Capitulo 43
Capítulo 43
Distracción. (Día 01 nuevo mes)
No es que quisiera sentir la dura musculatura del demonio, no claro que no, tampoco es como si su solo aroma la relajara por completo porque el oliera exquisito, Aome estaba acurrucada en ese pecho desnudo, porque le brindaba mucho más calor que una docena de cobijas.
Sonrió adormecida hundiendo su nariz entre, esas dos montañas que tenia de pectorales. Solo por eso.
De pronto sintió los brazos del demonio rodear su cintura y pegarla aún más, si eso fuera posible, una de sus manos quedo reposada sobre la curva de su cadera mientras que la otra, que pasaba por debajo del cuerpo de la joven, trazaba líneas circulares sobre su espalda, relajándola al extremo.
La sonrisa de la morena se amplió, agradecida por el gesto, deposito varios besos sobre su pecho, finalmente alzo la vista y roso suavemente sus labios en la comisura de los contrarios. Y justo cuando la vida parecía perfecta, las malditas nauseas llegaron a ella.
Sesshōmaru olio el descontento y la incomodidad en ella mucho antes de que siquiera hablara–¿Necesitas ir al baño?–Aome apenas si tuvo tiempo de asentir con la cabeza, salió de la cama corriendo directamente hacia el baño.
Las náuseas matutinas no daban tregua en la pequeña miko–Toma una ducha. Ayudará a tu malestar.
–¡Sí!–respondió al otro lado.
–Habla.
–Lamento molestarlo Señor sé que me pidió que no lo hiciera, pero se trata de su hermano.
Sesshōmaru miro por el rabillo del ojo la entrada sellada del baño, pues la morena se encontraba tomando una ducha–Te escucho–respondió
...
–Dime una vez más–la escucho decir con los labios fruncidos–¿Porque tienes que irte?
La miro mientras terminaba de abotonarse las mangas de una perfecta camisa color azul–Serán solo unas horas, solucionare el problema en la compañía y regresare de inmediato–respondió tomando el abrigo que tiempo atrás dejo sobre la cama.
Aome curvo una ceja y cruzo los brazos sobre su pecho–¿Iras en avión?
Sesshōmaru sonrió–Volare, pero no será en avión–provocando que ella hiciera de sus labios una O, a veces olvidaba que era un demonio y que poseía poderes sobrenaturales–Regresare pronto–se despidió besándole la frente.
Aome asintió mostrando una sonrisa triste, en ese instante el comprendió que sería capaz de quedarse, de ir y volver del mismo infierno, si tan solo se lo pedía y gracias a Dios no lo hizo, porque Sesshōmaru no estaría tranquilo sabiendo que su medio hermano idiota, estaba haciendo de las suyas.
Así que solo se inclinó para esta vez besar sus labios y salir rápidamente al exterior de la casa, en sonde sin esfuerzo alguno se alzó al cielo, desapareciendo rápidamente de la vista de Aome.
La morena arrugo el ceño y llevo la mano derecha a su boca.
¡Malditas nauseas!
...
Acompaño la pastilla que le había recetado Kōga con un vaso de agua, el sabor era un tanto amargo por lo que arrugo la nariz y el entrecejo, haciendo una mueca del más puro de asco –Con esto debería ponerme mejor– ¿Querían curar sus nauseas con unas pastillas igual de asquerosas? Ella casi rodo los ojos, según le había comentado Kōga estos medicamentos eran mucho más fuertes que los que se usaban en los embarazos humanos y esto era así porque su bebe requería el triple de cuidado y nutrientes que su cuerpo pudiera darle, por esto ella no debía esforzarse demasiado, necesitaba dormir más y sobre todo comer muchísima comida.
¡A este paso se convertiría en un cerdo!
Suspiro abrazándose así misma–Que frio–se dijo así misma en una queja, seguidamente camino hacia el armario y busco ropa más abrigada–Las noticias decían que hoy también nevara–murmuro pensativa, con un dedo sobre su barbilla mientras batallaba internamente si llevar el enorme saco rojo o el verde pálido.
Hizo de sus labios un gracioso puchero–Tonto Sesshōmaru–arrugando el ceño con molestia–Se supone que me llevarías a conocer la ciudad hoy...–cogió el abrigo rojo y una bufanda en blanco.
...
