La primera impresión no es siempre la mejor
-¿Quién eres tú? ¿Porque estas aquí?-aquella bestia me preguntaba sin quitarme los ojos de encima.
No sabía cómo reaccionar o lo que tenía que hacer en estos momentos, el miedo me había ganado.
-¡CONTESTAME!-ordenaba la bestia.
-Me llamo Mérida- solté de un grito tratando de pensar en la mejor forma de escapar antes de que me pase algo peor.
-¡¿Y QUE HACES AQUI?!-podía notarse su enojo pero por alguna razón extraña la bestia no hablaba pero pareciera que lo hacía.
-¡Me perdí!-observe aquellos ojos verdes que por un momento me llamaron la atención-No sé en donde estoy yo solo quería ayuda para regresar a mí hogar-lo último era un tono desafiante y esto me podría provocar problemas.
Después de intercambiar miradas aquella bestia oscura con grandes ojos verdes se quitó de mí para que yo lograra respirar y tomar aquel martillo que tire en el momento de ser atrapada.
-Pfff...-escupía la nieve-¡Oye niña esto se te va a hacer...-note que al momento en que la bestia se colocó casi a un lado mío el martillo dejo de hablar-H-hola jefe-su voz estaba llena de temor.
-¿Jefe?-observe a la criatura mientras sentía que un escalofrío recorría mi espalda.
-Mérida linda ¿Podrías dejarnos al jefe y a mi hablar un momento en privado?-note como con sus ojos me señalaba que corriera al primer lugar que encontrara, lo coloque en la mesa que estaba en la herrería de una forma que se comunicara mejor mientras yo corría en dirección al lugar donde salía humo de la chimenea.
-Hiccup-
¡ESA MALDITA BRUJA! cada día y noche que pasaban lo único que hacía era maldecir mi suerte y a la estúpida bruja por lo que le hizo esto a mi gente y a mí. No era tan malo ser un dragón pero si eso no le bastaba también tenía que condenarnos a pueblo y a mí a una vida así y aislados del mundo.
Como todas las tardes fui al corazón de la isla cerca de los archipiélagos que estaban rodeando la Isla, me ayudaba a pensar y reflexionar cosa que no hacia hace mucho tiempo. Pero desde que esto pasó tengo todo el tiempo del mundo... para arrepentirme de tener una gran boca.
Comencé a pegarme con la garra recordando las estupideces que hice y recordando que de no ser por mí, mi padre... Han pasado años quizás desde que vi por última vez a mi padre. Siempre me quejaba de todo lo que él me decía pero ahora más que nada extraño su compañía, sus regaños y su cariño. Fue de las pocas personas que me demostró amor junto con Bocón ya que ambos me criaron cuando mi madre murió ya que Astrid la señorita que decía amarme resulto que no sabía ni tenia definido lo que sentía por mí. Yo siempre se lo demostré ¿Cómo pude ser tan idiota?
Note que desde la neblina se acercaba un navío ¡UN NAVIO! era imposible que fuera mi padre ya que él siempre iba en rompecraneos, fui acercándome mas hasta que logre ver que salió alguien aparte de una armada ¿Invasores? si es así los destruiré en menos...fue ahí cuando vi a una joven pelirroja de cabellera rizada y rebelde que usaba un vestido azul, su piel era rozada y su voz era parecida al de las valquirias, note que uno de sus acompañantes le ofreció algo para cubrirse junto con un arco y un carcaj ¿No pensara salir de ahí verdad? se puede ver que es una chica mimada y que le gusta que hagan las cosas por ella.
En el momento en que vi que bajo de su navío de un salto para después darle órdenes a sus acompañantes de explorar el lugar e irse sola. Tuve que tragarme lo que había dicho pero no del todo, no me tomo mucho tiempo capturar a sus acompañantes uno por uno.
-¡¿QUE ES LO QUE QUIEREN AQUI?!-me comunique con ellos a lo cual ellos respondieron con suplicas-¡LES HE HECHO UNA PEGUNTA!-algo que me molestaba mucho es que no respondieran mis preguntas soy hombre de poca paciencia.
-¡NOS PERDIMOS!-gritaron todos los hombres en par-¡Por favor déjenos vivir! le daremos lo que sea-pedían y pedían clemencia y perdón, en ese momento recordé que la vieja bruja menciono algo de una doncella, debo de estar loco por hacer esto pero es la única forma de salvar a mi gente y si es posible a mí.
-Quiero a la chica-lo mire esperando su reacción.
-P-pero-comenzó a tartamudear el que parecía su líder.
-¡Silencio!-note como se encogieron ante mi presencia-Es la chica o su muerte-esto me resultaría fácil se puede ver que no son una gran amenaza para mí.
-Está bien-respondió uno aun temblando-Tome a la chica-una vez con mi triunfo me moví para que pasaran sin dejar de seguirlos hasta su barco.
Note que comenzaron a bajar y bajar algunas cosas.
-¿Qué es eso?-los mire mientras bajaban las cosas a la mayor velocidad que sus brazos y pies les daban.
-Las cosas de la doncella-respondió y yo solo me limite a ver el trabajo express, una vez que terminaron empujaron el navío y yo me retire a los arbustos.
En el poco tiempo llego la misma chica solo observaba con desesperación como su navío se alejaba sin ella abordo. Desde el lugar que estaba me permitía ver mejor a la doncella y su cabello parecía más rebelde y rizado de cerca pero tenía un brillo de color rojo parecido al fuego que caía igual que las cascadas, pude ver que se sentó y comenzó a llorar ¡Lo sabía! es solo otra niña consentida pero algo dentro mí no me hacía disfrutar esto. Se secó sus lágrimas y comenzó a sacar algunas cosas que guardo en un bolso para después empujar las pocas cajas lo más dentro que se pudo para ocultarlas con varias hojas y ramas ¿Que trama esta mujer?
