Me quede sentada en la orilla aun cuando el frío me golpeaba con fuerza, no entendía nada ¿Porque mi tripulación me abandono? ¿Cómo regresare a casa? ¿En dónde estoy? Solo quería irme a mi casa con mis padres y los trillizos para salir a montar con Angus y ver el atardecer en las cataratas de fuego.

Rendida y cansada tome solo algunas de las cosas básicas y guarde para regresar a la aldea, lo demás lo arrastre de forma que la marea no se lo llevara, por lo menos esos traidores no se llevaron las provisiones. No sabía si era tarde o día aun pero me llevo mucho tiempo jalar todas las cosas lo más lejos de la marea y ocultarlas, para mi suerte y eso ya es mucho dejaron las provisiones de comida que utilizaría en el viaje, tome la bolsa donde tenía mis libros y guarde todo lo que pude para sobrevivir la noche.

Cuando llegue al pueblo regrese al lugar donde había dejado encendido el fuego, no fue difícil encontrarlo ya que de la chimenea salía humo, cuando entre se sentía un poco más acogedor y caliente, si me quedo aquí tal vez pueda pasar bien la noche. No es como en casa pero las he pasado peores como cuando los trillizos querían ir de campamento y tiraron todas las cosas en el camino, solté una risa al recordar ese momento tan gracioso pero también una pequeña lagrima recorrió mi mejilla al recordar la cara de mis tres diablillos jugando y... ¡NO! no pienses eso Mérida, tu saldrás de aquí y verás a tus hermanos y padres para después arreglar cuentas con esos traidores. Me senté en una de las mesas para calentarme más rápido pero sentí como mis parpados empezaban a pesarme cada vez que veía las llamas del fuego danzar hasta perder el conocimiento.

*Entre sueños*

-¿Dónde estoy?-tomo lo que me rodeaba estaba cubierto de nieve pero algo parecía diferente.

Era el mismo lugar que vi, pero... ¿Porque hay personas aquí? Había niños corriendo por todas partes, mujeres llevando grandes y pesadas canastas con comida, un hombre con una gran barba rubia y un martillo en donde debería llevar una mano forjando el metal. Todos usaban ropas muy extrañas pero más adecuadas al clima de lo que yo estaba vestida, note como una mujer se detuvo enfrente de mí descansando de la cesta que llevaba.

-¡Disculpe señora! ¿Podría decirme en donde me encuentro por favor?-sentí un escalofrío al ver que ella me atravesó sin ningún problema, igual hicieron unos niños que estaban corriendo ¿Qué es lo que me pasa? No paso mucho tiempo para que un resplandor saliera del salón.

-Bueno, si ya estoy aquí qué más da-me dije a mi misma mientras entraba al destello que cegaba mis ojos. Después logre ver que tanto hombre y mujeres convivían con extrañas criaturas. Todas parecían diferentes y agradar a la gente, además de que el salón estaba bellamente decorado como... como si fuera una fiesta-¿Hola?-trate de hablarle a un niño que estaba jugando con otros cuando recordé que nadie podía verme- Ahora sé que sienten las luces mágicas cuando nadie puede verlas-levante mis manos en forma de desesperación.

Quería hablar con alguien pero era imposible ya que nadie absolutamente nadie me podía ver.

La voz de una mujer gritaba al voltear vi que era una chica tal vez de mi edad o 2 años menor que yo de cabello rubio y ojos azules, era muy bonita y más por su cabello que estaba en una trenza. 

Cuando busque a la persona a la que se refería una luz cegadora se desprendió de él.

*Fin del sueño*

-¿Qué fue ese sueño?-colocaba algunos de mis rizos en su lugar-¿Qué es esto?-note que tenía encima una colcha afelpada la cual es muy caliente-¿Hay alguien aquí?-sujete la colcha de forma que no sintiera el aire frío que recorría aun el lugar.

