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La verdad detras de Hiccup Horrendous Haddock

-Hiccup-

Fui en busca de Mérida pero no la encontré, pensé que seguiría dormida pero parece que se levantó más temprano de lo habitual puedo suponer que tal vez fue en busca de algo para desayunar.

Estos días han sido increíbles, pasar tanto tiempo con Mérida me ha hecho ser el Hiccup que jamás pensé ser otra vez, aquel pescado parlanchín que deje atrás con tal de que mi padre me aceptara. No sé qué efecto tiene Mérida en mi pero hace que mi verdadero yo salga a la luz y no solo por su belleza si no por su corazón puro y amable además de que le gusta jugar rudo cuando se trata de tratar de asustarme y yo termino tirándola en la nieve.

Continúe buscando en los lugares habituales a los que llevaba a Mérida, pero no la encontré por lo que decidí que era mejor regresar a mi guarida mientras pensaba en otro lugar posible donde esa niña curiosa pudiera estar. Al momento en que llegue logre distinguir una figura que miraba con asombro aquel árbol prohibido intentando ver o sacar su contenido ¡POR TODOS LOS DIOSES! ¡LA ROSA! corrí sin que ella me escuchara para aparecer detrás de ella.

-¡¿QUE HACES AQUI?!-no pude evitar gritarle al pensar que la rosa pudiera haberle pasado algo.

-Yo...yo-trataba de buscar las palabras adecuadas pero se quedó helada

-¡TE ADVERTI QUE HABIA LUGARES PROHIBIDOS!-sentía que mi paciencia estaba llegando a su límite.

-No pensé que este lugar fuera prohibido-su expresión era de confusión y miedo.

-¡VETE DE AQUI!-algo en mi interior surgió, algo que no podía controlar, estuve a punto de atacarla pero ella logro ver lo que me proponía que salto a un lado antes de que lo hiciera para después alejarse.

-¡TE ODIO!-comenzó a alejarse hasta que la perdí de vista.

Al ver que la rosa no había sufrido de ningún daño me di cuenta de lo que le había hecho a Mérida y comenzó a surgir la culpa.

-Pero... ¿Qué fue lo que hice?-comencé a correr en busca de Mérida.

Definitivamente podían denominarme como el mayor estúpido de la historia, al fin tenía una amiga que me quería por mi forma de ser y resulta que el idiota de Hiccup se le ocurre tratar de atacarla. Se perfectamente que ella no tiene la culpa ya que sintió gran curiosidad pero mi destino ahora dependía de esa flor y no puedo darme el lujo de que le suceda algo si es que quiero regresar las cosas a como estaban. Desde que llego Mérida aquí y comenzamos a relacionarnos los pétalos de la rosa comenzaron a caer para después marchitarse, lo cual en todos estos años jamás había pasado y eso me tenía preocupado.

Llegue a la aldea y encontré a Bocón en la puerta de la casa.

-Bocón ¿Has visto a Mérida?-estaba totalmente preocupado porque le pudiera pasar algo por mi culpa.

-Salió corriendo hacia la costa-corrí lo más rápido que pude algo no me daba buena espina de esto.

Pude sentir que una tormenta se acercaba y esto podría causarle graves problemas a Mérida, ya que las tormentas aquí en Berk son de lo peor y no creo que ella este acostumbrada a eso, entre más avanzaba los aires comenzaban a golpear con mayor fuerza ¿Hasta dónde habrá ido?

-¡Mérida!-trataba de buscar una señal de ella pero no se escuchaba ni un sonido-¡Mérida!-a tan solo unos paso logre encontrar su caperuza que colgaba de una rama, sabía que eso era una mala señal por lo que trate de avanzar lo más rápido posible aun cuando sentía que el viento me empujaba por cada paso que daba hacia tras. Son de las pocas veces en que me arrepiento de tener unas alas que son empujadas con cada paso que doy.

No muy lejos escuche un llanto del cual sabía quién era su dueño o en este caso dueña, me acerque hasta encontrar una cueva en la que vi a Mérida temblando de frio y llorando mientras abrazaba sus piernas y ocultaba su cara.

