P R Ó L O G O
He aquí una historia.
En un mundo donde la magia lo gobernaba todo, existían dos grandes territorios que marcaban su destino. Althar, el reino de la luz, brillaba con campos dorados y cielos cálidos, mientras que Vireth, el reino de la sombra, era oscuro y misterioso, rodeado de bosques antiguos y magia lunar. Estos dos reinos preferían seguir su curso enfrentados durante siglos; pese a la existencia de aquella dualidad, no eran los únicos en el vasto continente.
Más allá de ellos estaban Dravenhall, el reino de los guerreros, que había dejado atrás sus armas para convertirse en un bastión de comercio; Eryndor, el reino donde predominaban los sabios, donde la magia se estudiaba en paz; y Silmeria, la tierra de los errantes, conocida por su libertad y su alianza con la naturaleza. Estos tres territorios habían aprendido a vivir sin guerras, sellando acuerdos de paz y dedicándose a reconstruir lo que las batallas les habían arrebatado.
Sin embargo, Althar y Vireth seguían atrapados en un ciclo eterno de enfrentamientos. Sus diferencias no eran solo de tierras o recursos, sino de magia y creencias. La luz y la sombra no podían coexistir, o al menos eso creía cada rey que pasaba por el trono de su respectivo linaje. Con cada guerra, sus pueblos sufrían más, y la esperanza parecía desvanecerse.
Todo cambió cuando los Oráculos de Aetherion, sabios de Eryndor, regarón la voz sobre una profecía que podía cambiar el destino de dichos reinos en disputa:
"Solo la unión de los herederos de la luz y la sombra traerá la paz eterna. Dos corazones destinados deberán unirse, o todo él mundo caerá en el caos, nuevamente."
El Rey Edric de Althar, marcado por la pérdida de su esposa tras la peste, y la Reina Kaela de Vireth, viuda de un valiente guerrero; luego de ser víctimas de la presión de aquellos reinos fuera de caos. Concluyeron que la solución estaba en sus hijos. Lyara, la princesa de Althar, y Kael, el príncipe de Vireth, serían criados juntos bajo un mismo techo, no como enemigos, sino como futuros esposos. La idea era simple: su matrimonio sellaría una alianza y pondría fin a siglos de odio.
Pero la profecía no anticipó un detalle crucial: Lyara y Kael no se soportaban. "Odio a primera vista", sus diferencias brillaban más que cualquier esperanza de paz. Mientras Lyara era astuta y perfeccionista, Kael era rebelde e impulsivo. Sus peleas eran constantes, y los días en el castillo se llenaban de gritos y discusiones.
Aunque los reyes soñaban con la boda que uniría a sus reinos, Lyara y Kael solo soñaban con escapar de aquel destino impuesto. Sin embargo, lo que ellos no sabían era que el verdadero significado de la profecía iba más allá de un simple matrimonio. Aquellos dos reinos no solo necesitaban paz; necesitaban a dos personas que aprendieran a conocerse, a respetarse y, quizás, solo quizás a...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro