Capítulo 52 - Propuestas y despedidas
52 | Propuestas y despedidas
Olivia Audevard
Sábado, 31 de julio
Me doy cuenta, cuando Asher sale de su habitación el sábado por la mañana con algunos de mis anillos en su mano y presiona mi cintura para avisarme de que está ahí al enseñármelos, de que he empezado a acostumbrarme por completo a su presencia en mi día a día. En el momento en el que espero ese toque y no lo pienso antes de recuperar mis anillos esperando su comentario, me doy cuenta de lo fácil que es.
De lo normal que es.
Por eso me quedo en blanco al agarrarlos de vuelta y solo paro.
Paro de correr, paro de darle vueltas a todo, solo paro.
—La próxima vez vas tú a por ellos, para algo tienes la llave.
Presiona mi cintura una vez más antes de alejarse.
Alcanzo su brazo sin poder evitarlo y hago, sin pensar, lo que nunca creí que haría. Algo mayor que contar el dolor de la pérdida de mi padre o mis deseos de futuro más profundos.
Asher se acerca de vuelta al notar la presión de su brazo y estirar la mano hacia él.
—Déjame tu móvil. Será solo un momento —pido.
—¿Es ahora cuando te llamas desde mi móvil para tener mi número? —Vacila antes de desbloquearlo y dármelo—. Porque entonces debería decirte que no eres mi tipo antes de que te hagas ilusiones, rubia.
—Quizás debería decirte yo a ti que no eres el mío.
—No es eso lo que ha parecido estas semanas.
Voy a sus notas del móvil y escribo el único secreto que Ramírez no conoce. El usuario que me creé en Skype cuando tenía catorce. En medio de esos meses confusos y rebeldes, quise crear algo que no fueran a hacerme borrar. Algo que no desapareciera al trasladarme o con el programa que limpia nuestro ordenador de casa cada noche.
"Skype: TRMIOW"
Una abreviatura de "The Real Me Is Olivia Wilson" [Mi verdadero yo es Olivia Wilson].
—Mi tipo son los chicos como Jacob. Tranquilos, sinceros, abiertos, agradables y detallistas. —Le devuelvo el móvil y él ni siquiera para a ver qué he escrito. Lo guarda directamente—. Es mi usuario de Skype, si quieres hablar después de habernos ido, puedes intentar alcanzarme por ahí.
No he usado la cuenta en años y me pregunto si podré acceder todavía o si se ha cerrado para siempre por falta de uso, pero, ahora mismo, eso es todo lo que puedo darle.
Voy a perder a Ramírez en cuestión de semanas, y Asher es la única otra persona en cuyo juicio confío. Eso es lo que me digo para justificar lo que acabo de hacer.
—Jacob es un cretino.
—Que te moleste su existencia no quiere decir que lo sea.
—Si fuera tu tipo, no le hubieras dejado tirado la noche que vinieron al piso.
¿De verdad está intentando rebatir eso?.
Apoyo una mano sobre su mejilla.
—Le dejé tirado porque Jacob es la clase de chico con quien querría construir una vida, no alguien para pasar el tiempo.
Dejo la mano caer notando la dureza del comentario pese a lo suave que lo he dicho solo cuando me fijo en sus ojos. No pretendía que sonara mal, pero entiendo tarde que lo ha hecho. Aunque, ¿qué más da? Los dos quedamos en tener algo de unos días, no debería ser ofensivo hacérselo saber de nuevo.
Me aclaro la garganta intentando borrar la incomodidad.
Luego me doy cuenta de que hay algo que yo misma no entiendo y solo... fluye.
—Con Jacob no hubiera ido bien —añado sin saber por qué—. Él estaba saliendo de una ruptura larga y, aunque dijera que quería algo corto, sabía que iba a pillarse rápido. No soy buena con esas cosas. Siempre termino haciendo daño, supongo que solo quería ser una "buena persona" por una vez.
