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18

La noche había llegado, eran horas de la madrugada y los soldados tenían la orden de rodear todo el palacio en pequeños grupos de tres. Eso fue ordenado específicamente por Moonbyul al ver que Lisa podía fácilmente con uno.

De entre los arbustos se asomó un par orejas redondas y blancas, seguido de un flequillo bien peinado. Los ojos negros y brillantes de Pan aparecieron lentamente a la vez que los ojos miel de Lisa. Ambos miraban con los ceños fruncidos la altura de aquel muro que rodeaba el palacio.

Su objetivo era entrar y justamente esa parte estaba sin vigilancia, los soldados apenas habían pasado por allí así que tardaría unos minutos que el otro grupo aparezca.

Ambos se arrastraron rápidamente y dando un giro para llegar más rápido, se pegaron de espaldas a la pared, mirando constantemente a los lados.

_Vamos, Pan - susurró Lisa estirando su mano a él. Pan trepó y Lisa levantó su mano lo más que pudo. El roedor meneaba su trasero tomando la fuerza necesaria para saltar y lograr aferrarse al borde del muro, dónde ágilmente trepó - ¿Hay alguien cerca? - susurró. Pan se puso de dos patas observando, regresó su vista a Lisa y negó - bien.

Lisa corrió detrás del arbusto y tomó un rollo de soga que había tomado prestado de la tienda de Jisoo. Tomó el borde y daba giros preparándose para lanzar. Pan seguía vigilando cuando recibió toda la soga en la cara que lo hizo volar al otro extremo.

_¡Pan! - Lisa se tapó rápidamente la boca. Esperó preocupada y el rostro del roedor se asomó, mirándola con los ojos entrecerrados y un ojito morado - perdón - susurró.

Pan tomó la punta de la soga con sus dientes y saltó al otro extremo, tenía que atarlo a un lugar donde pueda resistir el peso de Lisa. Pan ató la soga lentamente y con cuidado a la rama de un árbol cerca en el jardín del palacio. Sus movimientos eran tan delicados porque no podía hacerlo rápido, era un roedor y tenía la fuerza necesaria para atarlo con seguridad, tenía que usar el truco de darle muchas vueltas para que al tirar se ate por si solo.

Lisa esperaba detrás del arbusto y al ver a Pan nuevamente, esperó a que volviera a ver al rededor y asintió dándole la señal de que no había nadie. Lisa se apresuró a sostener la soga y tiró con fuerza para que el nudo se fortaleciera. Cómo lo habían planeado, todo los nudos se apretaron y Lisa pudo comenzar a trepar mientras Pan vigilaba.

Lisa logró sentarse en el muro y tenía que apurarse, al ser más grande podrían verla fácilmente. Observó la altura y tuvo un poco de miedo. Giró lentamente para quedar boca abajo y con mucho cuidado fue bajando, tratando de apoyar sus pies en el muro que resbalaba.

Sus dedos se sostenían con fuerza del muro, cuando sintió unas patitas encima y al levantar la mirada, Pan sonreía con malicia.

_No, no...Pan - susurraba negando - Pan...no - el roedor mordió su mano como venganza por su ojo morado y Lisa gritó soltandose ante el dolor - ¡Pan! - cayó como costal de papas en el suelo - hijo de...- gimió del dolor en su espalda.

Pan chilló como advertencia y Lisa se levantó rápidamente a esconderse detrás de árbol cercano. Pan se hizo bolita para que no lo vieran y los soldados conversaban distraídos mientras reían. Pan observó nervioso la soga que tenía un ligero borde que podría hacerlos tropezar.

Pan suspiró de alivio cuando ni siquiera lo pisaron y al estar la soga pegada al muro del mismo color, ni siquiera lo vieron por la oscuridad de la noche.

Pan dió la señal de que se habían ido y Lisa comenzó a desatar los nudos. Atrajo toda la soga a ella y se escabulleron hasta estar debajo de la ventana de Jennie. Pan quedó boquiabierto al ver todo lo que tenía que trepar con la pesada soga en su boca. No es justo, lo traen de su marrano.

Minutos después y de un ajetreado trabajo, Pan se asomaba con cansancio en la ventana de Jennie mientras mordía la soga. Se aferró con sus cuatro patas y se empujó a sí mismo, cayendo de panza dentro de la habitación de Jennie al estar la ventana semiabierta.

