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Capítulo 43 - Conversaciones nocturnas

Si soy sincera, no actualice porque me distraje viendo la serie de Pánico

Así que vengo hoy, ¡FELIZ INICIO DE SEMANA! ♥

43 | Conversaciones nocturnas

Olivia Audevard

Sábado, 18 de julio

—¿Entonces? —pregunto con cautela.

Tiro del hilo suelto en la flor de mi pantalón de pijama. No estoy del todo segura de cómo terminará la conversación pero, después de revisar los últimos informes con Ramírez, me he atrevido a tocar el tema. Quizás con la esperanza de que él me ayude, o puede que queriendo serle sincera con ese tema por una vez.

Hoy, el coordinador del curso me ha citado en su despacho. Sabía que, en algún momento, se iban a dar cuenta de todas las ausencias injustificadas que tengo. He faltado a muchas de las clases y, aunque me han permitido seguir en el curso, me ha avisado de que no me firmarán los créditos. Por tanto, no podré convalidarlo con ninguna universidad, la que había sido la razón de que mi madre aceptase todo esto.

Obviamente, ella no estará contenta cuando se entere y sé que mandarán una notificación más formal de la situación al correo con el que me inscribí; el de mi madre.

Solo es cuestión de tiempo que ella lo vea.

—No me ha dicho nada sobre ningún correo —me dice Ramírez.

—Pero, ¿cuando lo haga...?

—Cuando lo haga serás la primera en saberlo.

—Lo sé, pero...

—Olivia, no.

Suelto el hilo del pantalón para mirar a la pantalla algo sorprendida.

Claro que suele decirme que "No" a muchas cosas. Él siempre tiene su opinión y no suele dejar que la mía le afecte. Aun así, esta vez se siente mal, aunque solo sea porque yo sé de dónde vienen esas ausencias y solo quiero que alguien más lo vea, entienda, y me tienda la mano como respuesta.

—No te pido que le convenzas de nada, solo que, cuando pase, intentes calmar un poco las cosas. Ya sabes cómo se pone, suele llevarlo todo al extremo —pido.

Ramírez apoya los codos sobre un escritorio que no es el de su casa. No he parado a preguntarle dónde está, pero el papel de pared, verde y algo roto, junto al aire acondicionado que hay en la parte superior y que no parece funcionar, me enciende demasiados recuerdos como para no hacerme una idea. Mi madre y yo tuvimos que quedarnos en un motel durante algo más de un mes después de que mataran a papá. Nos tuvieron allí mientras terminaban con los trámites y nos dejaron bajo la vigilancia de uno de los agentes que estuvo presente aquella noche y que sabía quiénes éramos; Ramírez.

Ahí fue cuando él realmente entró en nuestras vidas

Él se quedaba en la habitación de al lado. Las paredes eran tan finas que podía oír el televisor cuando él ponía un partido. Le recuerdo llamando a nuestra puerta por las mañanas para traer el desayuno en un intento de que nosotras saliéramos lo menos posible. Dudo que yo saliera de esa habitación en semanas. Tenía miedo, de todo, y me solía encerrar en el armario, junto a la caja fuerte de la habitación, durante largas horas.

Si algo recuerdo, es cómo eran esas paredes.

Recuerdo la incómoda almohada, las paredes finas, el extraño olor que mezclaba el sudor de forma agria de las mantas, y también el moho en los cajones. No tenía nada que hacer allí más que esconderme y esperar en silencio. Me escondía incluso de mi sombra. Pero, en silencio, miraba. El papel de la pared y el aire acondicionado roto detrás de Ramírez me recuerdan a aquel motel. Diferente, pero con un aire a las características que recuerdo.

Está de viaje, y no parece algo formal.

—Hay temas donde no me permito opinar, y tu educación es uno de ellos —dice.

—Pero tú hablas conmigo de la universidad y de...

—Preocuparme por tu futuro es una cosa. Las ausencias y perder clases como lo has estado haciendo es un tema que le concierne a tu madre. No voy a meterme ahí —insiste.

Sé que lo que dice tiene sentido, pero su respuesta oprime mi pecho.

