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La propuesta

Midoriya Izuku sintió el suave tacto de una mano sobre su cabeza, la caricia cual pluma removió los risos verdes que habían caído al frente de su rostro. Su cuerpo se sentía ligero, como si fuese una masa flotante en algún lugar del espacio-tiempo, donde ya no importaba nada, solo la calidez que extendía a su alrededor.

Si bien ya antes había sentido ese tipo de tacto cuando su madre solía acariciar su cabeza en las noches cuando la enfermedad golpeaba su cuerpo esto era completamente diferente. La piel suave de las yemas de los dedos de su madre fueron reemplazadas por la callosidad áspera, siendo manos que habían sido trabajadas exhaustivamente, aun así, el movimiento fue delicado como apreciativo, un arrullo que solo lo hizo querer regresar a los brazos de Morfeo y género que se acurrucara aún más en la cálida "almohada" que estaba usando en ese momento, o al menos ese había sido su plan original hasta que el movimiento cesó y dio paso al dolor cuando su cabello fue jalado hacia arriba.

El tirón género que abriera los ojos sorpresivamente, la mano que se había aferrado a la "almohada" se había quedado estática al igual que su cuerpo cuando se encontró con la mirada que tenía al frente. El jade y el bermellón chocaron entre sí, solo entonces Midoriya Izuku se dio cuenta en donde se había quedado dormido.

Al parecer había estado usando los muslos de Bakugo Katsuki como almohada después de haberse emborrachado.

Cómo respuesta natural, las mejillas de por sí sonrojadas adquirieron un tono aún más rojizo y el calor se extendió con rapidez en su cuerpo.

Midoriya quiso decir algo, sin embargo su boca se sintió seca y extraña por el alcohol, así que cuando está se abrió, su voz entrecortada solo pudo formular un torpe; "Ka-Katchaan".

Cómo respuesta Bakugo sonrió de lado, aunque su entrecejo se mantuvo abajo.

—Al fin despertaste, pequeña mierda —regaño con una mirada que fue la conjugación perfecta entre la ira y el autocontrol ante el desliz que había cometido Midoriya. Si bien Izuku no era un amante de la bebida, tampoco era alguien que podía entrar en la categoría de "peso ligero" al beber. Así que el hecho de encontrarse en ese estado lamentable se debía a qué de hecho había bebido más de lo que comúnmente bebe, sin embargo ¿Por qué había bebido más de la cuenta? La pregunta rápidamente obtuvo una respuesta en su cabeza cuando una vez más Bakugo hablo— Quítate —dijo, de forma simple y concisa, además de por supuesto razonable. Después de todo ningún hombre le interesaba tener a otro (aún menos borracho) encima.

Midoriya observo sus manos cuando su vista bajo en forma de reconocimiento, una de ellas aún se mantenía encima de su muslo, mientras la otra estaba sobre el tatami de la sala. Midoriya siendo una persona que no le gustaban los conflictos, debería estar preparando una sincera disculpa, sin embargo cuando su rostro se encontró una vez más con el de Bakugo, su entrecejo se había fruncido como el de él. Porque después de todo, ese hombre había tenido la culpa de su terrible borrachera.

—No.

Su lengua saboreo sus labios secos y agrietados, cuando su respuesta salió sin darle oportunidad de reformular sus pensamientos de forma prolija, sin embargo desde el fondo de su corazón Midoriya sabía que no había una respuesta más próxima a lo que sentía en ese momento, porque después de todo, Bakugo Katsuki, quien fuese su primer y mejor amigo tenía planes de casarse ese mismo año.

La revelación de alguna forma había sido esperada por parte de Midoriya siendo que ya se encontraban en sus casi 30. Además muchos de sus compañeros ya habían contraído nupcias con anterioridad y algunos hasta ya contaban con su primer hijo. Y por supuesto, estaba la presión mediática, siendo figuras públicas, los medios como el público siempre querían saber más sobre ellos y las preguntas sobre asentar cabeza habían estado saltando con mayor frecuencia en los últimos dos años.

Así que si, Midoriya sabía que un día esto pasaría, no obstante la sorpresa no pudo reprimirse como también el shock de enterarse por otras personas que no fuesen su "Kacchan", porque después de todo, Kacchan y él habían reparado su amistad desde hace años. Así que ¿Por qué no le había hablado sobre las entrevistas de matrimonio?

Las preguntas se aglomeraron de forma dispersa golpeando su mente y alentando su pensamiento crítico. Por eso Midoriya odiaba beber, lo hacía más lento, no solo a su cuerpo, sino a su cerebro para poder pensar y procesar la información de manera adecuada, colocando algo de fuerza en sus brazos trato de levantarse solo para fallar al instante. Midoriya intento hacerlo una vez más, sin embargo el intento quedo a la mitad cuando Bakugo le dio un tirón, una mueca de dolor apareció en su rostro cuando el agarre se endureció.