Me dedique a seguirla y ver como se paseaba por la aldea como si la conociera, algo en ella me molestaba pero también me hacia reír.
Me subí a uno de los techos y comencé a ver sus movimientos, todo lo realizaba con gracia note que fue a la herrería de Bocón lo cual me trajo recuerdos cuando lo ayudaba en el trabajo, al momento escuche una voz muy familiar ¿Bocón? note como la chica tenía a Bocón en sus manos lo cual me hizo tirarme sobre ella para que lo soltara.
Gran error, note como tenía miedo de mí y cerraba sus ojos en forma de aceptación de que pudiera hacerle daño.
-¿Q-quien eres tú?-pregunto temerosa sin abrir sus ojos.
-¿Quién eres tú? ¿Porque estas aquí?-me mostré intimidante para que ella respondiera rápido a mis preguntas de las cuales no obtuve respuesta alguna.
-¡CONTESTAME!-ordene mientras esperaba alguna palabra o reacción de ella.
-Me llamo Mérida- grito aun si verme parecía bastante asustada.
-¡¿Y QUE HACES AQUI?!- grite con furia ya que nadie en mi vida tenía derecho a gritarme.
-¡Me perdí!-grito dejando ver sus ojos, unos ojos grandes y del color de los zafiros-No sé en donde estoy yo solo quería ayuda para regresar a mí hogar-parecía confundida pero a la vez remarcando que lo que quería era espacio.
Ambos nos desafiamos con la mirada, sus ojos eran de un azul hipnótico para cualquier persona al igual que su cara, toda ella era realmente hermosa,
-Pfff...-escupía la nieve Bocón-¡Oye niña esto se te va a hacer...-me coloque a una distancia prudente para poder observar a Bocón el cual quedó impresionado al verme-H-hola jefe-parecía nervioso y quien no lo estaría estando yo presente
-¿Jefe?-preguntaba la chica observándome.
-Mérida linda ¿Podrías dejarnos al jefe y a mi hablar un momento en privado?-note que Bocón le indico algo pero no le di importancia, ella solo se dedicó a colocarlo cerca de una mesa de la herrería para correr directo al gran salón.
-Ha pasado mucho tiempo ¿verdad jefe?-el tono de Bocón era como el de un reencuentro casual.
-3 años Bocón- le recordé mientras lo miraba-Perdóname Bocón de no ser por mi gran bocota nada hubiera pasado.
-Hiccup te entiendo, aun eras demasiado joven cuando tu padre te dejo a cargo solo querías llevar una vida normal y tranquila-las palabras de Bocón siempre eran consuelo para mí en los bueno y malos momentos-Pero ahora lo que debes hacer es tratar de tomar las cosas como son-
-¿Quién es la chica?-le pregunte observando como aquella chica trataba de cerrar la puerta y la dificultad que estaba teniendo.
-¿Acaso nuestro jefe fue flechado?-me miraba mientras lo decía con un tono burlón.
-Sabes lo que pienso de eso Bocón, no quiero que me lastimen como Astrid lo hizo-trate de mantenerme serio al hablar sobre aquel momento en que al ir con Astrid, la aldea se enteró que ni ella sabía que sentía por mí.
-Hiccup...debes dejar las cosas del pasado atrás-sabía que se refería a todo lo que pase con Astrid y en parte tenía razón pero aún es muy doloroso para mí-Además... es una linda chica la que tienes ahí, no digo que intentes algo pero estoy seguro que podría salir una linda amistad entre ustedes dos- una de las cosas que odio es cuando Bocón tiene razón, desde que paso todo esto he culpado a todo el mundo solo por mi dolor.
-Lo intentare-una pequeña sonrisa surgido de Bocón.
¿En realidad puedo ser amigo de esta chica? ¿Puedo realmente confiar en ella? Logre notar que ella no es igual a otras chicas por lo poco que he visto, ella... tiene algo especial.
Tome a Bocón con mi hocico y nos dirigimos al gran salón.
Empuje la puerta para entrar note que ella estaba recargando su cabeza en una de las mesas cerca de la chimenea junto con una colcha que la cubría, su cara parecía tan relajada mientras dormía dejando ver que tenia algunas pecas en su cara y una pequeña pero fina nariz que era cubierta con parte de su cara por una melena rebelde de color rojo.
-No vayas a despertarla-susurro Bocón.
Mientras con varias manobras la coloque en mi lomo de forma que no se cayera, salí junto con ella y el viento era muy fuerte, lo cual arruino el plan A.
-¿A dónde me llevas?-pregunto nerviosa.
-Tranquila no voy a comerte...aun-reí con o ultimo que dije.
-¿C-comerme?-era obvio que estaba nerviosa y como no estarlo si está con un furia nocturna, su expresión me recuerda mucho a la primera vez que vi a chimuelo.
-No te comeré, te llevare a un refugio- sentí como ella se cubría con la colcha y a la vez trataba de hacer lo mismo conmigo.
-Debes de tener frío-su voz tenía un tono de preocupación ¿Ella preocupada por mí?
-Esto no es nada, Berk suele ser más frio-solté una risa ya que era verdad el frío aquí realmente lo es pero para ella debe ser duro si no es de lugares parecidos a este.
-¿Dijiste Berk?-su voz tenía un tono de curiosidad.
-Si-respondí algo indiferente-Bienvenida a Berk-me detuve cerca de una casa, era una de las más grandes de la aldea... mi casa.
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