Capítulo 2
Narradora
Al momento de estar cerca del bosque Aeron, unos bandidos enmascarados emboscaron el carruaje. Bajaron al conductor y le dijeron que se fuera, éste sin más; no dudo en irse.
Ryu ve la situación desde su carruaje.
—Tsk, idiota —susurra.
Uno de los bandidos se acerca. —A ver hermosa, sal de ahí.
—Oblígame —se cruza de brazos.
—Maldita —abre la puerta del carruaje y la saca bruscamente—. ¡Cuando te pida que salgas, sal! —le grita.
—Sueltame —susurra.
—¿Qué?
—¡Y yo te digo que me SUELTES! —utiliza sus poderes aún sin saber cómo manejarlos.
—Ahg, idiota —responde con dolor.
—¡Maldición, es una bruja! —exclama uno de ellos.
—¡Carajo, no nos dijeron nada de eso! —dice el otro.
—Que lástima, más vale que se vayan y me dejen en paz, a menos que quieran morir —los mira amenazadoramente.
—Eso lo veremos —dice el hombre al que lastimó.
Ryu en ese momento tenía miedo, no lo demostraba, pero los malnacidos olían su miedo como si fueran perros de caza.
No se percataron que alguien más los veía.
—Más vale que quiten sus asquerosas manos de la dama —se escucha una voz algo ronca.
Voltean los tres bandidos al mismo tiempo. —¿Quién anda ahí? —pregunta el principal con algo de miedo.
No se escuchó nada. Solo se pudo ver una mancha negra que pasaba rápido y fue tumbando al trio. La chica solo sintió como la cargó y el aire le tocaba en su rostro; ocultando su rostro en lo que sintió que era el pecho de ese alguien.
De la nada, solo sintió como la ponía en el suelo frío. Al abrir sus ojos, se encontró en un castillo oscuro, que solo entraban leves rayos de luz del sol, pero la oscuridad era mayor. Se levantó y empezó a contemplar el lugar.
—¿Hola? —pregunta. Aunque después se dio un golpe en la frente por hacer tan absurda pregunta.
Ve una silueta en las escaleras. A pesar de mostrarse fuerte y que nada la podía asustar, se sintió con miedo y más estando en ese lugar.
—No sientas miedo —la voz se hizo presente en un eco.
Poco a poco, fue bajando las escaleras, dejando ver su rostro con las velas y los candelabros que de repente se fueron prendiendo.
La pelinegra quedó hipnotizada ante tal belleza. Hasta cierto punto, pensaba que era irreal lo que veía, pero a su vez se centraba en no perder su postura; pues apenas lo conocía y no sabía quién era.
—¿Quién eres? —pregunta sin tartamudear.
—Me presento, soy Jeon Jungkook —responde.
El apellido Jeon se cruzó por su cabeza, recordando al príncipe. —¿Jeon? —pregunta, para ver qué decía él.
—Sé que me relacionas con el príncipe Jeon Jimin —comenta.
La reacción de Ryu le dio a entender que pensó eso.
—¿Tienes alguna relación con él? ¿O solo usas el apellido para asustar? —pregunta algo incrédula.
—Se puede decir que sí. Pero es obvio que no me crees, así que no te tengo que dar explicaciones sobre eso —responde de manera hostil.
—Bueno, en ese caso, me voy —empieza a caminar hacia la entrada del lugar.
—Para ser una bruja, eres muy amargada —comenta.
—Y tú, eres una persona muy metiche —suelta.
—Tsk —la mira y ella se da la vuelta para salir—. Oye —se da de nuevo la vuelta para verlo—, ten —le lanza un libro.
Lo atrapa. —¿Y esto qué es? —lo mira.
—Un libro, ¿no es obvio? —se ríe.
—Agh, me refiero a qué contiene este libro —aclara.
—Eso lo tendrás que descubrir, mi bella bruja —chasquea los dedos y ella aparece en dónde la emboscaron.
—¡Que mierda! —se sorprende por como la teletransportó—. Es igual a mi —saca conclusiones.
Escucha un relinchido y mira que su hermano Taehyung se acerca cabalgando.
—¿Tae? —el chico se baja rápidamente del caballo y abraza con preocupación a su hermana.
—¿Ryu, estás bien? ¿No te hicieron daño? —revisa a su hermana de que no tenga una lesión o una herida.
—Si Tae, estoy bien —le dedica una sonrisa cálida a su hermano—. ¿Cómo...? —deja su pregunta al aire.
—El conductor me dijo lo que pasó —responde.
—Ah —se limita a decir.
—El marqués ya le dio un castigo. Ahora vamos a casa —suben a su caballo.
A lo lejos, Jungkook ve cómo se marcha la joven. —Nos volveremos a ver pequeña brujita —sonríe.
* * *
Al caer la noche, Ryu saca el libro que Jungkook le dio. Un libro de pasta y cubierta dura, color rojo y aterciopelada, con detalles color plata en dos de las esquinas y en el centro, junto con una joya de color rojo cuál sangre.
