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02.







Movía mi pierna de manera nerviosa al observar el lugar.

Me encontraba fuera de la universidad, aunque un poco más alejado de la multitud para no levantar sospechas en caso de que Hani pudiera notar el auto. Ya había realizado ocho carreras para hacer tiempo hasta que fueran las cinco y a pesar de que ahora estaba jodidamente nervioso, solo quería que el tiempo avanzara rápido.

Miré el reloj en mi muñeca y observé el compartimiento en donde había dejado los números que las chicas que había llevado a sus respectivos lugares. Suspiré y los arrugué, para meterlos en mi bolsillo. No sé porque todos creían que era del tipo que solo le interesaba follar, sin tener sentimiento alguno y yo estaba claro que no podía ser esa clase de persona.

Si me enamoro, solo quiero estar con esa mujer. No tengo ojos para nadie más.

Pegué un brinco cuando escuché toques en la ventana. Miré a mi derecha en donde Nabi tenía su nariz aplastada en el vidrio. Puse mi mano en mi pecho, mi corazón latía de manera desenfrenada por el susto adquirido y quité el seguro para que ella pudiera ingresar.

—¡Hola! Pude venir antes. ¿Cómo estás?

Efectivamente había venido antes, eran recién las cuatro y por dentro agradecí que haya sucedido de esa manera, así podía calmar la angustia que me estaba carcomiendo.

—Bien, ¿y tú? ¿Qué tal? ¿Tienes noticias? — me apresuré a las preguntas. Ella solo me miró divertida.

—No salió con compañeros.

Sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo.

—¿Qué? ¿Salió... con un chico? No, mejor no me respondas... — levanté mi mano para que ella no me diera la respuesta. — ay no, mejor sí dila.

—No. Salió con Jiyeon.

Era increíble como al momento en que dijo aquello mi cuerpo se relajó y solté el aire que había retenido en mis pulmones sin yo quererlo.

—Mierda, si me asusté. — apoyé mi cabeza en el volante. — eso fue un momento muy aterrador. No lo hagas más, por favor.

—Exagerado. — molestó. — Jiyeon es como su mejor amiga, ¿no? Ella debe saber muchísimo.

—Efectivamente lo es. No sale a ninguna parte si no es con Jiyeon.

—Ósea, si está con otro chico, ¿Jiyeon estará ahí presente?— preguntó. La miré mal, realmente mal. Ella solo sonrió de manera angelical y se colocó el cinturón de seguridad. — solo bromeaba. No tienes sentido del humor.

—No puedes bromear con esas cosas. — toqué el puente de mi nariz —Definitivamente no puedes hacerles esas bromas a un tipo que su mente se debate entre sí su novia le pone el cuerno o no.

—Okey. Lo siento. Mala mía. No volveré a decir que tu novia está con otro. — levantó su mano en señal de juramento. Fue mi turno de rodar los ojos. — ahora, debemos ir a esta cafeteria.

Me pasó un pequeño papel en donde estaba la dirección. La miré curioso.

—¿Por qué justamente debe ser esta?

—Porque ahí estará Jungwon. — la miré sin entender y ella comprendió que debía darme todo el contexto. — mi ex novio, Jungwon. Necesito que me vea contigo y sepa que estoy avanzando en mi vida, que definitivamente no lo necesito, no quiero estar mas con él.

—Al parecer el chico es duro de entender.

—Se nota a kilómetros. Es de los típicos que no puede perder pan ni pedazo. Gran idiota. — murmuró entre dientes, ofuscada.

—¿Lo amabas?

Asintió arrugando su frente.

—Creo que sí. Llegué a amarlo, quizás no con tanta intensidad, pero sabía que me amaba mas yo. Sabía que no debía aguantar actitudes de mierda, sabía que no debía aguantar sus celos, sabía que no debía aguantar sus faltas de respeto y definitivamente sabía que no podía estar con alguien que me fue infiel. — respondió con simpleza. Como si aquello fuera un mensaje en repetición que tenía su cabeza y admiraba eso. — la vida continua. Sé que algún día volveré a encontrar un amor que esté a la par mía y quiera las mismas cosas que yo. — se encogió de hombros.

—¿Y qué es lo que quieres?

