Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Lo que no le digo a nadie.

Linda guía el camino por uno de los pasillos de la casa, Light no puede evitar observar todo a su alrededor, la casa completa parece estar hecha de madera y las paredes en su mayoría están revestidas de diversas fotografías.

—Y aquí... es la habitación. —Indica su suegra tras abrir una puerta y hacerle un gesto con la mano al castaño, invitándolo a pasar primero.

—Vaya... —murmura, viendo hacia todos lados. Es bastante grande, con una amplia cama al medio y una puerta de vidrio corrediza a un lado que cubre buena parte de la pared, la cual lleva a un pequeño balcón y que permite una espectacular vista al lago— Es hermoso...

—¿Y qué te parece la cama? —Pregunta Near, lanzándose al colchón y moviendo los brazos como lo haría si estuviera sobre la nieve.

—Bebé, no hagas eso. —Reprocha Linda, indicándole con un movimiento que se levante mientras con la mirada le hace saber que hablarán de esto luego.

Light no puede importarle menos si un adolescente de quince años se acostó sobre la cama que él dormirá, sigue enfocado registrando cada detalle. Sus ojos ubican otra puerta y su lógica le dice que debe ser el baño, lo cual es perfecto, así tendrá completa privacidad.

—Y bien, ¿dónde dormirá Elle? —Pregunta juntando las manos, ansioso de que lo dejen solo para poder descansar del horrible día que ha tenido.

—Ya no soy un niño, Light —Responde Near con rostro estoico mientras lo ve directo a los ojos—. Sé que la vida real no es como los doramas.

—Lo que mi niño quiere decir —interrumpe Linda, situándose detrás de su hijo menor para sujetarlo con cariño de los brazos—, es que no nos hacemos ilusiones de que ustedes dos no duerman... ya sabes, en la misma cama, por eso les escogimos la habitación con la cama más grande.

—Oh, sí, qué bien... —ríe de forma nerviosa mientras se frota las manos— de todas formas nos encanta acurrucarnos —comenta con el mismo nerviosismo en su voz— ¿verdad, cielo?

—Sí, claro, nos encanta... —responde Elle con ironía mientras acomoda las maletas en un rincón.

Mientras Light aún intenta asimilar la noticia, una bola de pelos malvada irrumpe en la recámara y entre ladridos agudos se lanza contra sus piernas.

—Por Dios, por Dios, ¿qué es eso?, ¿qué es eso? —se mueve de un lado a otro sin saber lo que ocurre mientras esa cosa sigue ladrando y prendida a él— ¡Elle!

—Ya, no pasa nada... —El pelinegro lo rescata al detener el ataque, tomando en brazos al pequeño y adorable perrito.

—Una disculpa, Light —Linda sonríe apenada, luego se acerca a su hijo y le hace algunos cariñitos al cachorro—. Se llama Kevin, lo rescatamos hace poco y aún estamos entrenándolo, pero te prometo que no hace daño.

—No sabía que habían adoptado un perrito. —Comenta Elle, dejándose lamer las mejillas.

—Por favor, no lo dejen afuera o las águilas podrían atraparlo. —Agrega Near con notable preocupación.

—Nooo, no le hagas caso —murmura el pelinegro, estrechando a Kevin y llenándolo de besos—, ninguna águila se llevará un perrito tan bonito. Near solo está bromeando.

—Ah, por cierto —Linda camina hacia un ropero que está a un lado—, aquí hay toallas y sábanas extras.

—¡También esto! —Near corre para sacar una frazada con diseños tribales y lanzársela a Light—. Dicen que tiene poderes mágicos.

—Ah, ¿y qué poderes? —Cuestiona Light, abrazando la frazada porque se siente extremadamente suave.

—Mis padres dicen que es la fábrica de bebés.

El castaño de inmediato estira los brazos hacia el frente para alejar esa cosa de su cuerpo.

—Mi vida, sabes que eso es imposible. —Linda se acerca a Elle para cargar a Kevin y dejarlos descansar.

—Ya sé que son hombres pero por algo es mágica —Near hace girar una muñeca dejando la palma hacia arriba, como indicando que es lo más obvio del mundo—. Así que úsenla esta noche, quiero ser tío. —Al decir lo último da un brinquito dando pequeños aplausos.

—Sííí, claro... —Light ríe entre nervioso e incómodo— Vamos a dejar la fábrica de bebés aquí, ¿te parece? —Acomoda la sabana en un mueble tipo diván que está a los pies de la cama.

No es lo que Near esperaba pero encoge los hombros, mostrándose satisfecho.

—Los dejamos para que descansen, fue una linda velada. —Linda se despide de Elle con un beso en la mejilla y luego camina hacia la puerta cargando a Kevin.

Near también se dirige a la salida, solo que contrario a su mamá, él camina de espalda para no apartar la mirada de la pareja.

—Descansen... —Les dice con una sonrisa ladina mientras alza y baja las cejas de forma pícara.

—Sí, Near, tú también... —Responde Light fingiendo una sonrisa.

El más pequeño sale de la habitación pero antes de cerrar la puerta, asoma la cabeza una vez más. —Recuerden, háganme tío.

La puerta se cierra y una vez solos, el castaño da un profundo suspiro. —Iré a ponerme mi pijamas, necesito que este día termine de una vez.

Light camina hacia las maletas y toma una suya, acto seguido se encierra con ella en el baño. Elle decide también buscar ropa en su maleta y una vez empijamado, saca del ropero algunas cobijas para colocar sobre la alfombra del suelo y acomodarse encima de ellas.

