Capítulo 42 - Dos versiones |P1|
¿Asher y Jayden van a hablar es lo que queríamos yey?
Tienen mucho de lo que hablar y están dolidos.
Los dos. Tenedles paciencia ♥
42 | Dos versiones (Parte 1)
Asher Bremen
Jueves, 16 de julio
Mi hermano me llama como habíamos quedado.
Cuando veo su nombre en la pantalla de mi ordenador, me doy cuenta de que no estoy tan listo como esperaba para eso. Le bloqueé hace meses por mi propio bien, y hace tiempo que no he pensado en cómo se sentía ver su nombre en mi pantalla. Hace tiempo que no paré a sentir la forma en la que eso tiraba de mi estómago, bloqueaba mi garganta y me devolvía un peso de tantas direcciones diferentes que me ahoga por completo.
Ahora, eso vuelve a mí junto al "Jayden" de Facetime.
Vuelve todo.
Y es más de lo que recordaba.
Cierro los ojos, presiono la mano contra mi nuca y, encerrado en mi habitación, acepto esa videollamada. La imagen de mi hermano llena mi ordenador.
—Lily me ha dicho que querías hablar —es lo que dice.
No saluda y, como siempre, mantiene un tono de voz neutro que me hace querer romper a reír y señalar lo obvio, que le da igual. Que siempre le da igual. Incluso su postura es firme sentado en su cama. Tiene la espalda contra el palo de hockey que colgó contra su pared y su mirada es indiferente.
Por igualarlo, imito el tono plano en mi voz. Al menos, eso intento, pero no puedo contener la rabia deslizándose entre mis palabras.
—¿Te sorprende? —pregunto.
Aunque lo que quiero decir es: "¿Te sorprende que quiera hablar contigo después de toda la mierda que has metido entre Lily y yo?", Jayden lo malinterpreta, perdido en sus propios pensamientos y teorías. Encontrando el centro de todo en él como siempre ha hecho.
—Me has estado ignorando durante meses, Asher. Así que sí, sí me sorprende.
—¿Y qué esperabas? Ya no soy parte de esa familia, ¿no fue eso lo que dijiste?
Se queda en silencio.
—Nunca dije eso —miente y creo que realmente piensa que eso es cierto.
—Lo dijiste, Jayden, muchas veces y de formas distintas.
—Yo no dije algo así —puntúa una segunda vez.
—¿No me dijiste que actuaba como si no fuera parte de la familia cuando discutimos porque no querías aceptar que diste a Lily de lado cuando podían haberle hecho daño? —Intenta interrumpirme y levanto la voz sobre él—. ¿No me dijiste "No sé qué haces aquí" innumerables veces después de las cenas incómodas donde terminaban mandándome a mi habitación por pedir explicaciones? ¿No me dijiste que hace años que dejé de ser parte de vuestra familia?
Porque yo sí lo recuerdo, todas y cada una de las veces.
Además de sus miradas, de esa forma de juzgar suya tan constante y persistente que me alejaba y dañaba más cada vez.
—No empieces con lo de hacer daño a Lily de nuevo, no la metas en esto.
—¿Que no la meta? La metiste tú el otro día cuando le dijiste que no quería tener nada que ver con ella. Me lo ha contado. —La rabia me hace callar porque todo lo que tengo para él son tantas malas palabras que no sé ni por cuál decantarme—. ¿Cómo has podido intentar ponerla en mi contra, Jayden?
—No he intentado eso.
—¡Le dijiste que no me importaba que ella estuviera en el puto hospital, joder! ¿Qué demonios te pasa? —estallo—. ¡Le dijiste que ella no me importaba!
—Asher, no fue... —pero se calla.
Lo fue, sabe que lo hizo.
—Danielle me llamó el otro día —digo tras unos segundos.
Y pensar que, cuando llamó, incluso llegué a plantearme...
—Lo sé —dice Jayden—. Me lo contó.
—Ya, ¿sabes lo que dijo, no? "A Jayden le preocupa haberte perdido, deberíais hacer las paces, está destrozado" —repito—. Bonita forma de demostrarlo intentando poner a nuestra hermana en mi contra. De verdad, Jayden, lo estás bordando.
