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Cinco de seis

Aimeé se encontraba dando clase, cuando el sonido de su celular irrumpió en el salón. Al escucharlo, se disculpó con sus alumnos y miró para saber quién marcaba, salió y contestó de inmediato.

—Papá, estoy en medio de una clase.

—Es importante. Acerca de los chicos. Lucas me lo ha contado. Después de clases trae a mi niña directamente a la Mansión ¿entendido? —el hombre se escuchaba tenso.

—Está bien. Nos vemos al rato, papá —y colgó.

No sabía qué planeaba hacer, pero esa llamada le recordó algo: no había visto a Arisbeth desde que iniciaron las clases y se preocupó. Decidió ir a buscarla al terminar la clase para cerciorarse de que todo estuviera en orden. Acto seguido entró al salón y continuó sin más contratiempos.

******

Los rayos de luz matutinos eran lo suficientemente potentes para secar la ropa húmeda de Aris. Sentada en una de las jardineras, esperaba paciente a que el sol terminara de quitar lo mojado de su vestimenta.

De su bolsa sacó su teléfono y sus audífonos, los cuales no se arruinaron durante el extraño incidente, los conectó y empezó a escuchar música. Recordó lo que le había pasado hace un par de horas: el agua flotar, la extraña frase que escucho y sobre todo a Dante, el primer chico con quién se encontró en ese lugar.

Estaba tan hundida en sus pensamientos que no sintió a las dos figuras femeninas que se sentaron a sus costados.

—Hola, extraña —dijo una chica pelirroja mientras le sacudía para que le hiciera caso.

Aris se quitó sus audífonos y por fin notó a las dos que se encontraban con ella. No eran dos desconocidas, pues la chica ya las había visto días atrás.

—¿Te encuentras bien? —comentó la otra chica.

—Te lo dije, es igual de rara que ellos —soltó la pelirroja en tono de burla.

—Miren, no quiero tener problemas, así que adiós —soltó Arisbeth molesta mientras se ponía de pie.

—¡No, espera! Jazmín no quiso decir eso. Es sólo que... te vimos con esos chicos el sábado, ¿nos recuerdas? —soltó la chica del acento particular.

—Sí, lo recuerdo —en la mente de Aris se formó la imagen de los cinco chicos afuera de la cafetería, los dos varones, las dos chicas y Luzmaría—. ¿Algún problema?

—Claro que sí, linda. Mirá, te explico, ellos son unos, ¿cómo decirlo? ¡Apestados! Son unos idiotas; una hippie mugrosa, un emo y, bueno, la rubia es bonita, pero apesta por estar con ellos. El punto es que, si te juntás con ellos te van a ver raro, te lo digo por tu bien.

Arisbeth se molestó, no iba a permitir que hablaran así de sus amigos, se levantó para marcharse del lugar pero una voz la detuvo.

—Las he buscado por todos lados. ¿En dónde..? —Luzmaría se encontraba frente a ella, la cuál al verla arqueó la ceja en señal de sorpresa—. Vaya, no creí verte por aquí.

Aris sintió el ambiente tenso cuando su prima se hizo presente. Jazmín y Michelle se habían quedado en silencio.

—¿Y bien? ¿Se puede saber en dónde estaban ustedes dos?

—Estábamos caminando, la vimos y... Por cierto, ¿qué haces acá? No estudias en esta escuela —Michelle interrogó a Aris.

—No, aún no, pero voy a hacer el examen para entrar.

Luzmaría reprimió cierto sentimiento negativo y en cambio, sonrió hipócritamente.

—Qué bien, me alegro de escucharlo —la morena hizo el esfuerzo de no parecer molesta.

Las otras dos, sin embargo, se miraron preocupadas ante la respuesta de Arisbeth.

El teléfono de Luzmaría sonó, la cual se alejó para contestar. Después de un minuto regresó con las otras tres. Justo en ese momento el timbre de cambio de clase sonó.

—Bueno, tenemos que irnos. Puede que nos veamos más tarde —dijo la chica e hizo señas para que sus dos amigas la siguieran, y un instante después, se alejaron.

Arisbeth sintió un poco de alivio cuando se marcharon. Algo en su interior le decía que esas tres eran mala espina, sobre todo Luzmaría.

