¿La princesa y el vikingo?
Mis lágrimas no paraban de salir, ya no tenía más a Hiccup, el único aparte de mi padre que me entendía y me quería por ser yo misma.
-Hiccup... yo... yo también te amo-no quería dejar de abrazar a lo que una vez fue Hiccup-¡No me dejes!-grite llena de dolor, no quería aceptar lo que estaba enfrente de mí-Siempre confiaste en mí, en una total desconocida-
Sentí una mano que estaba sobre mi hombro, era la mano de mi padre que se mostraba arrepentido por lo que había pasado. Todo se había acabado, la primera vez que sentí un cariño que no fuera amistad o hacia mi familia se había ido a un lugar que jamás alcanzare.
-Princesa...-voltee y observe que era uno de los guardias que me había encerrado con el llevaba la rosa que había perdido, aún era hermosa mientras se le caía un pétalo más.
La tome en mis manos y la coloque junto a la herida de Hiccup, no quería ver la causa que me lo había arrebatado cruelmente. Antes de levantarme le di un beso en la frente de aquella criatura caída que fue mi amigo y que alguna vez ame, mi padre solo me abrazo, ambos nos levantamos y comenzamos a alejarnos de aquel lugar pero un brillo comenzó a brotar del cuerpo de Hiccup lo cual nos hizo reaccionar y regresar hacia donde estaba.
Ya no era un dragón...su cuerpo estaba cambiando de forma y tamaño, un cuerpo un poco más pequeño con una armadura extraña, cabello castaño y una prótesis en una de sus piernas. Intente acercarme a observar pero la rosa emitió un brillo tan fuerte que no logre acercarme mucho, cuando esta dejo de ser tan intensa corrí en su dirección, estaba inconsciente por lo que coloque su cabeza en mis piernas mientras trataba de quitarle algunos de sus cabellos de la frente y vi que tenía una marca en ella.
-¡La marca del alfa!-mi padre grito del asombro al inspeccionarlo.
-¿La marca del alfa?-no entendía nada de lo que él estaba diciendo.
-Mérida es la marca que se le da al siguiente jefe-comenzó a moverse un poco.
-¡ESTA VIVO!-grite tratando de contener la emoción
Estaba vivo, entre abrió sus ojos y pude ver aquellos ojos verdes con los que había soñado, aquellos ojos de dragón que vi por primera vez.
-¿Dónde estoy?-se incorporó de golpe al verme.
-¿H-Hiccup?-mi voz temblaba al verlo ¿Él es mi Hiccup?
-¿Mérida?-el también parecía confundido al verme mientras se observaba.
-¡MERIDA!-grito de felicidad para después abrazarme-¡Mérida! ¡Mírame! ¡SOY HUMANO OTRA VEZ!-estaba tan feliz y emocionado que me levanto para darme muchas vueltas en el aire.
-¡Hiccup tu herida!-grite preocupada, no quería que se lastimara.
-¡Mi herida!-me bajo pero no encontró nada
-¡ERES TU!-lo abrace con todas mis fuerzas y el correspondía mi abrazo-¡Momento!-le aleje un poco para darle un golpe en la cabeza y escuchar su queja.
-¿Y eso porque fue?-colocaba su mano en su cabeza.
-¡Por hacer tonterías!-grite enojada y con lágrimas en los ojos para después volverlo a abrazar-Me preocupaste mucho-comencé a llorar en su pecho y el acariciaba mi cabello.
-Lo siento-me sentía tan feliz de estar así con el cuándo la tos incomoda de mi padre nos interrumpió.
Nos separamos ambos avergonzados al ver que mi padre estaba atento a todo lo que decíamos.
-¿Y bien?-pregunto mi padre observando a Hiccup-¿No nos vas a presentar Mérida?-
-Papá él es Hiccup jefe sustituto de Berk, Hiccup él es mi padre el rey de los osos y todo DunBroch Fergus-sonreí al verlos.
-Es un placer señor-sonreía con nervios Hiccup mientras extendía su mano.
-El placer es mío muchacho-ambos se dieron un apretón de manos, mientras yo levantaba la rosa sin brillo de la nieve.
-Hiccup si tú eres humano otra vez eso quiere decir...-observe todos los alrededores pero nada parecía haber cambiado.
-¡Esa maldita bruja!-grito Hiccup con furia.
-Ten cuidado con esa boca jovencito-apareció una anciana con un cuervo a su lado.
-¡ES LA TALLADORA DE MADERA!-ahora me sentía más perdida ¿Qué hacia ella aquí?-¿Qué haces aquí talladora de madera?-Hiccup parecía más que confundido.
-Mérida...ella es...-antes de que terminara la frase yo asentí para afirmar que era la bruja que cambio a mi madre.
-Parece que valió la pena cambiar tu destino princesa-soltó unas pequeñas risas-Encontraste a un joven muy apuesto-lo inspecciono con esos ojos saltones que tenía.