—Pero sabes que no vine para estudiar, sino para... —Para saber si estaba lista para quedarme sola en un futuro cercano. Me muerdo literalmente la lengua para no decirlo de forma tan fría—. Nunca he tenido la oportunidad de andar tranquilamente, y lo sabes. Las clases tienen muchas pausas entre unas y otras y terminan tarde porque siempre tengo francés a última hora. Lo único que intento es aprovechar los días aquí porque no sé cuándo podré volver a tener algo de libertad.

—Lo sé y lo entiendo. —Por un instante, siento alivio—, pero, como he dicho, no voy a meterme en ningún tema que incluya cómo educarte. Ese no es mi lugar.

"¿Y si yo quiero que sí lo sea?"

Antes de poder sentenciar mis pensamientos con esa pregunta, llaman a la puerta de mi habitación.

Lo agradezco, la verdad, porque veo con más claridad tras esa interrupción y me doy cuenta de que esa forma de gritarle: "Por favor, sé mi figura paterna o simplemente quédate en mi vida", no era la adecuada. "Amigo de la familia" es como siempre le he presentado ante otros, pero siempre le he visto como a familia, o he querido hacerlo.

Entiendo su punto, pero quisiera tanto que él fuera una figura paterna en mi vida que me ciega muchas veces. A él le admiro, él me impulsa a estar mejor, ¿tan malo es ansiar que sea algo más que alguien pasajero?

—Dame un minuto —pido.

Silencio la videollamada, bajo la pantalla y me doy unos segundos para respirar antes de dejar los auriculares sobre la mesa y levantarme.

Abro la puerta solo lo suficiente como para asomarme.

Teniendo en cuenta que es pasada la medianoche del viernes, era de esperar que fuera Asher, pero me sorprende igualmente. Él no ha estado demasiado presente el último par de días así que no esperaba verle.

—¿Querías algo? —pregunto.

Su atención cae en el collar que llevo puesto (aunque no ha sido el primer punto al que ha mirado, pero sí el que ha llamado su atención). Levanta la mano hasta el colgante y lo presiona contra mi piel con el pulgar mientras lo mira.

—No te has pasado —comenta antes de dejar la mano caer.

La luz del pasillo está dada, pero su rostro está escondido bajo la sombra de la capucha de su sudadera gris. Eso, junto a pequeños mechones golpeando su frente y pómulos, marca más la profundidad de sus mejillas. Le devuelve ese toque más afilado que se pierde cuando está relajado. Cuando le conoces.

Levanta la mirada y cierro la mano contra el marco de la puerta.

—No habíamos quedado en eso.

—Es viernes —justifica.

Es viernes y el resto ha salido, al menos un rato. Yvonne cena fuera los viernes, por lo que entendí una de las veces en las que me quedé viendo a Tony cocinar, ella está conociendo a alguien con quien queda ese día. Tony ha ido al cine y Ansel siempre sale a tomar algo sea el día que sea así que han coincidido todos fuera un rato. Ahora, Tony es el único que sigue fuera, lo que me resulta irónico.

—Es viernes, pero no es eso en lo que habíamos quedado —le recuerdo.

En lo que quedamos fue en ir a Trocadero.

Algo que él notoriamente ha olvidado.

Abre la mano que mantenía cerrada contra la pared y se inclina ligeramente para asomarse a mi habitación. El gesto me hace cerrar más la puerta. Hay pocas cosas que sienta que me pertenezcan y pocos lugares que me hagan sentir segura. Me pasa con las habitaciones. Aunque sea algo temporal, es un lugar que he de sentir seguro. Dejar a alguien entrar me hace sentir mal, insegura y con ganas de vomitar. En casa ni siquiera mi madre pone un pie dentro de mi habitación.

Nunca le he dejado hacerlo desde que tengo memoria.

Desde la muerte de mi padre, más bien. No recuerdo haber podido volver a sentirme segura desde entonces, y razones no me han faltado.

Asher encuentra el gesto y parece divertirle.

—¿Te dejo sola unas horas y traes a alguien al piso? —pregunta.

