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Capítulo 28


Capítulo 28.

(Día 21- noche)

El jazz instrumental se podía apreciar en el ambiente, el restaurante era un lugar sumamente agradable y placentero a la vista, decorado con finos muebles y suaves luces, que lograban darle un toque íntimo, también romántico.

Las mesas de lo que parecían ser una especia de vidrio negra con un centro de flores rosas, rojas y violetas, y en ambos lados de esta velas en tonos blancos.

Aome sonrió encantada, el aroma de la comida estimulaba su paladar, además del apuesto hombre que la acompañaba, luciendo un caro traje en color azul oscuro. Kōga era realmente muy apuesto y seductor, sin duda alguna, cualquier mujer estaría encantada y arrodillada a sus pies, pero no ella.

Aome deseaba arrodillarse delante de un solo hombre, y este tenía el cabello plata.

– ¿Te gusta?–cuestiono el moreno, con suavidad.

Ella asintió, mientras se dejaba guiar hasta la mesa reservada, sintió el tacto de Kōga por encima de su espalda alta.

–Aguarda tengo un obsequio para ti–comento con una sonrisa, Aome observo con sorpresa la pequeña caja rectangular que sacaba del bolsillo interno de su traje–Es una pequeñez...–murmuro avergonzado.

–Es precioso...–respondió ella, con sus orbes brillando de emoción, no recordaba la última vez que alguien le había dado un colgante como ese.

Una gargantilla con un dije en forma de corazón, cubierto por pequeñas piedras de cristal, este toque lo hacía parecer costoso, y su fina cadena dorada le otorgaba un aire delicado y femenino.

–No debiste–ella dijo y él se encogió de hombros, Aome lo vio ponerse de pie, anticipando sus intenciones hizo su cabellera azabache un lado, permitiendo que se lo colocara.

La mano de Kōga acaricio con gentileza la piel de la morena. Aome no sintió aquel cosquilleo que sentía cada vez que el Inu la tocaba.

Finalmente él extendió la mano y le sonrió con dulzura–Me permite esta pieza...–Aome río y acepto bailar con él.

La música instrumental era muy lenta, lo que permitía a las demás parejas, bailar lo más cerca posibles, la morena sentía las manos del doctor encima de su cuerpo, pero no había nada en él, que lograra ponerla nerviosa o incluso ansiosa, no como lo hacía Sesshōmaru.

Ante los ojos de Aome, Kōga era un buen amigo.

Cuando la danza termino el moreno la inclino hacia atrás, con toda la delicadeza y la gracia que poseería cualquier gran bailarín, incluso algunas mujeres voltearon a verlo, posiblemente deseosas de intercambiar su lugar por el de Aome.

Después de eso ambos se dirigieron a la mesa, listos para ordenar el primer plato.

– ¿Señorita Higurashi?–la morena alzo la vista y le sonrió al camarero, quien traía consigo un teléfono.

–Si–ella alzo las cejas con curiosidad.

–Tiene una llamada–expreso el joven, ofreciendo.

Kōga observo la situación con un gesto intuitivo.

Aome hizo de sus labios una O, y acepto el teléfono, mirando extrañada a su acompañante ¿Quién podría querer hablar con ella?

– ¿Hola?–se escuchó al otro lado, Aome abrió los ojos con sorpresa.

...

El celular de Sesshōmaru vibro, sus mirada analítica se posó sobre el nombre del emisor, sabiendo muy bien el tipo de mensaje que sería, sin dudarlo lo abrió, una fotografía salto delante de sus ojos, un gruñido broto a través de su garganta y se extendió por toda su oficina.

Sesshōmaru suspiro, apretó con fuerzas el aparato entre sus garras.

– ¿Ocurre algo malo amo?–la voz de Rin, evito la posible muerte de otro celular.

–Nada–aseguro, y casi arrojó el móvil a la basura–Sigue practicando.

Rin asintió– ¡Señorita Aome regrese!–la niña tocio un par de veces, sonando igual que un adulto fumador–Creo que ya veo la luz–exclamo cayendo sobre un sillón.

El Inu arqueo una ceja.