—Veamos que me diste Jeon Jungkook —susurra.
Al abrir el libro, le dio una hojeada y se dio cuenta que era un libro de hechizos y pociones, cada uno con sus instrucciones de como hacer cada cosa.
>>¿Por qué me lo diste?<<
Era lo primero que pensó, pues no le había dicho que apenas empezaba con el control de su magia.
—¿Tan obvia fui al demostrar que soy novata? —se dice para si misma.
Cada página que leía le parecía más interesante, y quería intentarlo, pero no lo hizo ya que iba a implicar que supieran de sus poderes. Aunque ya se debieron haber enterado por medio de los demás.
Se acuesta y cuando las luces de su habitación se apagaron, Jungkook vio por la ventana como dormía plácidamente la chica.
Ryu
Al día siguiente me despierto y me dirijo a comer, al entrar al comedor nadie estaba ahí.
—Sae —la chiquilla se acerca—. ¿Y los demás?
—El marqués y su esposa fueron junto con la niña Shiba a un evento de la familia Min, el joven Hyon y la señorita Sue fueron a una fiesta de uno de sus amigos —comenta.
—¿Y mi hermano?
—Él está en el jardín, de hecho, no ha comido nada desde que se levantó —responde.
—Ya veo. Que me preparen la comida por favor, mientras voy a ver a Tae —me dirijo al jardín.
Al llegar, veo que una pequeña parte del jardín quedó hecho un caos, ramas y pequeños árboles tirados por doquier.
Me dedico a buscar a mi hermano y lo encuentro escondido en una esquina oscura del jardín.
Me inco. —¿Tae, qué sucedió? —lo miro con preocupación.
—Ryu, mis manos no dejan de sacar magia —me muestra sus manos y estas estaban rodeadas de una aura azúl.
—Respira, despeja tu mente; pues al tener un caos en tus pensamientos, no podrás controlar la magia que emanas —le explico.
Tae me hizo caso y con eso, poco a poco fue disminuyendo el aura de sus manos. Ambos nos levantamos y vemos el “pequeño” desastre que causó.
—Me va a matar —dice mi hermano refiriéndose al marqués.
—Espera, tengo una idea —voy corriendo a mi habitación por el libro. Al entrar, lo saco de mi cajón de noche y regreso a dónde está Tae.
—¿Y ese libro de dónde lo sacaste?
—Eso es lo que menos importa, ahorita nos va ha ser de mucha ayuda —busco un hechizo que haga crecer de nuevo las plantas y reconstruir cosas.
Empiezo a seguir las instrucciones que daba el libro, y en un abrir y cerrar de ojos; todo estaba como nuevo.
—Wow, si que fue de mucha ayuda —admite.
—Bueno, nada mal para ser mi primera vez —confieso.
—En serio, ya dime en dónde conseguiste ese libro —lo señala.
—Ahg, te lo diré después de desayunar, ahorita muero de hambre, y más después de utilizar mi magia —comento.
—Está bien, vamos a comer —nos dirigimos al comedor.
Al terminar de desayunar salimos de nuevo al jardín, pidiendo que nadie nos interrumpa.
—¿Ahora si me vas a decir de dónde sacaste ese libro? —me mira.
Suelto un suspiro. —No me lo vas a creer pero, alguien me lo dio.
—¿Quién?
—Ese día que me emboscaron, alguien me salvó de ser lastimada, me llevó a su castillo y solo cruzamos pocas palabras. Pero antes de irme, me dio este libro —miro el objeto—, para después hacerme aparecer en el lugar donde me atacaron —le explico.
—Nombre —pide él.
—Ese si no te lo puedo dar porque no lo sé, no le pregunté —miento—. Pero, se le agradece por darme este libro, no sé cómo supo que era una novata con la magia, pero yo creo que por eso me lo dio.
—Está bien, pero me lo prestas después, cuando ya no lo necesites —propone.
—Hecho —lo miro.
—Bueno, voy a la plaza.
—¿Por?
—Voy a comprar algunas cosas que necesito para mi persona.
—Ok, ten cuidado —nos acercamos a la entrada.
—Sí, tú también —se monta en su caballo—. Nos vemos después —emprende su camino hacia la plaza.
Una vez fuera de mi campo de vista, llamo a uno de los sirvientes. —Traigan mi caballo por favor.
—¿A dónde va señorita Ryu? —me pregunta Sae Bom.
—Voy a investigar algo —respondo.
Subo a mi caballo y empiezo a cabalgar hacía el bosque Aeron. Se le conoce como el bosque maldito, ya que muchos cuentan que no es un bosque normal. Pues mientras en todo el reino puede ser de día o de noche, ahí es la noche eterna. Según dicen que hay bestias en él, y que solo unos cuantos salen vivos de ahí.
