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A Jennie no le gustaba la idea de casarse, pero cada día le recordaban que era su obligación como futura reina. Su madre estaba delicada de salud y tal vez solo tenga pocos días para poder elegir.
Ella no quería a ningún esposo, menos si después de casarse tendría que dejar que su marido esté al mando de su reino como el alto gobernante. No le gustaba para nada tener que ceder algo que le pertenece y de lo cual debería ser heredado. No quería esperar que su marido muera para poder gobernar como lo hizo su madre.
_Princesa - la voz de su consejera interrumpió sus pensamientos. Había estado viendo por la ventana desde minutos - su paseo está listo.
_Gracias Rosé - giró a verla, mostrando una leve sonrisa - vamos.
_Le recuerdo que el paseo no debe durar por mucho tiempo, en una hora los príncipes de cada reino llegarán.
_Lo sé. Solo quiero sentirme libre por lo menos un corto tiempo antes de tener que elegir entre esos idiotas.
_Si algún rey la escuchara hablar así...
_¿Qué hará? - rió levemente - ¿Se llevará a su hijo? Eso no me molestaría.
_Princesa, debe pensar en el futuro del reino. Que gobierne sin haberse casado, es mal visto por la sociedad. No tendría herederos que resguarden el futuro de su pueblo y los demás reinos podrían retirarse de las alianzas al ver de manera débil su reinado. ¿Qué pasaría si usted muriese? ¿Quién estaría a cargo? No tiene más familiares a parte de la reina.
_Lo harías tú - salió de la habitación, dejando sorprendida a Rosé por su respuesta.
_¿Qué? - se apresuró a caminar a su lado - princesa, yo no tengo sangre real. Sería una ofensa que tome el cargo.
_Vives aquí desde que tu madre te dió a luz, literalmente. Fuimos criadas juntas desde bebés y es más, fuiste asignada como mi consejera desde que apenas dábamos unos cuantos pasos. Te sabes mejor que nadie las leyes y siempre me has dado consejos e ideas que han funcionado perfectamente. Créeme, ya eres parte de la realeza y serías una excelente reina.
Rosé ocultó su sonrisa por aquellas palabras. Era cierto, siempre a estado al lado de la princesa y podría decirse que la consideraba como una hermana.
_Muchas gracias, princesa.
***
Una pequeña rata se escondía detrás de un barril. Veía a lo lejos una dona que estaba sobre la mesa de esa taberna. Se escabulló rápidamente hasta quedar debajo de la mesa, trepó de manera silenciosa por la madera y viendo a todos lados, estiró su patita tratando de alcanzar esa dona.
Sus uñas se incrustaron y lo atrajo a su boca, lo mordió con fuerza y saltó al suelo para poder salir corriendo. Con el objetivo cumplido huyó entre los agujeros de la taberna y siguió corriendo por el cerrado callejón. Trepó por una cajas hasta llegar a un muro y viendo al suelo, tomó impulso y dió un salto.
Lisa lo atrapó en el aire.
_Bien hecho, Pan - tomó la dona entre sus manos y el pequeño roedor trepó hasta llegar a su hombro - ten - el animal sostuvo una porción y comenzó a comerlo mientras Lisa se sentó en el suelo - hacemos un gran equipo.
Sacó una botella de su bolsillo que había robado de la tienda de el frente y usando la tapa como taza, dejó un poco de agua a su lado. Pan no tardó en ir y comenzar a beber.
_¡Inclinense ante la princesa!
Lisa estaba por llevar la dona a su boca cuando fue tomada de su nuca y prácticamente estampada contra el suelo. Pan se escondió entre las bolsas de basura y veía como la dona rodaba a las calles, donde fue destrozado por las pisadas de los demás soldados.
_¡No inclinarse ante la princesa es una falta muy grave de respeto! ¡A ver si así aprende una pordiosera como tú!
Lisa gruñía entre murmullos mientras tenía la mejilla pegada al suelo, el soltado pisaba su cabeza y mantenía en alto su mentón mientras la princesa pasaba en el carruaje.