Cuando el sol comenzó a molestarla, y notó que su ropa estaba ya algo seca, se marchó del lugar. Camino por los pasillos cuando vio a lo lejos una figura conocida: su madre. Se acercó lo más rápido que pudo y le llamó, cuando la mayor se dio cuenta, le sonrió y la abrazó.

—Estaba por ir a buscarte.

—Sí, yo también, porque tengo algo que contarte.

—Pues estás de suerte, tengo una hora libre, después otras tres de clase y acabo por hoy —dijo Aimeé mientras caminaba junto a su niña—. Vamos a cafetería y ya me cuentas.

Sin más, las dos caminaron juntas, aprovechando aquella hora libre.

******

Ya era tiempo de volver a casa. Aimeé y Arisbeth subieron a la camioneta sin decir palabra alguna  ¿La razón?  Desde que Aris le contó lo ocurrido en la fuente, la mujer dijo que lo hablarían más adelante. La chica decidió romper el silencio de una vez por todas y antes de que su madre encendiera el auto.

—¿Y bien? ¿Crees que estoy loca o qué?

Aimeé, vuelta un manojo de nervios, no sabía qué responderle a su hija. Temía meter la pata antes de tiempo y decidió dar la misma excusa que antes.

—Lo hablamos en la casa, ¿te parece mi niña?

—Bien... —la chica soltó un bufido en señal de molestia.

El auto se encendió y ambas se dirigieron a casa, y después de una hora y media por el incesante tráfico en hora pico, llegaron a su hogar.

Aris bajó del auto en cuanto su madre terminó de estacionarse y se percató de la llegada de una camioneta negra conocida, los invitados bajaron y la chica se llevó una pequeña sorpresa.

—Alex, Zoe, ¿qué hacen aquí? —soltó la castaña más que confundida.

—¿Me creerías si te digo que tampoco sabemos? —respondió el chico.

—No te vimos en la escuela, pensamos que no habías ido —añadió la rubia.

—Sí, pero... —no terminó de hablar cuando Lucas la interrumpió.

—Tu abuelo nos pidió traerlos aquí, a los tres —dijo él mientras bajaba del auto.

—Esperen, ¿a mí? ¿y yo por qué? Si ni siquiera le hablo a ese señor. Más bien ni lo conozco. Sin ofender. —el tono de molestia de Zoe era evidente.

—Será mejor que entremos y que él nos diga por qué —hablo por fin Aimeé, sonriendo falsamente a lado de su hija.

Cuando se dirigían a la entrada, vieron a Cristina salir, la mujer sólo los miró y siguió su camino mientras los otros entraban. Justo en ese momento otro carro se detenía en la entrada, del cuál bajaron Luzmaría y su novio.

—Y bien, ¿qué querías? —escupió la morena a su madre.

—Ni en frente de tu novio te comportas bien —bufó—. Tu abuelo fue quién me pidió traerlos —le respondió Cristina.

—Bueno, veamos que quiere señorito —dijo mientras seguía su camino y dejando atrás a su madre y a su novio. Cristina, con las manos en la cintura dirigió su atención a Ricardo.

—No sé cómo puedes andar con ella, de verdad que te compadezco.

El chico la miró sin decir palabra alguna, al volver en sí, caminó en dirección a la entrada de la mansión.

Ya adentro, Zoe, Alex y Arisbeth se encontraban en el sillón grande mientras esperaban al abuelo, llevándose una gran sorpresa al ver que Luzmaría y Ricardo entraban y se sentaban enfrente de ellos.

Unos murmullos entre los tres chicos se oyeron, pero cesaron al momento de ver tres figuras acercarse. Aimeé, Lucas y Gerardo se hicieron presente donde los chicos, este último con un libro de aspecto antiguo y una caja con grabados extraños.

Al verlos, los cinco jóvenes dieron un casi inaudible "buenas tardes" y sin más que esperar, Gerardo comenzó a hablar.

—Buenas tardes, me alegra ver que han podido venir todos. Sé que es un poco extraña está reunión, pero créanme que hay una buena razón para que estén aquí los cinco —dijo mientras hacía una pausa y veía a los chicos—. Llegó el tiempo de decirles la verdad. Pero antes, me gustaría contarles una historia.