—Quieto amigo —detengo a mi caballo, mientras analizo el lugar—. Supongo que tendré que andar a pie, pero no te pienso dejar —miro a mi corcel.
Y así lo hice, me bajé de él y ambos empezamos a caminar por una vereda que había al inicio. Pero conforme íbamos avanzando, se iba haciendo más y más oscuro, era como decían; aquí reinaba la noche eterna.
—Ok, debo admitirlo, da algo de miedo estar aquí —le digo a mi caballo.
De la nada, unos murciélagos salieron de no sé dónde, espantándonos y haciendo que él se fuera corriendo, dejándome sola.
—Ok, esto es malo, muy malo —me digo—. Debí decirle a mi hermano que me acompañara.
Escucho un ruido, y por el miedo que ya tenía, empecé a correr sin mirar quién o qué era lo que había provocado el ruido. Tanto era mi miedo que tropecé con una rama y me caí. Pero mi pie se quedó atorado en esa rama, o mejor dicho, raíz de un árbol; me lastimé y suprimí mi grito de dolor.
>>Fue una estúpida idea venir aquí sola<<.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me quedé dormida. Y de la nada, siento que alguien me carga. Despierto poco a poco, y veo un pecho. Luego alzó un poco mi mirada y veo ese rostro que tanto me hipnotizó.
—¡Oye! ¿Qué haces? —le reclamo mientras trato de zafarme de sus brazos.
—Salvandote bella brujita —sonríe.
Por unos momentos esa sonrisa hizo perderme en mis pensamientos, pero son interrumpidos por él.
—Creo que ya te gustó que te salve, ¿no? —dice burlón.
—Ja, sigue soñando. Ahora bájame —le ordeno.
—No puedo —responde.
—¿Por qué no?
—Te lastimaste el tobillo, primero debemos curartelo. Y si te bajo, te va a doler y te lastimarás más —explica con un tono cálido.
Bufo. —Está bien.
Al llegar a su castillo, entramos y me sentó en una silla. Hasta cierto punto, la silla era cómoda.
—Ahorita vengo, voy por cosas para curarte —se va.
Si nos ponemos a analizar el castillo, este debería ya tener años, por fuera se ve antigua y que se desgastó con el paso de los años. Pero por dentro se ve muy bien conservada.
Regresa con unas vendas y al parecer unos ungüentos. —Me dices si te duele —al momento de hacer contacto su mano con mi piel, pude sentir una corriente. Lo miro y él, con toda la delicadeza del mundo, como si tratara algo frágil y que se va a romper; me cura.
—Gracias —digo mientras desvío mi mirada hacia otro lado.
—No hay de qué, princesa —sin ver, siento que me sonríe.
>>¡Carajo! Princesa, bella bruja, ¿cuántos apodos más me pondrá? Y para colmo, me gusta los apodos que me pone<<.
—¿Y cómo supiste en dónde estaba? —lo miro.
—Siendo honestos, no sabía, te encontré porque por esas horas suelo dar una caminata por el bosque; y por dónde tú estabas, es mi camino de regreso —explica.
—Entonces agradezco que fuera en ese momento —analizo la situación.
—Y para que me buscabas, brujita —me sonríe de manera pícara.
Miro para otro lado, me a hartar con sus apodos. —Agh, vine porque quiero que me enseñes a controlar mi magia.
—¿Y por qué yo? —su voz ahora sonaba seria.
—Porque eres un brujo o mago, igual que yo —me levanto por inercia y me doy cuenta que mi tobillo ya no me dolía y lo podía apoyar—. Y esta es una prueba de que si lo eres —señalo mi tobillo.
—¿En verdad crees que soy un mago o un brujo? —su voz se volvió hostil, y poco a poco se iba acercando a mi.
Yo, por inercia, iba retrocediendo. —Sí, lo de ayer y lo de hoy, lo comprueban.
Topo pared y me acorrala, poniendo su brazo derecho sobre mi hombro. Tenía que decir que él es un poco más alto que yo.
—¿Crees que soy lo que tú dices? —nuestras miradas se cruzaron.
De pronto, unos rayos de luz de luna se hicieron presentes y pude ver con más detalle el rostro de Jungkook.
Piel pálida, labios carnosos, cabello negro cuál noche, pero sus ojos; rojos cuál sangre.
>>Oh no<<.
Iba temiendo lo peor. De pronto, el me muestra sus colmillos. Y con eso, corroboraba lo que ya temía; era un vampiro.
Quise escapar, pero él me detuvo. Lo único que pensé en ese momento, es que era mi fin.
—No te vayas por favor —recarga su rostro en mi hombro izquierdo—. No...no te haré daño, lo prometo —dijo con una voz tranquila y sincera. Sentí lo que decía y me ganó el sentimiento, así que accedí.
Me quedé con él por un momento, tenía la opción de que si me atacaba, mínimo le lanzaba parte de mi poder.
