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≪❈Capítulo Especial 31❈≫

El negoció de la piel (Nace un sexoservidor)

A diferencia de la enorme cantidad de omegas comunes que habitan el planeta Osiris, Rafael fue dado a luz y criado en un entorno que bien podría considerarse ajeno a un ambiente familiar, pues era el hijo de un sexoservidor.

Creció rodeado de emblemáticas personalidades que destacaban en el ofició, desde omegas masculinos así como femeninos. A muy temprana edad asumió que sería partícipe del oficio ya que al ser consciente de la división de clases sociales y especies se vio prácticamente obligado a aceptar su realidad.

El planeta Osiris era gobernado por la dinastía de los Versalles, la familia más poderosa conformada por dominantes en su totalidad reconocidos por las demás especies como la autoridad suprema.

La historia del planeta Osiris radicaba con el emblema de los Versalles, los creadores de un gobierno injusto con un régimen democratico que solo beneficiaba a la clase alta, el cual era representado por un parlamento conformado de alfas y omegas dominantes que seguían los preceptos del dominante en turno ante la presidencia, el señor Álvaro Versalles; un alfa dominante, joven y aparentemente inexperto, pero de carácter letal.

Álvaro Versalles tomó posesión de la presidencia del parlamento justo el día que Rafael vio la luz de aquel mundo, que a simple vista centelleaba como un espacio digno de ser explorado.

A las afueras de la ciudad se concentraban los barrios marginales, caracterizados por ser la zona más baja y sucia, justo ahí vivía Rafael. Al cumplir la mayoría de edad había recibido el apellido Torres, que pertenecía al alfa que administraba la casona donde residía.

La casona fungía como un albergue para omegas comunes, pero en realidad era un local de abastecimiento, cada mes llegaban nuevos prospectos a pedir asiló, a pesar de estar conscientes de la suerte que les esperaba si eran aceptados, rogaban por lograr un lugar, ya que la vida en las calles era peor que venderse bajo la protección de un alfa. Las ganancias para la casona eran verdaderamente jugosas, mientras que para los sexoservidores el porcentaje era mínimo, prácticamente regalaban sus cuerpos por un techo donde dormir y comida.

Rafael era espectador del desfile de omegas seleccionados para asistir como acompañantes en fiestas privadas organizadas por miembros reconocidos del parlamento, una noche vio cómo su padre omega se retiraba en compañía de varios de sus colegas, después jamás lo volvió a ver.

Aunque Rafael nunca recibió un trato amoroso por parte de su progenitor, le tenía cierto cariño y respeto, sin embargo su padre omega lo veía como a cualquier otro miembro de la casona, a tal grado que ni siquiera le dirigía la palabra, muchos decían que lo repudiaba por ser el producto de un dominante salvaje, otros aseguraban que simplemente había actuado como se debía; para que amar a un rival que en el futuro lo desplazaría del negocio.

Una dia escuchó como varios omegas hablaban de lo sucedido la noche que asistieron a una fiesta organizada por los dominantes del parlamento, se trataba de la misma fiesta en la cual había asistido su padre omega, se dijo que el dominante que lo había preñado era el mismo que esa noche lo había asesinado con una descarga descomunal de feromonas y después lo había lanzado desde la terraza enfrente de todos los presentes, un acto sádico para su diversión. El cuerpo fue llevado a un barranco y lanzado como muestra de la fuerza y autoridad de la especie más fuerte.

Rafael volvió a su habitación, no pudo contener el llanto, el solo imaginar la escena le produjo una rabia y resentimiento, a pesar de la indiferencia de su padre, había aprendido a quererlo a la distancia, saber que había tenido un final tan trágico ocasionó que sus deseos por protegerlo predominaran irracionalmente.

Mucho se dijo de lo acontecido, resultó que el padre de Rafael se había unido a un grupo de omegas que se propusieron defender los derechos de la especie débil para erradicar la desigualdad, pero así como el padre de Rafael muchos otros omegas comenzaron a desaparecer y tiempo después sus cadáveres fueron encontrados de maneras atroces.

Una noche Rafael fue sacado de la habitación a tirones por los empleados del Alfa Torres, había vendido su virginidad a un grupo de alfas dominantes que buscaban omegas intactos para satisfacer su Rut.

Rafael sabía bien lo que el hecho significaba, esa noche era su estreno en el negocio de la piel y también podría ser su día de muerte, ya que si no era compatible con los alfas, moriría por la intoxicación de las feromonas.

Varios omegas de avanzada edad lo asearon para el gran día, le daban consejos para asimilar la desafortunada experiencia, el consejo que nunca olvidó fue el que jamás recibió, pero que escucho fluir de la voz de su padre omega: «No necesitas disfrutarlo, esto es un negocio, solo acepta el hecho de que eres una puta y finge placer, el poder de la mente es más fuerte que cualquier verga que orine feromonas».

La noche en la cuál se presentó con dos prendas de encaje que dejaban ver su miembro erecto, gracias a un estimulante que le obligó a beber el proxeneta Torres, resaltan sus glúteos blancos, jugosos y redondos. Sus mejillas brillaban por lo sonrojado que estaba y de su piel emanaba sus feromonas descontroladamente llamando a la jauría que lo observaban como fieras en celo, Rafael avanzó con lentitud y logró ver a otro par de omegas que lo seguían, estaban en la misma condición, respiro reconfortado, ya que agradeció a su jodida suerte no ser el único en recibir los cuatro miembros erectos y goteantes que avanzaban directo a él de entre la oscuridad.

La descarga de feromonas fueron mortales, de los tres omegas que asistieron a los alfas esa noche solo Rafael había sobrevivido, aunque en condiciones fatales, pues permaneció en cama más de dos meses asistido por los omegas de avanzada edad y recibió inhibidores para mitigar la fiebre e intoxicación.

Al despertar Rafael comió como nunca lo había hecho y recibió unas cuantas monedas por su trabajo. Al sentirse mejor decidió abandonar la casona aprovechando una fría y oscura noche; tomó un cambio de ropa y lo guardó en una pequeña mochila, guardo sus monedas en su bolsillo derecho de su pantalón y huyó por el techo lanzándose al lote baldío que se encontraba en la parte trasera, jamás volvió a saber nada del proxeneta Torres, a pesar de seguir usando su apellido nunca supo que lo hubiese buscado o perseguido, quizás aceptó su huída ya que las referencias de los dominantes por el servicio del omega fueron negativas, Rafael no tenía talento en el acto sexual y la calidad de sus feromonas era deficiente a diferencia de las de su padre. 

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