Hago las comillas y me siento junto a la isla de la cocina.
—No eres una mala persona por no querer estar con alguien —puntualiza.
—No se trata de eso. —Apoyo la barbilla sobre mi mano—. Solo he querido a un chico en toda mi vida. Un chico atento que me escribía cada noche, que me esperaba en la entrada del instituto y me acompañaba a casa después. Un chico que me presentó a su familia y vino a casa por Acción de Gracias. ¿Sabes lo que hice cuando me di cuenta de que sentía algo por él? —Michael, todavía está en mi cabeza—. Le engañé.
Asher sabe que fui infiel por el juego, no la historia completa.
Suspiro y aparto la mirada por pura vergüenza.
—Iba a mudarme por el trabajo de mi madre y me asusté. Tenía quince, era la primera vez que tenía una relación sana, él era paciente conmigo y me asusté. Todo era muy... rápido y él era demasiado bueno. Así que en una fiesta a la que fuimos juntos me lié con uno de sus amigos. —Me humedezco los labios volviendo la mirada hacia Asher—. ¿Sabes qué es lo que hizo? Me dejó de hablar por dos días y luego se presentó en la puerta de mi casa para decirme que habláramos. Para decirme que le explicara las cosas y que intentaría entenderlo.
"Si he hecho algo que te haya hecho daño y que haya roto nuestra relación, quiero saberlo. Si ha sido mi culpa, todavía quiero intentar arreglarlo", dijo.
—Soy la clase de persona que daña a otros, Asher. Por eso no hubiera funcionado con Jacob aunque sea mi tipo.
Por eso no quise ir más lejos con él. Por eso Asher me pareció una mejor opción. Los dos buscábamos lo mismo y eso era una simple distracción. Un pasatiempo.
Asher se sienta en la silla que tengo más cerca y agarra la mía para acercarla a él.
—Tendrás que esforzarte más si quieres que crea que eres peor que yo en las relaciones.
Presiono la mano contra mi frente.
—Dime que no estás intentando consolarme —pido.
—No consuelo a las personas, como mucho te daría una botella y no tengo una a mano. —Acerca más mi silla a la suya y sus dedos tocan mi pelo al ponerlo detrás de mi oído—. Hablo en serio, Liv, hay cosas peores que asustarte del compromiso y joder una relación. Hay personas que lo hacen porque les da igual. —Su mirada cae en el mechón de pelo que tiene en sus dedos y hay una apagada sonrisa ladeada sobre sus labios que denota todo menos felicidad—. Dañar a alguien es saber que te quiere, estar con esa persona porque quieres estar en una relación, y hacer pedazos sus sentimientos porque no te importa realmente la persona. Dañar es saber que te quiere y que no te importe esa persona pero no dejarla ir por puro egoísmo.
Aparto el mechón de pelo de sus dedos y noto el roce de ellos contra mi brazo al perderlo.
—No eres mala persona, Liv —añade.
—No me conoces.
—Quizás no, pero te veo todos los días. Veo cómo acompañas a Ansel hasta su cama si ha bebido. Te he visto echarle la manta por encima si se ha quedado dormido en el sofá. Aconsejarle. Maldita sea, hasta me hiciste recogerle del suelo una vez. Recoges las cosas que hay por la cocina si Yvonne se va con prisa y no ha tenido tiempo para que no tenga problemas con el resto. Eres la maldita razón por la que estoy a buenas con Sammuel. ¿Eso te parece dañar a otros?
—Eso no cambia nada
No se trata de eso, se trata de lo que viene después.
Se trata de lo que he hecho para que no duela.
—Te equivocas en eso. —Roza mi muñeca, mis pulseras y, por último, los pocos anillos que él mismo me ha devuelto. Traza sus formas como yo hago cada vez que necesito un ancla con la realidad—. Tenías quince y miedo al compromiso. Eso no te hace mala persona.
Por un momento le odio, le odio por ponerse de mi lado en esto y no tener la reacción que esperaba porque, quizás, de forma inconsciente, he intentado hacer lo que hago siempre cuando voy a irme; destrozar la imagen que tienen de mí para hacerlo más fácil.
Termina por cerrar sus dedos sobre los míos.
—Ahora tú y yo tenemos un plan así que levanta el culo de ahí y vámonos —añade y se levanta.
El plan. La nota.
Esta mañana ha decidido esperar a que me fuera de su habitación para dejar una nota bajo mi puerta, una donde apenas ha escrito:
"9:50 am en la puerta
Lleva la Navigo"
Él y sus planes unilaterales.
—Liv —insiste tirando de mi mano para hacer que me levante también—. Si te das prisa, te invito a comer hoy.
—¿Vas a invitarme a comer?
—Solo si te das prisa.
No sé por qué, pero el recuerdo que me viene a la cabeza en este mismo instante, es cuando Neige se cruzó con nosotros en la cocina. La forma en la que Asher intentó deshacerse del gato solo para terminar lleno de arañazos superficiales de los que ya no queda rastro. Apenas teníamos confianza por esas fechas, pero recuerdo haber sentido curiosidad por cómo sería besarle.
Curiosidad y ganas.
Unas que vuelven y me acompañan cuando, incluso si puede no ser el mejor momento para hacerlo, busco sus labios. Un gesto suave que Asher devuelve junto a un agarre duro que termina por envolverme por completo.
—¿Puedo elegir yo el restaurante? —pregunto contra sus labios.
—Eso es tentar mucho a tu suerte.
Eso es un "no".
Le beso una segunda vez, profundo y suave hasta que mis pensamientos se vuelven demasiado altos. Hasta que me devuelven su imagen, sus caricias y una suavidad de la que no soy capaz de cansarme.
—Eres tú quien se equivocaba antes, no yo —dejo ir.
—¿De qué hablas?
Rozo la comisura de sus labios con mis dedos.
Me gustan sus ojos, y se lo he dicho muchas veces, pero me gusta más su expresión, esa forma en la que su atención se centra de forma tan notoria y sabes que te va a escuchar. Sabes que te está atendiendo sin distracciones. Pocas personas miran así.
Y me gusta que me miren así. Como si me escuchara, como si me apreciara.
Como si le importara.
—Sobre lo de conocerme. Sí lo haces.
Y quizás sea la única persona externa que realmente lo hace. No necesita conocer los detalles escabrosos para hacerlo porque, con él, incluso yo misma he empezado a conocerme. He empezado a darme cuenta que no soy tan confiada como hago creer, que no estoy tan segura de mis decisiones y que no quiero estarlo.
—Lo sé —suspira contra mis labios.
Sus labios rozan los míos con una mayor suavidad. Tan profundo y lento como las noches en las que nos hemos quedado hablando hasta tarde. Con esa confianza deslizándose entre nosotros unida a secretos y vivencias. Me conoce, más de lo que debería, y yo le conozco a él. La idea de una relación tan superficial como pintamos está difuminada y ninguno de los dos quiere ponerlo en palabras, pero lo sabemos. Claro que lo sabemos.
—Quizás te llame alguna vez después de esto —dice.
—Quizás quiera que me llames alguna vez después de esto.
—Pero sigues sin ser mi tipo.
Sonrío contra sus labios.
—Por suerte, tú también sigues sin eres el mío. Aunque ahora tengo curiosidad por saber cuál es tu tipo. Yo te he dicho el mío, es lo justo.
Se lo piensa, deslizando sus manos desde mi espalda hasta mi cintura y fingiendo plantearse darme una respuesta más tiempo del necesario. Dramatiza. En todo. Y me genera un tonto agrado que lo haga. Uno que me golpea con suavidad mientras me balancea ligeramente entre sus brazos.
—Mi tipo es una chica rubia que sepa de cocina. Que sepa hablar francés. Que les gusten más los bares que las discotecas. Que no duerman al borde de la cama... —Enumera todo lo que ha puesto a modo de queja sobre mí.