Cuando el carruaje se alejó, el soldado soltó bruscamente a Lisa, alejándose sin decir nada más. La pelinegra levantó la mirada y rápidamente buscó su dona, pero la encontró hecha migajas.
_¡Ah! - golpeó el suelo con molestia - ¡Ese era mi almuerzo del día! - gritó con el puño en alto al soldado a lo lejos.
Se limpió el polvo de su mejilla y sacudió su cabello que estaba llena de tierra. Su ropa apenas lo había lavado hace dos días en el río para que un soldado venga a ensuciarlo.
Continuaba sacudiendo su ropa, cuando a una corta distancia observó una mirada gatuna mirándola con curiosidad. Tenía un gran pañuelo tapando la mayoría de su rostro y una especie de sombrero con tela hacia sombra a sus ojos.
_¡Qué me ve! - la castaña se sobresaltó por el grito - ¡Vaya a joder a otro lado! - Lisa recogió del suelo su botella y Pan trepó rápidamente su brazo hasta llegar a su hombro - ¡Qué, qué! ¡¿Qué quiere?! ¡¿Quiere esto?! - se tomó su entrepierna.
Pero Jennie ya no la miraba, estaba pensativa, pero su mirada estaba en esa pelinegra sin que se diera cuenta.
Jennie no podía creer que sus soldados trataran así a las personas. Tuvo dudas si cambiar por unos minutos lugar con Rosé, pero le alegra haberlo hecho. Estaba viendo cosas que pasaban desapercibido para ella. Mientras tanto Rosé se mantenía sentada y nerviosa dentro del carruaje, escuchando los saludos del pueblo por cada calle.
_Señorita - Jennie brincó del susto cuando encontró la cara de esa vagabunda frente a ella - ¿Le gusto o qué? Ya deje de mirarme, me incómoda.
_Y-yo...lo siento mucho - tomó distancia - solo...me dió lástima por lo de su dona.
_Ah, cierto. Se hizo pedazos - se rascó la nuca - oiga, ¿No tendrá unos centavos? - estiró su mano, Jennie la miró con extrañeza - ¿No?
_S-sí...claro - metió su mano entre sus pechos, Lisa desvío la mirada, incómoda - ¿Cuánto quiere? - mostró una pequeña bolsita.
_Ow - Lisa sintió la tentación de arrancarle la bolsa, pero rechazó rápidamente esa idea, no era una ladrona de dinero. De comida sí, pero de dinero no - tengo una idea - sonrió.
_¿Cuál?
_Dejemos que Pan elija - señaló a su amigo.
Segundos después, Lisa estaba inclinada en el suelo mientras Jennie estaba a su lado. Veían a la rata dirigirse a la bolsa de monedas que había sido colocado en el suelo y abierta levemente.
_Vamos, Pan. Toma todo lo que puedas - animaba.
_No creo que le entienda...- opinó Jennie con duda.
_¿No? Este bobo me cuidó cuando estaba resfriada. Es más inteligente que muchos que conozco.
_¿Tanto así? - sus labios se abrieron levemente de las sorpresa al ver al animal.
Pan sostenía una moneda de oro con la boca y lo colocaba entre sus pequeñas axilas, haciendo lo mismo del otro lado. Sostuvo una moneda más en cada mano y con su boca sostuvo uno extra. Tiernamente se puso de pie y caminaba con dificultad con las cinco monedas.
Para el susto de ambas mujeres, la bolsa de monedas fue arrebatada por un ladrón que pasó corriendo, llevándose consigo hasta la rata.
_¡Pan! - gritó Lisa paranoica.
La pelinegra se apresuró a correr detrás del ladrón. Jennie estaba en shock, pero rápidamente reaccionó, corriendo detrás de Lisa.
_Princesa - Rosé llegaba al lugar de encuentro, pero la castaña no estaba - princesa - volvió a llamar, solo encontró una moneda de oro en el suelo.
