La cita (parte 2)
- Su compañía es un deleite, señorita Charlotte, me complace expresarlo - comenté.
Ella sonrió y bajo la mirada apenada; al volverme a ver su expresión cambio repentinamente, con horror. Apuntaba algo, no sé qué era.
- Ah... Príncipe - señaló con temor.
- ¿Qué sucede? - pregunté con normalidad.
- Tu... Tu oreja.
Dirigí mi mano hasta mi oreja y... ¡NO! ¿Qué le pasa a mi oreja? Quería gritar pero debía mantener la calma por ella; estaba alterado, tal ves solamente era un efecto del talismán.
- ¡Ay! - reí nerviosamente ¿Qué era eso? - que molestos mosquitos - sonrei nerviosamente y espante " los mosquitos" rápidamente.
Ella solamente asintió y sonrió sin comprender que sucedía al igual que yo.
El plan no estaba saliendo como lo esperaba. Tenía que hacerlo rápido y no perder más tiempo antes de que pasara algo peor.
- Señorita Charlotte - corrí, la tomé de las manos y la puse de pie, frente a mí - es mi deber darle a conocer mis sentimientos hacia su persona, quiero que sepa los deseos de mi corazón - sentí un cambio en mi parte trasera, mis glúteos crecieron inesperadamente, la señorita Charlotte se veía preocupada por mi situación.
- Ya no puedo ocultarlo más - la gire para que no notará el nuevo suceso en mi - es tan especial y carismática.
Ella se retorcía para safarce de mi agarré en todo ese movimiento la despeine y le cubrí el rostro con su propio cabello para ganar tiempo y tratar de cubrirme.
- ¡Ay! ¡Que cosas tan tiernas dice! - dijo riendo y acomodándose el cabello en su lugar; sobresaltó al ver que tome sus piernas y n5e aferré a ella, tal como un niño pequeño tímido en un lugar desconocido.
- Señorita Lavoud ¿Me haría el honor, usted, de convertirse en princesa de Maldonia? - dije sin perder más tiempo del que tenía.
Su expresión fue repentina y enérgica. Su sonrisa deslumbraba, su mirada resplandecia con un brillo inucial.
- ¿Yo? ¿Ser una verdadera princesa? - dijo con un tono emocionado.
Mi cara se agrando y una papada gigante apareció rodeando mi cuello. Me cubrí en el saco rápidamente.
- Por mi honor - levante mi mano derecha jurando que lo que decía era verdad.
- ¡¡SÍ!! ¡ME ENCANTARÍA!! - grito alegremente y se abalanceo sobre mi y me abrazo con fuerza, al hacerlo me empujo hacia el barandal y tome un ramo de lilas que colgaban ahí para esconderme, de la emoción de ella y mi preocupación, no escuche ni entendí nada de lo que decía y de un tirón me quito las flores.
- Hay mucho que planear, la tela, el vestido, la decoración, los zapatos. ¡¡¡AAAHHH!!! - Volvió a gritar emocionada - vamos a tener una boda estilo Martigra - y salio del quiosco, saltando de alegría.
Que alivio, hubiera sido un completo desastre si lo descubría todo, voltee hacia el lago y solté un suspiro, pude respirar con mas tranquilidad; trataba de calmar mis nervios y mis pensamientos. Mi cuerpo no estaba bien, había vuelto a ser como era antes, mi verdadero yo. Debería hablar con Fassieller para saber que había pasado.
Voltee de nuevo para irme y ahí estaba parado frente a mi, un escalofrió helado recorrió todo mi cuerpo. Metió su mano dentro de la camisa blanca y saco el talismán.
Vacio.
El talismán estaba vació ya no tenia sangre, es por eso que el cambio brusco estaba fluyendo.
- ¿Y ahora que haremos? - estaba preocupado.
Fassieller me vio con desdén, algo molesto; como si yo tuviera la culpa, bueno en parte si, pero no toda la culpa.
- Ya que el verdadero príncipe Naveen escapo por culpa de alguien - "oh si, aquí vamos" - tendré que pedir ayuda a mis amigos del otro lado - dijo pensativo.
¿Cómo lo haría? ¿Cómo encontraría a Naveen? Todo esto despertaba en mi un temor inmenso en tan solo pensar en como explicaría todo esto a los reyes de Maldonia y a la familia Lavoud, si todo esto llegara a descubrirse.
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