«Detesto su respiración en mi oído, así como aborrezco las palabras que salen de su boca cada vez que yace encima de mí frotando su pelvis en mi entrepierna, mientras bebo de su garganta con un beso forzado, la experiencia es cada vez más asqueante, a pesar de ser todo lo opuesto a un ser desagradable físicamente, el simple hecho que lo convierte insoportable son las acciones con las cuales me mantiene a su lado, forzando una relación en la cual soy su prisionero, me he vuelto su esclavo sexual, y lo detesto.»

Suna Alcocer

Rodrigo visita a Suna y le propone un trabajo arriesgado

Para asegurar el éxito al momento de poner en práctica una estrategia, antes que todo se debe tener en cuenta el principal objetivo a lograr, para Rodrigo, era desmentir a Esteban.

Al estar consciente de la trágica historia del accidente de los Harrison que acabó con la vida de todo un gremio, a pesar de tratarse de algo desgarrador, el alfa se mostraba indolente.

Había conocido a Esteban en reuniones sociales propias de la élite, y desde que lo vió por primera vez, no pudo evitar sentir cierta repelencia, la simple presencia del primogénito de los Harrison era por sí sola imponente. Y muy en el fondo, Rodrigo no podía evitar sentirse menos ante el dominante.

—¿En serio le hará tal propuesta al Omega? —preguntó Uriel sorprendido.

—Así es, ¿por qué te sorprende?

—Es solo —titubeo un poco, este acto fue causado por la inseguridad que le producía al hablar de un tema íntimo e impropio; sintió que era atrevido de su parte entrometerse en la vida íntima de su jefe.

—No lo pienses tanto y habla —añadió Rodrigo en un tono irritado.

Uriel se armó de valor y decidió hablar sin ningún tabú.

—El joven Suna, es su favorito —comenzó a decir— no he conocido a otro omega que despierte esa pasión desenfrenada que desata en usted. Por mucho tiempo creí que lo atesoraría como suyo, e inclusive llegué a asegurar que lo volvería en su única pareja sexual, tomando la exclusividad —hizo una pausa y de su rostro surgió una expresión de horror—. No puedo creer que se lo vaya a ceder a su primo, a esa persona que tanto detesta y aborrece.

—Relájate Uriel —expresó el alfa— Suna es un simple sexoservidor, no vale ni la cuarta parte de mí auto, además soy consciente del poder de seducción que posee, motivo por el cuál lo he elegido, dudo que Esteban sea inmune al encanto de Suna.

Rodrigo sonrió al descender del auto y ver las instalaciones de Antro-bar mientras que Uriel quedo inconforme con los deseos de su jefe.

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—¡Increíble verte por estos lares! —exclamo Suna mientras se dirigía a Rodrigo para darle un beso erótico.

—Vaya que extrañaba la suavidad de tus hermosos labios, creí que estarían resecos, ya que según escuché, tu rutina se ha vuelto tan frenética que llegué a dudar si serías capaz de sentarte —dijo Rodrigo con un toque sátiro.

Suna por su parte sonrió de manera forzada mientras se acomodaba en el sillón acojinado envuelto en una tela aterciopelada con un diseño minimalista.

—Que simpático —expresó intentando ignorar el comentario inapropiado— ¿Qué te trae por acá? Si de sexo se tratara me hubieras citado en otro lugar, o simplemente habrías mandado a tu asistente por mí.

—Tengo un negocio que proponerte, es bueno y la paga, excelente.

—Ya te dije que no participó en orgías o tríos, tampoco me prestó para videos porno y mucho menos me involucro con dominantes, así que puedes ahorrarte tus propuestas.

—¡Wow! —exclamó Rodrigo interrumpiendo a Suna— Ni siquiera te permites escuchar mi propuesta, cuando ya has dicho que no.

—Bueno, es que no es la primera vez que me propones algo indecoroso —se justifico el omega mientras acomodaba su cabellera castaña y ondulada.

—Se muy bien que no estás dispuesto a hacer, es por eso que te quiero proponer un negocio que nos beneficia a ambos.

—Entonces te escuchó —dijo, aunque aún seguía renuente.

—Quiero que seduzcas a un alfa —Suna no manifestó ningún cambio de emoción a simple vista. Rodrígo continúo hablando—. Este alfa es diferente, no es promiscuo y según él, asegura que aborrece a todo omega del sexo masculino.

—Es decir que no se mete con hombres, ¿cierto? —intuyo con sarcasmo.

—En efecto, pero yo pienso que aún no ha conocido a su némesis y algo me dice que ese podrías ser tú.

—No me creas tan único e inalcanzable, aunque lo dudes, yo he experimentado el rechazó por parte de mis conquistas más de una vez, no siempre he sido aclamado y deseado como hasta ahora —expreso con humildad.

—Imposible, con ese rostro y ese cuerpo tan delicioso, quien se haya atrevido a rechazarte debe estar mal del cerebro.

—¡Ja! —rio con estilo y elegancia—. Bien, solo dime una cosa, ese alfa del que me hablas, ¿es dominante?

—Por supuesto que no —mintió con tanta seguridad que asqueaba—. Se muy bien que no te involucras con esa especie.

—Siendo así, exijo saber de cuánto estamos hablando —se refería al dinero—. Y también quiero conocer a la víctima, pero, antes que nada, dime exactamente qué es lo que quieres que haga, sabes bien que no me prestó para hacer grabaciones, y hasta donde entendí, quieres que todo el mundo sepa que ese alfa si se mete con hombres.

—Cualquier prueba que obtengas es factible —contestó al mismo tiempo que de su abrigo sacaba una foto de Esteban y al reverso anotaba una cantidad fuerte de dinero—. Este es el sujeto, y al reverso encontraras la cantidad que recibirás si todo sale según lo acordado.

Suna quedó sorprendido por la arrolladora personalidad del alfa.

—Con este físico no será ninguna tortura persuadirlo —Rodrigo se incomodó por el comentario— ¡Increíble! —exclamó al ver el monto que percibiría si lograba seducir a Esteban.

—La semana que entra, justo viernes por la noche, Esteban vendrá a Antro-bar y tú te encargaras del resto, confío en tus habilidades seductoras Suna, no me falles.

—Se llama Esteban, interesante. Cuenta con ello. Ese alfa cae porque cae.