Aun así Midoriya logro colocar sus manos a los costados del cuerpo de Bakugo, flotando por encima de él de forma torpe y desprolija usando sus músculos como soporte.

—Ka-

—Dije que te quites de encima —la voz de Bakugo se sobrepuso por encima de la suya sin dejarle terminar de hablar. Midoriya casi pudo escuchar el gruñido de advertencia, con el paso de los años, Bakugo se había vuelto más tolerable a otras personas, como paciente, sin embargo su mecha seguía siendo igual de corta, y en lo que respecta a su relación con otros nunca dejo cabida a respuestas a medias. Si Bakugo empujaba, esperaba el mismo golpe viniendo de los demás. Ante ello el entrecejo de Midoriya se profundizó y una vez más repitió la respuesta que estaba seguro no cambiaría nunca.

—No —su voz fue firme a pesar del arrastre detrás de ella, ante el entumecimiento. En retrospectiva Midoriya nunca espero encontrarse en medio de la sala de un local en Shinjuku completamente borracho, Todoroki había reservado una mesa especial para la antigua clase "A" como una forma de regalo para los futuros novios; Tsuyu y Tokoyami al fin decidieron sentar cabeza para finales de mayo. A 8 meses de la fecha, tanto Tsuyu como Tokoyami parecían tener más de la mitad de la lista de arreglos preparada, después de todo los preparativos podrían ser aún más agobiantes de lo esperado cuando se trabajaba en la industria del heroísmo.

Por supuesto Midoriya estaba realmente feliz por ellos, Tsuyu era una muy confiable amiga para él, al igual que Tokoyami, sin embargo cuando escucho las palabras de Todoroki sobre la entrevista matrimonial de Bakugo en medio de la reunión, simplemente no pudo dejar de llenar su vaso con el licor del sake cuando sintió la boca demasiado seca como para articular algo y cuando se dio cuenta todo se había vuelto un borrón blanco hasta que despertó en medio de la sala vacía. Todos se habían ido, todos menos ellos dos.

—Izuku —advirtió, y Midoriya mentiría si dijera que no saboreo como sonó su nombre de pila en sus labios.

La forma en que lo decía Kacchan siempre fue especial para él, el cómo las silabas podían adquir un valor particularmente diferente ante el ligero cambio que a simple vista no se notaba, no al menos para alguien no diestro en el idioma "Kacchan", pero no para Midoriya quien había pasado casi toda su vida pegado él. Midoriya sabía que debía calmarse, no dejarse arrastrar por ello, después de todo, había un tema más apremiante por el momento al que debían llegar.

—No. No quiero Kacchan —la voz de Izuku Midoriya resonó de forma torpe en el lugar, sus mejillas ardían y su cuerpo parecía ceder ante su propio peso, por suerte los reflejos de héroe le habían dado un margen de tiempo aunque el alcohol aún estaba haciendo estragos en su cabeza y su garganta seca pedía algo de agua. A pesar de ello no aparto la vista de la persona que tenía enfrente.

—¿Acaso eres idiota? —regaño Bakugo. Y Midoriya estaba seguro de cómo se percibía su arrebato a simple vista; como el berrinche de un niño que solo estaba haciendo una rabieta. Y tal vez lo era, pero Midoriya estaba buscando respuestas y estaba seguro que esa noche sería su última oportunidad.

—Tal vez —su voz se tambaleó, una vez más salió de forma torpe, Bakugo alzó una fina ceja ante la afirmación, la vista de Midoriya bajo y miro el cuerpo que tenía al frente, a pesar de vestir una simple camisa gris sobre los pantalones de chándal negros, lucía bastante bien. Como de costumbre cualquier cosa le sentaba bien, ¿Era lo que las chicas llamaban chico bonito? Muchos decían que Bakugo sería un bishounen si dejara de lado ese ceño fruncido, pero Midoriya no sabía a qué se referían, después de todo "Kacchan" siempre había sido lindo ante sus ojos, ¿Lindo, eh? en sus labios una sonrisa honesta se perfilo cuando la palabra salió con tanta facilidad. Y cuando se encontró con las finas y doradas pestañas aleteando de arriba abajo, mientras lo miraba en silencio Midoriya lo reafirmó.

Bakugo tenía un lindo rostro, con ojos únicos, el bermellón de sus iris no era un simple rojo como solía clasificar la gente al llamarlo "rojo sangre" sino que este paso por diferentes tonalidades dependiendo los cambios a contra luz del lugar. Midoriya tuvo que admitir que varias veces se perdió entre las transiciones de estás. Sus labios en cambio eran delgados, y al acercarte a él podías ver los suaves que eran, su piel en general también lo era, esto se debía a la glicerina que fungió como un antioxidante en la piel, lo que hizo que sus pómulos fueran firmes y las arrugas no aparecieran con facilidad en su rostro, además, Bakugo era del tipo disciplinario. Llevaba una dieta rígida como un cronograma de trabajo que le permitió entrenar de forma diaria y constante a pesar del trabajo.