Pan suspiró y sonrió al lograrlo, estaba hasta sudando. Un momento...¿Y la soga? Pan corrió a la ventana y al bajar la mirada, Lisa lo miraba desde abajo sosteniendo la punta de la soga, se había caído por sonreír.

***

Jennie se removió entre sueños, había un ruido que la estaba despertando. Abrió los ojos con sueño y giró a ver a sus espaldas. Por un momento se asustó al ver unas manos sostenerse del borde de su ventana, pero de inmediato el rostro cansado de Lisa se asomó.

_Si me muerdes - Lisa advertía entre dientes a su amigo roedor - será asesinato y juro que vendré a tomarte de las patas - Pan chilló en una risa maliciosa y sobó sus manos mirando a Lisa - que psicópata te ves - regañó - abre la ventana que me caigo - ordenó.

Pan asintió y ayudó a darle camino abriendo las ventanas por completo. Lisa abrazó el muro y fue trepando con más facilidad.

_Lisa...- escuchó la voz de Jennie. Lisa levantó la mirada y notó a su hermosa castaña sonriendo con nostalgia al verla. Con aquella sonrisa se distrajo por completo que resbaló al perder la firmeza de su agarre - ¡Lisa! - Pan sostuvo con sus dientes la manga de Lisa, ella por suerte se había aferrado nuevamente al muro.

Jennie se apresuró a llegar a ella y Pan seguía tirando de su amiga para que suba. La castaña la sostuvo y la ayuda de ambos Lisa logró subir y entrar a la habitación.

_Hola - saludó Lisa con su respiración agitada por el esfuerzo. De inmediato fue rodeada por un abrazo necesitado - también te extrañé - sonrió y la atrajo más a ella, pudo escuchar el sollozó de Jennie - tranquila...- acarició su espalda.

***

La reina caminaba débilmente con ayuda de su guardia personal, no podía dormir, tenía muchos pensamientos y dudas en su cabeza, que decidió ir a ver a su hija. Estaba por tocar la puerta, cuando escuchó voces dentro, de inmediato pidió silencio al guardia. Su corazón se sensibilizó al escuchar aquella frase que la atrajo recuerdos pasados.

_No quiero casarme con ella - Jennie sollozaba - si debo casarme...quiero hacerlo contigo.

Flashback

_No quiero casarme con él...- la joven reina, en ese tiempo princesa, sollozaba abrazada a su amado - si debo casarme...quiero hacerlo contigo.

_Hablaré con tu padre...sé que entenderá. Si necesito pelear, lo haré - sus ojos estaban cristalinos - pero no quiero perderte.

_No...- negaba - él es un gran guerrero, te mataría - tuvo una idea - huyamos - sostuvo su mano - vámonos de aquí, por favor. Vámonos y comencemos desde cero en otro lugar.

_No renuncies a tu reino solo por mí.

_No solo es por tí, es por mí, yo no seré felíz con él - su voz se quebró - por favor...vámonos.

_¿Estás segura?

Esa misma noche planearon escapar, se quedaron juntos hasta el amanecer, en la pequeña tienda que el chico había vendido hace poco a una nueva familia que llegaría en días.

La princesa regresó al palacio para sacar todo el oro que podía. Los guardó en un pequeño bolso oculto en su cadera, debajo de su vestido. Regresó a la tienda y sus pasos frenaron al ver a su prometido salir de la tienda, su mirada era fría y su sonrisa ladeada la hizo temer. No le dijo absolutamente nada y pasó por su lado, subiendo a su caballo.

La princesa corrió a la tienda y al ingresar, su amado estaba tendido en el suelo, casi toseando por la sangre que se escapaba por su boca. Sujetaba el gran corte en su vientre donde la espada lo había atravesado. Miraba al techo, desorientado, sus lágrimas caían al lado de su rostro.

La princesa corrió a él, abrazándolo, llorando a gritos desesperados. El joven guío su mirada ella como último esfuerzo, sabía que estaba muriendo y lo único que deseaba, era irse viendo por última vez a la mujer que amaba.

La princesa vió como la vida se iba de sus ojos, volviendo a abrazarlo mientras lloraba y se negaba a aceptar la pérdida de su amado.