—No empieces con tu sarcasmo.
—No, no es sarcasmo, realmente lo estás haciendo bien. Echándome fuera del juego e intentando hacerme sentir culpable. ¿Quieres algo más? ¿Que borre mi nombre del árbol genealógico?
—Asher, no empieces —se queja exasperado.
—No soy yo quien ha empezado todo esto, Jayden.
—Sí, sí has sido tú —levanta la voz.
—Por supuesto, porque siempre soy yo, ¿no? —"Por supuesto que ibas a seguir con esa versión, por supuesto que ibas a tirar en esa dirección, por supuesto que no dirías 'sí, le dije eso a Lily y me pasé, lo siento'"—. No sé qué hago hablando contigo.
—¿Que no sabes qué haces tú hablando conmigo? —pregunta sorprendido—. Deja de hacerte el mártir, Asher. Eres tú quien me ha bloqueado en todas las redes, eres tú quien no me dirige la palabra, eres tú quien se ha ido.
—¿Y no has podido entender la indirecta y dejarme en paz?
—¡No cuando me preocupo por ti! —salta.
—No te he pedido que lo hagas.
—No ha hecho falta, eres mi hermano —Eso se siente como una bofetada, y estoy seguro de que lo sabe. Así que le devuelvo el golpe.
—¿Y qué? —pregunto.
—¿Cómo que "y qué"?
—¿Y qué? —repito—. Según tú los hermanos están igual vivos o muertos, ¿así que por qué molestarse?
Eso le roba las palabras.
Lo admito, en toda mi vida nunca me ha dado esta mirada. Se sorprende, confundido y dolido. Es como si yo acabase de cortar la fina cuerda que todavía nos unía. Una parte de mí se siente mal, me hace saber que es un límite que no quiero cruzar, pero otra se alegra. Si le duele, me regocijo en ello. Es merecido.
—¿A qué ha venido eso? —pregunta con una dureza que pocas veces deja ver.
—Lily —miento, porque la excusa es más fácil que dejar ver la verdad.
—Asher, te lo advierto.
—¿Que me lo adviertes? ¿Dónde estaba eso cuando pusiste su vida en peligro? Tiffany murió en un desliz, niños a los que Lily conocía murieron, podían haberle hecho algo y a ti te dio igual.
—No me dio igual.
—¡La amenazaron y tú no se lo contaste a nadie! ¡La pusiste en peligro por ser un puto orgulloso! ¡Podían haberla matado! —Lo peor es que no exagero. Mi sangre bulle ante la idea. Él tardó meses en contarnos que alguien había amenazado a nuestra hermana pequeña. Que, en una ciudad donde los niños desaparecían mes sí y mes también, alguien había puesto una diana en la espalda de Lily. Jayden lo sabía y no dijo nada hasta después. Él la puso en peligro durante meses.
Y le dio igual.
La sola idea de que le hicieran eso me hace querer golpearle.
Y, sin embargo, no es de ahí de donde viene la rabia que siento hacia él. No del todo, al menos.
—Nunca hubiera dejado que le pasara nada —dice.
—Pero lo hiciste.
—Ella está viva.
—No por ti.
—Si tanta rabia te da, ¿dónde estabas tú? —lanza de vuelta—. Sabías lo que pasaba en la ciudad y no apareciste. Lily tenía pesadillas y te pedía todo el tiempo que volvieras y tú no la escuchaste. Tú ni siquiera la llamabas.
—No soy yo quien ocultó que querían hacerle daño.
No soy yo quien sabía que ella podía correr algún peligro porque habría estado en casa en cuestión de horas de habérmelo contado. Sabía que había niños desapareciendo en la ciudad, pero confiaba en que mis padres y Jayden pudieran encargarse de vigilar a Lily. Después de todo, nuestro padre es policía y Jayden siempre ha adorado a Lily, sabía que no me necesitaban ahí.
O eso pensaba.
—Tú...
