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≪❈Capítulo 5❈≫

Rodrigo se enfada con Suna por el fracaso del plan.

—ES EL COLMO SUNA —se escuchó el grito de Rodrigo al salir por el altavoz del celular.

Suna lo mantenía alejado de su oído izquierdo, mientras se tapaba la boca en un intento absurdo por controlar la risa que se ahogaba en sus labios.

—No puedes estar hablando en serio, ¿cómo es posible que ese imbécil te haya rechazado?

—Aunque te parezca una locura, esa es la realidad. A tú alfa parece no agradarle el género masculino en omegas, así que puedo asegurarte que en verdad no le gustan —respondió controlando la risa.

—No digas estupideces —respondió molesto— volveré a citar a ese cretino, y en esta ocasión te prohíbo fallar.

—Es como si quisieras que cayera en tu trampa, no tanto para comprobar que realmente tiene debilidad por los omegas masculinos, si no, porque quieres dejarlo en ridículo —Suna calló por unos segundos y después lanzo una pregunta al aire, que a oídos de Rodrigo fue motivo para elevar su coraje— ¿Que ganas con importunar a ese hombre?

—Mis asuntos no te conciernen, limitante a tu negoció y gánate la paga.

Al finalizar la oración colgó la llamada, dejando a Suna en un mar de confusión e incomodidad.

Rodrigo solía ser un hombre generoso en el tema económico, pero también era conocido por sobajar a las personas con comentarios hirientes y denigrantes, resaltando sus más evidentes defectos, tanto sociales como financieros, en cuanto a Suna, esos detalles en la personalidad de Rodrigo, eran motivo para llegar a respetarlo y odiarlo al mismo tiempo.

—Ese sujeto es una basura —dijo Rafael que permanecía tirado en el sofá de la sala de Suna— ¿Que pretende que hagas? Si el alfa te ha rechazado, lo menos que puedes hacer es mantener tu distancia, ya hemos visto lo agresivo que se pone; es terrorífico, al menos a mí me hace temblar, sobre todo la calidad de sus feromonas, son realmente fuertes de una gama incomparable.

Suna guardó silencio.

—¿No dirás nada al respecto? —pregunto preocupado.

—No puedo perder esta oportunidad —contesto con seriedad— si la dejo pasar, quizás Rodrigo pierda su interés en mí. Jamás he quedado mal con un trabajo, siempre logro lo que me propongo, este alfa no debe ser la excepción.

—¿Y qué pretendes hacer? —pregunto furioso— No me salgas con una tontería como desnudarte en frente de él, porque si en verdad detesta a los omegas masculinos, en cuanto te vea empelotado es capaz de molerte a golpes.

—Ningún alfa es inmune a las feromonas —dijo con seguridad.

—Ni se te ocurra —contestó de golpe y se determinó en persuadir a Suna de la alocada idea que había concebido—. No se puede jugar con un tema tan delicado, menos cuando no conoces a tu enemigo. Porqué la verdad es que no sabes quien es realmente ese hombre.

—Pero tampoco puedo darme el lujo de perder a Rodrigo.

—¡Callate Suna! —grito realmente furioso— Ese alfa al igual que el otro no merece tu esfuerzo. Lo mejor es que lo des por perdido.

—Claro, así de fácil. Adiós al dinero —dijo inconforme.

Rafael lo miró fijamente con melancolía.

—Si de dinero se trata, puedo darte el mío, he ahorrado bastante —dijo más calmado.

—Por favor, ¿crees que aceptare tus ahorros? Se lo mucho que te has esforzado por reunir cada centavo, ese dinero está destinado a tu boda con Santiago, no te dejare invertir en mi sueño para que pospongas el tuyo.

—No te fijes. Santiago ni siquiera sabe que tengo ese dinero, además él jamás ha hablado de boda.

—Aun así, no lo aceptó. El alfa volverá y yo haré mi mejor intento, no por nada soy el mejor en Antro-bar, le haré ver de lo que se está perdiendo.

La determinación de Suna alarmó a Rafael, seguía sintiendo ese mal presentimiento que ahogaba y presionaba su pecho a más no poder. La incipiente necesidad de gritar le cortaba la respiración, pero no había motivo alguno para manifestar su sentir, a simple vista Esteban no era más que un alfa común e insípido del cual no tenía por qué preocuparse.

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