—Si lo último fuera cierto no te hubiera hecho tanta gracia tirarme dos veces fuera de tu cama porque me has visto al borde y te hacía gracia —le recuerdo. Noto rastro de una sonrisa divertida sobre sus labios—. En serio, ¿cuál es tu tipo?
—¿Sinceramente? No tengo uno —admite—. Si me parece atractiva, es mi tipo. No hay más.
—No sé si llamarte superficial o decirte lo triste que me parece eso.
—Es lo que tiene que te den igual las relaciones, rubia, que te da igual cómo sea la persona.
—Espera, entonces, ¿si dices que no soy tu tipo...?
Me sienta sobre una de las sillas y apoya una mano contra la isla de la cocina para dejarme ahí. No es que me sienta ofendida, sé que definitivamente algo le atraigo, pero eso no quita que no sepa bien cómo reaccionar a la pulla que acaba de lanzarme.
Por su mirada diría que no estamos entendiendo el comentario de la misma forma.
La importancia del comentario se pierde cuando usa su mano libre para acercarme a él y besarme de nuevo. No me quejaré de las mañanas así, sobre todo porque no solemos tener mucho tiempo solos por el piso y, aunque solo sean unos minutos mientras los demás despiertan, este deje de rutina es como una brisa de aire fresco.
Se siente normal. Se siente bien.
Asher se aparta primero esta vez, presiona la mano contra mi mejilla, manteniendo los mechones de pelo lejos de mi rostro mientras duda. Es tan expresivo cuando quiere que me pregunto cómo pasé las primeras semanas sin poder verlo. Está vacilando, dándole vueltas a algo.
Cuando lo dice, no es algo que hubiera visto venir.
—Me voy mañana —es lo que dice.
—¿De qué hablas?
—Mi abuela se ha caído y se ha roto la cadera. Mi madre y mi tío trabajan así que me han pedido que vaya a Nantes para acompañarla unos días. —Baja la mano hasta la mía y dobla mis dedos con cuidado—. Tenemos la próxima semana libre para preparar los exámenes, así que la pasaré allí.
La sorpresa me hace ignorar que besa la palma de mi mano.
Mañana.
—Oh —es todo lo que digo.
¿Qué podría decir? ¿Que estaba deseando tener esos días libres para pasarlos juntos? ¿Que tenía ganas de eso? ¿Que saber que se va con tan poca antelación se siente como una bofetada? Es su abuela, y yo no soy alguien importante en su vida ni tengo derecho alguno de exigirle nada, ni siquiera explicaciones.
—¿Te vas por la noche o...?
—Por la mañana —aclara.
Todo lo que puedo hacer es asentir.
No me doy cuenta muy bien de los detalles que acompañan a sus palabras. De la forma en la que sus labios vuelven a besar la palma de mi mano hasta que me invita a apoyarla sobre su cuello como hago normalmente. Tampoco en cómo su otra mano está acariciando mi muslo mientras hablamos. Todo en lo que puedo pensar es en que él se va mañana, y que no estoy mentalizada para eso.
—Eh —llama. Me muerdo el labio para ahogar mis propios pensamientos y toco mis anillos con la mano que tengo en su cuello en busca de salir de mi cabeza. Le devuelvo un "¿Uhm?" tratando de centrarme—. Hay sitio para una más si quieres pasarte.
Eso me golpea todavía con más fuerza.
Tanto que no me doy cuenta del momento en el que sus labios han caído sobre mi mandíbula ni cómo me he acomodado al gesto por pura costumbre. No ha vuelto a dejarme chupetones desde la vez en la que le di el permiso de forma directa, pero le encanta besarme ahí. Ahora lo hace de nuevo. No es que me queje, solo que ni siquiera puedo sentirlo por completo, todo lo que siento es que estoy en una página completamente diferente a la suya.