Pocos días después, su boda fue solo un día más, no había ni una sonrisa en ella, ya no tenía porqué luchar, ya no tenía importancia con quién se casaba, su amado se había ido, su única felicidad.

Meses después, su hija Jennie nació. Y al ver aquella mirada que jamás olvidaría, las lágrimas cayeron por su mejilla y abrazó entre sollozos a la pequeña princesa.

Su esposo, ahora rey, le hizo jurar que no se lo diría a nadie, su reputación quedaría en vergüenza si alguien se llegara a enterar, y a cambio, le daría una buena vida a Jennie, le daría el respeto y lealtad como si fuera su propia hija.

Al menos, aquella palabra sí lo cumplió. Nadie en el reino se enteró y Jennie fue presentada como la futura princesa ante todo el reino.

Fin del flashback

_Reina - el guardia llamó en un susurro al ver las lágrimas de la reina - ¿Se encuentra bien?

La mayor reaccionó y se limpió sus lágrimas, tratando de fingir que no había pasado nada.

_Regresemos...- respondió por lo bajo.

***

_Iré ahora - avisó Lisa.

_No - Jennie la detuvo, preocupada - mi madre no lo aceptará. Podrían enviarte directo al calabozo.

_Debo arriesgarme, Jennie - acarició su mejilla - no podemos seguir así. Hay que darle un final...sea bueno...o malo.

Jennie admiró por un momento los ojos miel de Lisa, y temiendo perderla, la atrajo en un beso necesitado, la cuál Lisa no rechazó. Se separaron lentamente y se miraron a los ojos, la castaña asintió y Lisa retrocedió, dirigiéndose a la puerta.

Lisa vió una última vez a Jennie y abrió la puerta, saliendo lentamente vigilando a su al rededor. Mientras iba subiendo, notó algo extraño, no había soldados, ni un guardia en las puertas.

Cuando llegó a la habitación de la reina, tampoco había alguien. Extrañada, abrió la puerta y asomó su cabeza en silencio. La reina estaba sentada sobre su cama, leyendo algún libro.

_Pensé que tardarías menos - pronunció sin verla, Lisa se había asustado por un momento.

_Reina - ingresó de inmediato y se arrodilló, debía apurarse antes de que llame a los guardias - quiero hablarle sobre la pelea, no fue justa, Jennie debió ganar. Sé que la princesa Moonbyul hizo trampa y tengo las pruebas. Por favor le ruego que me escuche y me dé el tiempo necesario para explicarlo mejor.

_¿Hizo trampa? - la voz de la reina era calmada. Lisa frunció los ceños, ¿No la iba a echar? Esperaba que no fuera así, pero fue una sorpresa para ella - ¿Piensas que si Jennie gana la pelea, podrán casarse?

_No, reina - mantenía su mirada baja en señal de respeto - tengo en claro que eso no me da su aprobación, pero eso dejaría más tranquila a la princesa. Lo que busco es su felicidad.

_Dime - cerró su libro, mirándola finalmente - levanta la mirada a mí y responde - pidió, Lisa así lo hizo - ¿Dejarías este reino...si aquello significaría que mi hija pudiera elegir libremente con quién casarse, pero que no fueras tú?

La reina observó su gesto, aquella mirada decidida, aquella misma mirada que había visto cuando la vió por primera vez en el gran salón pidiendo su aprobación. Y la misma mirada...que su amado tenía al enfrentarse a su padre.

_Si usted me lo pide, y jura - pronunció con decisión, sin temor a la reina - yo dejaría este reino si la princesa Jennie puede elegir su felicidad libremente.

La reina la estaba analizando, cada palabra, cada gesto.

_¿Qué le puedes ofrecer a mi hija? ¿Qué le puedes ofrecer a este reino?

Lisa se sorprendió ante las preguntas, aquello alimentaba su esperanza.

_Yo le prometo, cuidar y proteger a su hija con mi vida. Darle el amor y el respeto que se merece. Le prometo ganar batallas a su nombre y traerle la gloria a este reino, su majestad.

_¿Eso no es algo que la princesa Moonbyul también haría? - preguntó tranquila.