Estaba caminando por el castillo, solo podía contemplar las pinturas que tenía colgadas y me llamó la atención dos cuadros de ahí.
Uno de él y otro que estaba cubierto con una manta oscura, pero se podía ver una pequeña parte del cuadro, en el cuál, solo se podía apreciar el rostro de un niño pelinegro.
Iba a levantar un poco la manta, para ver el cuadro que se ocultaba detrás de ella. Pero una voz me interrumpió.
—No lo quites —me volteo a verlo.
—¿Por qué no? —ha este punto, mi miedo hacia él iba desapareciendo.
—Lo digo por tú bien.
Quito mi mano de la manta. —¿Entonces? —me cruzo de brazos.
—¿Entonces qué? —me mira confundido.
—¿Me vas a enseñar magia si o no?
—Pero ya viste lo que soy.
—Sí, un vampiro que sabe de magia —aclaro. Veo que no me responde—. Bueno, solo enséñame lo poco que sabes.
No me dio una respuesta, se quedó callado.
—Bueno, sino me vas a enseñar, será mejor que me retire y busque a alguien más —me dirijo a la salida.
Escucho que suspira. —Está bien, te enseño.
—Olvídalo, me voy —sigo caminando.
—Un trato —dice.
—Nah.
—Si accedes a qué te enseñe, te diré todo acerca de mi y la relación que tengo con la familia real —propone y me detengo.
>>Cayó<<.
—¿Y qué gano con eso? —lo miro y me cruzo de brazos—. Después de todo tú lo dijiste, no es de mi incumbencia saber acerca de otras personas.
Y en si no mentía, hasta cierto punto, seguía con la curiosidad si tenían alguna relación el y la familia real. Pero, me ponía a pensar, ¿qué ganaba con saber eso?
Posiblemente, algo que me ayude a evitar al principio a Jimin.
—Puede que tengas razón, pero también... —analiza lo que va a decir—. También necesito tu ayuda.
—¿Mi ayuda para qué? —pregunto con confusión.
—Si lo quieres saber, ven mañana, te enseño lo que sé y te voy diciendo todo lo que quieras saber sobre mí —propone.
—Practicamente todo me beneficia a mi, y no a ti. ¿Lo sabías? —le aclaro.
—Sí, pero puede que en un futuro algo de ti me beneficie.
—Hecho —él sale y regresa con mi caballo—. ¡Zuko! —corro a abrazarlo—. ¿Dónde lo encontraste? —miro a Jungkook.
—Digamos que él fue uno de los factores que me dijo que alguien estaba en peligro —acaricia al corcel.
—Gracias —dije sinceramente.
—No te preocupes —me dedica una leve sonrisa—. Ve, de seguro te están esperando en tu hogar.
Monté mi caballo y me dirigí a la mansión. Llegué noche, y me recibieron con mucho cariño —por favor, noten mi sarcasmo. Esa familia es todo lo opuesto a amor familiar.
—¡¿Dónde carajos estabas?! ¡¿No ves a qué horas son?! —grita el marqués. Ojalá se muera de coraje.
—Dejala padre, es toda una ignorante —se burla Sue.
—Ella es una deshonra para esta familia —comenta con desprecio la marquesa.
Y como siempre, Hyon solo me miraba con decepción.
>>Por lo menos no soy una hipócrita cómo ustedes<<.
Miro a Tae, y él solo estaba serio; tenía derecho a enojarse, después de todo, le había mentido que no iba a salir; cuando no fue cierto. Pero el ver su expresión seria, fue como una apuñalada a mi corazón.
Los ignoré y me retire a mi habitación, no sin antes escuchar “Estás castigada” por parte del marqués.
Más tarde, estaba practicando la espada en mi habitación. La verdad no tenía sueño, y mis ganas de destruirle la vida al marqués, a su esposa y a sus hijos; eran más grandes.
Hago una maniobra, y el filo de mi espada termina apuntando al chico pelinegro.
—¿Jungkook? —lo miro con sorpresa—. ¿Qué haces aquí?
—Digamos que alguien me dijo que te castigaron —se cruza de brazos.
—Pues, te informaron bien. El marqués me castigo —comento.
—Nunca le dices padre, ¿verdad?
—¿Decirle esa palabra a alguien que me odia y me desprecia? No sé lo merece —sigo entrenando.
Mi espada choca con otra, y me asusto, ya que apareció de la nada y provocó ruido. Miro a Jungkook algo asustada por el ruido que hizo.
—Tranquila, puse un campo de silencio en tu habitación. El ruido que hagamos no se va a escuchar en el exterior, se queda encerrado —me explica.
Me calmo. —Y según tú, no eres un mago —me burlo.
—Bien, supongamos que si soy un mago. Pero no es mucho lo que sé, me falta aprender más del libro que te di —comenta.
Jungkook
—¿Y cómo deseas que te llame? ¿Príncipe Jungkook? ¿Por el castillo que tienes? —pregunta de manera un poco burlona.