Los tres amigos se miraron unos a otros, confundidos pues no sabían a qué se refería el hombre.

Gerardo alzó una mano e hizo un pequeño movimiento, y de repente, todo se sumió en total oscuridad, como si pareciese que fuera una noche totalmente negra, imposible ya que era de día y el sol brillaba fuertemente, al menos afuera.

Los chicos estaban tan confundidos como asustados. La escena cambiaba lentamente y se lograba percibir algo parecido a un cielo estrellado, como si estuviesen flotando en el espacio, con galaxias, estrellas e incluso se lograban visualizar una especie de planetas. Una voz, la que hace un minuto los saludaba se hizo presente.

—Hace tiempo, cuando los mundos eran regidos por las Antiguas Fuerzas Supremas, y la armonía era una con el Universo, se desató el Caos. Este Caos fue lo bastante poderoso para tratar de destruir todo lo existente. Las Fuerzas se unieron en una sola y crearon el Orden, una nueva fuerza lo bastante poderosa para equilibrar el Caos, logrando mantenerlo encerrado en una dimensión alterna a la nuestra, en donde ésta no pudiera liberarse.

>>Las Fuerzas decidieron unirse por completo al Orden y de ahí, nació un nuevo ser, capaz de regir los mundos y las dimensiones del Universo. Este ser creó la vida en los mundos, y principalmente aquí, en la Tierra, creo a los humanos con el fin de ser nosotros los que recibiéramos el don de la Naturaleza y el Cosmos, la esencia pura de las Antiguas Fuerzas de las cuales tendríamos el control total para aprenderla, usarla y cuidarla.

Los chicos veían curiosos y muy confundidos la escena que se mostraba ante ellos, era sin duda algo mágico. Parecía que estaban ahí e incluso lograban casi sentirlo.

Los humanos con el paso del tiempo, dominamos este poder a la perfección, pero el Caos había conseguido escapar de su prisión, creando un mal demasiado poderoso y corrompiendo a los humanos para usar los dones de la Naturaleza en destrucción y envenenando sus almas con odio.

>>El Órden Supremo, como se le llamó después a ese ser creado por las Fuerzas, pudo finalmente ser enviado a un lugar que muchos conocemos como Inframundo. Y al ver que los seres humanos eran fáciles de doblegar, decidió retirar los dones, dejándolos sólo a aquellos que se resistieron y se mostraron fuertes.

>>Así mismo, hizo que los mundos se mantuvieran separados y la Tierra fuera aislada del conocimiento original. Los que resistieron y pudieron mantener sus dones, fueron obligados a permanecer en silencio y evitar a toda costa que los demás tuvieran acceso a este conocimiento por milenios.

La escena se cambió a un grupo de seis personas, tres hombres y tres mujeres con ropajes de la época colonial.

—De aquellos que mantuvieron su poder, hubo descendencia que permitió continuar con el legado sagrado. Nosotros en especial, descendemos de los más fuertes y ágiles que apoyaron al destierro del Caos.

>>Y hubo seis en específico, los Guardianes Solares, que representaban a la perfección las esencias de la naturaleza y el cosmos, aunque claro, el mundo no comprendió el poder de estos fuertes guerreros y les dieron un fin injusto, no sin antes advertir en una profecía, que de su linaje llegarían aquellos que acabarían con ese mal para siempre, y que cada generación se fortalecería más y más hasta llegar a los elegidos.

La escena mágica se desvaneció, haciendo que la luz volviera y todo en la sala regresara como si nada hubiese pasado. Los chicos se miraban confundidos lo ocurrido y trataban de asimilar lo que habían escuchado.

Por su parte, Gerardo tomó en sus manos la caja con los símbolos y la abrió. En su interior se encontraban seis talismanes, cada uno totalmente diferente. Antes de mostrarlos, siguió con el discurso.

—Puede que se encuentren desconcertados por todo esto, pero es necesario que entiendan lo que ha pasado. Incluso nosotros no sabíamos quiénes eran los descendientes que dictaba la profecía de los Guardianes Solares, fue después del eclipse ocurrido hace unos días cuando todo salió a la luz.