—¿A cuántos niños mataron, Jayden? ¿A diez? ¿Quince? —Cierro las manos con fuerza—. Y tú no hiciste nada cuando dijeron que Lily podría ser la siguiente. Tú le pusiste un puto lazo al dejarla sola, al comportarte como...
Jayden llega a su límite.
Lo sé porque veo su amago de bajar la pantalla. En su lugar, se pone en pie y los auriculares inalámbricos son lo único que le mantienen en la llamada cuando se aparta de la pantalla.
—Sabías que podían matarla y no hiciste nada —presiono.
Quiero cabrearle, y ni siquiera sé por qué.
A él le dejaron claro que iban directamente a por Lily. Le amenazaron para moverse como una marioneta de una red criminal para mantener a Lily a salvo. Le dijeron que siguiera reglas, y él... Él rompió con todo. Eso ya no es un simple riesgo, ahí no puedes quedarte de brazos cruzados.
Jayden golpea algo, no sé el qué, pero ver que ese efecto viene del daño por parte de mis palabras me agrada. No debería, pero lo hace.
—No puedes entenderlo —me dice con rabia—. No sabes lo que es vivir esa situación.
Vuelve a la pantalla, pero no llega a sentarse una segunda vez.
—Pero al menos yo sí sé que me importa más mi hermana pequeña que hacer de detective.
—Lily no era la única a la que querían hacer daño. —Hace más fuerza.
—Pero eso no significa que debiera dejar de importante. Eres su hermano. Lily es una niña todavía. Se supone que tienes que cuidar de ella, no ignorar las amenazas. Se supone que...
Se supone que ella le importaría, se supone que él no le fallaría.
Porque no sé qué habría hecho si eso hubiera terminado de otra forma.
No podría perderla a ella también, simplemente no podría cargar con ese peso.
—Cuidé de ella tan bien como pude —dice Jayden con menos fuerza—. Si hubiera llegado el punto en el que ella estuviera en peligro directo, sabes que no hubiera dejado que le pasara nada.
No es suficiente.
—Asher, no sabes lo que es eso. Era complicado. Echaron a cinco policías poco después y tres de ellos terminaron con cargos por el mismo caso. No podía contarlo. No había mucho que pudiera hacer.
—Habérselo contado a nuestro padre.
—¿Y qué habría hecho él? ¿Meterse? —Jayden está mirándome apenado cuando me vuelvo hacia la pantalla—. Había compañeros suyos dentro de la red criminal, podían haberle hecho daño, y después a Lily. Mira, sé que mis decisiones no te parecen las más acertadas, pero es fácil decirlo cuando lo ves desde fuera. Viviéndolo es un infierno y te juro que Lily siempre fue una de mis prioridades.
—Una de —repito con frialdad—. Ya, se nota.
Paso una mano por mi barbilla, buscando calma.
—¿De verdad no vas a perdonarme por eso? Han pasado casi dos años —dice.
Eso me puede.
—Dos años y esta es la primera conversación que hemos tenido sobre el tema, Jayden —puntúo—. Dos años y solo has sabido saltar a la defensiva cuando sacaba el tema. ¿Y ahora quieres que haga como si nada y me culpas a mí de no poder olvidarlo? ¿Pero tú entiendes lo que pasó?
—No fuiste tú el que casi muere —justifica.
—No, por desgracia no fui yo, porque eso definitivamente hubiera sido más fácil.
Palidece, lo sé incluso con la poca iluminación de su habitación.
Abre la boca, pero no dice nada. Está confundido y, hasta cierto punto, horrorizado porque debe de haberlo malinterpretado. No, no digo que preferiría haber pasado yo por eso, pero él no entiende que ser quien sale herido no es la única forma de sufrir.
Nunca lo ha entendido.
Ese es su problema, que no ve por lo que pasan los demás.
No le importa.
Eso es lo que escondía tras la excusa de Lily, porque no pude evitar perdonarle todo cuando abrió los ojos después de despertar del coma. Él estaba vivo, y yo no necesitaba más. Solo que me asegurara que seguiría vivo, solo que entendiera el daño que eso nos hizo.