Rin se dejó caer sobre el sofá suspirando con exagerado aburrimiento, Aome rio desde el margen de la puerta–¿Qué te sucede?
–Estoy aburrida–soltó cerrando los ojos y un nuevo suspiro.
La morena asintió pensativa–¿has desayunado?–le pregunto y Rin le hizo un gesto afirmativo con la mano–En ese caso... ¿Quieres ir de compras?
La niña se levantó de un salto, con los ojos bien abiertos–¡¿Lo dice enserio?!–cuestiono con alegría.
Aome sonrió –Iremos solas las dos
Rin la vio con asombro–¿Sabe conducir?
Sonrió orgullosa colocando una mano en cada cadera–Por supuesto, fui la mejor en mi clase de manejo–alego con una presumida sonrisa.
–¡Es usted increíble señorita!
La morena asintió cogiendo su mano–Vamos
...
Ella agradeció que Sesshōmaru no haya pedido una limosina, de lo contrario no sabría qué hacer para manejar esa cosa, en cambio este opto por alquilar un Mercedes Benz en el tradicional color negro, no sería la primera vez que la azabache conducía un vehículo de alta gama.
–¿Lista?–cuestiono hacia la pequeña Rin a su costado, quien en ese instante terminaba de colocarse el cinturón de seguridad, la niña sonrió con genuina felicidad.
–¡Si!–exclamo haciendo de sus manos un puño en el aire. Realmente estaba entusiasmada.
–Este es el plan, iremos a la tienda más cercana y comparemos todos los dulces que podamos–Rin asintió atentamente antes sus palabras–Luego regresaremos aquí y esperaremos a Sesshōmaru, fingiremos que estuvimos aburridas toda la tarde, entonces él nos sacara a pasear nuevamente y nos comprara más dulces–culmino con una sonrisa que podría describirse como maliciosa y traviesa.
–¡Si, dulces!
–El pueblo está a unos veinte minutos, llegaremos y regresaremos enseguida.
La niña asintió y Aome puso en marcha en vehículo.
...
Una larga carretera cubierta de nieve, no en su totalidad, claro estaba, de lo contrario sería difícil de transitar sobre todo para Aome, quien conducía como una anciana de noventa años, que va, si hicieran una carrera entre una anciana y un caracol cualquiera de los dos seguirían siendo más rápidos que ella.
Rin sonrió ante este pensamiento, estaba segura de que ha este paso, su plan de "Llegar antes que el amo Sesshōmaru" no daría resultado.
Observo detalladamente a la mujer a su lado, sus sonrisas eran cálidas y sus ojos azules siempre estaban brillantes, ella tenía palabras serias y dulces cuando la situación lo requería, la señorita se había vuelto lo más cercano a una madre para Rin.
Una madre...
Fijo la vista sobre el pequeño vientre de la joven, e imagino una niña o quizás también un niño con las mascas de su señor y dos pequeñas orejitas a los lados, seguramente su cabello seria plateado... y la señorita se convertiría en la mejor mama de todas, no sería como la mujer que la abandono cuando apenas era una niña, ella no sería capaz de dejar a su bebe en la puerta de un extraño, ni si quiera podría alejarse del señor Sesshōmaru.
–¿Podría prometerme algo?–la tierna voz de Rin atrajo la atención de Aome, quien la miro con curiosidad y asintió–Prométame que no dejara al señor Sesshōmaru, nunca–lo había dicho e una forma tan directa que fue imposible para la morena ocultar la sorpresa.
Rin tenía la facilidad para ponerla triste en cuestión en segundos–Lo prometo.
¿Que había sido eso? ¿Por qué se sentía tan inquieta anta las actitudes y palabra de Rin? Sonrió nerviosa y asintió–Te lo prometo, no lo dejare nunca–volvió a decir pero esta vez la niña le respondió con una sonrisa.
Por tan solo segundos mantuvieron el contacto visual, sonriéndose la una a la otra.
Y fue suficiente para que en la curva siguiente, un camión se apareciera de repente, el pitido de alerta se disparó desde el frente, la bocina del camión, regreso a la realidad a las dos mujeres.
Aome escucho a Rin gritar, en cambio, de ella no salió sonido alguno, el miedo la paralizo y cuando reacciono... fue demasiado tarde.
El vehículo dio varias vueltas en el aire antes de enterrarse en la nieve, quedando las cuatro ruedas girando sobre el aire.
Continuara...
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