***
El ladrón corría empujando a todos los que se cruzaban por su camino. Lisa saltaba por sobre las cajas de los puestos de frutas y ganado. Jennie gritaba ante cada cosa que caía a sus pies, entre esa vagabunda y el ladrón, estaban haciendo un desastre en el lugar de comercio.
El ladrón ingresó a un callejón donde se pegó su espalda en la pared, esperando jadeante a la pelinegra. Pan trataba de escapar, pero había sido metido dentro de la bolsa. El hombre miró un palo de madera en el suelo y lo tomó rápidamente, volviendo a pegarse a la pared.
Lisa apenas giró al callejón cuando el fuerte golpe en su rostro la tumbó de espaldas. La piel de su frente había reventado ocasionando un gran corte que comenzó a sangrar.
El ladrón soltó el palo y se dispuso a correr, cuando la castaña saltó torpemente a su pierna, aferrándose a él. El hombre gritó del dolor por la fuerte mordida y en un acto de furia, sostuvo el cabello de la castaña y sin piedad alguna, estrelló su puño fuertemente en la mejilla de Jennie, haciendo que caiga al suelo desorientada y herida.
El hombro se iba a acercar para volver a golpearla, cuando todo expresión de enojo se desvanecía y comenzó a temer al ver el rostro completo de la castaña, era la princesa a quien había golpeado.
Aterrado porque viera su rostro y lo castiguen con la muerte, tiró la bolsa de oro y terminó huyendo despavorido.
Jennie gemía adolorida y se sostuvo la mejilla cuando volvía en sí. Observó su mano y manchas de sangre había en ella. Vió la bolsa a sus pies y entre quejidos se acercó, tomándolo entre sus manos.
Lisa volvía a tomar conciencia y abría los ojos débilmente. Llevó su mirada a su lado al ver una silueta desconocida. Su visión se aclaró y notó a la mujer sosteniendo a Pan entre sus manos, este la olfateaba para saber si estaba bien.
_Tu cuy - pronunció Jennie.
Lisa se sentó en el suelo y llevando su mano a su frente, notó que estaba sangrando. No le tomó importancia y recibió a su amigo, quien rápidamente se acurrucó a ella.
_Gracias...- pronunció con cansancio. Llevó su mirada a ella y se mostró preocupada al ver la herida en su pómulo - ¿Estás bien? - se puso de rodillas rápidamente. Iba a llevar sus dedos a la herida, cuando sus ojos de abrieron de la sorpresa al reconocerla - ¡Princesa! - rápidamente se tiró al suelo y se inclinó a ella, evitando mirarla a los ojos. Pan miraba con extrañeza a la castaña que suspiraba, pero recibió un lapo en la toda la cabeza - ¡También inclinate, idiota! - susurró/gritó, rápidamente el animal bajó la mirada con los ceños fruncidos.
_No es necesario que hagan eso - se puso de pie - solo...solo olvidenlo - suspiró exhausta - olviden esto, no quiero que se forme un escándalo - comenzó a retirarse.
_Princesa - gateó rápidamente a ella y se detuvo cuando Jennie giró a verla, nuevamente bajó la mirada - está herida, perdón por no protegerla.
_¿Puedes ponerte de pie? - Lisa negó - ya te lo dije, solo olvídalo. Ah, y ten - tomó la bolsa de monedas y lo tiró ante la pelinegra. Lisa observó la bolsa con sorpresa, era mucho dinero - vé a comprarte comida - se marchaba, Lisa comenzaba a ponerse de pie - y un consejo - giró, Lisa volvió a tirarse al suelo - date un baño, no es por ofender.
_Como usted diga, princesa.
Jennie estaba por irse, cuando una curiosa pregunta llegó a a su cabeza.
_Dígame - Lisa se tiró otra vez - ¿Tiene familia?
_No, princesa.
_Interesante...- quedó pensativa, una absurda idea comenzó a surgir - dígame su nombre completo.
_Lisa Manobal, princesa. Ese es mi nombre.
Voten ❤️
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