Y él saltó a la defensiva e hizo una bola con todo.
—Eres egoísta, Jayden —Me sorprendo a mí mismo ante la verdad que siento en esas palabras—. No lo entiendes, ¿no? ¿Crees que es sólo por Lily? ¿Tú te das cuenta lo que es que de repente mamá...? —El recuerdo me atormenta—. ¿Sabes lo que fue ver a mamá contestar una llamada y literalmente caer al suelo porque no podía parar de llorar? ¿Entiendes lo que se siente cuando te dicen que tu hermano está entrando a quirófano prácticamente muerto? ¿Sabes lo que es estar en la sala de espera y que venga un médico diciendo que no creen que vayas a salir de esa? ¿Sabes lo que nos hiciste pasar a todos?
—Asher... —llama con suavidad.
—No. Ni lo intentes. Tuviste dos paros cardíacos, Jayden. Nos dijeron que no ibas a salir de esa operación. Nos dijeron que nos despidiéramos cuando ni siquiera podían despertarte porque hacerlo te mataría. Mamá no paraba de llorar, Lily se metía en el baño de la habitación porque no quería irse pero no era capaz de verte y yo tenía que intentar unirlo todo porque nuestro padre estaba intentando entender lo que había pasado. —Decirlo solo me cabrea más—. Saliste de casa sin decir nada a nadie y luego pasamos semana y media oyendo que nunca despertarías, que no sobrevivirías una noche más. ¿Y todo por qué? Porque decidiste jugar a ser el héroe. ¿Cuánto te importó Lily cuando saliste de casa? Leí sobre el caso, lo sé todo. Así que dime, ¿cuánto te importó ella cuando saliste? Porque debías saber que podrían hacerle algo si cometías un error. Te dio igual.
Esta vez ni siquiera es capaz de responder.
—Te dio igual ella y te dimos igual nosotros. Casi mueres y, ¿sabes qué es lo peor? Que lo único que se te ocurrió decir al despertar fue decirme que no recordabas quién era. Ocho semanas en coma y lo primero que me dices es que no sabes quién soy.
Jayden, por un momento, rompe una media sonrisa.
—¿Y cuándo iba a tener otra oportunidad igual de fingir amnesia si no es después de estar en coma? —intenta bromear.
—Ese es tu problema, que te hace gracia. No te pones en el lugar del resto. Pasamos una semana y media oyendo que ibas a morir. Tuviste dos paros cardíacos en la primera operación y tres mientras nosotros estábamos en la habitación. —Enumero. Los últimos paros... No tengo palabras para expresar el infierno que vivir eso fue—. Y todo porque no dijiste nada. No pienso perdonarte eso, Jayden.
Joder, ya no es solo la rabia lo que siento, es el dolor.
Es la angustia que sentí en aquellas escaleras, es querer gritar y llorar hasta que el dolor pare, hasta que la realidad sea otra. Es lo que sentí cuando un doctor se sentó a mi lado para consolarme cuando ni siquiera mis padres estuvieron ahí porque cada quién lidiaba con sus propios demonios. No me atrevía a cargarles con más peso, no quería molestarles, pero estaba ahogándome y nadie quería mirar.
Ni siquiera mis padres.
Siempre he puesto a Lily como excusa porque hay algo en dejar los muros caer que es complicado, como si no tuvieras permitido mostrar tu debilidad, pero necesitaba decirlo. Necesitaba decírselo a él cuando por fin ha decidido escuchar. Me dolió lo que nos hizo pasar.
Me aterrorizó la idea de perderle y lo poco que le importó.
Me hirió su forma de saltar a la defensiva después y de hacerme sentir tan fuera de lugar, culpable incluso por preocuparme. Nunca se trató solo de proteger a Lily, eso lo entendí cuando Danielle vino por navidad a hablar conmigo. Eso lo entendí gracias a ella, pero Jayden nunca me dejó hablar lo suficiente como para entenderlo yo mismo los meses posteriores a que despertara.
Me bloqueé, y él se aseguró de hacerme sentir mal por ello.
—Intentaba hacer las cosas bien —dice Jayden.