Dentro del baño, Light termina lo que hacía, sin embargo no se atreve a salir. La parte superior es una camiseta normal, el problema es la parte inferior. Es un hombre que le gusta usar shorts cortos para dormir, le parecen cómodos y no hay ningún problema con eso, pero no se suponía que iba a dormir en la misma habitación que Elle.

—Y... ¿no venías hace mucho? —Pregunta desde el baño solo por hacer plática mientras piensa en qué hacer.

—No me has dado muchas vacaciones en estos tres años, jefe.

—Deja de quejarte.

El castaño entreabre la puerta y a través de esa ranura localiza a Elle. Su subordinado está acostado en el suelo boca arriba, aunque desde su posición no puede asegurar si tiene los ojos abiertos o cerrados.

—Oye... ¿Podrías... no mirar?

—No lo haré. —Responde con la mirada puesta en el techo.

—¿Tienes los ojos cerrados?

—Sip.

—¿Seguro?

—No veo nada. —Dice, a pesar de seguir viendo hacia el techo.

A Light no le queda más que creerle, sale del baño y camina hacia la cama de puntitas para que sus pisadas no adviertan su ubicación. Lo único que quiere es llegar a la cama y esconderse bajo las sábanas, así que no se percata que los ojos de Elle lo siguen por todo el recorrido.

—¿Ese es el pijama con el que decidiste venir a Alaska?

El otro suspira con hastío mientras hace a un lado las cobijas. —Sí, este es el pijamas porque iba a estar solo en un hotel, ¿recuerdas?

—No vamos a discutir a esta hora —toma el extremo de la cobija y se cubre dejando los brazos debajo de ella—. Aún nos queda todo el fin de semana, así que mejor dormimos, ¿no?

—Sí, mejor.

Se acomoda en la cama y se arropa con las sábanas. Sin embargo, comienza a darse cuenta que la puerta corrediza con hermosa vista al lago es un problema, aunque sea de noche el sol no se ha ocultado y toda la luz entra por ahí. Se remueve en el colchón buscando la posición idónea, intenta también alinearse con uno de los pilares que alcanza a ver en el balcón, creyendo que así evitará que la luz le dé en la cara, lo cual resulta ser un intento fallido.

—Supongo que no podré dormir mucho con este sol... —Comenta, suspirando cansado, ahora es cuando se arrepiente de no haber llevado su antifaz.

Elle pone los ojos en blanco y sin decir nada toma un control remoto que minutos atrás dejó a un lado, y presionando un botón las persianas comienzan a cerrarse, dejando la habitación a oscuras.

—Podrías haberlo hecho antes, ¿no crees?

—Solo duérmete, Light.

oOo

Aún es muy temprano y de pronto una molesta melodía comienza a sonar incesantemente.

—Elle... teléfono... —Murmura Light, sin moverse.

No obstante, el pelinegro tampoco se mueve y el celular continúa sonando. Es entonces que Light recuerda en dónde se encuentra y sabiendo que puede ser una llamada del trabajo se sienta de golpe, comenzando a palpar por todas partes de la cama.

—Elle, mi teléfono... mi teléfono... —Susurra apresurado, a punto de lanzarle un almohadazo si no se despierta.

—Uhm... tu portafolio... —balbucea con los ojos cerrados, demostrando que está programado para atender las exigencias de su jefe aún dormido— en la butaca... a un lado...

Light voltea y ubica el asiento que está a un lado de la cama, se arrastra a gatas por el colchón y estirando un brazo toma el portafolios para buscar el celular.

—¿Hola? —logra contestar a tiempo pero la línea se escucha entrecortada, por lo que sale pronto de la cama y camina por la habitación buscando mejor conexión— ¿¡Hola!? ¿¡Hola!? ¿¡Me escucha!? —alza demasiado la voz sin darse cuenta, ante lo cual Elle aprieta los ojos, como si así fuera a bloquear los gritos de su jefe— ¿¡Frank!? ¡Frank, hola! ¡Lo siento, la conexión es horrible!

—¡Light! —Farfulla el pelinegro, abriendo los ojos molesto— ¡Déjame dormir!

—Shhh, baja la voz, es Frank... —Susurra, cubriendo el teléfono, acto seguido toma una bata que está colgada en el perchero al lado de la puerta y sale de la habitación.

Camina de prisa hacia las escaleras e intenta mantener la conversación en voz baja, sabe que los demás aún deben estar dormidos. La conexión ya es mejor pero aún se entrecorta un poco, asume que mejorará si sale. Hay unas botas de goma a un lado de la puerta de entrada, las cuales Linda le dijo que podía tomar un par si deseaba salir a caminar al patio.

Abre la puerta aún acomodándose las botas, las cosas con Frank se están complicando, no quiere presentarse al show al cual lo había convencido de ir, hasta despidió a Aiber por esto. Toda su concentración está puesta en esta conversación que mientras baja por el pórtico no se percata que dejó la puerta abierta.

—No te pongas así, Frank... podemos cancelar si no te sientes preparado... —Pone los ojos en blanco en señal de hastío pese a que su voz está llena de dulzura. Comienza a caminar por el césped, escuchando las quejas sin sentido al otro lado de la línea.

De pronto Light escucha unos cuantos ladridos agudos y al voltear se encuentra con la bola de pelos malvada moviendo la cola a unos cuantos pasos de distancia.