-Mérida...-trate de acercarme pero su reacción fue de miedo lo cual hizo que se alejara un poco.

-¡ALEJATE!-gritaba con cada paso que daba.

-¡Espera!-trate de calmarla acercándome despacio pero lo único que obtuve fue rechazo como lo que siempre recibía-Mérida... perdóname-sus ojos me observaba aun derramando varias lágrimas y enojo lo cual me hizo sentir mal.

-¿Perdonarte?-preguntaba mientras me miraba con enojo-¡Intentaste atacarme!-en toda la cueva lograba escucharse el eco de cada palabra suya.

-Lo se y lo siento es solo...-me detuve en el momento ya que sabía que explicarle por qué lo hice conlleva a contarle toda la historia relacionado con eso, lo cual llevaba a que podría perderla si se enteraba.

-Solo... ¿Qué?-su expresión ahora era de confusión.

-Es...es difícil de explicar-me daba miedo saber cómo reaccionaría Mérida.

-Pfff... si claro-su tono era de sarcasmo ya que podía notarse que no me creería.

-Si te cuento... ¿Prometes que seguirás siendo mi amiga?-sé que era una locura pero tenía que intentarlo confiaba en Mérida para contarle lo que me había sucedido.

-Lo prometo y sabes que siempre cumplo con mis promesas-su voz era segura y sin titubear mientras que esos brillantes ojos me observaban.

-Tal vez no te he contado lo suficiente pero nunca tuve una ¨Relación¨ buena con mi papá ya que en parte él se avergonzaba de mí y las cosas empezaron así...-

*Flasback*

-¡Hiccup!-como todas las mañanas mi padre siempre gritaba y eso solo era indicio de problemas.

-¿Que ocurre papá?-bajaba las escaleras esperando que no fuera algo relacionado con chimuelo.

-Ya es medio día hijo y no has hecho tus deberes-note que llevaba consigo una cesta-Recuerda que el entrenamiento a los nuevos jinetes es tu responsabilidad, además de que debes atender las tareas que te asigne como entrenamiento-

-¿Te iras?-mi voz sonó algo seca.

-Tengo que partir por un tiempo-el semblante de mi padre parecía algo sería-por lo tanto te quedaras al mando-coloco una de sus manos en mi hombro.

-¡Papá!-grite mientras que con su mirada me decía ¨No tienes elección¨- Como sea-solté un suspiro resignado.

-Te veré...quizás-salió de la casa.

Qué bonita relación padre e hijo tenemos, aunque no era de esperarse ya que últimamente mi padre viajaba más de lo normal y no sabía si eso podría ser algo bueno o malo. Sabe mi padre que odio quedarme con la responsabilidad de todo el pueblo, eso de ser jefe es...bueno es lo suyo no lo mío, lo que yo quiero es tener aventuras con chimuelo y no quedarme aquí.

Cada vez me hace lo mismo cuando tiene que irse y eso es dejándome toda la responsabilidad para según el ¨Me acostumbre a ser jefe y tomes las mejores decisiones ¨lo digo entre comillas porque la última vez que me dejo a cargo los gemelos terminaron quemando más de medio pueblo por hacerle una broma a patán.

No salí en todo el día de la casa ya que estaba lo suficientemente molesto para intentar hacer algo, aun cuando Astrid vino a animarme o mejor dicho hizo un intento de 5 minutos, pero si soy honesto me enojaba que viniera solo cuando me quedaba a cargo. Las cosas han cambiado desde que los dragones están en Berk ya que ahora todo el mundo me acepta y Astrid sale conmigo, podría decirse que mi fama es lo que me ha ayudado en mi estatus social.

Estaba oscureciendo y yo maldiciendo mi suerte, abrí la puerta y note que mi fiel compañero chimuelo estaba recostado mientras observaba el horizonte.

-¡Hey amigo!-me lance sobre el a lo cual el respondía tirándome y colocando todo su peso sobre mí-¡Ok!-grite- tu ganas, tu ganas- en ese momento se levantó pero no sin antes lamerme todo dejándome todo pegajoso-Sabes que eso no se quita-comencé a quitarme la saliva para después tomar un poco y tirársela.