>>Ya tenía mucho tiempo que no me llamaban príncipe<<.
—Para ti, como desees pequeña bruja —me burlo.
—¡No me digas pequeña bruja! Colmillos —me mira algo molesta.
—Brujita —me burlo. Y de pronto, me ataca con la espada.
Empezamos una pelea de espadas, esquivando y atacando. De pronto, siento como me tira con tan solo barrerme su pie, para que al final me apunte con si espada.
—Yo gano —respira con algo de dificultad.
Me rio. —Mañana en la noche vengo por ti, te sugiero que pongas seguro en cuando nos vayamos —unas sombras aparecen y entro a ellas.
Para luego aparecer en el castillo.
—Pronto haré justicia madre —jalo la manta negra. Dejando ver el cuadro que Ryu quería ver.
En él, estábamos mi madre, mi padre y yo. Esto fue antes de la tragedia.
Aún así, me pregunto si ella me querrá después de saber mi pasado.
* * *
Al día siguiente, pude ver cómo Ryu entrenaba con la espada, en su habitación. Tenía una habilidad genial para manejar tal arma.
Y algo me dice que hay algo diferente en ella.
Cayó la noche y me aparecí en su habitación. Ella traía puesto un pantalón negro, una blusa blanca y un saco negro, con unas botas del mismo color que el traje.
—¿Lista bella dama? —le ofrezco mi mano.
—¿Siempre has sido así de conquistador? —me mira.
—Solo contigo —confieso. Ella toma mi mano y nos metemos a las sombras.
Al llegar, le empecé a enseñar hechizos para defenderse. Admito que aprende rápido, supongo que no la tendré aquí por mucho tiempo.
—Recuerda tener una mente despejada, y trata de que tú ira no se apodere de ti. Ya que si eso pasa, no será fácil manejar la magia en ese estado —explico.
—Entendido —hace crecer enredaderas en las columnas del castillo—. Le hacía falta una leve remodelación al castillo —sonríe.
—Quedaron fantásticas ahí —digo sin dejar de mirarla.
Después de un rato, nos sentamos en las escaleras del pasillo principal. La luz de la luna iluminaba parte del salón.
—¿Cuántos años tienes? —me pregunta.
—¿Cuántos crees que tengo?
—¿Más de cien años? —responde algo dudosa.
—¿Tan viejo me crees? —me rio de ella.
—Eres un vampiro, ustedes son inmortales —comenta.
—Sí, pero yo no soy tan viejo —me mira con curiosidad, esperando a que diga algo más—. Físicamente parezco de 25, pero cronológicamente tengo 29 años.
Se queda en shock. —Pensé que tenías más años —analiza la situación—. Pero, no tienes ninguna mordida de vampiro. ¿Cómo es posible que seas uno sino tienes mordida? ¿Acaso eres vampiro de nacimiento? —amo la curiosidad y la inocencia que irradia.
—No —miro al ventanal que está atrás de nosotros—. Desafortunadamente soy un vampiro por una maldición que me echaron.
—¿Qué?
—Sígueme —me levanto y subo las escaleras.
Ryu
Lo sigo, y llegamos al piso en dónde tienen los cuadros. Ahí estaba, el cuadro que una vez estaba cubierto por una manta negra; por fin vio la luz.
Era una familia, una mujer de cabellos castaños, un señor de cabellos rubios cenizos, y el niño pelinegro. Pronto me percaté que ese niño era...
—¿Eres tú? —lo miro con sorpresa.
—Así es —responde algo decaído, y su mirada reflejaba eso.
Analizo más a fondo y mi mirada se fija en el señor. Y con sorpresa saco la conclusión de algo.
—¿Eres hijo del rey Jeon? —sin entender qué sucedía.
—Así es.
—Entonces... —dejo mi oración al aire.
—Jeon Jimin es mi hermano, mejor dicho, mi medio hermano —pongo atención a lo que dice—. Mi padre se casó de nuevo y de esa relación nació Jimin —dice amargamente.
—Pero, sacando conclusiones y por lo que me dices... Tú deberías ser el príncipe heredero, porque eres mayor que Jimin.
—Así es, pero él jamás me consideró su heredero —contesta con cierto enojo.
Ya no le pregunté más, pues debía darle el espacio para que se soltara conmigo.
Me deja en mi habitación, y antes de que se vaya lo detengo.
—Espera —se da la vuelta para mirarme—. Cuando quieras hablar con alguien, ven a verme; con gusto te escucharé.
Me dedica una sonrisa. —Gracias Ryu —entra a las sombras.
>>Jamás me habías llamado por mi nombre<<.
>>Ahora sé que tú no eres el malo de la historia. Simplemente tu historia está mal contada<<.
En la historia, Jungkook era considerado el villano de esta historia. Ya que no se sabía nada de su vida, solo que era el rey de los vampiros, de los monstruos y por lo tanto, el rey del bosque Aeron. Pero jamás revelaron que se apellidaba Jeon.