Lucas y Aimeé por dentro morían de nervios. Si Zoe y Ricardo no eran los señalados habrían roto la mayor de las reglas: mantener el secreto.

Acto seguido, Gerardo mostró los talismanes a los jóvenes que permanecían callados y extrañados. Tomó uno de ellos, un collar de gema parecido a un zafiro en forma de rombo, se acercó hacia Arisbeth y volvió a hablar.

—Los señalados, según la profecía, son seis, cada uno con la capacidad de manipular la esencia de los elementos naturales puros; agua, fuego, tierra, aire y la energía o quintaesencia, que a su vez se divide en la luz y la oscuridad. Además, poseen habilidades mágicas extraordinarias, como poderes y conocimiento sobre manipular a la naturaleza para un determinado fin. En palabras más simples, serían algo que llamamos de manera coloquial como...

—Brujos —interrumpió Aimeé, completando la oración.

—Correcto. Los Guardianes Solares fueron brujos muy poderosos que usaron los elementos y sus poderes para derrotar a todo mal que existía. Ese poder pasó a generaciones posteriores y llegó hasta ustedes, la cúspide de la pirámide. Por siglos hemos mantenido el secreto, en silencio y reunidos en grupo para mantenernos unidos.

>>Cada grupo ha tenido su principal guía. La sacerdotisa líder anterior no sólo mantuvo a raya el peligro que rondaba el aquelarre, como se le llama a este grupo, sino que se encargó de cuidar con su vida a los que serían los descendientes de la nueva generación.

Gerardo extendió su mano con el talismán a su nieta, la cual lo tomó y emitió un brillo azul, uno que la joven recordó haber soñado días atrás. Miró a su abuelo, sorprendida y cómo si éste hubiera adivinado sus pensamientos le explicó.

—Hace unos momentos tu mamá me explicó lo que te ocurrió en el instituto. No fue ninguna sorpresa saber que tú eras la Guardiana del Agua, era lo común sabiendo de quién eres hija —le sonrió a la chica y miró a Aimeé quién le sonrió.

Lucas se acercó a la caja y tomó otro de los talismanes; un collar de gema color aguamarina en forma de ovoide, se acercó a su hijo y le extendió la mano para que el chico lo tomara.

—No hacía falta llegar a pensar quién serías tú, mi niño. Tu abuela fue una bruja muy poderosa, y la anterior gran sacerdotisa de la congrega, te protegió con todo el amor que ella te tenía, más del que te puedas imaginar, y es por lo que en ti recae el gran honor de ser el Guardián del Aire —Alex tomó el collar y éste emitió un brillo del mismo color de la gema. Lucas le besó la mejilla y le revoloteo el cabello. Alex sin embargo no dijo nada y se mantuvo inmóvil.

—Sin querer escuché una conversación hoy en la mañana —Aimeé tomó de la caja el tercer talismán, un collar de una gema parecida a un rubí en forma de triángulo—. Y fue cuando descubrí que tú podrías ser el Guardián del Fuego, mi pequeño —se acercó a Ricardo y le ofreció el collar. El chico lo tomó y acto seguido la joya emitió un brillo rojo cuando lo tocó. Aimeé le sonrió tiernamente y se alejó.

Los tres adultos volvieron a la mesa de los talismanes y se miraron entre sí, después dirigieron sus miradas a la rubia.

—De ti no podemos sacar conclusiones sobre qué elemento es el tuyo. A menos que te haya ocurrido algo con las plantas, con la corriente eléctrica o incluso con la luz, si es así podríamos... —Gerardo no terminó de hablar cuando Zoe lo interrumpió.

—¿Un rayo? —dijo tímidamente.

Zoe recordó lo ocurrido en la mañana. Aunque no dejaba crédito a lo que escuchaba, lo que pasó aún le aturdía un poco.

Aimeé tomó el cuarto talismán, un collar de esfera de cuarzo rosa sujetado por un armazón de plata. Se acercó a la rubia y le pidió que los sostuviera. Cuando la chica tomó la joya, ésta brilló muy fuerte, iluminando toda la sala.