-¡Oye Hiccup!-gritaban a lo lejos los Gemelos, Astrid y Patán.

-¿Que sucede?-pregunte cuando ellos se acercaron más.

-La vieja bruja regreso-comenzó a reír patán- Y está pidiendo ver al jefe sustituto-

-¿Y?-pregunte sin darle importancia a lo que decía patán.

-Bueno...-los gemelos se veía nerviosos ante lo que pregunte-Puede que...ammm...-buscaban las palabras para decir el problema en que se había metido.

-Sucede que estos torpes quemaron toda la casa de la vieja Dock-el enojo de Astrid era tal que les dio un golpe a ambos.

-¡Genial!-bufe de mala gana-Lo que me faltaba me dejan de jefe sustituto y ya vienen los problemas-comencé a quejarme mientras que todos me observaban extraño- Saben... es su problema yo me largo-di media vuelta y comencé a caminar lejos mientras chimuelo me seguía el paso.

¿Cómo es posible que esos dos siempre me metan en problemas? Quiero decir, yo no tengo la culpa y no pienso responder a esto que se arreglen ellos. Estoy cansado de que sea todo yo y nadie me dé un poco de tiempo para mí y para colmo no podía haber algo más perfecto que encontrarme de frente con la vieja Dock, una señora bastante vieja y arrugada, encorvada, pequeña y de un carácter que no estaba dispuesto a soportar.

-¡Usted joven!-gritaba enojada-¡Usted tiene que arreglar eso!-señalaba la casa, oh bueno lo que quedaba de casa-Se supone que usted es el jefe sustituto ¿no? así que...-Bla, bla, bla era lo que ya escuchaba llego a un punto en que repetía lo mismo tanto que sí, así es paso lo peor que le puede pasar a una persona que tiene mucha paciencia y eso es Explotar.

-¡NO ES MI PROBLEMA!-explote después de escuchar lo que me decía una y otra vez-¡ARREGLESELAS USTED MISMA VIEJA BRUJA! yo me largo-comencé a caminar lo más lejos que pude con chimuelo hasta que note un resplandor que alumbro toda la isla.

Voltee y vi que la vieja Dock se transformó en una mujer de piel blanca igual que su cabellera, grandes ojos azules dejándose notar por el vestido azul que usaba, podía compararse con el hielo mismo.

-Hiccup Horrendous Haddock-los ojos azules de aquella mujer me miraban con intensidad y furia.

-¿S-señora Dock?-temeroso note como chimuelo estaba en posición de ataque, sería pan comido derrotar a...bueno quien quiera que sea esa mujer.

-Tu arrogancia es algo imperdonable, dejaste de ser un chico con un corazón puro -aquella mujer aunque era hermosa me hacía sentir varios escalofríos-Ante tal falta serás castigado por ello-

En el momento en que chimuelo iba a atacarla...ella detuvo su ataque con una ventisca helada que dirigió hacia mi rumbo, cerré mis ojos al momento del ataque pero cuando los abrí chimuelo estaba tirado en el piso. La mirada de chimuelo era de dolor para después cerrar sus ojos mientras que su cuerpo estaba siendo cubierto por una espesa capa de hielo hasta dejarlo como una estatua.

-¡Chimuelo!-Trate de romper el hielo que lo cubría.

-Es inútil, si lo haces solo lograras destazar a tu dragón-su semblante se relajó un poco.

-¡¿Quién eres tú y que le hiciste a chimuelo?!-corrió Astrid con su hacha para atacarla pero de un solo movimiento la mando a volar al otro lado.

-¡Insolentes!-gritaba la mujer con un semblante oscuro y de ira-¡Tu!-me señalaba con furia.

-Perdóneme señora, no era mi intención...-trate de disculparme y buscar las palabras correctas para solucionar las cosas.