-Te lo dije-grito el cuervo en su hombro.
-¡ESA COSA HABLA!-gritaron mi padre e Hiccup a coro.
-Y un es lo único que hago, lalalala-la bruja le dio un golpe haciendo que cayera en el piso.
-¿Y solo por eso vinieron?-se comenzaba a terminar mi paciencia y eso no era nada bueno-¿Qué tiene que ver mi destino con esto?
-Sigues siendo tan impaciente como siempre, vine aquí por unos ingredientes...eso y para decirles como terminar con el hechizo de la reina Elsa-cruzo sus brazos en modo de satisfacción.
-¡¿LA REINA ELSA?!-ambos gritamos a coro sorprendidos de que ella fuera la que dejo a Hiccup como dragón... lo del invierno era más que obvio.
-Sí, ahora cállense-grito mientras ambos nos encogíamos de hombros para prestarle atención-Princesa para romper el hechizo debes recordar esto ¨Un acto de amor descongela el corazón¨-¿Un acto de amor? esto era más complicado que lidiar con mi madre como oso.
-Pero Hiccup y yo ya gritamos que nos amamos-mi padre comenzó a toser incómodamente por lo que dije.
Parece que esa respuesta no le gusto ya que se dio un pequeño golpe en la frente-¡QUE SE BESEN!-grito la bruja, parece que acabamos con su paciencia.
Ambos nos observamos por unos momentos y nuestras caras estaban sonrojadas mientras sonreíamos con nervios.
-Mérida...yo...bueno si tu no quieres no ten...-adoro que se ponga nervioso pero era ahora o nunca lo tome de su cara y lo bese yo, el continuo con el beso y colocaba sus manos en mi cintura para después apartarnos un poco.
-¿Qué extraño?-tomo al cuervo que estaba enterrado en la nieve-Joven ¿De casualidad hubo un desacuerdo antes? ¿Alguna discusión?-siendo honesta no entiendo que pasa pero antes de que Hiccup articulara alguna palabra una voz llamo nuestra atención.
-¡¿Pero qué ha pasado aquí?!-una voz que no provenía de ninguno de nosotros se estaba acercando-Dejo el pueblo un tiempo y...-nos detuvimos a observar al hombre de cabello rojizo y robusto con atuendo de vikingo que estaba de pie ante nosotros.
-¿Papá?-Hiccup parecía sorprendido y confundido.
-¡Por los dioses!-su expresión era triste pero a la vez feliz.
-¡PAPÁ!-corrió Hiccup a abrazar a su padre-Lo siento mucho todo es mi culpa-
-¡HICCUP!-lo abrazo tan fuerte que podía ver su cara sin aire-¡Mírate!-lo soltó mientras el recuperaba el aliento-¿Quién son ellos?-nos señaló aquel hombre a mi padre y a mí.
-Él es el rey de los osos y del reino de Dunbroch Fergus-ambos se miraron con un poco de rencor pero se dieron un apretón de manos-Y ella... es la hermosa princesa Mérida...mi novia-ambos padres comenzaron a toser de incomodidad en especial el mío- Papá... todo esto es mi culpa-la cara de felicidad de Hiccup se desvaneció en el aire- Si tan solo hubiera sido más responsable y...-el padre de Hiccup coloco una de sus manos en su hombro para luego mirarlo directamente a los ojos.
-Perdóname tu a mi hijo-Hiccup parecía sorprendido ya que esperaba que le cayera un castigo pero no fue así- Cuando regrese y no encontré la Isla... pensé que te había perdido igual que tu madre...me sentí tan incapaz de seguir adelante-la voz de aquel hombre cada vez parecía un llanto-Deje que cargaras con todo sin dejarte vivir una vida normal como tus amigos...¿Podrías perdonarme?-la cara de Hiccup cambio para darle una sonrisa asintiendo, ambos se abrazaron perdonando todo lo pasado.
Las nubes se comenzaron a alejar dejando que el sol derritiera la nieve con sus cálidos rayos, en cuanto a la rosa comenzó a brillar, su tallo se enterró en aquel manto de nieve que comenzaba a derretirse gracias a que liberaba pequeñas en luces que se dirigían por toda la aldea, reapareciendo y volviendo a los habitantes y su hogar tal y como estaba.
-Se los dije-rio la bruja junto con el cuervo.
Hiccup y yo solo nos limitamos a sonreír ya que ambos habíamos entendido el mensaje, no solo era un acto de amor verdadero, si no también remendar el vínculo entre Hiccup y su padre para perdonar todos los errores.
Cuando todo regreso a la normalidad los aldeanos decidieron hacer una fiesta para celebrar, claro que Hiccup se ganó un tiempo de castigo pero no fue tan largo, en cuanto todo regreso a la normalidad chimuelo lo tiro para luego comenzarlo a lamer.
-¡CHIMUELO!-reía Hiccup con cada cariño que le daba su amigo-Sabes que esto no se quita-
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