—Claro. —Me apoyo contra el marco para cerrar más el hueco por el que está ojeando—. Tenía que encontrar algo que hacer para no aburrirme después de que me dejaras tirada con lo de Trocadero de hoy.

Su mirada vuelve a mí.

Pasa una mano por su pelo para tirar de la capucha hacia atrás. El gesto deja la capucha a medio camino y todavía encuentro el gris de la tela presente sobre mechones rubios que afilan sus facciones al rozar su piel.

—Mierda. Tus momentos de turista son tan desagradables que lo había borrado de mi cabeza —se excusa con una pulla apagada. Quizás para desviar el tema o puede que porque tiene la manía de agarrar todo lo que está a su alcance cuando está aburrido, llega al cinturón del kimono de satén rosa que llevo sobre el pijama. Lo enreda entre sus dedos—. Podemos pasarlo a mañana si todavía quieres darme ese dolor de cabeza.

—Mañana no puedo, saldré con Ansel a una fiesta.

Aparta la mirada del cinturón y usa el silencio para tirar de su agarre. Lo que es inútil porque, sin sostener los dos lados, solo termina con más tela en su mano. Eso le sorprende (o confunde) notoriamente. Entendiendo lo que ha pasado, agarra ambos extremos del cinturón y los mete dentro de una mano con conformidad. Tira más suave, complacido con el resultado.

Ni siquiera creo que me haya estado escuchando.

Apoyo la mano sobre su brazo, dándole un pequeño apretón para recuperar su atención.

—Te diría que puedes unirte, pero ya sé lo que dirás —añado.

—Mejor, así nos saltamos esa parte.

Antes de que se acerque más, presiono una mano contra su pecho para mantenerle a cierta distancia. Está notoriamente más calmado que la última vez que le vi cuando, sin decir palabra, salió del piso con una bolsa de deporte sobre su hombro. Eso fue el jueves y no ha vuelto hasta ahora. Podría dejar pasar eso y hacer como si nada, pero he oído demasiadas cosas como para ser capaz de hacerlo.

Esta mañana, Ansel ha hecho un comentario sobre que oyó a Asher discutir con alguien ayer a través de la puerta. No me lo estaba contando a mí, sino a Tony, y me he despedido con un brusco "No es nuestro tema" antes de irme a clases.

Aun así, no he podido quitármelo de la cabeza.

—¿Vas a decirme a qué se debe tu repentina ausencia? —pregunto.

—Jueves, bares, conocer a alguien... —Estira las manos desde el cinturón hasta acomodarlas y cerrarlas sobre mi cintura—. Puedes hacerte una idea del final.

—Te vi al irte, Asher. Eso no fue un "Me voy de bares". —Aparta la mirada con desagrado y sus ojos se llenen de una molestia que no expresa directamente contra mí—. Sammuel ha venido a hablar conmigo. —Asher me devuelve la mirada al instante al oírlo—. Me ha dicho que no le diriges la palabra desde hace una semana.

"¿Te ha dicho que no me habla desde hace ya una semana?", me ha preguntado aprovechando que he tenido que ir al piso superior para llegar al despacho del coordinador. Me ha encontrado en el pasillo al salir y ha sido bastante directo hasta terminar en la pregunta que quería.

Lo que he hecho, ha sido reírme.

"Oh, no seas dramático —le he respondido—. A Asher le encanta dejar de hablar a las personas."

Claro que tanto él como yo sabíamos que no se trataba de algo tan simple. El punto era que yo no quería meterme, y no sabía cómo hacérselo entender porque ha presionado con sus "Estoy preocupado por él" y los "No está bien. Está cabreado con el mundo y está yendo a peor".

—¿Ha ido a ti con esas? —pregunta con molestia.

—No con mala intención —Rozo su pelo con la yema de mis dedos, apartando cortos mechones de su sien para acompañar la suavidad de mis palabras. Con él, hay que ir con mucho cuidado en estas cosas, aunque admito que me sorprende que parezca tan predispuesto a hablar de ello por una vez—. Parecía realmente preocupado por ti.

Omito decirle que lo que Sammuel me ha pedido ha sido que le cuente cosas suyas. Me ha pedido que le pregunte a Asher por temas personales y que luego le pase el mensaje para "asegurarse de que estaba bien". No lo ha dicho de esa forma, pero ha sido fácil entender el significado escondido tras sus palabras.