Es una sensación vertiginosa que me tiene aferrándome a él en busca de equilibrio.
—¿Para ir a Nantes? —pregunto.
—Está a dos horas y media en tren desde Montparnasse. Al oeste. —Cierro los dedos contra sus hombros al sentir las palabras contra mi cuello. Pero no puedo terminar de disfrutarlo—. Podrás seguir siendo un desastre en francés y estoy seguro de que encontrarás un lugar turístico donde perderte. Tiene todo lo que te gusta.
Me tenso, demasiado.
Tanto que se aparta al notarlo, rozando la preocupación.
—Nantes —repito—, ¿a casa de tus abuelos?
—O un hotel si te hace sentir más cómoda.
Dudo que se dé cuenta de por qué la idea me horroriza de tal forma. No lo hace porque sea la casa de sus abuelos, sino porque es su familia. Apoya las manos de vuelta sobre mis muslos y el mareo vuelve. Conocer a la familia de la otra persona suena demasiado serio, demasiado formal. No puedo hacer eso.
Asher tira de mi barbilla hacia él.
—No es una obligación —insiste.
No soy capaz de darle una respuesta inmediata.
—Mira, me gustaría pasar estos últimos días contigo, pero, ¿conocer a tu familia? —Decirlo en voz alta se siente todavía peor—. Eso suena demasiado. No puedo. No soy esa clase de persona. No es esa clase de relación.
—No estoy diciendo que lo sea.
¿Entonces por qué hace que lo parezca?
Siento que he estado todo este tiempo en una burbuja de la que acaban de sacarme para lanzarme en un mundo que no estoy lista para enfrentar. Estas semanas con él han sido intensas y una costumbre que me ha terminado por gustar, pero, ahí fuera, sigue la vida de ambos. Ahí fuera hay más, y, como le he dicho, no soy una chica a la que presentas a tu familia. Si cruzo esa línea con él...
No quiero volver a ser la persona que finge ante familiares de su "pareja" sabiendo en qué terminará todo eso. No puedo pasar de nuevo por eso, han sido muchas veces.
No soy capaz de explicarme, y él tampoco lo busca.
—No hace falta que me respondas ahora. Piénsatelo y dímelo por la mañana. Todavía hay muchos asientos libres en el tren, dudo que haya algún problema —Se echa atrás y siento la decepción en un tono monótono.
—Asher —llamo, pero, ¿qué podría decirle?
No soy esa clase de chica que presentas a tu familia.
No somos esa clase de relación.
Y él no parece la clase de chico que te presenta.
Estiro la mano para que me dé la suya y le hago volver aunque solo sea porque quiero asegurarme de no acabar de pisarlo todo. No digo nada, solo dejo mis brazos sobre sus hombros y le mantengo cerca de mí. Sentada todavía, le apoyo contra mí y hundo una mano en su pelo.
—Lo pensaré —dejo ir.
Asher deja un beso sobre mi hombro antes de volver a acomodarse y todo lo que puedo hacer es cerrar los ojos.
No quiero hacerlo, pero sé que me iré el jueves de París y que ahí terminará todo. No sé si estoy lista para dejar ir las cosas con él tan pronto, tal y como me cuesta darle tiempo a Ansel porque no quiero perderle antes de tiempo. Quizás, por la misma razón, Asher me ha invitado a ir. No por nada más, solo por pasar los últimos días juntos. Sin otro significado.
—Quiero que me hagas crêpes por la mañana si termino allí. —¿Pero qué estoy haciendo?—, y una vista turística que no tenga nada que ver con cementerios.
—No pienso despertarme antes solo para hacerte crêpes.
Hundo la mano en su pelo de nuevo en busca de suavizar su actitud.
—Tendrás que hacerlo, porque es todo lo que voy a querer desayunar si voy allí.
Esta vez, cuando noto su queja contra mi cuello, la siento. Es una sensación agradable que me tiene dejando el aire ir para amoldarme a él. Para tenerle de nuevo en mis brazos y sentir los suyos moldearme a su figura.