En la historia, decía que él quería apoderarse del reino, destronar al Rey Jeon y de paso a su familia. Pero lo derrotaron gracias a Ryu, ya que decían que una bruja podía derrotar y encerrar al Rey de los monstruos.
¿Pero de que sirvió? Al final mataron a Ryu por considerarla traidora a la corona, cuando esa acusación era falsa. La acusaron falsamente por temor a que ella descubriera la verdad del secreto de los Jeon, y liberara a Jungkook.
Pero para saber cómo ayudar a Jungkook, necesito saber más sobre su historia con su familia, y con él.
* * *
—Hermana, ¿ahora que vas a hacer? —me sigue Tae.
—Quiero que me ayudes a investigar algo, pero —me doy la vuelta y lo miro—, esto solo se queda entre nosotros.
—Está bien —acepta no muy seguro—. ¿En qué quieres que te ayude?
—A encontrar a alguien que sepa la historia de la familia real desde que el Rey Jeon inició su reinado hasta la fecha —le susurro.
—¿Pero por qué quieres saber sobre la familia real? ¿En serio te piensas casar con Jimin?
—No bobo, solo sé que hay algo que ocultan ellos y que nadie más sabe.
—Bueno, eso de nadie más se descarta, tu y yo lo sabemos —opina.
—Agh, a excepción de nosotros genio —digo algo irritada.
—Conozco a alguien, vive a las afueras del reino, pero nadie sabe de su existencia por temor a algo. Sé que esa persona sabe sobre la familia real, ya que trabajó para ellos un largo tiempo —comenta mi hermano.
—Perfecto, llévame hacia esa persona —le pido.
—Me va a matar —se rasca la nuca—, porque me hizo prometer que no diría nada sobre su paradero.
—Pero solo con las personas que buscan desaparecerla, más no con las que buscan ayudar alguien que tiene algo que ver con la familia Jeon —lo miro satisfactoriamente.
—Bien —me susurra algo en el oído.
—Perfecto —salimos de la mansión y nos dirigimos al bosque Raden.
El reino de Cyrah tiene dos bosques, el bosque del sur, que es el bosque Raden; y el bosque del Norte, que es el bosque Aeron.
Una vez a las afueras del reino, nos ocultamos y me centré en visualizar el lugar.
—Oye, ¿qué haces?
—Espera un poco más —hago aparecer un portal—. Perfecto, vamos —mi hermano me veía dudoso—. Es un portal hacia la ubicación de esa persona.
—Ah, está bien —ambos entramos al portal y aparecimos en medio del bosque Raden.
Vemos una cabaña a unos metros de nosotros. —Hay que aceptar que se ve genial la cabaña. Decidido, en un futuro quiero vivir así —comento.
Nos acercamos a la cabaña y Tae toca la puerta. Se abre, y vemos a un señor de edad.
—Hola señor Nikolai —empieza a hablar mi hermano—. Sé que me dijo que no trajera ni le dijera a nadie de su ubicación, pero, mi hermana Ryu quería verlo para preguntar acerca de un tema que es algo delicado para usted.
El señor suspira. —Pasen chicos —nos cede el paso. Entramos y se podía percibir la calidez hogareña—. Siéntense —le hacemos caso.
—Señor, ¿usted sabe algo acerca de un primer hijo del Rey Jeon? —suelto.
—¡Kim Ryu! —me regaña mi hermano.
El señor se sienta. —Así es querida.
—¿Qué? —mi hermano está confundido—. Aguarda, ¿dijiste primer hijo del Rey Jeon? —me mira.
—Verán, el Rey Jeon se casó hace tiempo con una bella mujer, su nombre era Chang Aylin, hija de un conde muy conocido de la descendencia Chang...
Flashback
Su boda fue un secreto, solo la servidumbre, la familia real y conocidos de ella estuvieron presentes. Nadie del reino supo de esto.
Al año de casados, dieron a luz a su primogénito. Pero para desgracia del Rey, su hijo nació con el pelo negro.
Y siempre se ha dicho que las personas con cabello negro solo traen desgracias. El Rey, al ver esto, no quiso reconocer a ese niño como su primogénito.
Cuando el niño tenía un año, su padre mató a su madre en un ataque de ira; ya que su mujer no se pudo volver a embarazar. El pequeño y yo presenciamos la escena, y eso dejó devastado al infante.
No pasó ni dos semanas, y el Rey se volvió a casar. Con su segundo matrimonio si dio la noticia de que se iba a casar, y todo el reino pensó que por fin se iba a casar el Rey; pero nadie sabía que éste era su segundo matrimonio.
Al año siguiente la esposa del Rey dio a luz a un niño, como él no salió pelinegro; a él si lo proclamó su primogénito.
Al momento de que el primer cumplía 10 años. El señor Chang entró con furia al palacio, pues se enteró de la muerte de su hija.
