La princesa y la sirvienta (12)
— ¿Tú… Quieres ser mi novia?
El mundo de Tzuyu se congeló por un momento.
¡Se le había adelantado! Desde hace unos días estaba planeando la declaración perfecta, pensaba llevar a la omega a algún lugar bonito (no tenía aún decido cuál), pero al parecer Nayeon fue más rápida que ella.
— ¿Tzuyu?
— ¿Ah?
— ¿No quieres? — La alfa se quedó mirando a la omega, aún sin dar respuesta. — Yo… Lo entiendo si no quieres.
— ¡No! — Respondió rápido. — Quiero decir, me tomó por sorpresa, claro que me gustaría ser tu novia.
La omega sonrió, tienes que dejar de sobre pensar, se dijo.
— Ahora eres mi novia. — Dijo la alfa.
— Toda tuya.
— ¿Significa que ya te puedo besar?
La omega se sonrojó demasiado, no pudo evitar reír.
— Me puedes besar.
Tzuyu no perdió el tiempo y besó los labios de la omega, sin saber cómo fue que pudo resistir tanto tiempo sin probarlos, tomó la cintura de la omega para acercarla más a ella.
Nayeon al ser inexperta, no supo qué hacer, le gustaba, eso le parecía claro, pero no sabía qué hacer.
Cuando se separaron, la omega bajó la mirada con vergüenza.
— ¿Por qué te avergüenzas? — Le preguntó la alfa divertida.
— Es que… Yo no sé qué hacer cuando me besas. — Confesó apenada.
— Para eso tendremos mucho tiempo para practicar, podemos empezar ahorita.
— Eres una descarada. — Le regañó.
— Así te gusto.
Y otra vez Nayeon no pudo responderle, Tzuyu tenía razón.
DÍAS DESPUÉS
— ¿La Princesa Chou ya consiguió una pareja? — Le preguntó una beta amiga mientras lavaba su ropa, sin poder creerlo.
— Sí, dicen que es una omega y que es una plebeya.
La señora Im, que por casualidades de la vida se encontraba justo al lado de las señoras, escuchaba atentamente la conversación mientras hacía que lavaba su ropa.
— ¿La Princesa Chou con una plebeya?
— Como lo escuchaste, los que la han visto dicen que la omega es muy hermosa, ojos cafés, cabello negro y facciones delicadas. — Suspiró. — Ha de ser una buena chica para que la princesa la eligiera.
Entonces, las cosas en la mente de la señora Im hicieron click, desde la vez que la princesa se apreció en la puerta de su casa hasta la vez que su hija llegó oliendo a ella, Nayeon era esa omega de la que estaban hablando.
— ¿Y por qué no han anunciado nada?
— No está confirmado, sólo son rumores, pero muchos sirvientes del palacio las han visto juntas, así que puede que sí sea real.
Cuando su hija la visitara, la llenaría de preguntas.
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