—Lo pensaré —murmura antes de dejar otro beso contra mi cuello. Corto y rápido. Luego un segundo y tercero hasta llegar a mis labios—. Pero me niego a la visita turística.
—No acepto una negativa con eso.
—Joder, rubia.
Tiro de su rostro hacia mí.
Eso, en él, es un sí, pero quiero oírlo igualmente.
—¿Visita turística y crêpes cada mañana? —insisto.
Suspira con molestia contra mis labios.
—Ya me estoy arrepintiendo de haberte invitado.
Muerdo su labio inferior con suavidad y encuentro mi sonrisa en su forma de profundizar el beso hundiendo sus brazos bajo mi camiseta. Omito decir que también yo me estoy arrepintiendo de estar "aceptando", pero quiero pasar estos días con él. Solo unos días más. Solo unas noches más.
Nos quedamos un rato más en la cocina y, en cuanto empezamos a oír ruido por el piso, decidimos hacer el plan que Asher tenía para hoy. Pasamos la mañana en un parque grande que hay en el XIX distrito de París. "Parc des Buttes-Chaumont", según Asher, pero, más que con el nombre, con lo que yo me quedo es con las zonas verdes, con el lago, con el puente desde el que se puede ver el color de la ciudad esconderse tras árboles y con el magnífico Temple de la Sybille del que Asher se queja por tener que esperar para acercarnos y verlo en condiciones.
Se queja, como muchas veces, pero empiezo a sospechar la razón por la que lo hace. En cuanto tiene algo de atención, deja las quejas ir. Una atención que no me importa darle y que él me da de vuelta durante las largas horas que estamos sentados cerca del lago, hablando hasta que Sammuel le llama para quedar con él por la tarde.
Nos despedimos en la estación y, sin volver a verle hasta pasada medianoche, me pregunto, una y otra vez, si sería tan malo ir a Nantes con él. Porque, cuando me duermo a su lado esta noche, siento sus brazos a mi alrededor y me pregunto si soy la única que está viendo demasiado brusca una despedida como para poder aceptarla.
Al dormir, apoyo las manos sobre sus brazos para que no los aparte y oigo su respiración tranquila mientras acaricia mi abdomen sin pronunciar palabra y sé que, cuando se levante, tendré que darle una respuesta.
Lo que no sé es si estaré lista para dejarle ir dentro de solo unas horas.
──────༺༻ ──────
Bueeeeenooooooooooooo
Todo el mundo aquí pensando: El jueves se va Olivia: (
Y de la anda Asher nos suelta la carta de: Pues yo me voy el domingo lol
C O M U N I C A C I Ó N P L S
PERO, ¿ASHER INVITANDO A OLIVIA A IR A NANTES CON ÉL? ¿A CASA DE SUS ABUELOS'??????
Nadie le creyó cuando dijo: Le presentaría a mi familia LOL
A TODO ESTO que Olivia no ha aceptado todavía... ¿Qué creéis?
#Deja Aquí Un Emoji Si Crees Que Dirá Que SÍ
#Deja Aquí Un Emoji Si Crees Que Dirá Que NO
TREN DE LA EMOCIÓN AQUÍ: (pon emojis en la parte que te haya emocionado)
🔹 Asher invitando a Olivia a ir a casa de sus abuelos
🔹 Olivia dándole su nombre real en una red social para mantener el contacto
🔹 Asher llevando a Olivia a su lugar favorito de la ciudad *COOF EL PARQUE DONDE FUE CON EL TÍO BASTIAN ADONDE NO HA LLEVADO A NADIE MÁS COOOF*
🔹 Asher aceptando hacer el desayuno a Olivia porque quiere que vaya 😭
UN ABRAZO Y NOS LEEMOS EL PRÓXIMO SÁBADO ( ESPERO) ♥
Love u,
— Lana🐾
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