—La luz, la electricidad e incluso el magnetismo forman la quintaesencia, éter o energía. Normalmente representa el espíritu, lo que impulsa a vivir, la chispa de la vida. La Guardiana de la Luz o Quintaesencia Luminosa representa lo bueno del alma, aquello que acerca al humano a lo perfecto —dijo Lucas mientras el brillo del collar se desvanecía.

—Y bueno, ya que no tengo ningún talento en la jardinería o el poder de ver en la oscuridad, me voy —dijo Luzmaría, mientras se ponía de pie decidida a caminar a la salida.

Gerardo sonrió ingenuamente ante el comentario de su nieta. Tomó el quinto talismán, un collar gema de color uva oscuro, en forma de gota que era sostenido por un armazón de oro adornado con pequeños diamantes de colores.

Antes de que la chica se marchara, le tomó de la mano y le dio a sostener el collar. Cuando Luzmaría tocó la joya, una sombra oscura y fría salió del collar y absorbió la luz del lugar.

—Parece ser que eres la Guardiana de la Oscuridad o Quintaesencia Oscura. Lo contrario a la luz, eres la parte negativa del alma, aquello que evita el desequilibrio y hace al humano lo que es; la perfecta imperfección —dijo Aimeé una vez todo volvió a la normalidad.

—Por lo visto, nos falta el sexto descendiente, el Guardián de la Tierra —habló Lucas entre dientes.

—Las gemas que les dimos fueron creadas hace lunas atrás, contienen la energía pura de su elemento y a través de ellas pueden canalizar sus fuerzas y magnificarlas a proporciones inimaginables... —el sonido de un celular interrumpió abuelo. Luzmaría, la dueña de ese teléfono miró la pantalla y acto seguido guardó su aparato.

—Bien, de vuelta al mundo real. Fue hermoso el espectáculo que acaban de ofrecer, muy entretenida la onda, abuelito, pero tengo cosas realmente importantes que hacer en este momento. Me encantaría quedarme a seguir viendo estos trucos, pero no puedo, de verdad. Ah, y gracias por el collar, está bonito —dijo la morena de la manera más cínica en el mundo, caminó hacia la puerta sin ni siquiera esperar a su novio.

—Lo siento, no quiero tener problemas con ustedes, les devuelvo esto. Buena tarde —el moreno se levantó y dejó el collar en el sofá, para después salir atrás de su novia.

Zoe también se levantó del sofá y le entregó el collar a su amigo.

—Yo también me tengo que ir. Lo siento —la rubia tomó sus cosas y salió por la puerta principal sin despedirse.

Los tres adultos se miraron, no les resultó extraño que actuaran así. Al fin y al cabo, lo que les decían no lo creería nadie en su sano juicio.

—¿Qué es esto, papá? Mi abuela se acaba de morir, ¡¿y me sales con estas estupideces?! —Alex se levantó enojado y tiró los collares, para después dirigirse a la salida.

Lucas corrió tras él para alcanzarlo. Arisbeth quien seguía sentada procesando lo ocurrido, se puso de pie y se dirigió hacia su madre y su abuelo. Por alguna extraña razón, no tomó a mal lo que escuchó.

—¿Esto es real? —cuestionó a los dos adultos.

—Cada palabra —soltó Gerardo con suavidad.

La chica volvió a mirar la gema azul que conservaba en la mano. El sueño, el evento del eclipse, el desmayo y las extrañas visiones, lo ocurrido en la fuente.

Muchas incógnitas parecían haberse resuelto por lo que acababa de oír y ver. La repentina ansiedad y una gran curiosidad invadió su corazón y su mente, que le hizo pedir en voz alta...

—Quiero saber más.

———————

Nota 2025:

Hola jaja, no sé si alguien esté siguiendo esta historia que llevo disque editando y publicando desde hace un buen rato pero, como ya han visto, parece que la actualizo cada milenio.

Si hay alguna personita ahí leyendo esta cosa y le ha gustado, me gustaría que votara y me dejara algún comentario de qué les ha parecido la historia hasta ahora, me gustaría escuchar su opinión y que me diga qué le parece :)

Cualquier cosita, estoy a su disposición jsjs. 🖤

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