—Shhh, cállate... —le advierte al animal, apuntándolo con el índice— No, no, Frank, no te estoy callando a ti. Si me permites ser honesto, sería un error cancelar tu participación en el programa... —a los insoportables ladridos se le agregan unos graznidos amenazantes. Light observa de reojo hacia arriba, encontrando a un águila en un árbol pero sigue tan inmerso en su conversación como para recordar las palabras de Near— Siempre has sido alguien a quien he admirado mucho, tienes una carrera intachable y cancelar sería como una mancha en tu... en tu...

Es hasta que el águila comienza a volar que Light le presta atención, y de pronto sus ojos enfocan al cachorro y luego de nuevo al águila, algo en su cabeza haciendo clic.

—No, no, no... —corre hacia Kevin manteniendo el celular pegado en su oreja, lamentablemente el águila llega antes que él y con sus grandes garras no le es difícil atrapar y salir volando con un perro tan pequeño— ¡Frank! ¡Frank! ¡Dame un segundo! ¡Tú...! ¡Devuélvelo! ¡Devuélvelo! —En un acto desesperado, lanza hacia arriba el celular con intenciones de darle, lo cual logra, provocando que el ave suelte al cachorro.

Por suerte la altura no era demasiada y a Light no le es difícil atrapar a Kevin en brazos, luego corre para recoger su teléfono que cayó al suelo después del impacto.

—¿¡Frank!? ¿¡Frank!? Lo siento, tuve que soltar el teléfono —explica agitado mientras comienza a correr cargando al perro con un brazo, puede escuchar que el águila viene detrás de ellos—. Solo piensa en lo que te dije, Frank... si quieres cancelar, cancelamos pero piénsalo antes, ¿sí?

Cuando escucha que el graznido está demasiado cerca, su instinto le dice que se cubra la cabeza con la mano que tiene libre, el problema es que al hacerlo deja expuesto el celular y el animal aprovecha para tomarlo antes de volver a elevarse por los aires.

—No, no... —murmura asustado al ser consciente de lo que acaba de pasar, vuelve a correr pero esta vez detrás del águila— Espera, por favor... te lo entrego, llévatelo pero regrésame mi teléfono... —extiende los brazos hacia arriba con Kevin en manos, intentando que el ave se compadezca y acepte el cambio.

Light ignora que en la cocina hay una enorme ventana estilo francesa cuya vista da exactamente hacia el lado del jardín donde él está. Desde ahí Linda toma su primera taza de café y Near devora su tazón de cereal mientras ambos sonríen viendo la tierna escena.

—Oigan, ¿han visto a... —Elle se acerca por detrás a su madre y hermano, fijando la mirada en la ventana al igual que ellos—... Light?

—Está afuera jugando con Kevin. —Dice Linda sonriendo, porque desde adentro realmente pareciera que es solo un juego.

—Pensé que no le agradaba. —Comenta Near, terminando el cereal.

—Te juro que ayer no hubiera creído que tu novio podía ser tan adorable, hijo.

—¿Podrías ir por tu novio, Elle? Mi mamá tiene planes con él.

—¿Tú no iras?

—No, dice que es para gente adulta —responde, poniendo los ojos en blanco—, pero me les uniré después.

—¡Sí, dile que le tengo una sorpresa! —Agrega Linda, juntando las manos emocionada.

El pelinegro asiente sin poder apartar la mirada de la escena que ocurre al otro lado de la ventana. Se cierra la cremallera del suéter color musgo que decidió vestir y camina hacia la puerta que está a un lado de la cocina, la cual lleva a la parte trasera del jardín. Al bajar por los escalones de la entrada puede oír la algarabía de su supuesto novio pero no entiende nada.

—¿Qué se supone que haces? —Pregunta llevándose las manos a los bolsillos delanteros del suéter.

—No vas a creer lo que pasó... —baja los brazos, respirando agitado— Nate tenía razón, el águila vino... y se llevó al perro... pero yo lo salvé —explica entre jadeos luego de haber corrido tanto con el cachorro en alto—, y... y luego volvió y se llevó mi teléfono...

Lawliet camina despacio hasta detenerse enfrente del castaño, a quien observa consternado. —¿Acaso tú... estás ebrio? ¿Bebiste algo?

—¿Qué...? ¡No! Hablo en serio, estaba en una llamada importante y seguramente Frank intentará llamarme a ese número. —Zapatea contra el suelo como si fuera un niño pequeño.

—Relájate, ¿sí? Ordenaré otro teléfono, mismo número, supongo que podría estar listo mañana temprano y podemos ir por él al pueblo.

—¿En-En serio? —Se lleva una mano al pecho, respirando agitado luego de haber corrido por todos lados.

—Si estás de acuerdo lo pediré ya mismo.

—¡Me parece perfecto! —sonríe y luego voltea al cachorro que tiene en brazos— Regresa a la casa, por favor —lo deja en el suelo, dándole un par de palmadas en el trasero para motivarlo a buscar el camino—. Hazle caso a Nate y no vuelvas a salir.

—Que lindo, un día aquí y ya hablas con los animales.

Light voltea a verlo desde abajo, frunciendo el ceño. —¿Te he dicho que no eres gracioso?

—Como un sinfín de veces. Ahora vístete porque tienes planes.

—¿De qué estás hablando?

—Parece que mi mamá tiene algo en mente con sus amigas que no me quiso decir qué es y luego Nate también ha planeado algo para ti, entre otras cosas —se encoge de hombros, llevándose las manos de nuevo a los bolsillos delanteros del suéter—. Supongo que irán de compras y demás cosas que hacen las chicas.

—Yo no soy una chica, Elle. —Cruza los brazos, levantando levemente la barbilla.