-¡Silencio!-ordeno mientras observaba alrededor-¡Tú! y toda tu isla quedarán bajo mi hechizo-aquella mujer formo una bola de nieve que lanzo al cielo alumbrando el cielo casi nocturno, comenzaron a caer pequeños copos de nieve ¡Momento! ¿Nieve?

-Ammm... ¿Y eso sería todo?-solté una risa ante la supuesta ¨Maldición¨ que no era más que la caída de unos cuantos copos de nieve, aquí hemos pasado peores cosas-¿La maldición es hacer muñecos de nieve? ¿O será quizás ángeles de nieve?-los gemelos y patán comenzaron a reírse de mis bromas.

-¿Eso piensas?-sonrío la mujer sin preocupaciones.

No sabía que más decir y eso es porque me parecía absurdo la supuesta maldición, pero lo que me preocupaba más era saber algún método para regresar a chimuelo a la normalidad, note de momento los copos que estaban cayendo comenzaron a adherirse a mi ropa en mi ropa y entre más me los trataba de quitar ellos se pegaban más, lo mismo paso con los chicos hasta el punto que algo tan pequeño como un copo de nieve se convirtió en una tormenta.

-¡Hiccup!-gritaron al ser envueltos al igual que yo en lo que parecía una tormenta.

Todos los aldeanos incluyendo los dragones quedamos atrapados en la tormenta, mientras que aquella mujer se reía de nosotros, note como mi cuerpo me dolía cada vez más algo...algo en mi hacia que... era.. Era como si algo en mi saliera.

-Tu castigo... vivirás con la forma que adoptaste, la forma de una bestia-solo una risa de victoria aquella odiosa mujer. Comencé a ver a lo que se.... ¿Garras?¿Cola? ¿Alas? ¡SOY UN DRAGON!

-Parece que después de todo tienes neuronas en tu cerebro-continuo riendo aquella mujer.

Creo que la que no tenía cerebro era ella, quiero decir ¡Mírenme! ahora puedo ir a donde quiera y vivir las cosas que realmente quiera hacer.

-Alto muchachito mal educado-sonreía y eso creo yo no es bueno-¿Creíste que sería así de fácil? Mi maldición te atara a esta Isla por toda la eternidad y creo yo que bueno...-sentí un gran dolor en mi cola y note que me faltaba... ¿Es enserio?

Muy astuta eliminar es parte para que no pueda volar

-Te agradezco el cumplido-hacia una leve reverencia

¿Cómo es que puede saber lo que digo? ¡REGRESA TODO A SU ESTADO ORIGINAL! nadie tiene aquí la culpa de lo que paso.

-No lo hare-respondió cruzándose de brazos-pero dado a que los miserables como tú me dan pena te daré la oportunidad de corregir tu error-se podía notar que tenía un gran ego igual o peor al de Astrid-Si logras que una doncella se enamore de ti por cómo eres... se romperá mi maldición-sonrió levemente.

¿Qué una mujer se enamore de mí? creo que regresaremos a la normalidad dentro de poco, Astrid me ama.

-¿Eso crees?-comenzó a reír la mujer en parte por muy hermosa que fuera me daba miedo-Pero si esta flor se marchita y ninguna doncella te ama...bueno todo lo que conoces se quedara en base a su apariencia dejándote en soledad ¿eso es lo que querías no?-comenzó a reír hasta desaparecer en una tormenta dejando caer solo una flor en aquel manto de nieve.

*Fin del FlashBack*

-Hiccup...yo...-las palabras de Mérida sonaban nerviosas y obviamente sabía que tal vez esta pueda ser el adiós a la única amistad sincera que he tenido.

-Entenderé si no quieres saber nada de mi-una parte de mí no quería que se fuera pero sabía que con lo que le había dicho tenía motivos suficientes para no volverme a hablar.