-¡Mi arco!-busque en la mesa en la que me había quedado dormida pero no estaba ni el carcaj-¡PERFECTO!-grite enojada mientras le daba un golpe a la mesa para después arrepentirme por el dolor que sentía mi pie.

Tire la colcha y aun con mi caperuza puesta salí y camine por los alrededores.

-¿Será este el lugar de mis sueños?-comencé a visualizar en la aldea las cosas que había visto en mis sueños. Es difícil tratar de armar todo el rompecabezas pieza por pieza con las pocas piezas claves que tenía, los niños, mujeres, el hombre de la herrería... ¡EL HOMBRE DE LA HERRERIA! corrí hacia donde suponía que estaba la herrería... parece que nadie ha estado en mucho tiempo al igual que ahí estaba lleno de polvo con varias telarañas, un horno que parecía no haberse usado en años junto con varios metales oxidados por la humedad del ambiente.

-Si sigues desordenando mi local te las veras conmigo-escuche la voz de un hombre, busque por todas partes pero no había nadie.

-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?-busque para buscar de donde provenía la voz del misterioso hombre.

-Sabes es de mala educación no saludar antes de entrar ¿Que no te lo enseñaron tus padres?-tenía una teoría y era me volví loca o en verdad había alguien aquí.

-Lo siento, no fue mi intención-respondí lo más amable que pude- Sucede que me perdí y ahora no se cómo regresar a casa-comencé a jugar con mis manos por los nervios.

-Bueno pequeña, si gustas puedo darte de mí ayuda si tú me ayudas a mí-sonaba bastante bien lo que decía pero también sospechoso pero no tengo de otra si quiero regresar a casa.

-¡Claro! Solo dígame-sonreí para dar una buena impresión.

-Levanta el martillo que está en el suelo-conoce a buscar en toda la nieve hasta que encontré lo que parecía un martillo, era igual al que el señor que vi usaba pero solo que este tenía más oxido como si la humedad del ambiente hubiera hecho de las suyas, tenía algo extraño y no era el óxido por lo que comencé a acercarme para ver que era.

-Gracias no sabes lo difícil que es ser un martillo rodeado de nieve-solté de un susto el martillo al ver que tenía ojos y hablaba-¿Q-qué cosa es usted?-lo señalaba aterrada mientras el trataba de decir algo pero la nieve se lo impedía, respire hondo y lo volví a levantar.

-Pfff...-escupía la nieve tratando de aclarar su ¿Garganta quizás?-Oye no debes tirar así a alguien-sonaba bastante enojado y era compresible.

-Lo...lo siento-trata de disculparme de forma sincera- Es solo que nunca...-comencé a buscar las palabras exactas pero no venía nada a mi mente.

-Sí, si lo sé-mientras me observaba-Ahora dime pequeña ¿De dónde vienes?-continuaba examinándome lo cual era algo incómodo.

-Yo... yo vengo de DunBroch-sentí como mis manos comenzaron a temblar.

-¡¿DunBroch?!-parecía bastante intrigado por lo que mencione.

-Si...- respondí nerviosa-¿Acaso usted conoce el reino de DunBroch?-algo me dio esperanza por su reacción.

-¡Claro!-grito emocionado por lo que yo lo acompañe en su grito-Debes tener frío, vamos a un lugar en donde pueda ayudarte-sonaba un poco más tranquilo-Sube la colina que esta por ahí y entra a la casa del fondo tal vez sirve que puedas descansar-la idea no sonaba del todo descabellada, salí del pequeño local pero no esperaba que al detenerme para buscar la colina que me habían mencionado note una sombra oscura, cuando voltee un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Eran unos intensos ojos grandes y verdes lo que me observaban con furia, no sabía que hacer no estaba armada para defenderme y el peso de lo que fuera que estaba encima de mí no me permitía escapar.

-¿Q-quién eres tú?-pregunte cerrando mis ojos de los nervios mientras veía pasar mi vida ante mis ojos esperando a la muerte, si no es que ella era la que estaba encima de mí.