–Rin–llamo la pequeña lo observo sonriente–Eso es demasiado

Esta suspiro, llevaba más de 20 minutos haciendo los mismo, hora ella se veía pensativa, sus pequeñas cejas fruncidas y sus labios echa un fina línea recta–Pero debo sonar enferma...–murmuro, el Inu asintió. Rin volvió suspirar no entendía porque su amo, de pronto quería que fingiera estar enferma, pero todo valía si a cambio obtendría una mascota–Y si tan solo toso, y le digo que regrese...

–Hn

Rin se puso de pie de un salto y corrió hacia el teléfono que le ofrecía su amo, este ya había ingresado marcado al restaurante en el cual la joven morena estaba por comer.

No tardó mucho en averiguar a qué lugar el doctor la llevaría. Digamos que, Sesshōmaru tenía ojos en todos lados

–Con Aome Higurashi–pidió el pelo plata con voz seria, al corresponsal.

Rin carraspeo un par de veces tratando de adecuar su voz a la de una convaleciente–Hola. H-hola señorita Aome

–Rin. ¿Eres tú?–sonaba extrañada, con una pizca de preocupación.

La pequeña observo el rostro de su señor, antes de responder. Mentirle a la señorita Aome le sabía muy mal–Sí, soy yo–respondió con voz lúgubre, seguidamente comenzó a toser.

Despertando la preocupación en la joven miko– ¿Rin cariño que ocurre?

Señorita, me siento muy mal–esta tocio nuevamente, pero esta vez con más fuerzas–Creo que estoy enferma...–murmuro en tono nasal.

– ¿Sesshōmaru no está contigo?–sonaba preocupada, casi alterada.

La niña miro a su señor, antes de responder–N-no. No sé dónde está–tocioN-no lo encuentro...–jadeo.

– ¿Te dejaron sola?–la voz de la morena sonó con fuerzas. Definitivamente estaba molesta

Rin paso saliva a través de su garganta. Todo sea por el perrito–Si

Aome bufo al otro lado de la línea– ¡Me va a escuchar!–ella dijo pero Rin tenía la sensación de que no estaba dirigiéndose a ella–Pequeña, enseguida voy, tan solo quédate en cama–aconsejo, mientras podía oírse una silla siendo arrastrada, y chocar de los cubiertos.

–Apresúrese, la necesito–una dos tres veces tocio antes de colgar sin esperar respuesta.

–"Esa frase casi me da un Oscar"–pensó Rin con orgullo.

Sesshōmaru sonrió, ahora solo debía conseguir un perro.

...

Cuando Aome llego la casa estaba en un silencio absoluto–Rin–llamo con cierta desesperación, mientras subía las escaleras, ingreso a la habitación de la niña, quien se encontraba cubierta por las sabanas.

–Señorita Aome, si vino–ella dijo en un susurro, mientras sacaba en escena su mejor semblante de cachorra enferma, tocio un poquito para ponerla más drama al asunto.

–Que sucede pequeña–Ella acaricia su rostro con dulzura–Tienes fiebre–expreso en la medida que posaba la palma sobre la frente ajena.

Rin negó–No, pero me duele el pecho–comento ronca.

–Seguramente es un resfrió–agregó Kōga atrás fondo mientras sonreía con cierta complicidad.

Rin asintió efusiva.

–Te preparare un té caliente–Aome dijo mientras le dejaba un pequeño beso. La morena los dejo solo.

–Con que el pecho–este dijo atrayendo la atención de Rin.

Las mejillas de esta se encendieron–Si...–respondió quedito, sacándole una sonrisa enternecida.

–Quizás necesites una inyección–murmuro con seriedad, ganados una mirada de total espanto, para seguidamente retirarse a paso lento.

Espero recostado en la pared fuera de la habitación a que Aome regresara, sin embargo su vista fue capaz de percibir un ligero movimiento al final del pasillo.

Le pareció ver una cabellera plateada asomándose desde las sombras.

Sonrió divertido.

–Aome–dijo hacia la morena–Y si cenamos aquí–propuso.

Ella sonrió y Sesshōmaru gruño desde su escondite.


Continuara...

*No están muy claros pero usen la imaginación, la escena del collar, fue la foto que recibió nuestro hermoso Sesshomaru*

*No olviden comentar, votar mijas y por su puesto las correcciones también son bienvenidas*

¡Las amo!

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