"No voy a tratar temas privados con Asher si no es él quien me lo cuenta y, sobre todo, no voy a contárselo a terceros por muy buenas que sean tus intenciones. Así que, si quieres algo, háblalo directamente con él, no conmigo", he sellado.

Pero, si algo he notado, ha sido que, aunque mal enfocada, su preocupación era real.

—Fue un imbécil y, cuando le di otra oportunidad, hizo justo lo mismo —se queja—. Me importa una mierda que se preocupe.

Dejo el aire ir con impotencia pese a saber que esa iba a ser su respuesta.

"¿Alguna vez te has dado cuenta de que la forma de otras personas de entender una misma situación es diferente a la tuya? —le he preguntado a Sammuel horas atrás—. Puede que tengas buenas intenciones, pero tu forma de mostrarlas no es la misma que la de Asher y dudo que alguno de vosotros se haya dado cuenta de eso. Así que os ofendéis mutuamente porque no sois capaces de entender que, en esas cosas, no habláis el mismo idioma."

Sammuel me ha dicho que era una tontería.

Y ese ha sido mi turno de sonreír tristemente porque siempre ocurre lo mismo; La gente no quiere escuchar, no realmente, y yo siempre termino preguntándome qué hago intentando ayudar cuando sé cómo terminará eso.

Pero a Asher le ha dolido realmente lo que ha pasado con Sammuel y yo quería ayudar.

Todavía quiero hacerlo aunque todavía no haya encontrado la forma.

Dejo la mano caer, apoyándola de vuelta sobre su brazo. Asher se fija en el agarre, en los anillos que llevo puestos, en cualquier cosa que no sea la conversación.

—Le importas lo suficientemente como para preguntarme. —El desagrado es notorio en el rostro de Asher en cuanto lo escucha y eso respalda la certeza que he sentido mientras hablaba con Sammuel. Sammuel está al borde de romper la confianza de Asher y, lo peor, es que no se da cuenta. Al igual que no ve cuánto le aprecia Asher y el daño que esto le está causando también a él. No se entienden, ese es su problema—. Eso te ha parecido mal, lo veo en tu cara, pero es una muestra de aprecio. Sé que no es lo que quieres oír, pero Sammuel está haciendo un esfuerzo. Eso significa algo quieras o no, Asher, y sé que tú también te has dado cuenta.

Aprieto su brazo.

—Le importas, no le des completamente por perdido —añado.

Cuando me devuelve la mirada después de haberla mantenido sobre mi agarre esperaba ver molestia, pero no la hay. Tampoco cansancio como otras veces. Lo que hay es una extraña comprensión que suaviza el azul de sus ojos.

—Por suerte o por desgracia, no es tan fácil deshacerse de alguien como él —dice en bajo.

—Que no sea fácil no quiere decir que tengas que llevarlo al límite. —Por miedo a haber cruzado alguna línea que no debía, aparto mi mano y dejo que el peso de mi cuerpo caiga más atrás—. Hay muchas formas de perder a alguien, pero todas son igual de dolorosas. Ten cuidado con eso, ¿vale?

Lo hablamos en el cementerio, sabe a lo que me refiero.

El problema es que, cuando una persona está viva, es más difícil perdonar. Supongo que es lo que tiene creer que tendrás más tiempo, más oportunidades, que el odio vale la pena. Damos mucho por sentado hasta que lo perdemos y, entonces, todo lo que queda, son arrepentimientos.

—Eres tú la que debes tener cuidado, rubia. —Da un paso dentro de mi habitación para acortar el espacio que he ganado segundos atrás. Me muestra una retadora sonrisa ladeada que no había visto en días—. No querrás que piense que te preocupas por mí.

—Mientras estemos aquí, lo hago. —Al encontrar la confusión brillando en su mirada y notar el distanciamiento que está a punto de poner por la alarma, añado—: Me beneficia que estés bien mientras tengamos nuestro pequeño acuerdo. Nada más, así que no te hagas la idea equivocada.