Así que su buena condición no solo podía atribuirse a los genes, sino a su arduo trabajo. Muchos odiaron su carácter, sin embargo si mirarán más detenidamente podrían ver lo que él veía diariamente; alguien honesto y trabajador, que no se rendía por nada ni nadie en el mundo, Bakugo era como llama, ardiendo con fuerza, lo que el hombre muchas veces uso en la antigüedad para iluminar su camino, eso para él era Bakugo Katsuki.

El hombre al que quería alcanzar a toda costa, pero que sin importar cuanto lo intentara, siempre había una pared en medio de los dos.

Midoriya se preguntó si la persona que eligiera podría ver lo que él ve, podría sentir lo que él sentía y podría-

—Izuku no tengo tiempo para lidiar con borrachos —Bakugo interrumpió sus pensamientos con un resoplido aburrido y por primera vez en mucho tiempo Midoriya se sintió insultado ante sus palabras.

—Pero con extraños si —respondió malhumoradamente, sus dientes sin querer chocaron entre sí. Bakugo lo miro por un momento con sorpresa, sin embargo esta no duro y tan rápido como apareció se esfumo siendo reemplazada con su habitual entrecejo fruncido.

—¿Qué diablos, Izuku?

Bakugo parecía molesto, pero Midoriya no estaba de humor como para retroceder, la ira, el enojo, como también la tristeza se arremolinaron con fuerza en su interior, y como una verborrea sin sentido trataron de salir, sin embargo en medio de las tantas cosas que pudo haber dicho Midoriya pregunto: —¿Porque no me dijiste?

Bakugo no respondió, el silencio solo duró un momento, pero en ese instante Midoriya trato de leer la extraña mirada que dirigió hacia él. No era enojo, ni sorpresa. Era algo más. Algo que no parecía haber visto antes.

Un milagro tal vez. Porque siendo alguien que conocía todo de Bakugo estaba viendo algo nuevo y único en ese instante. Sin embargo, como de costumbre, Bakugo siendo alguien mezquino con los demás educó su semblante a su marca registrada; es decir a su habitual mirada llena de ira y enojo.

—¿Por qué debería hacerlo? —soltó con desdén, pero Midoriya no aparto la mirada, Bakugo chasqueo la lengua, no era del tipo de persona que alargaba las conversaciones, o gastaba saliva en vano, siempre dijo lo que quiso decir, sin importar que fuese malinterpretado al instante por sus duras palabras, no era como él que se devanaba el cerebro tratando de calmar la verborrea de pensamientos que se deslizaban en sus labios para tratar de hacerse entender así mismo con los demás, tampoco era del tipo que huía de las personas, por eso Midoriya no se perdió el momento en que Bakugo aparto la mirada, y miro algún punto en la pared detrás de él— Es un asunto trivial —dijo al fin tras rascarse la cabeza, Bakugo pensó que este era el final de la conversación, pero Midoriya no estaba de acuerdo con ello.

—No es trivial —sus dientes chocaron entre si generando que las silabas sonarán rasposas e hirientes en un murmullo fantasmal en medio de la habitación vacía, parte de su flequillo ocultaba su rostro, y cuando Bakugo logró mirar su expresión notó como las lágrimas empezaban a caer por sus mejillas— ¡Te vas a casar! —grito, Bakugo guardo silencio con una expresión en blanco, lo que hizo que el enojo de Midoriya se intensificara— ¡Es una decisión muy importante! —arremetió, pero no hubo respuesta, el cuerpo de Midoriya tembló— Todos lo sabían menos yo —fue un murmullo agonizante. Bakugo no lo estaba mirando, Midoriya había bajado la mirada, mientras el silencio se extendió en el lugar.

—Tal vez por eso es que no te dije —la voz de Bakugo rompió el silencio ensordecedor, llamando una vez más su atención— ¿Acaso te has mirado al espejo? Eres un desastre.

—¡¿Y cómo no serlo si te vas a casar y tener hijos con una completa extraña?!

—¿Y? —no hubo malicia en su respuesta, tampoco fuego en sus ojos, solo indiferencia, como si estuviesen hablando del clima.

—¡Si tanto deseas tener hijos! ¡¿Por qué no tienes los míos?!

—¿Eh? —una terrible confusión se estacionó en el rostro de Bakugo quien parpadeo en su dirección, su boca se abrió, pero de esta no salió nada, hasta que pudo articular una maldición—¿Qué carajo, Izuku? Te volviste loco.

—Puede ser, pero Kacchan, no estoy mintiendo, si vas a tener los hijos de alguien ¿Por qué no los míos?

