La princesa y la sirvienta (13)
— No.
— Sí.
— No.
— Sí.
— No.
— ¿Ya no me amas? — Preguntó la alfa con dramatismo.
Los pongo en contexto.
Habían pasado tres semanas desde que Nayeon y Tzuyu eran oficialmente novias, tiempo que desde la perspectiva de Tzuyu, era suficiente para empezar a dormir juntas, sin embargo, Nayeon se oponía.
— Claro que te amo, tonta.
— ¿Entonces por qué no puedes dormir conmigo? Te juro que no me muevo mucho, puedes dormir en cualquier lado y si quieres puedo ser tu almohada.
— Pero, mis cosas…
— Mi habitación es lo suficientemente grande para traer tus cosas, también hay espacio en mi closet para tu ropa y hasta tengo un baño en la habitación. — Tomó las manos de la omega. — ¿No quieres?
— Sí quiero, de eso no tengo dudas, pero…
— ¿Pero?
— Sería raro, es decir, aún las personas de aquí no saben que ya somos algo oficial y… No quisiera que malinterpreten la cosas, ¿sabes? — Dijo con las mejillas rojas.
Tzuyu iba a preguntar, hasta que captó lo que Nayeon había querido decir.
— Eso también lo podemos hacer.
— ¡Tzuyu!
— Entiendo, situación seria, ya tengo la solución. — Dejó de reír. — Puedo hacer un anuncio, para que todos sepan quién conquistó mi corazón.
— Tzu.
— Sólo, duerme conmigo, por favor.
Nayeon suspiró, ¿Acaso alguna vez podría ganar contra la alfa?
— Está bien, dormiré contigo.
No debió aceptar.
Tanto ella como su lobo se encontraban nerviosos, muy nerviosos.
Y es que cuando aceptó aquella propuesta nunca pensó en las consecuencias que podría traer.
—Vamos Nayeon, no es nada del otro mundo. — Se autoconvencía. — Las parejas duermen juntas, no están haciendo nada malo.
Cuando estuvo frente a la puerta del cuarto de Tzuyu, tocó la puerta.
¡ES MOMENTO DE HUIR!
La puerta se abrió, dejando ver a la princesa alfa.
— Uhm… ¿Vine temprano? — Preguntó al mirar que la alfa aún seguía con la ropa de la tarde, Nayeon tenía puesto su pijama.
— Llegaste justo a tiempo. — Tomó a la omega de la mano y la introdujo a la habitación.
Jamás había entrado a la habitación de Tzuyu, ni siquiera para limpiar, puesto a que había un personal fijo para eso.
— ¿Qué te parece?
—Es… enorme. — La alfa no contuvo su risa. — No te rías.
— Ya te lo había dicho, mi habitación es lo suficientemente grande para que las dos estemos aquí, mi mamá estuvo de acuerdo, sólo falta que aceptes.
— No hasta que hagas el anuncio.
— Mañana lo haré, lo prometo, ahora…
Tzuyu tumbó a Nayeon en la cama, subiéndose encima de ella para acomodarse entre sus piernas.
— Esperé mucho para este momento.
— ¿En serio? — Preguntó divertida.
— Mjum.
Estuvieron unos minutos así, los cuales Nayeon se dedicó a acariciarle el cabello a Tzuyu.
— Chewy.
— ¿Mmm?
— ¿No tienes que cambiarte? ¿O esta es tu ropa de dormir?
— Tengo flojera, estoy mejor aquí.
— Tzu, ve a cambiarte.
— Pero…
— Tzu.
La alfa no tuvo más remedio que irse a poner una ropa más cómoda, por mientras Nayeon se acomodó mejor en la cama, metiéndose entre la sábanas.
Se acomodó de medio lado, mirando justo a la ventana, donde se podía observar a la luna.
— ¿Cómoda? — Tzuyu le preguntó detrás de ella, haciendo que diera un mini salto.
— Me asustaste, y respondiendo a tu pregunta, estoy muy cómoda.
— Yo también. — Metió su brazo debajo de las sábanas y acercó a la omega más hacia ella. — Aunque así estoy mejor.
Nayeon sentía sus mejillas arder, jamás había pasado por algo similar, podría considerarse alguien inexperta en ese sentido.
— Ya es hora de dormir. — Dejó un besito en la cabellera negra de Nayeon. — Buenas noches, Nay.
— Buenas noches, Tzu.
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