—No soy yo el que me preocupa que se haga la idea que no es.

Le doy una media sonrisa.

—Créeme, si fuera yo te habrías dado cuenta. —Es imposible no hacerlo y los recuerdos vienen como fuertes olas golpeando la cubierta de un barco en un intento de hundirlo—. Eso nunca termina bien. —Antes de seguir por una línea que me resulta incómoda, relajo la postura y abro más la puerta para "invitarle a irse"—. Tengo una videollamada a la que volver, Asher.

—Son las dos de la mañana —puntúa.

—No en Virginia.

—Espera, no dijiste que fueras de Virginia.

—No he dicho que... —¿Hablamos de dónde éramos? Vacilo y cierro la mano con más fuerza sobre la puerta mientras le echo de forma poco delicada—. Mi tío vive en Virginia y la videollamada es con él.

Apoya una mano contra el marco, manteniéndose al borde de mi puerta.

Aunque parece querer decir algo, se nota que le desagrada demasiado como para dejar las palabras ir tan fácil. Llega a apartar la mirada como lo hace cuando algo que he dicho le ha exasperado. Ni siquiera me la devuelve por completo al explicarse, con la mano estirada contra el marco para aguantar su equilibrio como si estuviera a punto de impulsarse hacia atrás y desaparecer

—Solo para que conste. —empieza—, pasé la noche en casa de un amigo. Nada más. Ayer tuve una discusión con mi hermano y no me apetecía estar por aquí.

Asher no me debe explicaciones y lo sabe.

Por eso sé que no es una explicación.

Tampoco es que hubiera hecho falta. Conozco sus comentarios y sé que, de haber estado con otra persona, me lo habría dicho directamente o me hubiera dejado de hablar. Es esa clase de chico que no se avergonzaría por ello. Lo sé desde hace tiempo.

Como le he dicho, no se le veía de humor para eso y, si hay algo positivo de las relaciones informales cerradas, es que, si quieres sexo, sabes dónde encontrarlo sin necesidad de compromiso. Positivo o negativo teniendo en cuenta que no me termina de gustar la idea de una relación cerrada. Exige demasiado.

Por eso me quedo con la otra parte del comentario.

—Las familias son complicadas, ¿eh? —ofrezco con pena.

—Son un puto infierno.

No quiero preguntar, pero no puedo contener las palabras.

—¿Tu hermano y tú no tenéis buena relación? —pregunto.

—No desde que yo tenía catorce. Ni siquiera sé si llegamos a tenerla antes de eso.

Sin saber bien qué decir, presiono su brazo una vez más, dándole una apenada sonrisa cuando me mira. ¿Qué hay para decir ahí? ¿Qué hay para hacer cuando se empieza a abrir de una forma y con una facilidad que me devuelve una helada sensación presionando mis venas?

—Al menos tienes a tu hermana —le recuerdo.

Le he oído hablar con ella, he visto las fotos de Facebook. No parece él con ella, parece su versión más agradable y humana que tan bien esconde en público. Ahí es cuando caigo en la cuenta de algo más de lo que me contó. Catorce años, ¿no fue entonces cuando me dijo que ocurrió la muerte de su prima?

Eso me hace aflojar el agarre.

Uno cabos en una dirección que no sé si es la correcta pero que no puedo evitar ver. Si él me dijo que pareció ser el único de su familia al que le importó la muerte de su prima, o que lo sintió así, y fue la edad con la que dice que dejó de tener una buena relación con su hermano. ¿Cómo no va a tener relación?

Ha discutido con Sammuel por menos, y le ha guardado más rencor.

—Asher —llamo.

"No es mi tema, no es mi lugar", me recuerdo y contengo un cúmulo de preguntas y palabras.

"Pero te afecta, y no va a cambiar salvo que tú hagas algo al respecto", quisiera decir.

El problema es que Asher dudo que esté dispuesto a escucharlo, o a entenderlo.

No es el momento, y yo no soy la persona que tiene que decírselo.

—Siento que os hayáis distanciado —es lo que digo en su lugar.

Su mirada cae y tira de mi colgante cuando sus palabras se vuelven más bajas. Tan suave que apenas se siente como un suspiro, dice:

—Y yo.

