𓏲 Capítulo 11
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— ¡No puedo hacerlo!
— Chaeyoung, sí puedes.
— ¡No puedo!
Chaeyoung se escondía en el baño, se supone que hoy sería el día de su declaración, pero a última hora se había retractado, con la excusa de que no podía hacerlo.
— Son Chaeyoung, vas a salir, vas a ir con la princesa Myoui y le vas a confesar que estás enamorado de ella y que la quieres para toda la vida.
Chaeyoung abrió la puerta, asomándose.
— ¿Crees que pueda hacerlo?
— Eres Son Chaeyoung, la chica que se ha peleado con más de cinco alfas siendo una omega, ¿qué no puedes hacer?
Chaeyoung soltó una sonrisa nasal, Minho siempre la animaba.
— Está bien.
— Vamos. — Enrolló su brazo con el de la Omega. — Ya te tengo ideas de lugares para que salgan a citas.
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Mina se encontraba en los establos, pasando a saludar a los caballos, tenía tiempo que no los veía.
El olor dulzón a caramelos hizo que dejara de acariciar a los cabellos y se voltease a ver a la dueña de tal aroma.
Vio como Chaeyoung la veía desde la puerta del establo.
— ¿Tienes miedo de pasar? — Le preguntó divertida.
— La verdad es que me dan miedo los caballos. — Confesó, mirando sus manos avergonzada
— ¿En serio? — La alfa se acercó a Chae, quien asintió. — ¿Por eso es que no vienes para aca?
Chae volvió a asentir, muy pocas personas sabían de su raro miedo a los caballos.
— Me parecen bonitos y todo, pero me gusta más verlos de lejos.
Mina rió, tomando a la omega por la cintura.
— Vaya, la omega pateoalfastresmil le tiene miedo a indefensos caballos.
— ¿Indefensos? Si la mayoría no pueden estar juntos sin querer matarse. — Se defendió.
La alfa le tomó la mano dejando un besito en esta, para luego entrelazarla con la suya.
— ¿Quieres caminar un rato? — La omega asintió.
Mientras van hasta el jardín, Chaeyoung le explicaba por qué le tiene pavor a los caballos.
— ¿Desde siempre?
— Sí, cuando era chiquita estuve al lado de un caballo que casi se pelea con uno que estaba a su lado, me asusté mucho, desde ahí les tengo pavor. Se que suena tonto, te puedes reír.
— Si me sorprendió, pero no como para reírme. — Le dijo.
— Mina. — La omega se detuvo justo debajo de un árbol de cerezo.
— ¿Qué sucede?
La omega tomo las manos de la alfa, quien la veía confundida esperando una respuesta.
— ¿Tú... quieres ser mi novia?
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