—Pues serás el que irá vestido de blanco. —Ríe de lado, satisfecho al escucharlo rechinar los dientes.

—Te repito que no eres gracioso, Elle Lawliet.

—Y no pretendo serlo, solo ve y ponte algo decente —lo observa de pies a cabeza antes de formar una sonrisa pícara—. Oye, ¿todavía andas esos shorts debajo de la bata?

El castaño de inmediato se sonroja y tomando los extremos de la bata se envuelve más con ella.

—Diles que me siento mal, no voy a salir.

—¿Quieres destrozar el corazón de tu adorable suegra?

—Elle, tu sabes que odio salir. No iré. —Lo toma del brazo y lo jala hacia él como diciéndole «arregla esto o te despido».

—Uh, dominantes, me gustan —ríe, provocando que el otro lo suelte con hastío—. Irás.

—No voy a ir.

—Irás. —Dice dejando de lado el tono bromista, mostrándose más firme—. Ahora nos daremos un abrazo, no quiero que crean que discutimos. —De reojo observa que su madre y hermano siguen pegados en la ventana, así que toma la cintura de Light, quien de inmediato se resiste un poco.

—No, ni se te ocurra tocarme —intenta retroceder, apartando los brazos para no rozarlo ni con la punta de los dedos—. Elle, sabes que no me gustan los abrazos. —Insiste cuando el otro continúa jalandolo.

—Solo un abrazo pequeño —lo acerca hacia él por completo y lo rodea con los brazos, su abrazo no es correspondido pero tampoco esperaba que lo fuera—-. ¿Ves? No era tan malo. —Le susurra al oído mientras lo estrecha con más fuerza, acariciándole la espalda hasta que una mano comienza a bajar, posándose en ese trasero al cual le da un par de palmadas suaves.

—Quita tu mano de ahí, por favor —dice sin alterarse pero con tono serio—. Si vuelves a tocarme el trasero, te puedes despedir de lo que te cuelga entre las piernas porque pienso castrarte, ¿entendido?

—Sip. —Elle extiende los brazos hacia los costados a la vez que da un paso hacia atrás.

—Me alegro. Que lindo prometido tengo. —Fingiendo dulzura le acaricia una mejilla, donde le da un par de palmadas, la última siendo más fuerte que las demás.

oOo

Antes de partir rumbo al pueblo, Linda le pidió a Elle que hable con su padre. Lo menos que desea es un fin de semana tenso cuando tienen años sin verse, además cree que lo único que le hace falta a esos dos es hablar, por lo que ahora que estarán solos en casa podría ser una buena oportunidad.

Elle duda mucho que las cosas sean como su madre las imagina, pero no la ha visto en tanto tiempo que lo menos que puede hacer es intentar hacerla feliz. La casa es enorme y el terreno que la rodea lo es mucho más, sin embargo conoce al gruñón de su padre y sabe dónde encontrarlo. Solo toma una cerveza del refri para que el alcohol le dé valor y luego se dirige a un muelle mucho más pequeño que el que usaron cuando llegaron. Y a pesar de que ha pasado tiempo, sonríe al saber que no sé equivocó.

—Me imaginé que te seguía gustando el golf. —Comenta al acercarse. Un intento de hacer charla casual.

—Tu mamá me compró estas eco-pelotas, se disuelven en el agua —coloca otra pelotita en el suelo y tras enfocar, le da con el palo. El objetivo está marcado con una bandera roja en una pequeña isla que flota en el lago a unos metros—. No sé cómo hace para encontrar estas cosas. Como sea, ella está un poco molesta porque al parecer no fui un buen anfitrión anoche.

—Sí, justo de eso quería hablar —le da un sorbo a la lata porque ya puede presentir que esto no acabará como planea—. Creo que nunca hemos sido buenos comunicándonos y quizá...

—Estoy de acuerdo. Fue todo un shock saber que te vas a casar con el tal Light, en especial cuando nadie sabía que tenías pareja. El punto es... que te ofrezco una disculpa. —Extiende un brazo, sin mostrarse realmente arrepentido.

Elle mira con desconfianza la mano de su progenitor pero dentro de todo la conversación salió mejor de lo que esperaba.

—Está bien, no hay problema, papá. —Le estrecha la mano, dispuesto a dar por finalizado el encuentro y marcharse.

—Hay algo más —agrega al verlo con intenciones de irse—. He revisado mis planes de retiro recientemente y estuve pensando.... He trabajado toda mi vida, construimos un imperio con tu madre y nada valdrá la pena...

—Ya lo discutimos, papá. Ya me dijiste que nada valdrá la pena si no hay alguien a quien puedas heredarlo.

—Sí, ya sé que ya lo discutimos y quiero discutirlo otra vez. —Eleva un poco la voz, viéndolo a los ojos—. Tienes muchas responsabilidades aquí, he sido muy comprensivo con todo esto de querer aventurarte en Nueva York pero necesito que vuelvas acá.

—Ahí vamos de nuevo... —murmura, dándole un largo sorbo a su cerveza porque lo necesita—. ¿Cuando tomarás en serio lo que hago?

—Cuando tú actúes en serio.

—Lo lamento pero mi respuesta sigue siendo no. Papá, tienes otro hijo...

—Nate apenas tiene quince años. —Interrumpe, tensando la mandíbula.

—Sí, ya sé que solo tiene quince años pero él adora este pueblo, siempre mostró interés por los negocios familiares, yo no —suspira, viéndolo a los ojos con pesar—. Aún así te ensañas conmigo, ¿sabes por qué? Porque no confías en mis sueños. Tal vez para ti mi vida en Nueva York sea una tontería pero me hace feliz, y eso no es suficiente para ti.

