbo a la casa de la mamá de Nabi. Ahora podría hacerlo sin sentirme avergonzado de estar preguntando por su hija tan repentinamente. Tenía la calle memorizada y también la casa, a pesar de haberla visto solo una vez. Mi memoria era buena. Y cuando estuve frente a ella, comencé a pensar en lo que estaba haciendo con mayor profundidad. Dudaba si salir de aquí y tocar el timbre de aquella casa o si definitivamente debía volver a mi hogar para seguir hundiéndome en mis pensamientos negativos.

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