Bakugo se llevó una mano al frente del rostro y resoplo, su mano había cubierto la mitad de su cara, sus labios por otra parte formaron una sonrisa torcida antes de lanzar una sonora carcajada al aire, mientras se inclinaba hacia atrás apoyado de su mano izquierda sobre el tatami.

—Joder, Izuku —Midoriya percibió la frustración, delineó como el movimiento de su mano se retrasó mientras arrastraba la piel de su rostro antes de dejarla caer a un costado, sus ojos tan rojos como el propio fuego brillaron con fuerza, mientras una sonrisa airosa se deslizo en sus labios— ¿Acaso es un tipo de proposición?

A ojos de cualquiera, Bakugo parecía altanero y orgulloso, pero Midoriya pudo ver con facilidad el desliz en su tono de voz, la anticipación en sus silabas salieron un poco más rápido de lo normal, como el leve temblor de sus ojos cuando se encontraron con los suyos.

—¿Y que si lo es? —Midoriya acercó su cuerpo un poco más, aún seguía encima de él, lo único que los separaba era el largo de sus brazos que fungían como ancla entre los dos. Sus ojos no se permitieron dudar mientras fue observado fijamente por Bakugo. El silencio se estableció entre los dos. Midoriya no sabía qué hora era, y tampoco le importaba, luego pensaría en como disculparse con Tsuyu y Tokoyami por emborracharse así, pero ahora lo más importante para él estaba frente a sus ojos.

—¿Qué mierda? —Bakugo soltó antes de dejar escapar otra carcajada al aire, Midoriya paso saliva, el nerviosismo empezó a instalarse en su cuerpo, tal vez había sido demasiado audaz como grosero, y ahora Bakugo estaba realmente molesto, el miedo empezó a consumirlo por dentro, perder a Bakugo con alguien más no era nada en comparación de perderlo por completo, si ya no eran amigos, no sabría que hacer después de haber pasado por tanto como para volver al inicio otra vez— Joder, ¿En serio que clase de declaración es esa?

—La mía —protesto Midoriya al ser menospreciado con facilidad. La sonrisa de Bakugo se volvió más generosa como siempre lo hacía cuando realmente estaba viendo algo que realmente le divertía. Midoriya no supo cómo tomarlo.

—Entonces pídela bien —una mano se estaciono en su mejilla, una caricia ligera como la de una pluma en medio de manos bien trabajadas generaron un escalofrío en su espina dorsal. Ese era Bakugo Katsuki; su Kacchan, el hombre al que no estaba dispuesto a perder por nada ni nadie en el mundo. El mismo que le estaba lanzando un desafío.

—Bien, dame una semana.

—¿En serio? ¿Una semana para proponerte? —su sonrisa se volvió depredadora en medio de la burla.

—No, una semana para cortejarte y al final de esta estarás tan feliz conmigo que no querrás ocultar que estamos en una relación —afirmo con una sonrisa audaz.

—Pareces estar seguro de ello, Izuku.

—Oh, Kacchan, no tienes ni idea de lo seguro que estoy en esto —le devolvió la sonrisa, mientras ladeó su rostro, tratando de perseguir el calor de la mano que aún le sujetaba.

—Realmente estás loco.

—Tal vez —respondió, su sonrisa se hizo más suave y gentil en medio de la tensión del momento, Bakugo aparto la mirada y dejo caer su mano solo para apoyarse y empezar a levantarse, su otra mano se extendió hacia Midoriya quien la tomo con gratitud.

No hubo más palabras, mientras los dos tomaron sus cosas y Midoriya se apoyaba del hombro de Bakugo cuando salieron del establecimiento.

Las luces de las calles seguían encendidas, Midoriya se dejó impregnar por el olor de la colonia de Bakugo mezclado con el alcohol, sus ojos se cerraron por un momento. Bakugo chasqueo la lengua.

—Realmente eres una molestia.

—Supongo, pero aun así espero que hagas espacio en tu agenda para esta noche —Bakugo lo miro con confusión, Midoriya le sonrió dulcemente— Después de todo te lo dije, te cortejare.

Bakugo chasqueo la lengua una vez más, pero no se atrevió a refutar sus palabras, porque después de todo él había dejado caer el reto, y como tal no se retractaría de ellas.

Midoriya sabía que era una completa locura, sus deseos como sus planes, tal vez estaba en lo cierto Bakugo, era un completo loco por pensar en ello con tanta facilidad como si no hubieran tantos factores de por medio, la sociedad, como sus propios sueños, pero así era el amor ¿verdad?

Una terrible locura que se apodera de la razón e inhibe cualquier miedo, y permite al hombre que ama aferrarse a la esperanza por muy pequeña que sea solo por ver realizado su deseo más grande.

Ser amado como hacer feliz a quien se ama de corazón.

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