—Semana y media con los médicos diciéndonos cada par de horas que morirías —repito—. No eres ni dos años mayor que yo, Jayden. Crecimos juntos y fuiste mi mejor amigo durante años, pero ni siquiera me dijiste algo a mí. —Nunca me ha dado la oportunidad de decírselo, y no sabía cuándo me dolió esa parte hasta que la digo también—. Estuve en casa contigo ese día, y no me dijiste nada. Saliste un día y luego todo nos cayó encima. No sabes lo que fue eso. No sabes lo que es que te digan que tu hermano va a morir y preguntarte todo el tiempo si será esa noche. Lo que es ver a mamá llorar de esa forma o lo que le hiciste a Lily. No sólo fue ponerla en peligro. Ella dejó de hablar durante dos meses completos, Jayden. La jodiste. Y si crees que vas a poder arreglar eso diciendo que "intentabas hacer las cosas bien" es que sigues sin entender que tus actos tienen consecuencias.
Aparto la mirada porque si no pongo distancia emocional ahora voy a romperme aquí mismo.
Y casi río cuando paso la mano sobre mis labios.
—La peor parte no es lo que hiciste, Jayden. No fue Lily, no fue no contarlo, no fue nada de eso. La peor parte fue que no te importamos cuando tomaste esas decisiones y que te dio igual el daño que nos hiciste. La peor parte es que a todos les dio igual menos a mí. La peor parte es que eres mi hermano mayor y que no soportaba la idea de perderte, y te dio igual. Estuve contigo y no te importo. Me lanzaste mierda durante meses, me hiciste no soportar estar en casa, y, en dos años, esta es la primera vez que no me has saltado a la yugular por sacar el tema. Dos años, Jayden. ¿Cómo esperes que me importes cuando tú ya has demostrado lo mucho que me desprecias?
Desahogo, eso es lo que siento, aunque solo sea de una forma tergiversada.
—No te desprecio —se apresura a decir.
—Entonces has debido olvidar lo que me hiciste pasar los meses de rehabilitación, porque, eso, no fue un infierno solo para ti. Eres egoísta, Jayden. Sigues creyendo que tienes que tener la razón y presionándome a mí metiéndote en la vida de cualquier persona que tenga cerca para atormentarme.
Mis siguientes palabras son más duras todavía, pero es lo único que tengo para no romperme aquí mismo porque ni siquiera yo sabía todo lo que estaba guardando ni la forma tan profunda en la que me ahogaba.
—Joder, ¿no ves que no puedo lidiar contigo? ¿No te das cuenta de que si necesito espacio de algo, es de ti?
Por desgracia, Jayden me importa demasiado como para que no me afecte tanto. La idea de que muriera por comportarse como un imbécil es lo que sigue cabreándome tras dos años. Odio lo que hizo. Odio lo poco que le importó. Odio el miedo que me devolvió, los recuerdos que creó y la forma en la que todo cayó después. La soledad que me provocó, la incomprensión, la culpa.
Jayden no intenta defenderse, pero sí dice algo más.
—Sé que no estamos en los mejores términos, pero sigues siendo mi hermano, Asher. Me gustaría que pudiéramos arreglar esto.
Bajo la mirada al teclado sabiendo que no hay nada que quiera más que recuperar la amistad que en su día tuvimos pero sabiendo que hace tiempo que quemamos esos puentes. No fue una sola cosa, fueron demasiadas y durante demasiado tiempo. Sé que no soy el único de los dos guardando rencor al otro. Él lleva soltándome pullas desde que me fui al internado, más duras cada vez.
—No termines siendo tan rencoroso como Dominic, sabes adónde le llevó eso —añade.
Esa frase sí me hace mirar.
Claro que sé adónde le llevó. Nuestro primo no pudo superar la muerte de su hermana y desde entonces ha pagado esa rabia con todo el mundo: Con sus padres, con nosotros y, sobre todo, con Lily. Dominic adoraba a Lily antes, tanto que nadie nunca podría acercarse a ella con malas intenciones sin que él pusiera un muro delante, pero eso cambió y ahora me veo metiéndome entre ellos en cada reunión familiar. Al contrario que Jayden, yo sí cuido de Lily y, si me tengo que llevar golpes por eso, son bien recibidos.
