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¿Amistad entre el problematico y la rebelde?

-Mérida-

-¿Qué tanto hablan?-me preguntaba mientras estaba sentada en una de las mesas cerca de la chimenea, el calor cada vez se sentía más agradable.

Aun no entiendo nada de lo que está pasando, hace o quizás días, era una chica normal con la única preocupación de regresar a su hogar para ser coronada reina y ahora me encuentro en un lugar que no conozco y para mi fortuna mi tripulación me abandonara ¿Porque lo hicieron? resonaba la pregunta en mi mente. No podía creerlo y eso era porque eran los hombres más leales a mi papá.

Deje de pensar en todo eso y me abrigue con la colcha para después recargar mi cara en la mesa, ha sido un día muy largo y lo único que quería era descansar, poco a poco cerré mis parpados dejándome llevar por el sueño.

Por alguna extraña razón sentí algunos movimientos extraños pero me sentía tan casada que decidí ignorarlos por completos, hasta que sentí una helada briza y note que estaba montada en aquella lagartija gigante.

-¿A dónde me llevas?-mi voz sonaba un poco nerviosa mientras trataba de observarlo.

-Tranquila no voy a comerte...aun- soltó una pequeña risa al decir lo último.

-¿C-comerme?-vino a mi mente una imagen desagradable la cual me hizo temblar un poco.

-No te comeré, te llevare a un refugio-trataba de no verme mientras que el viento cada vez era más frio se me ocurrió abrigarme con la colcha y tratar de abrigarlo a él un poco.

-Debes de tener frío-trate de que cubriera aunque sea un parte de él y también mía.

-Esto no es nada, Berk suele ser más frio-comenzó a reírse mientras que yo trataba de ocultarme del frio.

-¿Dijiste Berk?-recordé que la última lección que tome con mi madre ella me comento de un lugar llamado Berk.

¡LA ISLA!

-Si-se comportó indiferente hasta detenerse enfrente de una casa que era más grande a alas anteriores -Bienvenida a Berk-note como de un movimiento me tiro en la nieve.

-¡OYE!-le grite mientras trataba de quitarme la nieve de mi ropa.

-¡ENTRA AHORA!-su tono era de molestia.

-¡Tu no me ordenas nada!-me cruce de brazos mientras lo desafiaba con mi mirada.

¿Qué le pasa a esta... bueno cosa? ¿Quién se cree para darme ordenes? por un momento sentí que mi cara comenzaba a ponerse un poco caliente aunque ya era normal para mí.

-¡TE ORDENO QUE ENTRES AHORA!-comenzó a avanzar hacia donde estaba.

-¡YO NO SIGO ORDENES DE UNA LAGARTIJA!-grite mientras que me alejaba un poco.

¿Cómo era posible que el hablara si tenía un martillo en su hocico?

-Mérida querida, es mejor que entres ya que aquí afuera pescaras un resfriado-aquel martillo me observaba y solo solté un suspiro y a entrar a la casa no sin antes azotar la puerta.

Todo se sentía frio y estaba lleno de polvo, observe que era una casa grande por dentro y por fuera. Tenía una escalera, una gran mesa que tal vez era donde estaba la cocina ¡Eso es! corrí en dirección a la cocina y busque en todas partes hasta encontrar una vela dentro de poco comenzaría a ponerse oscuro y lo que menos quiero es tener que lidiar con la oscuridad en un lugar desconocido, no era muy grande la vela pero al menos podría observar un poco más, alado de ella se encontraban algunos fósforos la encendí y note que todo estaba bastante solo y sucio.

Comencé a caminar por la planta baja pero no había mucho, subí las escaleras encontrando diferentes puertas, en una encontré algunas armas mientras que en otra parecía la habitación de alguien. Había una puerta más al fondo por lo que me aventure a abrirla. Era otra habitación pero esta era diferente a la que había visto en un principio.

Era una habitación un poco pequeña pero agradable, la cama estaba en desorden al igual que las almohadas a lado de ella estaba una mesa con muchos papeles de diferentes tamaños regados y otros que estaban pegados en la pared.

Parecían una especie de diseños o planos que no entendí a pero lo que más llamo la atención ¿Una nota?