Joe se queda pensativo y luego de unos segundos asiente, no muy convencido. —Supongo que si eso te hace feliz, entonces no tenemos nada más que hablar.

—Como si alguna vez tú y yo realmente habláramos. —Dice al mismo tiempo que aprieta la lata vacía, deformándola para acto seguido alejarse de ahí, sin voltear hacia atrás ni una sola vez.

oOo

Un hombre vestido de camisa blanca manga larga y con un portafolio de cuero sobre las piernas destaca fácilmente en un lugar lleno de mujeres vestidas con menos formalidad. Light no entiende por qué hay un bar abierto a las diez de la mañana. El sitio es pequeño pero acogedor, bastante pueblerino con paredes y puertas de madera antigua.

—Espero que estés listo para tu gran sorpresa —dice Linda emocionada. En la mesa la acompañan otras amigas a quienes decidió invitar para pasarla mejor, entre ellas Misa, todas con una botella de cerveza en la mano—. Es uno de los grandes tesoros que tenemos en Sitka, ¿verdad?

Todas asienten, levantando la botella para brindar en señal de apoyo. Es entonces que las luces se apagan, los gritos eufóricos se hacen escuchar y Light, quien no parecía muy interesado en la conversación, comienza a ver hacia todos lados confundido, hasta que una luz apunta al escenario, específicamente hacia una silla vacía.

Cuando la música empieza a sonar, Light sabe lo que está a punto de ocurrir. Sonríe al momento que la mirada de Linda se cruza con la suya, aunque es más bien una sonrisa torcida, le cuesta trabajo asimilar esto, ¿en serio lo han traído a ver a alguien bailar como en un burdel barato?

Más silbidos y las luces se mueven por todas partes, hasta enfocarse en una parte alta del escenario cubierta por una cortina, la cual alguien remueve, dejando a la vista a un hombre sentado medio de lado simulando una pose sexy, portando un traje de mayordomo bastante revelador y entallado. Light entrecierra los ojos, ¿no es el tipo de los canapés asquerosos en casa de Elle?

Los gritos aumentan al momento que el sujeto usa una soga para bajar y comenzar a bailar en medio del escenario.

—Ramon es el único bailarín exótico en la isla. Tenemos suerte de tenerlo, ¿no crees? —Comenta Misa, elevando la voz para no ser opacada por la música.

Light sonríe fingiendo amabilidad. Entiende un poco el alboroto, las pobres mujeres no tienen más opciones, pero aún así Ramon no tiene el cuerpo necesario para ser bailarín exótico, o al menos no el de alguien por el cual él pagaría ver.

Ramon se acerca al borde del escenario, moviendo las caderas nada sincronizado y ahí se arranca la camisa, dejando a la vista una abultada panza y brazos poco firmes. Aún así un par de mujeres no dudan en correr hacia él y colocarle billetes en el cinturón del pantalón. Lo único que Light se pregunta es cuándo terminará esta tortura.

Quizá el hacerse esa pregunta es un grave error. De pronto Linda le acomoda un velo en la cabeza y así como si nada, Ramon ya está a unos pasos de distancia, aún moviendo las caderas de forma poco sexy mientras con las manos lo invita a acercarse.

—Oh, agradezco el gesto pero... no, no es necesario —menea la cabeza, clavando los dedos en su portafolio como una manera de controlar sus nervios—- No quisiera que todas las mujeres aquí presentes se pusieran celosas. —Insiste riendo incómodo cuando Linda comienza a empujarlo para que se levante.

Ramón lo toma de la mano antes que pueda seguirse negando. Lo lleva al escenario, donde a Light no le queda más que sonreír al público para fingir que la está pasando bien.

—Ramón... probablemente tú ni siquiera seas gay —le susurra al hombre luego de que éste le pidiera sentarse en la silla—. Podemos decir que no te sientes cómodo haciendo esto...

—¿Quién dice que no me siento cómodo? —Sonríe, mostrando sus dientes amarillos al mismo tiempo que empuja al otro para que se siente de una vez— Solo Relájate, ¿sí?

De inmediato Ramon se coloca frente a Light y le da la espalda, acto seguido se arranca el pantalón, revelando una diminuta tanga negra. Los gritos aumentan mientras que Light está al borde del colapso. «¡Tiene el trasero peludo! ¡Tiene el trasero peludo! ¡Tiene el trasero peludo!» grita mentalmente, intentando no verlo a la vez que se pega lo más que puede a la silla para mantener la distancia, pero Ramon continúa echando el culo hacia atrás, con claras intenciones de restregárselo.

En cierto punto el pseudo bailarín exótico se tira al suelo, es un alivio que a Light le dura muy poco. Ramon abre las piernas, quedando la silla en medio de ellas, las flexiona dejando la planta de los pies sobre el escenario, y usándolas como apoyo comienza a subir y bajar la cadera, provocando que el bulto que tiene entre las piernas se vea más prominente al subir. Light trata de no ver pero procura disimular porque sabe que sus gestos de fastidio habituales no pasarían desapercibidos al ser parte del centro de atención.

Ramon se levanta y procede a restregarse contra su cuerpo, lo cual es una prueba de fuego, el castaño debe hacer un esfuerzo sobrehumano para no vomitar ahí mismo, sobre todo al no saber si la humedad que le está dejando en la ropa es alguna clase de aceite o simplemente sudor. No es nada en contra de Ramón, podría ser el hombre más guapo y aún así se sentiría incómodo con la invasión de su espacio personal.