Me miró con esos ojos tan expresivos que me recordaban un poco a Hani. Pero los ojos que estaban frente a mí eran miel, un color claro que podían hipnotizarte si quedabas mirándolos mas de lo habitual.

—Es primera vez que me preguntan eso. — sonrió agachando la mirada. —  quiero graduarme con honores, ser la mejor arquitecta de Corea. Quiero tener una familia numerosa, niños que corran por la gran casa que construiré en un futuro, con un inmenso patio. — sus ojos eran de soñadora y tal vez, eso me recordó un poco a mí. — y también... — me observó y pude notar como se ruborizó. — oh, lo siento. Creo que estoy hablando de más.

—Adelante. No te avergüences. Me gusta escuchar tus planes a futuro. — insté a que continuara. Al parecer todas las personas estaba tan centrados en su egocentrismo que les costaba preguntar sobre los intereses del otro.

También me sucedía eso, viéndolo ahora de un punto de vista objetivo.

—No, olvídalo. — negó con su cabeza, sin quitar la sonrisa del rostro. — ¿Vamos?

—Está bien. — accedí y emprendí rumbo al lugar que me había dicho. — ¿Entonces tu ex intenso estará ahí? ¿Cómo sabes?

—Siempre va ahí a estudiar. Él nunca cambia sus rutinas, sigue el mismo estilo siempre.

—¿Y eso es malo?

—Los cambios asustan. Pero asusta mas vivir en lo mismo.

Me quedé en silencio ante sus palabras, mirando al frente. ¿Por qué justo ahora me tenía que replantear todo? No quiero que mi mente me siga jugando malas pasadas. Estoy algo cansado de eso.

—Creo que tienes razón en eso. — concedí luego de unos minutos en silencio. — uno está tan acostumbrado a la vida que lleva, que teme por cosas futuras, le teme a lo nuevo.

—Así es. Pero es algo positivo que lo pienses así.

Ninguno dijo ninguna palabra más, embarcándonos en un cómodo silencio. Ella movía su pierna al compás de la música que sonaba en la radio.

—Oh, amo esa canción.

No pude evitar sonreir de la ironía de la vida. Justo estaba sonando una canción de (G)-idle, que Nabi cantaba a todo pulmón.

—¿Te gusta ese grupo? — indagué mirándola de reojo.

—Las amo. Pronto iniciarán una gira, pero no sé si pueda ir a verlas. — hizo un pequeño puchero. Se  veía adorable haciendo eso.

—¿Y algo te detiene en ir?

—A mis compañeras les gusta, pero no para ir a un concierto de ellas. No quiero ir sola.

—A veces es buena la soledad.

—Sí, pero no para un concierto. — se justificó cruzando sus brazos. Solté una risa ante su pequeño berrinche.

—Hani también las ama. Es una fiel fan de ellas. — expliqué aunque eso a ella no le importara. Pero enseguida posó su vista en mí.

—Vaya, creo que tenemos cosas en común. — pude notar el tono sarcástico en su voz. — cuidado eh, te puedes enamorar de mí.

—Solo tengo ojos para una sola chica. — guiñé un ojo divertido y ella solo sonrió.

—¿Por qué no calmas tu ansiedad hablando con ella? Quizás si le expones tu sentir, ella puede cambiar ciertas actitudes que a ti te hacen dudar.

Suspiré con desgano.

—Una vez lo intenté...

—¿Y? ¿Qué pasó?

—Se rió y dijo que estaba paranoico.

Nabi hizo una mueca.

Ddaeng. Esa fue una respuesta equivocada. — golpeó la guantera — que nunca minimicen tu sentir, Jungkook. No estás loco, no estás paranoico por tener inseguridades que te han implantado.

Tocó mi hombro con afecto y nuevamente me quedé sin habla. Miré su mano y le di un apretón mientras asentía conforme a sus dichos. Me sentía comprendido, me sentía... bien.

—Gracias.

Y lo agradecía enserio.

Llegamos al lugar mas temprano que tarde y Nabi fue la primera en bajar para comenzar a caminar hacia la primera cafeteria que se veía.

—¿Qué esperas? Vamos.