Papá sé que siempre haz esperado mucho de mí, no soy el tipo de hijo que quieres y puedo notar que la mayor parte del tiempo de decepcionas o simplemente te da pena.

Pero prometo cambiar eso, aun si tengo que cambiar mi forma de ser prometo que seré el hijo que quieres con tal de que estés orgulloso de mí, veras que todos me tendrán respeto igual que a ti y que la chica más hermosa de la aldea será mi novia.

Nunca más tendrás que sentir vergüenza de mí.

¿Qué clase de persona pensaría eso? Por un momento recordé aquella vez en la que mi madre quería obligarme a casarme, ella siempre espero de mí a la típica princesa que obedece y hace... bueno ese tipo de cosas. Y yo siempre era lo contrario a lo que ella quería ¿Porque tenía que encontrarme esto? coloque la carta en mi pecho ya que sabía lo que se sentía no cumplir con las expectativas de tu padre o madre. La doble y guarde en la bolsa donde tenía todas mis cosas decidí que lo mejor es arreglar este lugar para que pueda pasar al menos la noche.

Salí de la habitación y abrí otra puerta que estaba al fondo, en ella encontré algunas cosas que podrían ayudarme.

-¡OYE!-grito alguien en el momento que tome la escoba.

-¿Quién está ahí?-levante la escoba esperando a ver quién era la persona que me hablaba.

-¡En tu mano!-grito mientras observaba a la escoba-¡Es de mala educación tratar a alguien así!-solté un pequeño grito mientras tire la escoba-¡AUCH!-grito la escoba mientras me acercaba.

-¡Por los dioses!-coloque una mano en mi cabello- Me estoy volviendo loca-esto se estaba volviendo más confuso.

-Querida niña... ¡NIÑA!-grito la escoba en lo último.

-¿Que está pasando aquí?-me acerque con un poco de miedo.

-Perdona mi atrevimiento-se levantó la escoba como por arte de magia, sentí que en cualquier momento de iba a desmayar.

-Debes estar confundida mi niña, ve a sentarte-no me daba buena espina pero sabía que lo mejor era sentarme o recostarme en estos momentos.

Regrese a la habitación y me senté en el borde de la cama mientras que la escoba venia y se colocaba enfrente de mí.

-¿Te sientes bien?-me preguntaba mientras me observaba.

-Si... es solo que es muy normal llegar a una isla mientras encuentras que los objetos hablan-mi voz era más sarcástica que la vez que le dije a mi madre que quería dejar de usar el arco.

-Te explicare todo ¿Está bien?-su voz era parecida a la de una mujer tal vez mayor.

-Y ya vas con tus chismes ¿no es así Freyja?-apareció un pajarito de un reloj que se encontraba colgado en la pared-No la escuche señorita, esta mujer solo se ocupa de darle mala fama a las personas-decía la voz de un hombre que salía de aquel pajarito.

-¡Cállate Tyr!-gritaba la escoba con tratando de tirar el reloj.

-No entiendo nada... solo... solo sé que estoy sola-mis lágrimas comenzaron a brotar ya que no entendía que pasaba y que estaba sola en una isla que no conocía, lo único que quería era irme a casa, abrazar a mi familia, salir con Angus a correr por todo el reino, incluso tomar las aburridas clases que mamá me daba.

-Tal vez si hablas con el jefe...-interrumpí a ambos levantándome.

-Si el ¨jefe¨ es la lagartija esa olvídenlo-cruce mis brazos con gran furia al recordar a aquella lagartija desarrollada y molesta.

-Él no es malo-trato de defenderlo el pájaro del reloj-Sencillamente... no ha tenido la mejor de las suerte-me acerque un poco más hacia donde estaba el reloj y note que era un bello pájaro de color azul muy detallado se podría decir que parecía uno real-Trata de hablar con el-insistía como si no tuviera otra opción.

-¿Y cómo es que esa lagartija me va a ayudar a regresar a mi hogar?-pregunte tratando de no sonar grosera.

-Él tiene un mapa-afirmo aleteando graciosamente sus alas.

-¿Un mapa?-mi expresión cambio de un minuto a otro ¡Un mapa! si lograba conseguirlo podría regresar a casa, lo de menos era construir un barco o algo para navegar hasta DunBroch.