-Se lo que sientes Hiccup-mi única reacción fue de sorpresa ante sus palabras- Veras...yo tampoco te he dicho todo de mi-note como jugaba con sus manos-Yo...yo en realidad soy una princesa, la princesa heredera al trono del Clan Dunbroch-mi impresión fue de sorpresa ya que no me esperaba tal revelación-¿Recuerdas la historia que te conté?-asentí ya que era la historia de su madre cuando se convirtió en oso-La verdad es que todo eso paso porque mi madre quería obligarme a casarme y yo no quería eso, lo único que quería era mi libertad no me sentía lista, tenía mucho miedo de fallar y estar con alguien a quien no amara-los ojos de Mérida parecían perdidos al recordar esos momento-me enoje tanto con mi madre que encontré a una bruja que me dio un encantamiento y el resto lo sabes-no había muchos detalles que remarcar ya que lo único que había ocultado todo este tiempo es que era una princesa.

-My lady-hice una reverencia ante ella.

-Es por esto que también no me gusta que las personas se enteren de quien soy en realidad-logre ver un poco de desagrado en su cara.

-Pero es una falta de respeto, en especial todo lo que te he hecho siendo jefe-en estos momentos me sentía un completo idiota por no haberme dado cuenta antes.

-Sabes eres un tonto-la voz de Mérida era firme y sin alguna duda-Pero...-note como pensaba en terminar la oración-eres un tonto al que le he ganado cierto aprecio-dejo ver una pequeña sonrisa.

-Solo por curiosidad ¿En dónde dices que queda su reino majestad?-el nombre de DunBroch sonaba en mi mente como si algo familiar o importante estuviera ahí.

-En Escocia-sonrió con orgullo.

-Pero...si tú eres de Escocia ¿Porque no me odias?-me resultaba extraño que ella me hablara como su igual sin tenerme rencor o algo así.

-Sonaste igual a mi padre-soltó unas carcajadas que eran realmente contagiosas-Mi padre siempre ha pensado que lo Vikingos son gente poco civilizada y que solo buscan problemas además de querer conquistar nuestras tierras pero yo no lo veo así-sus ojos no desviaban su mirada de los míos, sentía como si estuviera leyendo mi alma.

-¿Y qué es lo que piensas?-me tenía intrigado lo que decía y aún más el saber su respuesta.

-Yo pienso que son personas diferente pero con las que podríamos llevarnos muy bien-esta chica realmente me tiene impresionado-Y viendo que tú eres un vikingo más todo el tiempo que llevamos juntos aunque sea poco llegue a la conclusión que es posible una amistad entre Escoces y Vikingos-su sonrisa se hizo aún más grande mientras que yo no podía evitar sonreír ante lo que ella decía.

No entiendo como pude ser tan ciego y no haber notado que los ojos de Mérida tenían un hermoso brilla cada vez que nos observábamos mutuamente ¿Qué es esto que siento? se siente extraño.

-Entonces... ¿Porque me asustaste?-regrese de mis pensamientos al escuchar la pregunta de Mérida.

-Bueno... como te conté esa rosa es parte de mi salvación y la salvación para toda mi gente y si algo le llega a suceder...-guarde silencio un minuto pensando en que sería mi culpa si algo no salía bien.

-Perdona-no entienda porque Mérida se estaba disculpando cuando en realidad era yo el que debía disculparme con ella-No sabía que era tan importante para ti, si tan solo me lo hubieras dicho antes lo hubiera entendido-al notar su cara de arrepentimiento sentí que mi corazón comenzó a latir con gran fuerza.

-Perdóname tu a mí, pensé que si te decía sobre esto te irías-algo en mi interior tenía miedo de perderla.

-Está bien-se acercó para acariciar mi cara mientras sus ojos cada vez tenía un mayor brillo igual que dos joyas-Todo está bien-cada vez que sentía sus manos me daba un poco de tranquilidad a mi alma-Bueno con eso estamos a mano-sonrió mientras me observaba- ahora solo me queda una cosa por hacer-

-¿Qué cosa es My lady?-podría decir que Mérida sufre de cambios de ánimo pero era sumamente encantador.

-Ayudarte a que todo vuelva a ser como antes-al principio pensé que era una broma pero su voz estaba llena de seguridad y determinación.

-¿L-lo dices enserio?-pensé que era una broma pero ella solo asintió y sonrío lo cual en el idioma de Mérida es un ¨más que segura¨.