Abro la boca para decir algo que ni siquiera estoy segura de qué forma tendrá, pero Asher lo corta hablando sobre las palabras que intento poner sobre mis labios. Deja el colgante tranquilo, da un paso atrás y apenas me da una mirada al apartarse.

—Dejaré la puerta abierta un rato. Si terminas pronto esa llamada...

No termina la frase, pero queda claro su significado. Él toma eso y se va a su habitación. Apaga la luz del pasillo por el camino y me deja ahí, mirando su figura desvanecerse con una opresión que no puedo quitarme del pecho.

Esta vez, soy yo quien tira de mi colgante, presionándolo contra mis dedos mientras miro hacia su puerta durante largos segundos.

Escondo esa sensación de vuelta antes de cerrar con llave sabiendo que no me pasaré por su habitación esta noche y me deslizo de vuelta en la silla de mi escritorio. Habiendo olvidado por completo el tema de mis ausencias, evito añadir más explicación que "Un compañero de piso se ha pasado a hablar" y termino pronto la conversación con Ramírez.

Durante la siguiente hora, me quedo ahí sentada, con las luces dadas y mirando hacia la ventana. Hacia la oscuridad del exterior. Perdiéndome en su frío abrazo y mecida por un oleaje de contradicciones que me hace sentir más perdida que cuando llegué.

──────༺༻ ──────

Un capítulo para respirar

Antes de que se líe fuerte en el siguiente (como tiene que ser)❣️

(El jueves o viernes os subiré un jugoso adelanto en Instagram sobre el próximo así que atents. Pero puedo adelantaros que, ¿esa fiesta que ha mencionado Olivia? Digamos que va a tener más drama del que he puesto nunca entre personajes. 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥)

🙂🙂🙂🙂🙂

Sobre el capítulo de hoy...

RAMÍREZ OLIVIA TE QUIERE COMO PADRE PUEDES COLABORAR?

# lÍNEA para decir qué pasará cuando la madre se entere del tema ausencias

# lÍNEA para tener esperanzas sobre que Ramírez se ponga de parte de Olivia en eso...

SOBRE ASHER

#Se fue a casa de Harvey el bebé hermoso : (

# Y cómo no tenía que intentar liarla con comentarios jAJAJAJ PERDÓN PERO YA LE CONOCÉIS (Por suerte Olivia también que si no eso podría haber terminado muy mal)

Y POR FAVOR PAUSA PARA APRECIAR QUE ASHER CADA VEZ TIENE MÁS SOLTURA PARA HABLAR DE TEMAS PERSONALES CON OLIVIA??? 43 CAPÍTULOS ASHER PERO AQUÍ ESTAMOS PARA VERLO

LE DIJO QUE DISCUTIÓ CON JAYDEN SIN DARLE VUELTAS.

LE DIJO QUE FUERA A DORMIR CON ÉL.

(#línea para emoji sad porque Olivia no ha ido)

NO SALTÓ A LA DEFENSIVA CUANDO SE MENCIONÓ A LILY

ESCUCHÓ SOBRE LO DE SAMMUEL SIN PERDER LOS PAPELES

....

¿Soy yo o empieza a valorar la opinión de Olivia?

Si me buscáis, me estoy muriendo de amor por algún rincón.

y... ¿soy yo o... cada vez olivia recuerda más veces que no hay nada entre ellos? Ya sabéis qué se dice de quienes no dejan de pensar en algo... curioso : )

AHORA SÍ, ¡Un abrazo y nos leemos el sábado/domingo!  ♥

— Lana🐾

PD-MAÑANA SE ESTRENA LOKI AHHHH

PD2-A quienes me habéis acompañado desde hace años quería deciros una cosa. El jueves presento la tesis. Es decir que, salvo que lo suspenda, es mi último trabajo antes de graduarme. Escribí IM en el instituto (como la primera versión de JDP) y, si me leéis desde ahí y habéis seguido conmigo, si habéis crecido conmigo, gracias. Quería compartir esto con vosotrs porque es un momento importante para mí.

Esta chica ya ha acabado la carrera 😭

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