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— ¿Es necesario que yo este ahí? — Preguntó la alfa mientras le terminaban de arreglar el vestido.

— Te verás maleducada si no bajas a saludar a la familia Im, después de que los saludes puedes irte. — Explicó su madre.

Mina no tuvo más opción que ir a recibir a la familia Im del Reino vecino.

— Majestad, la familia Im ha llegado.

— En unos momentos bajaremos.

Terminaron de arreglar a Mina y salieron de la habitación.

"Que no haya venido, por favor Luna te lo pido, que no haya venido"

Ya en la entrada, los reyes Im pasaron.

— ¡Reina Myoui! Tiempo sin verla. — Dijo la reina Im, quien era una omega.

— Es un gusto volver a vernos, reina Im. — Respondió con amabilidad. — También me da gusto verlo, rey Im.

— Lo mismo digo, reina Myoui.

Mina suspiro aliviada, no había rastros de aquella chica.

— ¡Princesa Mina! — Gritó una voz femenina

Tal vez cantó victoria muy rápido.

Se preguntarán, ¿quién es la chica y por qué Mina no quiere verla?

La chica es la única hija de los reyes Im: Nayeon.

La familia Im es una de las cercanas a la familia Myoui, por lo que se conocen desde pequeñas, la chica siempre había sido muuuy cariñosa con Mina y hasta cierto punto ella lo podía tolerar.

No la veía desde hace dos años, por lo que había olvidado como se sentía su insistencia, parecía que nunca iba a cambiar.

— Princesa Im. — la omega abrazó a la alfa, tanto que esta se preguntaba de donde tenía tanta fuerza. — Es... un placer volver a verla.

— Yo también la extrañé mucho, princesa Myoui. — Dijo, separándose de la princesa.

— Bueno. — Habló la reina Myoui. — ¿Quieren pasar al jardín a tomar algo de té?

— Sería un placer.

Mina aprovechó que todos estaban distraídos para ir a las escaleras, cuando iba a subir el primer escalón, Nayeon habló

— Princesa Myoui, ¿no va ha acompañarnos?

— Lo siento, tengo cosas que hacer. — Se iba ir pero la omega otra vez habló.

— ¿La puedo acompañar? — Preguntó.

— No puede. — Respondió rápido. — Lo que quiero decir es que estaría aburrida.

— No lo estaré. — Corrió hacia donde ella y enlazó su brazo con el de la alfa. — Vamos

Esta le sonrió incómoda y prosiguió a subir.

Pero algo que la alfa no notó, fueron los ojos marrones que observaban la escena recelosa.

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