Afortunadamente la canción llega a su fin, momento que él aprovecha para ponerse de pie y bajar del escenario casi corriendo. En lugar de regresar a la mesa, le hace un gesto a Linda indicándole que saldrá un rato, nadie se opone porque una nueva canción comienza a sonar y los gritos se reanudan.

Uno de los costados del bar da hacia el lago, por lo que camina hasta ahí mientras se arranca el velo de la cabeza. Suspira y apoya los antebrazos en la barandilla de madera, podría quedarse la tarde entera apreciando esa vista. Sin embargo, la puerta detrás de él cruje de lo vieja que está y la música del interior escapa por pocos segundos. Asume que es Linda volviendo por él, intenta prepararse mentalmente para eso, pero la persona que se sitúa a su lado es Misa... la ex.

—No estarás pensando huir, ¿verdad? —La chica sonríe mientras coloca la botella de cerveza sobre la barandilla.

—No, para nada —ríe nervioso—. Solo necesitaba un poco de aire fresco, es todo.

—Tranquilo, te entiendo, me sentí igual la primera vez que salí con los Lawliet. Pueden ser muy abrumadores —se lleva un dedo a los labios, como pidiéndole que le guarde el secreto—. ¿Es muy diferente a Nueva York? —Está vez dirige la mirada al lago, suspirando mientras aprecia todo lo que logran registrar sus ojos azules.

—Un poco. ¿Has ido?

—Nooo, no —menea la cabeza, dándole un sorbo a la botella—. Era el sueño de Elle pero no el mío.

—Ustedes iban en serio, ¿verdad? —No cree que exista una relación formal en la que la pareja actual le haga esa pregunta a la ex, pero se siente intrigado. Sabe muy poco de Elle ¿y ahora resulta que fue novio de una chica que parece modelo?

—Estuvimos juntos el bachillerato y la universidad pero solo eso. —Se encoge de hombros, como si no fuera la gran cosa.

«¿¡Solo eso!?» se dice Light por dentro mientras mantiene la sonrisa más amigable que puede. Bachillerato y la universidad, ¿cuánto será? ¿Siete años más o menos?

—Y luego ustedes terminaron porque... —Hace una pausa, esperando que la chica complete la frase.

Misa suspira, tomándose unos segundos para responder. —Uhm... pueeeees, la noche antes de graduarnos, me propuso matrimonio. Dijo que quería escapar a Nueva York conmigo y...

—Dijiste que no. —Completa al verla con dificultades para hacerlo.

—Exacto —sonríe, solo que esta vez no su sonrisa habitual llena de júbilo, sino más bien una llena de arrepentimiento—. Jamás he estado fuera de aquí, es mi hogar... pero bueno, no importa —al decir lo último se sacude, un gesto para quitarse de encima pensamientos negativos y volver a su energía juvenil de siempre—. Eres afortunado, Elle es el mejor, aunque ¿qué hago diciéndote eso? Por supuesto que tú ya lo sabes.

—Sí... claro. —Asiente, fingiendo una sonrisa.

Por algún motivo la conversación no le deja un buen sabor de boca. Sabe que no es su culpa que esos dos hayan terminado, pero Misa es un amor y todos lo han recibido tan bien —aunque lo de Ramón no es algo que agradezca—, por lo que se pregunta si no está cometiendo un error al mentirles con un matrimonio ficticio a los Lawliet.

oOo

Luego de la larga lista que tenían planeada Linda, Misa y Near, al fin están en el bote que los llevará de regreso a casa. Light no ve la hora para quitarse los zapatos, los pies lo están matando. Son muy cómodos para estar sentado detrás de un escritorio en una enorme oficina de un edificio en Nueva York, pero no para recorrer el pueblo con ellos a pie. Claro, según él se pasaría el fin de semana en un bonito hotel, hacer pilates y buscar en internet un spa cercano, no esto.

El bote se detiene a un lado del muelle, agradecen al hombre que los llevó, Linda le da propina y se despiden de él. Caminan por el muelle, sin embargo al acercarse al final, una figura comienza a cobrar forma humana.

—Oh, no... —Murmura Near al ver que se trata de su hermano, quien con hacha en mano descarga su furia contra una canoa de madera.

—¡Elle, mí niño, ¿estás bien?! —Grita Linda, tratando de llamar la atención de su hijo, sin éxito.

—¿Qué... Qué se supone que hace? —Murmura Light consternado mientras se levanta las gafas de sol para ver mejor.

—Uhm... parece que algo pasó —Near sonríe aunque luce nervioso—. Será mejor dejarlo solo. —Lo toma de la mano con ternura para caminar juntos.

Dicha ternura queda afuera de la casa porque tan pronto como Linda cruza la puerta de entrada, camina sin titubear hacia la sala. Near decide irse a su habitación, no quiere escuchar lo que está a punto de ocurrir.

—Oye, ¿qué haces? —Joe enarca una ceja desde el sofá luego de que su esposa le haya arrebatado el control remoto y apagado el televisor— Yo estaba viendo eso.

—¿Por qué Elle está destruyendo de nuevo esa vieja canoa? —Pregunta Linda notablemente molesta.

Light, quien iba detrás de ella se detiene e incómodo retrocede un paso. Quiere matar a Near, si sabía que iba a pasar esto ¿por qué no lo llevó con él?

—Tal vez planea escapar, no sé, pregúntale a él. —Se encoge de hombros, acariciando a Kevin que descansa en sus piernas.