-No es tan fácil Tyr recuerda que el mapa lo tiene el en un lugar al que no le gusta ir-trataba de susurrar la escoba al reloj.

-¿Qué lugar?-pregunte acercándome más.

-¿Lugar? No se dé qué me hablan yo nunca he mencionado nada de un lugar ni algo por el estilo-su voz sonaba nerviosa.

Algo me dice que esto no sería fácil pero tenía que intentarlo, era la única forma de regresar a casa.

-¿Cuál es tu nombre pequeña?-preguntaron ambos.

-Mi nombres es Mérida...Mérida DunBroch-sonreí levemente en lo que mi mente trabajaba en un plan.

-Hiccup-

-¿Quién se cree esa simple campesina para hablarme así? Nadie excepto Astrid me hablaba así, es tan irritante...-comencé a caminar en círculos.

-¿A quién me recordara?-preguntaba Bocón con gran sarcasmo.

-Ella no es igual a mi Bocón, ella es una niña que no tiene ningún respeto por nadie-nadie hasta ese día me había hecho enojar como ella.

-Bueno si te molesta tanto ¿Porque no te la haz comido aún?-el sarcasmo de Bocón era más notorio con cada palabra.

-Muy gracioso-le regrese su sarcasmo.

En parte era verdad que podía matarla si quería pero... no lo sé es extraño de explicar y más con esos ojos igual a dos zafiros que me impiden hacerle algún daño ¿Será ella? ¿En realidad será ella la que menciono esa bruja? Pfff... ¡Qué tontería! tanto tiempo me ha hecho perder la cordura.

-Ambos sabemos que ella puede ser la chica-Bocón sonaba más que convencido.

-Te he dicho que no volveré a caer tan bajo por alguien-odiaba que hablaran sobre lo que paso aquel día y que pensaran que una simple campesina nos salvaría a todos.

Cuando mire hacia arriba note que había un pequeño destello de luz desde lo que fue una vez mi habitación... ¡MI HABITACIÓN! utilizando mis garras me fui aferrando al techo para escalarlo y poder observar desde la ventana que estaba haciendo aquella niña impertinente.

¡Ay no! Que alguien me diga que los que están ahí son la chismosa de Freyja y el terco de Tyr, conozco a esos dos Freyja es la bien conocida chismosa del pueblo que no tienen nada que hacer que meterse en vidas ajenas, aún recuerdo como esa mujer hacia enojar a mi padre y debo admitir que lo último que quieres ver es a mi padre enojado mientras que el otro es Tyr ese sujeto siempre era molesto cuando estaba al mando, siempre venía con sus quejas de que sus animales siempre estaban dispersos.

¿Que estará planeando? Por mucho que me encantaría saber que les están diciendo no puedo escuchar nada y eso me molesta. Note como ella empezó a dar pequeños saltos al escuchar lo que le dijo Tyr, parecía una niña pequeña a la cual emocionan con un regalo o día de campo para que pueda jugar todo el día.

Parece bastante cansada y eso es porque una vez que termino de dar pequeños saltos se tiro en... ¡MI CAMA! me molesta que toquen mis cosas y esta chica se cree con toda libertad de... note como abrazaba la almohada y cerraba sus parpados, me quede observando un poco más y pero no vi mucho más que la misma cara llena de tranquilidad.

Parecía una niña indefensa a la cual cubría su rebelde cabellera, me recordó... me recordó a mí de alguna manera cuando era... ¡Reacciona Hiccup! me prometí a mí mismo que no recordaría el pasado y eso hare, de un salto deje de colgarme por la ventana para regresar con Bocón.

-Es tan obvio que odias a esa chica-me observaba Bocón mientras regresaba su sarcasmo.

Decidí dejar a Bocón cerca de la puerta para después regresar a la profundidad del bosque al lugar donde encontré por primera vez a Chimuelo. Era un lugar seguro y que me daba un poco de paz me acerque al tronco hueco y note que aquella flor roja aún estaba intacta a pesar de los fuertes aires que soplaban. El tronco era más que perfecto para ocultar esa cosa infernal que me recuerda que nadie ama en verdad.

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