—Al menos ese imbécil se presentó en el hospital y se preocupó —respondo.
Dominic hizo una tregua conmigo horas después del accidente de Jayden. Apareció en el hospital empapado apenas cuatro horas después teniendo en cuenta que cuatro son las horas de distancia que hay entre su apartamento y nuestra casa. No perdió el tiempo y recuerdo ver el horror en su mirada. El cabreo con el que me pidió hablar y preguntó: "¿Quién?"
Las ganas de tomarse la justicia por su mano y la forma en la que su tregua llegó a Lily cuando intentó consolarla en la sala de espera mientras yo iba a la máquina a por algo de comer para ella, fue más de lo que había esperado. Les encontré en las sillas, a Dominic con Lily sentada sobre sus piernas mientras le decía que Jayden era un "crío estúpido" y que esos no morían.
—Llegas dos años tarde, Jayden —termino ante su comentario previo sobre arreglar las cosas—. Deja a Lily al margen, no pienso avisarte una segunda vez y, a mí, déjame en paz.
Con eso, corto la videollamada y, antes de correr cualquier riesgo, le bloqueo de nuevo.
Una vez lo hago, tiro el móvil a un lado, bajo la tapa de mi portátil y me tumbo en la cama con la espalda contra el colchón y las manos contra mis ojos. No puedo creer haber hablado con él, hablado de verdad. Ni siquiera creía que sería posible.
Lo que sé, es que haberlo hecho no implica que él vaya a escuchar, ese es el problema. Dejará esto pasar como si decirlo fuera a solucionar todo automáticamente sin necesidad de más. Eso no pasa, no cuando las espinas siguen dentro. No es tan sencillo. Y sé, por cómo me mira, que tampoco lo sería para él.
Al menos, me he desahogado.
No sabía cuánto necesitaba eso hasta ahora.
Dejo el aire ir y espero a que ese peso se vaya de mis hombros.
Pero no se va, nunca se va.
Solo reabre las heridas de nuevo.
Solo me devuelve el peso que me hace sentir querer una familia de la forma en la que no puedo tenerla porque el ambiente ahí se volvió tóxico. Eso ya no fue culpa de Jayden, fue de todos, pero está hecho y no puedo volver ahí. Aunque quiera. En eso, estoy solo, y cada vez me doy más cuenta de que realmente, esos muros que siempre he puesto, no han ayudado.
Ese es el peligro de protegerte que, en un momento, dejas de permitirte mirar al otro lado.
Un día, antes de que puedas darte cuenta, te has quedado completamente solo.
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No voy a mentir, me dan miedo las reacciones a este capítulo.
Solo quiero recordar que sí, Asher ha sido más brusco que Jayden, pero él está muy dolido. Viene de tener el susto del ingreso de Lily y la discusión de Sammuel... Asher no está estable, mis amores, y, no sé si lo habéis notado, pero cuando alguien le hace daño tiende a ser un poco autodestructivo : (
Los dos están dolidos y los dos tenían mucho que decirse. Espero que ahora se haya visto más sobre de dónde viene la rabia de Asher hacia su hermano. Como él nos contó, hay cosas que siente que no puede expresar y, aquí, se ha visto que él y Jayden no son tan diferentes. En CDD Jayden se enfadó con Danielle y le dijo: "No te odio, no podría odiarte, pero odio lo que has hecho porque podía haberte perdido". ¿Encontráis el parecido?
La diferencia es que allí, la situación les mantenía cerca y Danielle es muy comprensiva. Jayden no fue capaz de entender la situación en la dirección contraria, se cegó, y, como Asher ha dicho; ha llegado dos años tarde a esa conversación </3
¿Lloramos ya o seguimos teniendo esperanza en que termine bien?
Ahora sí, un abrazo y nos leemos el sábado ♥
(Con Olivia. La parte 2 de este capítulo no llegará hasta dentro de un tiempo)
— Lana🐾
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