—Uhm, estoy muy cansado —el castaño finge un profundo bostezo—, creo que iré arriba a darme una ducha y quitarme el aceite de coco de Ramón —Linda voltea hacia él, dedicándole esa sonrisa tan de ella a pesar que por dentro solo quiere matar a su esposo—. Pasé un gran día. Gracias.

Linda asiente y Light comienza a alejarse, llega a las escaleras sin embargo la curiosidad no lo deja avanzar.

—¿Qué hiciste? —Pregunta Linda, retomando la conversación al creerse solos.

—Yo no hice nada —coloca al cachorro en el suelo mientras evita ver los furiosos ojos de su esposa—. Solo tuve una conversación acerca de su futuro.

—¡Ah, genial! No hemos visto a Elle en tres años y en lugar de hacerlo sentir bienvenido solo pretendes alejarlo más...

Light estira el cuello, intentando escuchar mejor. No obstante, en ese momento aparece Kevin con ese ladrido agudo y desesperante.

—Shhh... cállate... —Le susurra, haciéndole un gesto con la mano pero no le queda más que correr hacia arriba cuando el cachorro corre hacia él. Teme a que lo ataque o a que alguien se dé cuenta que está ahí escuchando.

Mientras que Light se quedó con ganas de escuchar la discusión, Elle ni siquiera se entera que sus padres discuten en la sala. Entra a la casa con los auriculares puestos y la música a todo lo que da y sigue de largo.

En la habitación, Light se encuentra dándose un baño y al saberse solo hasta tararea debajo de la ducha. Un tiempo que necesitaba para sí mismo desde que llegaron ahí. El problema surge al salir de la mampara y no ver ninguna toalla en los estantes.

—Qué rayos... —Murmura mientras abre todas las gavetas que hay a su paso. Cuando Linda dijo que en el ropero habían toallas extras supuso específicamente eso: extras, no que debía tomar una antes de meterse al baño.

De repente escucha un ruido viniendo de la habitación, lo que lo hace ponerse alerta.

—¿Quien es? —Pregunta sin recibir respuesta— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —Abre la puerta y asoma la cabeza, no hay nadie.

Sin embargo, la puerta del ropero está abierta, dejando a la vista lo que tanto busca. ¿Será que el viento abrió el ropero y ese fue el ruido que escuchó? Aún así voltea hacia todos lados para cerciorarse que está solo antes de taparse la entrepierna con ambas manos y salir de puntillas. O al menos intentarlo. Kevin aparece de la nada y demostrando que tiene algo en su contra corre hacia él ladrando, obligando a Light a retroceder.

—No, no, no —se mueve de un lado a otro intentando escapar mientras el cachorro continúa saltando y ladrando—. Solo... déjame llegar a las toallas, ¿sí? —Gruñe al ver que el perro no se mueve de la puerta, ¿cómo se supone que saldrá?— Lo lamento, ¿sí? Lamento haberte ofrecido al águila, si me dejas pasar te prometo que te compraré croquetitas o lo que quieras. —Jamás se imaginó intentando razonar con un animal, pero está mojado, desnudo y lo único que tiene para cubrirse el pene son sus manos.

Kevin deja en claro que no olvida al continuar ladrando. A Light se le ocurre empujar con el pie la alfombra del baño, su intención es que la alfombra también empuje al perro y así pueda apartarlo de la puerta. Su plan falla porque en lugar de apartarse, Kevin se trepa en la alfombra. Eso le da una nueva idea. Estira un pie y con la punta de los dedos comienza a jalar despacio el tapete, lo hace sin movimientos bruscos para que Kevin no se baje. Con calma logra meter a Kevin al baño mientras él se acerca a la puerta, hasta que está lo suficientemente cerca como para girar de forma rauda y cerrar la puerta, dejando al cachorro encerrado.

El problema es que el movimiento es demasiado rápido, y al tener los pies mojados le es imposible no patinar en el piso. Caería de bruces contra el suelo si no fuera porque en ese momento choca contra alguien, quien sirve de colchón cuando ambos se van para abajo.

—¡No! —Grita Elle, arrancándose los auriculares al tener a su jefe encima. Justo acababa de entrar del balcón luego de haberse quitado toda la ropa— ¡No puede ser!

—¡Estás desnudo! —Aprieta los ojos, intentando quitarse, lo cual es difícil porque ambos están mojados, él de agua y Elle de sudor.

—¡Tú también! —Lo empuja para quitarlo, acto seguido se pone de pie.

—¡No me mires! ¡No me mires! —Comienza a gatear rumbo a la cama, donde se tira para cubrirse con la primera cobija que encuentre, la cual es la de diseño tribal— ¡Ay, no, con la fábrica de bebés no! —La hace a un lado, procediendo a casi arrancarle la funda al colchón. Lo que sea para cubrirse.

—¿¡Por qué estás mojado!? —Farfulla Elle, aún exaltado y confundido mientras toma una toalla del ropero y se la amarra alrededor de la cintura.

—¿¡Y tú por qué estás desnudo!?

—¡Iba a nadar! —Señala hacia el balcón, como si fuera lo más obvio.

—¿¡Y acaso no me escuchaste!?

—¡Estaba oyendo... —se detiene porque una mejor pregunta viene a su cabeza— ¿Por qué sales del baño desnudo? ¿Es alguna clase de fetiche que deba saber?

—¡No quise salir así! —se envuelve más con la cobija, haciéndose un burrito— Tu perro me atacó... tuve que huir y... y choqué contigo.