Pero lo que nadie se esperaba, es que el era el Señor de las brujas y los magos, casi como el Rey.
Él sabía que el Rey Jeon no quería al niño, así que lanzó un hechizo, el cuál decía que al cumplir los 25 años, él se convertiría en vampiro, y mataría al hijo que será en un futuro el rey de Cyrah.
Pues aprovechó que el chiquillo iba a crecer con odio hacia su padre por matar a su madre y despreciarlo.
Fin del flashback
—¿Y qué sucedió? —pregunta Tae.
—El Rey Jeon desterró al niño al bosque Aeron. Pensando que el niño no iba a sobrevivir en ese lugar —responde el señor.
—Que maldito —digo entre dientes.
—¿Y cómo se llamaba el hijo del Rey? —refiriéndose al verdadero heredero.
—Jungkook —respondo sin pensar.
—¿Lo conoces? —el señor me mira asombrado.
—Es mi amigo, el me ha estado enseñando de magia —respondo.
—¿No me digas que es el quién te salvó? —me mira mi hermano.
—Sí. ¿Pero, cómo sobrevivió él solo a ese bosque? —miro al señor.
—El no se fue a ese bosque, sino que, la familia del Conde Min lo acogió, pues le pidió al señor Chang si podían hacerlo parte de su familia, y él aceptó.
—Siendo por un tiempo hijo de la familia Min —saco conclusiones.
—Exacto, pero a él lo educaron en una casa de verano que tenían lejos del reino —explica.
* * *
—Vaya, siempre pensé que la familia real tenía secretos, pero no pensé que de ese tipo de secretos —confiesa Tae.
—Si, nadie se lo esperaba. Y menos de la familia Min —me siento en mi cama.
—Me sorprende que hayan adoptado al niño siendo que se volvería vampiro —se sienta a mi lado.
—Pero él no tiene la culpa, tú mismo lo escuchaste. El fue castigado por algo que su padre hizo —lo defiendo.
—¿Por qué lo defiendes? ¿Acaso te gusta? —se burla de mi.
—No idiota. Si lo trataras verías que no es malo, solo alguien que está siendo injustamente juzgado.
En eso entra Sae Bom. —Perdón por interrumpir señorita Ryu, joven Kim.
—¿Qué sucede Sae? —la miro.
—El marqués solicita su presencia señorita.
—Agh, ahora que querrá es monstruo —me levanto de mi cama.
—No lo provoques Ryu —me aconseja mi hermano.
—No prometo nada —salgo de la habitación junto con Sae.
Al llegar a su despacho, toco la puerta, seguido de un “adelante”.
—¿Que desea marqués? —hago reverencia.
—¡Ingrata! ¡¿Cómo te atreves a rechazar la propuesta del príncipe?! ¡Es el heredero por amor de Dios! —me reclama.
—Pues ahorita no estoy interesada en casarme, prefiero la soltería —me siento.
—Pues ese gusto no te durará mucho —lo miro—. Cité a la familia del Conde Min al baile que se hará dentro de dos meses, y más vale que en el transcurso de la velada escuche una propuesta de matrimonio.
>>Agh, es tan insoportable. Ya quiero que se muera<<.
Salgo de ahí con molestia y le cuento a mi hermano.
—La ventaja es que será de antifaces, entonces no se podrán reconocer fácilmente —dice Tae.
—¿Cómo estás tan seguro de que será de antifaces?
—Me lo dijeron los de la servidumbre —responde.
Al caer la noche, estaba en mi cama pensando en todo lo que pasó con Jungkook desde que era un niño. Solo por una estúpida creencia se arruinó su vida, perdió a la persona que más amaba y empezó a guardar odio y rencor hacia la familia real.
Veo que sombras se hacen presentes y Jungkook sale de ellas. —Hola Ryu, ¿te asusté?
—Jungkook —me levanto de mi cama y camino hacia él—, claro que no.
Ambos nos sentamos. —Ya sabes todo, ¿cierto? —sabía a lo que se refería.
—Sí, y te ayudaré en lo que pueda.
—¿En serio? —en sus ojos vi un rayo de esperanza.
—Claro que sí —respondo. De repente, siento como el me abraza.
Nos quedamos toda la noche hablando de una variedad de cosas, de lo que es mi vida —pero dentro de la historia—, la suya, y lo que vivió estando en el palacio.
De ahí me di cuenta que, se pude ver intimidante y malo, pero en realidad es un buen hombre, de gran corazón y muy tierno.
Jungkook
Dio la media noche y Ryu había caído rendida al sueño. Se quedó dormida sobre mi brazo, para después; quedar recargada en mi pecho.
Lucía tan hermosa, como un bello ángel que no debe ser tocado por la maldad del mundo.
Pero ese momento se vio interrumpido debido a mis instintos de vampiro, el ver la piel de su cuello al descubierto me provocaban ganas de probar su sangre. Sangre que olía bien.
