18
— ¿M-Mina Noona? — El alfa la miro aterrorizado.
De un momento a otro, vio como Chaeyoung se había librado de los alfas que los sostenían y se acercaba a él.
El alfa menor empezó a temblar, soltando a su primo, aunque Chaeyoung fue más rápido y no pudo escapar.
— ¡Chaeyoung, déjalo! — Pidió Mina, siendo ignorada por la alfa.
— ¡¿Cómo te atreves a tratar a si a mí omega?! ¡Alfa irrespetuoso! — Le gritó Chaeyoung mientras tiraba de la camisa del joven.
— ¿P-princesa Son? — Oh por la luna, estaba frito.
— ¿¡Acaso tu madre nunca te dijo que es muy irrespetuoso y repugnante tratar aún omega así!? — Chaeyoung estaba conteniendo las ganas que tenía de golpearlo, no podía cometer algo de lo que después se arrepentiría.
— Y-yo.
— ¡Princesa Son! — Se escucho la voz de uno de los guardias del castillo.
— Chae, déjalo. — Volvió a pedir Mina. — Es mi primo.
...
— ¿Ese idiota es tu primo?
— Sí, me sorprendió mucho cuando lo reconocí, no pensé que sería de ese tipo de alfas...
— Pues lo es, y debe pagar por ello.
— ¿Q-qué les harás? — Preguntó con algo de miedo, no sabría de que seria capaz Chaeyoung cuando está enojada.
— No podemos hacer mucho, sigue siendo menor de edad.
— Chae. — Le tomó la mano a la alfa. — Sé que lo que hizo Seojun está mal, pero tal vez podríamos-
— Lo siento, Minari, pero él y los otros chicos eran concientes de lo que hacían, ahora deben pagar por lo que hicieron.
La omega bajó la mirada, Chaeyoung tenía, no podía defender a su primo cuando era obvio de que lo había hecho estaba mal.
— Acosaron a otros cuatro omegas, no podían salir de sus casas por el miedo de que esos alfas volvieran y los volvieran a tocar, mi deber como futuro Rey es detener esto, no puedo darme el lujo de librar de esto a alguien que se lo busco.
— Yo... Sí, lo siento. — Se disculpó. — Es que yo, siempre le tuve mucho cariño a Seojun y pues, ver que se convirtió en alguien así es muy... Difícil de aceptar.
— Lo entiendo. — Se acercó a la omega y dejo un beso en la frente. — Me enoje bastante cuando ví sus intenciones contigo.
— Yo me asusté cuando esos dos alfas fueron hasta ti, tenía miedo de que te hicieran algo. — Le confesó mientras la abrazaba.
— Es porque no me había visto en acción, mi madre siempre me obligó a exprimir mis habilidades de pelea, aunque considero que soy mucho mejor en esgrima. — Dijo con orgullo la alfa.
— ¿Me estás dando a entender de que no tengo que preocuparme porque te ataquen o estás presumiendo tus habilidades? — Preguntó riéndose.
— Un poco de ambas.
Ambas rieron esta vez, luego se quedaron en un profundo silencio, disfrutando del calor corporal de la otra.
— Chae.
— ¿Mhn?
— Te amo.
La alfa miro la omega, ésta hizo lo mismo.
— Yo también te amo, mucho más de lo que puedo decir.
La omega se acercó y la besó, enrollando sus brazos al rededor del cuello de la alfa, mientras este tenía sus manos en su cintura.
Luego de unos segundos de separaron, manteniendo el contacto visual.
— ¿Sabes que me encanta cuando te vuelves romántica?
— Es bueno saberlo.
La omega volvió a sonreír, volviendo a abrazar a su alfa.
Amaba sentirse así, protegida y amada.
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