Cada vez anochecía más y note que Mérida no paraba de temblar en especial ya que su caperuza estaba afuera y ella probablemente estaba congelándose, con las pocas ramas que se encontraban en la cueva hicimos una fogata pero eso no quitaba que Mérida dejara de temblar.

-Si...si quieres puedes dormir conmigo-¡¿Que acabo de decir?! Ni siquiera yo sé de donde salió eso y lo peor es que la cara de Mérida se puso tan roja que eso podría significar una golpiza por parte de ella- Me refiero a que si quieres puedes refugiarte del frio en mis alas para que no te congeles ya que parece que la tormenta seguirá toda la noche-si estuviera como humano juro por Thor que hubiera hecho que chimuelo me comiera en ese momento.

Mérida solo se limitó a acercarse y recargar parte de su cuerpo en el mío para que pudiera envolverla con mis alas, no era una de las mejores soluciones pero no se me ocurría nada más para protegerla del frio, por mí no había tanto problema ya que era más fácil que yo resistiera el frio pero ella no era como yo.

-Gracias-solo se acomodó para dormir, mientras yo la cubría del cruel frio.

*Sueño de Mérida*

-¿Hiccup?-empecé a buscar en los arbustos.

No encontraba a Hiccup por ninguna parte y la verdad me tenía preocupada, busque por los árboles, por los arbustos y cerca de punta cuervo pero no había rastro de Hiccup.

-¿Dónde se habrá metido ese loco?-trate de hacer una idea en donde podía estar pero nada llegaba a mi mente.

Si yo fuera un loco vikingo de nombre Hiccup ¿En dónde estaría? me pregunte a mí misma, comencé a caminar cuando un fuego fatuo apareció y a sus vez varios de ellos creando un camino.

-Lo siento chicos pero la última vez que los seguí mi madre termino como un oso-iba a dar la media vuelta cuando note que una voz me llamaba rumbo al camino que los fuegos hacían-Algo me dice que me voy a arrepentir de esto-comencé a caminar sobre el camino que me señalaban los fuegos fatuos hasta llegar a lo que parecía una especie de rio y en la orilla se encontraba una persona, un chico de cabello castaño, alto con armadura y una prótesis en una de sus piernas.

Sin pensarlo dos veces tome una flecha y mí arco para apuntarle en caso de que quisiera atacarme.

-¿Quién eres tú?-parecía que no me escuchara porque seguía de espalda- Te he preguntado algo-cada vez me acercaba un poco y podía ver que era más alto que yo.

-Encuéntrame-respondió la voz.

-¿Quién eres tú?-estaba a punto de disparar pero algo me detuvo.

-Mérida...por favor encuéntrame-sus palabras me dejaron sin palabra alguna ya que no entendía como sabia mi nombre-Estaré esperándote mi querida Mérida-note como comenzó a caminar en dirección al rio.

-¡Espera!-corrí hacia su dirección-¿Cómo sabré quién eres? ¿Cómo encontrarte?-al llegar a su altura toque su hombro esperando alguna reacción de él.

-Siempre estoy al pendiente de ti mi querida Mérida-su mano toco la mía y sentí que algo se estremeció en mi-Siempre estaré cuidando de ti, así que por favor encuéntrame-

*Fin del sueño*

-Mérida-

-¿Qué fue todo eso?-susurre para mí al notar que Hiccup dormía y seguía envuelta en sus alas.

No entendía porque había soñado eso ¿Quién eres chico misterioso?



Estoy muy feliz por aquellos que se han dedicado a leer este pequeño fanfic Mericcup, ya casi nos acercamos al final :( pero no se preocupes estoy trabajando en dos historias Mericcup una que ya esta disponible la cual lleva por titulo El hilo que nos unió y por otra parte estoy trabajando en la versión Mericcup de La sirenita ¿Qué opinan? ¿Les gustaría leerlo? ¿Prefieren que mejor haga una versión de cenicienta? ¿O prefieren algo diferente?

Dejenme sus comentarios y lamento no haber actualizado antes pero los examenes me estan matando pero prometo hacerlo lo más pronto posible.

Los amo!!!!!

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