Al darme cuenta de lo que iba hacer, la quité con delicadeza de mí, no quería lastimarla, era lo último que quería, dañarla y perderla para siempre.
Así que me fui de ahí, y para calmar mi sed, busqué una víctima.
Un ladrón o asesino para ser precisos, ya que últimamente la sangre de los animales no me satisface.
Y entonces lo vi. Un hombre de cabellos cobrizos, y lo reconocí; era el tipo que iba a lastimar a mi bella Ryu junto con su dúo. Estaba ebrio, así que no se dio cuenta de mi presencia y lo seguí.
—¿Quién anda ahí? —sus palabras sonaban atropelladas debido al exceso de licor en su organismo.
Aparezco detrás de él. —Tú peor pesadilla —antes de que gritara, me teletransporto con él a mí castillo.
—Aléjate de mi —gritaba con desesperación.
—Antes de que empiece, dime —lo jalo del cuello de su camisa—, ¿quién les ordenó lastimar a esa chica? —refiriéndome a Ryu.
—Su hermana, la señorita Kim Sue —responde asustado.
>>Maldita<<.
—Que quede claro algo, nadie lastima a mi reina —le muestro mis colmillos.
El hombre se desmalla, pero siento si tiene pulso, y no; había muerto del susto.
* * *
Ryu
Despierto y veo que Jungkook no está. No sentí a qué hora se había ido.
Me levanto y me pongo un vestido oscuro, con mi abrigo y un tipo moño color blanco o crema.
Ese vestido era de mi mamá, cuando conoció a la bestia que se hace llamar mi padre. Tae me lo regaló en mi cumpleaños número 16, ya que decía que me parecía a ella.
La verdad ni sé porqué me arreglaba, si no puedo salir de mi habitación. Los sirvientes me traen la comida hasta mi habitación y mi hermano me viene a ver.
Durante todo el día me puse a leer el libro de hechizos, no podía practicar porque es cuando más hay movimiento en la mansión. Así que, lo único que me quedaba era solo leer.
Al caer la noche, aproveché que no había nadie y me puse a practicar el baile, ya que no sé como bailar.
—No debe ser tan difícil —finjo tener pareja y estar bailando con ella—. Agh, me siento ridícula bailando yo sola.
—Si te ves ridícula bailando sola —me doy la vuelta y ahí está él, recargado en la puerta.
—Gracias por tu halago —respondo sarcásticamente.
—¿Cómo es que no sabes bailar? —se acerca.
—No sé si lo sabes, pero la familia que me tocó no le importo una mierda —digo algo molesta.
—Has de cuenta no dije nada —trata de calmarme—. ¿Y para que quieres aprender a bailar?
Suspiro. —En dos meses se hará un baile, el baile de la luna plateada —respondo.
—¿Baile de la luna plateada?
—Un baile que organiza esta familia, lo hacen más para conseguir un pretendiente a las hijas e hijos de la familia —le explico—. En ese baile, el marqués conoció a mi madre.
Siento como toma mi mano y lo miro. —¿Me permite enseñarle a bailar? —yo solo asiento.
En un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en su castillo. Las velas alumbraban cómo siempre el lugar, y la luz de la luna era nuestra testigo habitual.
—Pon la espalda erguida —me indica y yo le hago caso—. Ahora, pondré mi mano aquí —toma mi mano derecha—, y aquí —pone su otra mano en mi cintura.
—Ok, creo que es más raro así —confieso.
—Eso es porque jamás has bailado, ¿o me equivoco? —iba a protestar, pero era verdad, nunca había bailado en toda mi vida—. Lo supuse.
—Ni una palabra de esto Jeon —lo amenazo.
—¿Jeon? Tiene tiempo que nadie me llamaba por mi apellido —me mira.
—No te acostumbres, solo lo hago cuando ando molesta —me excuso.
—Extiende tu brazo —extiendo mi brazo izquierdo—. Ahora, yo guiaré y tú me seguirás.
—Esto ya no me agrada, mejor doy la excusa de que me lastimé o que estoy enferma —propongo.
—Cabeza sobre mi hombro —le obedezco—. Un, dos, tres. Un, dos, tres. Un, dos, tres —empezamos a movernos hacia atrás, adelante, a un lado y al otro.
—Ok, no es tan difícil —me ánimo. En eso, puso música.
—No te pongas tensa, siente el ritmo de la música y deja que ella te guíe —me aconseja—. Alza la mirada.
Cuando lo hice, mi mirada se conectó con la de él. No sé que pasó, pero no dejamos de mirarnos. Miré sus labios y me daban unas ganas de besarlo. Al terminar la música, nos separamos.
—Muchas gracias por enseñarme —lo miro.
—No hay de qué.
—¿Dónde aprendiste a bailar? —me siento en las escaleras.
—La familia Min —responde—. Ellos me recibieron con los brazos abiertos, cuando el rey me dejó en este bosque.
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