Me quité el cinturón para bajar y colocarle alarma al auto, viendo hacia mis alrededores por si veía a alguien conocido. Llegué a su lado con las manos en los bolsillos. Al ingresar, una campana resonó en el lugar.

—¡Hola, hola!

Me sobresalté al escuchar las voces de todos los trabajadores. Miré a Nabi quien aplaudía feliz.

—Ellos siempre hacen eso, no te asustes. — explicó mientras tomaba mi brazo y me tiraba hacia una mesa. Me senté admirando el lugar. Era espacioso y grande. Me gustaban los detalles en las paredes. — justo ahí, a tu derecha está Jungwon, mira disimuladamente...

Le hice caso para echar una ojeada cuidadosa. Había un grupo de chicos con cuadernos en las mesas, pero solo se reían a carcajadas. Al parecer ya dejaron de lado el estudio.

—No sé quién es...

—Tranquilo, ya me vio, vendrá justo ahora. — lo dijo tranquilamente, mientras escaneaba con su celular el menú de la cafetería.

—¿Nabi?

Ella levantó el rostro y puso su mejor cara de sorprendida.

—¿Jungwon? Oh, no pensaba encontrarte aquí. — vaya, ni se inmutaba al mentir. La observé divertido.

—Nunca vienes por aquí.

—Es que es la cafetería preferida de Jungkook, ¿no es así? — posó sus ojos en mí y aclaré mi garganta mientras erguía mi espalda.

—Sí, amo este lugar. — seguí el juego algo incómodo. No me salía bien mentir, esperaba poder hacerlo decente.

—Nunca te había visto tampoco. — entrecerró sus ojos en mi dirección — ¿Quién es él?

—Un amigo cercano, ¿por qué? ¿Tienes algún problema? — escupió algo sería, se veía enojada. Y yo... puedo decir que el diseño de la mesa se veía muy interesante.

—¿Podemos hablar un momento? — le pidió el chico mirándola de manera suplicante.

—¿Te molesta que vaya con él, Jungkook?

¿Por qué esto debía ser tan complicado?

—No, ninguno. Ve tranquila, yo espero aquí. — sonreí falsamente. Montar este teatro agotaba mis energías. No era bueno con las mentiras. Era mas rápido pillarme a mí que un ladrón en esto.

Nabi se levantó yendo hacia una esquina. El tipo me dio una mirada asesina que no provocó nada en mí. Si quería dar miedo, falló en el intento. Ella tenía sus brazos cruzados, mientras él intentaba tomar sus manos. Me apuntó en un momento y yo nuevamente bajé mi mirada, haciendo como que no estaba espiando sus expresiones. Nabi negó con su cabeza y venía nuevamente a la mesa en la que nos encontrábamos. El tal Jungwon solo la observaba mientras apretaba su mandíbula.

—Él definitivamente no entiende. — suspiró cansada. — pide lo quieras, yo pago.

Negué rápidamente.

—No puedo aceptar eso, yo pago.

—Ey tranquilo, tengo dinero. Déjame invitarte ésta vez, ¿sí? La próxima puedes invitarme tú.

—¿La próxima? — pregunté confundido.

—Claro. Esa era la propuesta, ¿no? Yo te ayudo con tu novia, y tú con ese tipo insistente. — sonrió — le enojó mucho tu presencia. Y como no, si eres muy guapo.

Rodé los ojos para camuflar el calor que estaban sintiendo mis mejillas. No era habitual que yo recibiera esa clase de cumplidos.

—Está bien. La próxima invito yo. — estuve de acuerdo.

Una trabajadora llegó con una enorme sonrisa a pedir nuestras órdenes. Me sorprendí al ver que pedíamos lo mismo, un ice americano y un muffin al mismo tiempo.

—Eso fue tan sorprendente. Fue el timing perfecto. — tocó mi mejilla mientras sonreía.

—¿Qué haces? — hablé entre dientes, imitando su sonrisa.

—Jungwon está mirando hacia acá, tú solo finge que la pasas bien.

Bueno... eso era algo que no se podía fingir. Yo si la estaba pasando bien a pesar de todo. Es bueno poder distraerse momentáneamente de cosas que atormentan tu mente. Tomé su mano mientras la acariciaba sin quitar mi sonrisa.

Si ella me estaba ayudando, yo también lo haría.

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