_La princesa Moonbyul podrá quizá traer glorias a su reino, pero no daría la vida por lo que usted más aprecia, que es su hija, la princesa Jennie. Si ahora...ella es capaz de golpearla, sería capaz de llegar a más al pasar de los años, incluso días. Pondría en riesgo su única descendencia.

_La princesa Moonbyul...- pronunció con duda - ¿A golpeado a mi hija?

Lisa supo que había dado en el clavo al ver la mirada fría de la reina.

_Desde que llegó, la princesa Jennie solo a recibido golpes de su parte. ¿Se a preguntado porqué tanta negación en casarse con ella?

_Pensé que era porque estaba enamorada de tí.

_Bueno, eso también - sus mejillas se sonrojaron - pero el odio que tiene la princesa Jennie hacia la princesa Moonbyul, se está convirtiendo en miedo.

_¿Te dijo eso ahora? - preguntó curiosa.

_Cómo es que...- se notó nerviosa.

_Sé que estás aquí desde hace minutos - Lisa tragó en seco, debía ser más cuidadosa la próxima vez - solo dime - su mirada notaba molestia - ¿Cuáles son las pruebas de las que hablas?

***

En la mañana, a muy tempranas horas, Rosé sostenía una bandeja con el desayuno, se había levantado muy temprano para cocinarle a Jisoo. Pero al llegar frente a la celda, la bandeja cayó al suelo ante la preocupación de no ver a Jisoo allí.

_¡Jael! - Rosé llegaba corriendo al adormilado soldado que apenas llegaba - ¡¿Dónde está Jisoo?! - exigió saber.

_¿Jisoo? - frunció los ceños - oh, la comerciante. ¿No está en su celda?

_¡No está! - estaba intranquila.

_¿Hablan de la pelinegra que golpeó a la princesa Moonbyul? - un guardia estaba escuchando, él había llegado mucho más temprano - se la llevaron hace poco, no sé exactamente a dónde. Pero lo que está claro es que no va a regresar, tenía una bolsa en la cabeza, saben lo que significa.

Rosé comenzó a negar, nerviosa. Salió corriendo en dirección al lugar de la horca y Jael corrió detrás. Aquel escenario estaba ubicado a un extremo del pueblo, se ejecutaba allí a ladrones o de delitos más graves para darle una enseñanza al pueblo de no cometer tales actos.

Rosé se hizo paso entre la gente y llegó frente a la horca, ambos vieron incrédulos que no había nadie, ni siquiera un rastro de alguna ejecución. La tierra debajo del escenario estaba sin rastro, nadie había caído o pisado allí.

_El barranco - pronunció Jael - ¡Deben estar en el barranco que da al mar!

***

Jisoo estaba siendo arrastrada por más que suplicaba, aquella bolsa en la cabeza le estaba dificultando respirar. Los gritos desesperados de Jisoo eran ignorados por los demás, no podían intervenir. Sus manos atadas, sus piernas encadenadas a una pesada piedra, le impedían intentar escapar.

Jisoo fue colocada al borde del abismo y los hombres la sostenían de su brazo mientras el cura daba una rápidas palabras. Solar estaba presente, esperando a que la palabra de Moonbyul se cumpla.

_¡No quiero morir! ¡Por favor! - Jisoo suplicaba en llantos, tratando de retroceder del borde.

El tercer soldado cargó con esfuerzo la pesada roca y ante el conteo de Solar, esperó paciente.

_Tres...- contó solar - dos...

_¡JISOO! - Rosé aparecía a lo lejos, corriendo desesperada, podía ver a Jisoo tratando de huir.

_¡Ahora! - ordenó Solar.

_¡ROSÉ!

La piedra fue lanzada a la vez que el cuerpo de Jisoo fue aventado al abismo. El cuerpo cayó duramente al mar, sintiéndose como suelo puro. La piedra pesaba demasiado que fue cayendo a la profundidad, llevándose con ella a Jisoo.

Rosé no lo dudó, no se detuvo ni a pensarlo, sus pasos no frenaron y ante la sorpresa de todos, se lanzó al mar en la misma dirección que la de Jisoo. Cayó de pie y su cuerpo se hundió por la misma fuerza.

Jael frenó sus pasos en el borde y observó nervioso las aguas, solo la espuma del mar formada por ambas caídas se reflejaban, pero ninguna se lograba ver, comenzando a angustiarse.


Voten ❤️

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