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➥ 04

─¿Es necesario que yo esté ahí? ─Pregunto la alfa mientras le terminaban de arreglar el vestido.

─Te verás maleducada si no bajas a saludar a la familia Waraha, después de que los saludes puedes irte. ─Explicó su madre.

Becky no tuvo más opción que ir a recibir a la familia Waraha del Reino vecino.

─Majestad, la familia Waraha ha llegado.

─En unos momentos bajaremos.

Terminaron de arreglar a Becky y salieron de la habitación.

"Que no haya venido, por favor Luna te lo pido, que no haya venido"

Ya en la entrada, los reyes Waraha pasaron.

─¡Reina Armstrong! Tiempo sin verla. ─Dijo la reina Waraha, quien era una omega.

─Es un gusto volver a vernos, reina Waraha. ─Respondió con amabilidad. ─También me da gusto verlo, rey Waraha.

─Lo mismo digo, reina Armstrong.

Becky suspiro aliviada, no había rastros de aquella chica.

─¡Princesa Becky! ─Grito una voz femenina.

Tal vez cantó victoria muy rápido.

Se preguntarán, ¿quién es la chica y por qué Becky no quiere verla?

La chica es la única hija de los reyes Waraha: Engfa.

La familia Waraha es una de las cercanas a la familia Armstrong, por lo que se conocen desde pequeñas, la chica siempre había sido muuuy cariñosa con Becky y hasta cierto punto ella lo podía tolerar.

No la veía desde hace dos años, por lo que había olvidado como se sentía su insistencia, parecía que nunca iba a cambiar.

─Princesa Waraha. ─La omega abrazó a la alfa, tanto que esta se preguntaba de donde tenía tanta fuerza. ─Es... un placer volver a verla.

─Yo también la extrañé mucho, princesa Armstrong. ─Dijo, separándose de la princesa.

─Bueno. ─Hablo la reina Armstrong. ─¿Quieren pasar al jardín a tomar algo de té?

─Será un placer.

Becky aprovecho que todos estaban distraídos para ir a las escaleras, cuando iba a subir el primer escalón, Engfa habló

─Princesa Armstrong, ¿no va a acompañarnos?

─Lo siento, tengo cosas que hacer. ─Se iba a ir, pero la omega otra vez habló.

─¿La puedo acompañar? ─Preguntó entusiasmada.

─No puede. ─Respondió rápido. ─Lo quiero decir es que estaría aburrida.

─No lo estaré. ─Corrió hacia donde ella y enlazó su brazo con el de la alfa. ─Vamos.

Esta le sonrió incómodo y prosiguió a subir.

Pero algo que la alfa no notó, fueron los ojos cafés que observaban la escena recelosa.

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