—¿Qué tienes en contra del perro?

—Yo nada, él es el que siempre quiere atacarme.

—Light, es un cachorro. —Dice despacio, como si sus palabras fueran a cobrar más sentido.

—Ya, ¿sabes qué? Solo... ve y date una ducha —le hace un gesto con la mano para que se retire—. Apestas.

—Bien, bien... —Elle pone los ojos en blanco y da media vuelta, dirigiéndose al baño, pero al poner la mano en la perilla voltea— Ah, se me olvidaba, bonito tatuaje, jefe.

—¿Qué...? —Se lleva una mano a la parte trasera del hombro, cubriéndolo. Sin embargo eso pasa a segundo plano cuando Elle abre la puerta del baño y Kevin sale ladrando y corriendo hasta dejar la habitación— ¿¡Ves!? ¡De eso estoy hablando! ¿¡Lo viste!?

—¡Oh, ese perro casi me mata! —dice en tono burlesco, volteando hacia el castaño— ¿Viste el tamaño de sus dientes?

—No eres gracioso, Elle Lawliet. —Murmura frunciendo el ceño.

—No pretendo serlo, jefe. —Sonríe de lado al decir la última palabra, acto seguido cierra la puerta.

oOo

Si haberse visto desnudos fue incómodo, no se imaginaron lo que sería al momento de que llegara la noche. La temperatura ha bajado en comparación al día anterior, por lo que han prendido un poco de leña en la chimenea que tiene la habitación. El fuego permite una iluminación tenue en la recámara, podría ser un ambiente romántico si uno no estuviera acostado en el suelo a los pies de la cama y el otro en el colchón mientras intenta ignorar lo sucedido.

—Quién lo diría... —Elle arruga la nariz mientras menea la cabeza— te vi desnudo... lo recuerdo todo muuuy bien... —Dice con voz suave, sin quedar claro si agradece la vista o si le generó algún trauma. Cree que la mejor manera de superar algo es haciendo chistes al respecto.

—¿Puedes... cambiar de tema? —Carraspea la garganta. Él prefiere superar las cosas evitando hablar de ellas.

—Como quieras. —Se encoge de hombros,

Hay silencio por unos segundos hasta que Light toma valor para hacer la pregunta que se ha estado haciendo desde que llegaron del pueblo.

—Y... ¿qué sucede entre tú y tu padre?

—Es personal. Siguiente pregunta.

—Pero tú dijiste que teníamos que saber todo sobre nosotros.

—No, sobre eso no.

—¿Y si nos preguntan? —Insiste mientras entrelaza los dedos sobre el pecho.

—No sobre eso, Light, descansa. —El tono en su voz indica que la conversación ha terminado, y el silencio que se forma nuevamente es prueba de ello.

Por varios segundos ninguno dice nada, hasta que...

—Elle... —dice Light de repente, con voz baja y dubitativa— Me gusta el canal psíquico.

—¿Qué...? —Frunce el ceño, porque no entiende a qué viene eso.

—Y no para burlarme, en realidad lo disfruto. Uhm... aprendí a tocar piano en sexto grado. Nunca he ido a un concierto... —Sonríe de lado y viendo al techo, sacando lo primero que llega a su mente— Uno de mis mayores secretos es que siempre he querido que alguien me regale flores para San Valentín, lo sé, demasiado cursi, ¿no? —menea la cabeza, riendo a pesar de que se le comienzan a nublar los ojos— Jamás he tocado un videojuego. Uhm... leo cumbres borrascosas cada navidad, es mi libro favorito —se muerde los labios, tragando saliva— no... no he dormido con un hombre en casi dos años y... entré al baño y lloré cuando Aiber dijo que no habría nadie en mi funeral porque sé que es cierto. Y sobre el tatuaje... —suspira, reteniendo las lágrimas— son golondrinas. Mis padres siempre decían que el día que se casaron, dos golondrinas llegaron a la mesa donde ellos estaban. Tenía dieciséis cuando descubrieron que soy gay y... me corrieron de la casa, no los he visto desde entonces aunque los he buscado, para ellos yo estoy muerto. Aún así me hice ese tatuaje para sentir que están conmigo porque... los extraño.... Supongo que... hay muchas muchas cosas más que no estoy contando —ríe aún con los ojos llorosos pero sin llorar. Con los años se hizo experto en fingir—, por el momento es todo lo que recuerdo... ¿Elle? ¿Estás ahí? —Murmura luego de no recibir respuesta pasados unos segundos.

—Estoy aquí... —Contesta, mordiéndose los labios y tragando saliva— Procesando... —Guarda silencio, visualizando en su mente todo lo que acaba de escuchar— Entonces, ¿no has dormido con un hombre en dos años?

—No puede ser —cierra los ojos meneando la cabeza—, ¿de lo que te dije es lo único que recuerdas?

—Es que es mucho tiempo.

—Si, bueno, he estado ocupado. —Le lanza un cojín sin ver, el cual de alguna forma va a parar en la cara de Elle.

El pelinegro ríe mientras se quita el cojín de encima. Quizá haya quedado como un idiota por la pregunta que hizo, pero conoce a su jefe, sabe que en el fondo le agradece por no haberle permitido quebrarse.

—Light... —Dice tras unos segundos, adoptando una voz más seria.

—¿Sí?

—No quiero que lo tomes a mal, ¿está bien?

—Está bien.

—Siempre he creído que eres un hombre muy, muy atractivo. De hecho demasiado atractivo para ser real.

El castaño sonríe, sintiendo las mejillas calientes de repente.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro